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Noche de compras

en No Consentido

Era un viernes por la noche, rondaban las 10, cuando en el centro comercial la gente se agolpaba en los restaurantes temáticos, de comida rápida, o se preparaban para ir a la próxima sesión del cine. Al otro extremo de la galería del centro comercial, el aspecto era casi de “cerrado”. Pocos eran  los que aún estaban en las tiendas apurando los últimos minutos antes del inminente cierre. Jose era uno de ellos. Había salido tarde de la oficina, y buscaba desesperadamente algo para regalarle a su pareja. Tocaba cena romántica en casa, por lo que había pensado en regalarle algo de lencería, para así, con suerte, poder disfrutar más de los postres. En la zona de ropa íntima femenina apenas había gente, por lo que se sentía cómodo buscando algo que le gustase. Mientras el personal de la tienda terminaba de colocar alguna prenda y miraban a los clientes “invitándolos” a marcharse, con continuas revisiones a los relojes y semibajando la persiana de la puerta principal.

A  Carolina esa noche le había tocado caja. Atendía a un par de señoras mientras miraba por el rabillo del ojo su móvil, al que no paraban de llegar mensajes de su novio, quien había venido a recogerla.

-          Te queda mucho princesa? Acabo de llegar al parking

-          Qué ganas tengo de verte….y de lo otro aún más ;)

La sonrisa nerviosa de Carolina denotaba las ganas que tenía de estar con él. Hacía ya casi dos semanas que no conseguían estar  juntos, por un motivo u otro…

Jose parecía ya decidido, un precioso conjunto negro, con encajes, tanguita con mas hilo que tela y un corpiño a juego. La cara de satisfacción era evidente. Se dirigía hacia la caja, con paso firme, cuando un fuerte ruido sacudió la tienda. En principio parecía como si hubiera explotado un foco de luces o algo parecido… pero no, los gritos amenazadores de un par de individuos ataviados con pasamontañas sacaron de dudas, a la par que sembraron el miedo a  todos los presentes. Las pistolas que portaban también fue una buena pista.

El segurata/musculitos de gym, que en lugar de estar en la puerta controlando, se estaba trabajando a una dependienta con fama de facilona para “ir a tomar algo”, hizo el ademán de pedir ayuda por radio… pero de un codazo terminó en el suelo…

-          Ni se te ocurra héroe, le dice el que parecía el cabecilla.

Dame tus juguetes, baja completamente la persiana de la puerta. La tienda está cerrada. Y colócate allí, le ordena mientras acompañaba sus gestos con la pistola. Rápido coño!

Se escucharon algunos gritos, carreras… todo eso quedo en el más absoluto silencio cuando el sonido hueco y seco de un disparo contra el techo hizo ver que aquello iba en serio.

-          Bien, parece que he conseguido ganarme vuestra atención. Creo que no es necesario, pero por si alguien tiene dudas, sí, esto es un atraco. No les va a pasar nada, siempre y cuando sigan nuestras instrucciones. Por favor, colóquense todos en este lado, y muy importante, mi secretario va a pasar ahora con una bolsa. Metan ahí sus teléfonos móviles. NO HAGAN TONTERIAS.

Todos, clientes y empleados se agolpan en el lugar indicado y van colocando sus teléfonos en la bolsa.

-          Jefe, ya están, le informa.

-          ¿Cuántos teléfonos hay?

-          13

-          A ver, no me jodáis. En total sois 20, ¿dónde están los demás putos teléfonos?

Se hace un silencio por un momento hasta que se escucha…

-          El personal no puede llevar el móvil mientras trabaja, dice la supervisora de la tienda con un hilo de voz que apenas se escucha. Están en las taquillas… dentro…

El tipo parece hacer algún recuento mental y parece quedar satisfecho.

-          Está bien… tú, secretario, vigila a estos. Y tú, la morenita que estaba en caja… ven aquí.

Carolina sabe que se refiere a ella, pero trata de disimular…

-          Niña, ¿estas tonta? vamos tú ven aquí, la morena de la coleta, ven aquí coño, que no tengo todo el día.

Carolina se encamina hacia el atracador con la esperanza que todo termine lo antes posible.

-          A ver bonita, ¿cómo te llamas?

-          Ca-Carolina

-          Bien, Ca-Carolina, repite burlándose, abre la puta caja.

Ella se dirige tras el mostrador, con la intención de abrir la caja en la que estaba antes de la irrupción de los atracadores. No puede evitar mirar su móvil, con la pantalla iluminada llena de notificaciones de mensajes sin leer… indudablemente de su impaciente novio.

-          Niña, ¿donde mierda crees que vas? Quiero que abras la caja de verdad, la de la trastienda, donde vais metiendo la pasta durante el todo día. ¿Piensas que somos gilipollas? ¿Acaso quieres darme esa mierda de calderilla?

-          No, no señor, pero la caja fuerte no puedo abrirla. Tiene un retardo…, hasta pasado 30 minutos de la hora de cierre no se puede abrir, lo siento - dice presa del pánico, sin saber que reacción tendrá sus palabras en el atracador.

El tipo la toma del brazo y la lleva en volandas hasta la caja fuerte… comprueba lo que Carolina le ha dicho es cierto, y vuelve a la sala empujándola contra el grupo.

-          Tú, dice digiriéndose a su compinche,  lo que dice la niñata esta es verdad, así que toca esperar. Menuda mierda!

El otro tipo asiente, sin dejar de apuntar con su arma de forma amenazante a todos. Mientras, el atracador jefe ojea los exteriores de la tienda, ya totalmente desierto. Vuelve y se toma asiento sobre el mostrador. Escudriña con la mirada a cada uno de los rehenes, casi todo mujeres, las del staff con el típico uniforme negro neutro, pantalón ceñido y blusa entallada. Hombres en total 5, eso incluye al segurata, a otros tres que parece iban acompañando a sus parejas y Jose.

Detiene su mirada en él, aunque más bien en lo que lleva en las manos…

-          Oye tú, ¿qué llevas ahí???

El grupo enmudece aún más, sin saber nadie a quien o a qué se refiere.

-          A ver, joder, nos ha tocado el grupo de rehenes idiotas o qué? Coño, tu chaval, el de esa ropita tan mona. Da un par de pasos adelante.

Jose  avanza muerto de miedo… se detiene frente al tipo.

-          ¿Qué es eso que llevas?

-          Es, es lencería señor

-          Mmmm ya veo… ¿para tu putita? ¿Pensabas pasar una gran noche, no? Jajaja

-          ……

-          A ver extiéndelo… así lo vemos todos. Tenemos que hacer tiempo y esto parece interesante, ¿no os parece? - dice dirigiéndose al grupo.

Jose obedece, al miedo propio de la situación se le une una buena dosis de  vergüenza.

-          Mmmm, tienes buen gusto cabrón, y parece que tu chica está bien buena. Joder, vaya tetas que tiene que tener… ¿Esta tu chica aquí?

-          No, no señor, no está.

-          Qué pena, me hubiera gustado ver a tu zorrita vestida con eso,  dice mirando al grupo por si alguna de las presentes se descubre…. Pero todas permanecen impertérritas.

El tipo reflexiona un poco… mira su pistola… y exclama… pero qué coño!!!… no me voy a quedar con las ganas. Se levanta de un salto del mostrador y observa a las chicas como si fuera ganado… mientras ellas bajan la cabeza, imaginando que no traerá nada bueno.

-          A ver, tu, la rubia de las tetazas… ven… ven aquí guapa.

Es una de las dependientas, quizá la más joven y guapa. La pobre entra en un ataque de histeria, grita… no, no, no, no por favor, del miedo se mea encima. Carolina trata de calmarla.

-          Tranquila Eva, tranquila. Trata de mantener la calma… Esto pasará rápido.

-          Joder con la niñata, como se ha puesto, dice mirando el pantalón empapado. Qué asco, puedes quedarte ahí…. Mmmm, a ver, entonces ven tú Ca-Carolina…

-          ¿Cómo dice?

-          Que vengas aquí delante, dice señalando con la pistola.

Carolina deja a Eva en un mar de lágrimas y se coloca delante del atracador, más o menos a la misma altura que Jose.

-          A ver tú, el pervertido, enséñale a esta señorita el conjunto que has elegido.

Jose extiende su mano sudorosa…

-          ¿Qué te parece Ca-Carolina?

-          Es  una buena elección, uno de los más vendidos -  dice tratando de desmarcarse de cualquier juicio personal - señor.

-          Eso me parece a mí también, que es una buena “elección” por eso quiero verte con él puesto…

Un escalofrío recorre a Carolina desde la nuca hasta los tobillos.

-          ¿Cómo dice?

-          Que te lo pongas, coño!!! ¿Aquí hay que repetirlo todo dos veces o que mierda pasa?? Pon-te-lo y mataremos el tiempo de otra forma, menos amigable, dice mientras juguetea con la pistola en la mano amenazando con darle uso.

Carolina traga saliva, toma el conjunto de la mano de Jose sin levantar la mirada y se encamina hacia los probadores mientras parece que va asumiendo el destino.

-          ¿Donde ostias crees que vas?

-          Emm, a cambiarme señor…

-          Ya…. ¿Al probador no? ¿Tú solita? Y una MIERDA. Te cambias, sí, pero aquí. Tenemos que controlarlos a todos… no quiero ningún truquito, ni llamada, ni que pulses ningún botón de alarma silenciosa…. Te cambiaras aquí… Vamos niña, ya estás tardando.

-          Será hijo de puta, se le escapa a Jose entre dientes…

El tipo sin pensárselo se acerca y le estampa un puñetazo que casi lo tira al suelo.

-          ¿Decías? Perdona, no te he escuchado cabrón, ¿que decías?

-          …..

-          Eso me parecía a mi…. Pedazo de mierda. Vamos que de premio te has ganado mi puñetazo y ayudar a esta zorrita a cambiarse. Para que veas no soy rencoroso.

Tanto Jose como Carolina permanecen inmóviles, solo cuando el tipo hace el gesto de volver hacía ellos empuñando el arma parece que les saca del estado de shock.

Jose se vuelve hacia Carolina y le dice en voz muy baja – lo, lo siento, perdóname, lo siento.

Sin llegar a ser una sonrisa, Carolina le devuelve un – No pasa nada, no es culpa tuya.

Jose comienza a desabrochar la blusa de Carolina. Entre lo pequeños que son los botones, lo grandes que son sus manos y sobre todo el poco pulso que tiene dadas las circunstancias, la tarea se le hace costosa. Al segundo botón ya se ve con claridad el sujetador de Carolina, que esconde bajo la blusa un pecho no demasiado grande, pero si muy bien colocado, alto. Tres botones más y la blusa queda totalmente suelta… Jose la retira, quedando Carolina con el torso desnudo en suje.

-          Venga, coño, no te pares, le espiga con voz autoritaria el atracador

Jose pasa sus manos bajo los brazos de Carolina, buscando el broche del sujetador, que no encuentra…

-          Es de los que se abren por delante, le corrige ella, con una voz apenas perceptible.

Jose fija la mirada en el canalillo que marcan las tetas de Carolina y localiza el broche. Ahora sí, consigue soltarlo al primer intento, abriéndose como una flor y dejando a su vista las preciosas tetas que ya intuía al quitarle la blusa. A Jose le llaman especialmente la atención esos pequeños pezones color canela. Realmente es una chica muy atractiva, no cabe duda.

-          Las tienes bien puestas niña - dice en un tono brusco el atracador - mientras que Carolina percibe las miradas de todos resbalando por su cuerpo. Vamos, sigue Don Juan… a este ritmo el show se va que quedar a la mitad...

Jose pasa sus manos bajo la cinturilla del pantalón, gira el ojal y libera el botón del pantalón, que no cae, por lo ceñido que lo tiene Carolina a su cuerpo. Guerrea con el durante unos instantes tirando hacia abajo. El movimiento de las caderas de ella le es de ayuda y el pantalón termina en  sus tobillos  al poco.  A Carolina solo la separa del desnudo integral un pequeño tanguita negro, el favorito de su novio, y que esa mañana se había puesto para él, pese a que no era una prenda especialmente cómoda para ir a trabajar, ya que con los movimientos el hilo inferior siempre se le terminaba metiendo entre el surco de los labios, y ese roce no era siempre agradable. En cualquier caso, Jose con una decisión no vista hasta antes, se lo baja de un golpe, no se sabe si por terminar con la situación lo antes posible o porque la curiosidad de saber cómo lleva el coño Carolina le puede.

Carolina instintivamente se tapa con la mano lo que puede, pero no tiene tantas manos como piel desnuda.

-          A ver niña, no seas mojigata, muéstrate bien. Todos queremos ver lo rica que estas

-          Por favor, ya está bien!  - suplica Jose -  mientras Carolina es obligada a desfilar delante de todos…

-          Por favor, déjela ya en paz, no es justo, porque ella, porque? Trata de convencer al tipo

-          Que no es justo dices…. No es justo no?.... mmm creo que por una vez tienes razón.. replica el atracador

Jose se alegra, al creer que ha conseguido que ese hombre entre en razón y de por concluido este lamentable espectáculo.

-          Como bien dice el mierda este – dice el atracador simulando ser el presentador de un evento -  no es justo que sea Carolina quien nos brinde este bonito espectáculo que todos estamos disfrutando. Entre nuestro distinguido público tenemos también bastantes mujeres…. Ellas también se merecen un buen entretenimiento… así que para ser “justos”…. A ver… Carolina…. Desnuda al gilipollas este…

Jose se queda petrificado. El esperaba el fin de esta sinrazón... y ahora…

Carolina, no tranquila, pero si un poco  mas conforme por al menos compartir la vergüenza con otro, se dirige hacia Jose.

-          Lo siento, le dice a Jose

-          …..

-          Lo siento de verdad

-          Tú no tienes la culpa, reacciona notar la mano de Carolina sobre su camisa. Este hijo de puta está enfermo, susurra.

-          Terminemos con esto, le replica ella, ya queda poco para que se pueda abrir la caja y todo habrá terminado…

El atracador, que no escucha la conversación se molesta

-          Vamos coño, menos secretitos y mas acción!!!

Carolina desabrocha con mucha soltura la camisa azul claro de Jose, quizá por la de veces que ha tenido que hacerlo cuando ha colocado camisas en las perchas, quizá porque a su chico también se lo hace. Le quita los botones de las mangas, mientras Jose la mira con atención.

Le retira  totalmente la camisa, dejándolo con el torno desnudo. No es que sea un hombre guapo, pero si atractivo, tiene algo. Es alto, su complexión es grande, espalda ancha,  aunque no está muy musculado. Tras ese rápido análisis y sin profundizar más, Carolina se deshace del cinturón rápidamente, así como del botón del pantalón. Este cae fulminado al suelo, dejando a la vista un bóxer color negro muy normalito. Ella levanta la mirada, como pidiendo permiso y el se la devuelve con el gesto de “no queda otra”…

Carolina pasa sus manos por los glúteos de Jose, arrastrando hacia abajo y dejándolo desnudo. Jose, al igual que antes Carolina, hace por  tapar su sexo con la mano… pero sabe que es un intento inútil…

-          No seas tímido chaval… jajajaja, le dice el atracador. Te debes a tu público. Además no la tienes tan mal, para ser un cabrón.

Jose se retira la mano y nota como se clavan en su polla las miradas de todas, incluida la de Carolina. No está nada cómodo y eso se denota en el estado de su miembro, totalmente flácido, aunque tampoco está en total reposo. El color brillante de su glande semi-húmedo y esas venas… hacen dislumbrar cierto nivel de excitación oprimido por el miedo.

-          Bien… hacen una buena pareja no? Dar un paseo que os veamos parejita…

Ambos andar juntos mientras que todos los presentes le siguen con su mirada.

-          Dios, qué vergüenza, susurra Jose.  Que esto termine ya!

Carolina lo mira con una media sonrisa… no tienes de qué avergonzarte - dice tratando de tranquilizarlo, consciente que dentro de poco terminará esta pesadilla. Imagina que no hay nadie… dice, yo es lo que trato de hacer…

Jose responde con un tenue – gracias… procura respirar y evadirse de la situación. Se centra en Carolina. La mira, por primera vez desde que empezó todo, la mira… de arriba abajo… uff. Es un pibonazo. No demasiado alta, pecho bonito encumbrados por unos pezones que ni pintados le quedarían mejor, muy  proporcionada, unas caderas anchas, en las que apetece perderse, acompañadas de un culo redondo. Su coño bien depilado, como cuando su chica se prepara para un “día especial” con los labios juntitos y algo engrosados, pero sin solaparse. Tiene un rostro juvenil, aunque debe rondar la treintena, y  en las pocas sonrisas que le ha visto, se le marca un hoyuelo entre la mejilla y sus labios. Realmente atractiva.

En el breve tiempo de estas elucubraciones mentales, el instinto de Jose prevalece sobre el miedo, y su polla comienza a crecer ante la mirada de todos, alguna sonrisita entre las rehenes y comentarios por lo bajini.

-          Vaya,  vaya, vaya con el machote, dice mofándose…. Jajaja, ¿que pronto te has venido arriba no? Mira lo que has hecho Ca-Carolina… pobre hombre… no pensarás dejarlo así no?

Todos en la sala entienden lo que está insinuando… incluida Carolina.

-          No, por favor, ruega Carolina. Ya he suficiente, no le parece que ya nos ha humillado bastante, por favor, tengo novio, no, no - dice desesperada.

El atracador cambia el gesto, por un momento parece hacerse cargo del mal momento que le está haciendo pasar…

-          Tal vez, si lo pidieras como es debido, de rodillas, como se debe suplicar, lo reconsideraría…

Carolina se agarra a esa opción como un clavo ardiendo, esperando conmover la conciencia de sus captores. Clava sus rodillas en el suelo, implorando que la exima de lo que ha insinuado.

-          Sabes, Carolina, viéndote así, entregada, suplicando perdón de rodillas como una niña buena… solo se me viene a la cabeza un pensamiento… quiero ver como se la chupas al hijo puta este. No hace falta que me des las gracias hijo, dice refiriéndose a Jose…

Carolina se revuelve llena de odio… - SERAS HIJO DE PUTA!

-          Mira niñata – dice mientras se levanta del mostrador encañonándola. Te que pongas ahí y te comas esa polla YA. Con la pistola sobre la cabeza la empuja obligándola a arrodillarse de nuevo. Solo lo voy a decir una vez más… o me obedecéis o salís de aquí con los pies por delante… está claro?

-          …..

-          Y después de todo tienes suerte niña, da gracias que aún nos dura a mi compadre y a mí los efectos del tratamiento químico antivioladores que nos han metido en el trullo, sino te empotraba yo mismo, que es lo que necesitas para espabilar.

Carolina percibe el alto grado de agresividad, lo ve cerca de perder el control y teme por su vida. Suspira, hace de tripas corazón y toma con su mano la polla de Jose aún erecta. Es bastante parecida a la de su chico, algo más gruesa quizás, porque con su mano no consigue abarcarla completamente, cosa que con la de su novio si hace. Trata de aislarse de todo, centrándose en la familiaridad que le produce la similitud de la polla e imagina que es un encuentro con su amado. Sin apartar la mirada de la polla empieza a trabajarla, a los pocos deslizamientos de su mano, el capullo de Jose aparece ante ella, sonrosado y en estado de ebullición. Ella moja su mano con su saliva y la une a los líquidos preseminales de él… consiguiendo un buen efecto lubricante. En apenas un minuto de pajeo la polla de Jose adquiere todo su tamaño y calibre. Carolina lo percibe por el flujo de sangre caliente bajo las venas y decide que es el momento de ir más allá. Se humedece los labios en una imagen que quedará imborrable en la mente de él, y con una naturalidad inusual para la situación, se la introduce en la boca, muy poco a poco, como esperando la aprobación definitiva de él, que se presupone afirmativa habida cuenta del leve gemido de satisfacción que sale por su boca. Se la acomoda en la boca, buscando el mejor ángulo, la posición más cómoda, con mamadas controladas y continuas, no son excesivamente profundas, ni falta que hace. Jose hace rato que se ha abandonado al placer que le proporciona Carolina y todo lo que queda fuera del foco de su mirada hacia ella no existe o es difuso. Sí logra escuchar cuchicheos, algún ruido externo,… pero se muestra incapaz de apartar su atención de ella. Carolina sigue a lo suyo chupando, con sus ojos cerrados imaginándose en otro sitio y con otro partenaire, parece increíble, pero se diría que también está empezando a disfrutar, realmente llevaba casi un mes sin sexo, entre unas cosas y otras… el exceso de excitación de él y el abnegado trabajo de ella rezuma entre sus labios, lo que provoca algún derrame que baña las tetas, que toman un atractivo tono brillante bajo las luces de la tienda.

El sonido leve de un móvil irrumpe en la sala… Carolina conoce bien el tono… porque es el suyo. Debe ser de su novio, impaciente y preocupado por ella, que aburrido de enviarle mensajes sin respuesta ha pasado a llamarla. El atracador tuerce el gesto y se dirige hacia donde procede el sonido… busca en las cercanías de la caja, y allí aparece…

-          De quién es? De quién mierda es??? grita el atracador

Carolina interrumpe su felación – Es mío señor… con los nervios olvidé…

-          Ya veo, además de todo, eres una sucia mentirosa… pero sabes qué… te voy a enseñar a no mentir…

Vamos… sigue a lo tuyo, a mamar – dice mientras te apunta con los ojos enrojecidos de ira.

Carolina obedece, intentado recuperar las buenas sensaciones que tenía con la imaginaria polla de su novio jugando en su boca… cuando parece que ha retomado el ritmo, el relámpago del flash llama su atención…

-          Creo que a tu amorcito se le van a quitar las ganas de llamarte y mandarte mensajitos Carolina por un tiempo… dice mientras pulsa “enviar foto” en respuesta a uno de los múltiples mensajes.

-          Eres un hijo de puta chilla Carolina, no tenías porque hacer eso.

-          Tu tampoco tenías porque haber mentido ni dejar el puto móvil escondido… y sabes puedo hacer lo que quiera… porque tengo esto… dice esgrimiendo la pistola. Así aprenderás quien manda aquí. Vamos sigue a lo tuyo, que parece se te da muy bien…

Jose trata de calmarla. Tranquila, seguro que cuando le expliques todo lo entenderá. Tu no tienes la culpa de nada, eres una victima, como todos los demás.

Carolina parece conformarse, realmente ella está siendo forzada, no quiere…  se seca una lágrima… cierra los ojos y trata de nuevo de volver a ese punto donde casi estaba disfrutando con la tarea impuesta. Jose  tiene serias dudas de que pueda aguantar mucho mas… sigue embelesado mirándola. Se siente por momentos más cómodo, la mamada de Carolina es cada vez más sensual, más íntima, con una complicidad difícil de explicar. El hasta se atreve a separar los cabellos de Carolina que del movimiento de su cabeza caen sobre sus mejillas. Toma en su mano un mechón antes de que se moje por la cercanía a su boca y lo coloca suavemente tras su oreja. Carolina siente el roce desde su sien hasta el lóbulo de su oreja…. Y es como un disparadero, quizás porque ese gesto también se lo hace su chico, quizás porque ya no puede resistir más la quemazón que siente entre las piernas… Por primera vez desde que empezó a mamarle la polla abre los ojos, le clava la mirada a Jose y le dice en modo mandato:

 – Vamos, FOLLAME YA CABRON

Jose no esperaba para nada esa explosión de deseo… pero lo ve como una salida muy airosa, ya te estaba a punto de correrse… la levanta por los brazos, aparta con las manos toda la ropa expuesta en una de las mesas de metacrilato y acomoda sobre ella, recostada sobre su espalda. Le abre las piernas, colocándose a la entrada de su coño. Se para por un instante, jadeante como un toro antes de enfilar el ataque, disfruta de las vistas, del rostro entregado de Carolina. Le pasa el pulgar sobre sus labios para eliminar el exceso de saliva que aun se mantiene. Desliza su mano por su cuello, baja entre sus tetas, deteniéndose en ellas, amasándolas, pinzando con delicadeza esos preciosos pezones color canela. No consigue aguantarse las ganas de saborearlos y de inclina hacia delante para poder acceder a ellos con su boca, los lame con delectación y ellos corresponden con un endurecimiento muy agradable al tacto de la lengua de Jose.

-          FOLLAME YA – vuelve a insistir

-          Aún no – responde él con una tranquilidad que no encaja con la situación

 Jose deja caer su lengua al vientre de Carolina… es una sensación extraña ya que al cosquilleo propio de cuando te lamen la piel se acompaña del roce de la barba de un par de días del mentón de Jose. Esa mezcla de placer dolor no a todas les gusta, aunque Carolina parece muy receptiva. Mordisquea ambos costados, hasta que se coloca justo en medio, a la altura del ombligo, siguiendo esa línea imaginaria hacia el monte de venus, que en el caso de Carolina sufre una evidente deforestación. La falta de vello público acrecienta las sensaciones al paso de la lengua húmeda y decidida. Moja sus dedos en saliva, y acaricia los labios externos, separándolos, dejando un surco por el cual transita la lengua de abajo hacia arriba; repite la acción varia veces, hasta encontrar el ritmo que parece gustarle más. Entremezcla movimientos, lametazos y succiones estratégicamente dirigidos al botoncito del placer. No debe hacerlo demasiado mal, según se deduce por el ángulo de curvatura de la espalda de Carolina, que se arquea cada vez más. Cuando Jose detecta que su lengua se hunde cada vez mas y mas en el coño de Carolina con extremada facilidad entiende que ha llegado el momento.

Se incorpora, toma su polla por el tronco, y la acomoda entre los labios deslizándola arriba y abajo. Las manos nerviosas de Carolina rápidamente de hacen dueña de ella, colocándola en el lugar justo, casi sin  querer, el glande se encaja en la abertura del empapado coño a estas alturas. Con un leve movimiento de cadera Carolina consigue el acople perfecto y la polla se abre camino. Jose aprovecha la iniciativa de Carolina para  saborear las deliciosas tetas, ya sin tanto control como al inicio, mezclando besos, lametazos y algún mordisco esquivo. Carolina pasa sus manos por la cintura de Jose, y lo empuja contra si, penetrándose cada vez mas. Cuando el capullo de Jose sobrepasa la primera curva en interior del coño reacciona, abandona por un momento las tetas y comienza a follarla con ritmo. Su pulgar juega con el clítoris de ella, mientras que con la otra mano trata de contrarrestar el bote de las tetas en cada embestida. Carolina también pone de su parte, apartándose cuando la saca y tomando impulso chocándose contra él cuando la penetra, incrementando más la sensación. El olor a sexo que desprenden es innegable, los jadeos de los dos se entremezclan y el sudor generado hace que su tacto se vuelva resbaloso, obligando a sujetarse con más fuerza. El rítmico de sus cuerpos genera un clap, clap, clap como banda sonora del momento.

A Jose le tiemblan las piernas no puede resistir más la postura. Se retira y se sienta sobre la mesa….

-          Ven, cabálgame – dice mientras mantiene su polla sujeta por la base

 Carolina se retuerce sobre la mesa, y toma asiento a horcajadas sobre la polla. Deja caer todo su peso de golpe, lo que unido al la fuerza hacia abajo ejercida por Jose sobre sus caderas provocan que entre toda de golpe en la primera follada. Ambos gimen al unísono, quedando por un momento encajados y tratando de superar ese placer extremo. Ella después toma el mando… mueve su cuerpo arriba y abajo, con un movimiento lateral cada 5 ó 6 cabalgadas. Tanto control no dura demasiado, dejándose llevar cada vez más. Jose trata de ahogar sus jadeos en las tetas de Carolina, lejos de conseguirlo, solo provoca que ella incremente el ritmo en lo que parece ser presa de un orgasmo. Los espasmos en el interior del coño se trasmiten a la polla, que es literalmente estrujada por los músculos de la vagina, la sensación es tan intensa, que Jose saca como puede su polla, que se desborda en el vientre de ella, con algún pequeño chorro colateral que alcanza la parte baja del pecho. Se deja caer tumbado boca arriba junto Carolina, extasiado. Comparten una mirada de complicidad que dura casi medio minuto. Jose siente el deseo de besarla, y cuando comienza el acercamiento hacia su boca, que parece receptiva, una voz femenina les interrumpe a medio camino…

-          Carol, tia, joder, ya os vale…. dice Eva, la dependienta rubia con incontinencia.

La irrupción de Eva, parece devolverles a la realidad, tratan de taparse y recuperar la compostura.

-          Pero, pero, dice Carolina… y los atracadores???

-          Los atracadores se fueron hace 5 minutos, Carmen les abrió la caja después del retardo y se llevaron todo lo que pudieron. Se fueron amenazando que no los siguiéramos y cuando los vimos desaparecer los clientes salieron huyendo…. Joder que miedo, tia, Carmen ha llamado a la policía, dice que nos van a tomar declaración, buscarán huellas … se han llevado una pasta,…. pero de verdad que no os hayáis enterado de nada… con el revuelo que se ha liado???

-          No, no- nosotros, es que,… dice Jose tratando de justificarse,…

La joven rubia se sonríe…

-          Ya, ya… vosotros es que… Joder,  menudo polvo… que animales… dice Eva, alguno hasta se ha pajeado mientra vosotros lo dábais todo... y la Elena se la ha chupado al Guille, el segurata... esa es guarri para eso y mas, ya lo sabes,  vaya día...

Eva levanta la mirada, ante la llegada de gente a la tienda…

Por fin, la policía… exclama….  oye Carol, aquel no es Alex, tu novio???