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Peligro

en Confesiones

La brisa da un poco de cuartelillo en cuanto el sol comienza a ponerse.

Las familias de campistas abarrotan las duchas para quitarse los excesos de sudor y sal del día, mientras caminamos hacia nuestra tienda.

Ha sido un día perezoso más tirada al sol junto a mi novio, dejando que mi piel se dore poco a poco como tratamiento desestresante.

Es la primera vez que venimos de camping y he de decir que es una experiencia agradable, pero poco práctica. La incomodidad que yo esperaba no lo es tanto porque nuestra tienda es grande para dos personas, pero el tema de la privacidad es un hándicap.

Las personas parecen estar más familiarizadas con ese “inconveniente”, ya que no es extraño ver mujeres en topless en un momento determinado y chicos incluso desnudos a primera hora de la mañana, según salen de sus tiendas.

Por otro lado esperaba poder disfrutar de mi chico un poco más pero quitando un par de magreos en el agua del mar, hacerlo en la tienda queda descartado desde el momento en que nos tocó plantarla junto a un numeroso grupo de amigos y amigas que ya estaban asentados cuando vinimos.

-          ¿Te vas a dar una duchita mientras preparo algo de cenar? – Pregunta Alex siempre complaciente.

-          ¡Que vá, paso! Hay demasiada gente – digo algo rancia.

-          Piensalo bien, sabes que en las duchas no hay luz. Cuando se vaya el sol dentro va a ser difícil que encuentres el jabón

-          Uhmmm – sonrio pícara- a lo mejor así tengo una excusa para que me acompañes y me ayudes.

Alex no ha pillado la indirecta, aunque es difícil saberlo, desde que llegamos está un poco distraído.

Cenamos y nos damos un paseo por el camping. Es antiguo pero está bien conservado, quitando detalles como lo de las luces de las duchas de obra, el resto está bastante bien: supermercado, bar, restaurante, zona de bungalows, zona de caravanas, parking interior… he estado en hoteles peores, la verdad

Acabamos en un acantilado cerca del mar, con las estrellas como única luz. Me arrimo a mi amor con la excusa de la fresca brisa que me pone la piel de gallina.

Son muchos días sin probarle, no tardo en empezar a rodear su lóbulo con mis labios. Le oigo suspirar.

Mis besos surcan su cuello saladito y con rastros de arena, mientras estrujo mis pechos contra su brazo. Le provoco, pero esta pasivo asi que paso a la ofensiva total.

Saltando sobre él le levanto la camiseta y empiezo a mordisquearle los pezoncitos. Tan varoniles como sabrosos. Gime, no se si por efecto de mis dientes o por efecto del roce de mi mano en su paquete.

Mi lengua marca un camino de saliva desde su torax a su ombligo, deleitándome en su marcado abdomen mientras tiro de su bañador hasta que consigo ponérselo en las rodillas.

Su polla morcillona da los primeros síntomas de despertarse cuando le doy un rápido lamezo antes de besar sus testículos

Con el culo en pompa empiezo a embadurnar de babas la polla de mi chico mientras sus manos mesan mi cabello indicándome el ritmo de la mamada, que sin duda esta disfrutando.

Puedo sentir cada relieve de su verga en mi boquita mientras succiono obnubilada por el sabor de su miembro en mis labios.

Palpita y se estremece segundos antes de llenarme la boca de su esencia… ha tardado poco en correrse pero jadea satisfecho cuando oye como trago su leche. Me acurruco en su abrazo deseando que ahora tome él el relevo, frotando disimuladamente mi entrepierna en su cadera.

-          ¡Uff, ha sido increible princesa! – suspira acuchandome amorosamente.

Con ese "ha sido" dando por terminado el tema.... obliga a que me resigne mi calentón.

Al rato emprendemos el camino de vuelta a nuestra tienda. Es tarde, la mayoría de las tiendas están a oscuras y solo se escucha un poco de barullo dentro del bar cuando pasamos. Al llegar a la tienda, Alex cae redondo sobre el catre mientras le observo con una mezcla de emociones: Dulzura, frustración, deseo, resignación…

Segundos después su respiración me indica que se ha dormido.

Decido ir a esa ducha que mi piel demanda… me noto pegajosa y sudada, sé que no podré dormir en este estado.

Tan solo el ruido de la cremallera y de mis chanclas sobre los peldaños delatan mis movimientos de gata camino de la zona de aseo.

Elijo la ducha más grande, la que hace esquina, porque puedo y porque espero que los adoquines acristalados que tiene en una de sus paredes me aporten la suficiente claridad para desenvolverme bien dentro.

Entro y cierro la puerta, Me cuesta varios intentos poner la tranca de manera que la puerta no se abra. Deposito el gel en la repisa de la vidriera opaca, que apenas me aporta un atisbo de luz y tanteando consigo colgar la toalla en el perchero junto a la puerta.

Abro los grifos, el agua calida no tarda en caer.

Me despojo del bikini y siento el agua recorrer mi cuerpo revitalizante y sedante al mismo tiempo.

Me tomo mi tiempo en limpiar la sal de mi cuerpo, vertiendo abuntante gel sobre mis pechos, abdomen, nalgas y muslos…

Mi mente no me permite olvidarme del calenton que me traje del acantilado.  Sentir mis manos recorriendo mis pequeños pechos, donde los pezones están duros como puntas de flecha enciende la mecha de mi deseo…

Jadeo al retorcerme un pezón mientras mi mano explora el calor entre mis muslos.

Apoyo la cabeza en la pared de la ducha sintiendo el agua casi ardiendo pinchar mi espalda, abriendo mis piernas para poder gozar de mi intimidad con la mano abierta. Gimo, como una gatita en celo gime al sentir que el deseo la satura.

Mi dedo recorre mi rajita de arriba abajo mientras el agua se escurre dentro de mi boca cuando jadeo, para salir mezclada con mi saliva como se mezcla mi excitación con mi mano.

Siento el temblor de mis rodillas cuando introduzco dos de mis dedos en mi coñito y mi cuerpo se curva para aceptarlos…

Durante unos minutos gozo de la intimidad del agua recorriéndome, de mis dedos consolando mi deseo, de mis pechos duros al rozar con los azulejos frios de la ducha…

La puerta se abre a mi espalda. Me quedo inmóvil como una conejita frente a los faros de un coche en medio de la noche, en el centro de la carretera. Mis ojos acostumbrados a la oscuridad se deslumbran un instante, pero sé que alguien esta conmigo en la ducha. Oigo su respiración, siento su presencia, percibo su deseo… tal vez el agua no ha acallado mis gemidos como yo suponía.

Las manos grandes y extrañas tantean mi cuerpo que se encuentra de espaldas a la puerta. Siento como se posan enormes y rudas sobre mi espalda, buscando con rapidez el camino que a través de mis axilas conduce a mis pechos. Los abarca por entero y no puedo evitar apoyar mis manitas sobre los azulejos al sentir el latigazo del placer de que mis pechos sean magreados en ese momento.

Sea quien sea es alto, grande, incluso podría decir que velludo porque noto el pelo de su pecho en mi espalda cuando me ciñe a el como una muñeca manejable.

Su verga se estriba contra mis glúteos mientras sus dedos buscan la combinación de mis pezones, girándolos y retorciéndolos sin piedad, haciendo que me estremezca y gima como una loca… nunca he podido resistirme a eso.

Me aplasta contra la pared. Esta fuera de si y yo soy incapaz de resistirme, de articular una misera palabra…

Maniobra con su polla entre mis muslos, gruñe al no encontrar la diana que tanto ansía. Me aferra de las caderas obligándome a empinar mi pompis y a abrir mis muslos….

Su glande roza mi raja, haciendo que latigazos de deseo nos recorran… jadeamos a coro en voz queda.

-          …¡Espera…! No tomo precauciones… - mi conciencia susurra a través de mis labios.

Un instante de pausa. Despues una mano aferra mi cabellera empapada y me obliga a reclinarme aun más curvando mi cuerpo… totalmente expuesta.

Siento como apunta, como coloca su capullo entre mis estrechos labios vaginales, y con un movimiento casi dulce se reclina sobre mi espalda… aliviándome brevemente del martirio que es sentir una polla desconocida ardiendo en la boca de mi chocho.

-          …Pues te voy a follar a pelo… - dice la voz grave a mi oído

Su verga empieza a meterse en mi coñito, y siento como le cuesta incrustarme su pollon en mi estrechez… casi como un lamento sus venas se abren paso en mi vagina, a la par que tira de mi cabello, provocando que mi espalda se vaya curvando ligeramente hacia atrás y zarcillos de dolor placentero nublen del todo mi consciencia.

-          Ahhhhgg – gime de satisfacción al sentir sus pelotas tocando mi entepierna.

Yo boqueo como un pececito enzartado en una espetada de fuego palpitante.

Alivia mi cabello y se aferra a mis caderas para empezar un mete saca lento y profundo….

-          Mmmmmmmmmm la siento todaaaa….. – me lamento cuando por enésima vez me ha vuelto a empalar con su polla desconocida.

Mis palabras son la señal que parecía esperar para empezar a subir el ritmo de sus pollazos…

¡Zass! ¡Zass! ¡Zasss! ¡Zassss!

El ritmo de castigo me hace zarandear los pechos mientras a duras penas puedo aferrarme a las baldosas para no acabar empotrada contra ellas.

-          ¡Me encantas zorra!

Sus humillantes palabras me encienden y me retuerzo de placer al sentirme usada sin piedad.

Me revienta el coño a gusto mientras me insulta y me azota ocasionalmente.

-          Follameee…. Siii . asiii… me encanta como me follas….. - ¿Quién es esa zorra que habla por mis labios? Da igual… lo estoy gozando.

En un instante de desesperación siento que sale de mi.

Su presa desaparece. El bramido de mi corazón y el ruido de la ducha me impide discernir que ocurre, a donde ha ido… son unos segundos agónicos donde mi coño palpita y me sujeto como buenamente puedo para incorporarme.

No se cuanto tiempo ha pasado, no pueden ser más que unos segundos, pero mi cabeza esta ebria de sexo.

Me vuelvo de cara a la puerta, extiendo mis brazos… busco en la oscuridad ¿Me habré imaginado a la “bestia” que me follaba instantes antes? ¿habre perdido el sentido con el calor del agua y la intensidad de mi masturbación?

Estoy lloriqueando, loca de deseo, mientras manoteo en el aire buscando algo que cada vez es mas incorpóreo…

De pronto topo con el… su pecho velludo… mis manos suben con desesperación ciegas por su cuello, quiero tocar su cara… también tiene una barba tupida… y está… ¿sonriendo?

Me embiste, me levanta, ahora es mi espalda la que topa con los azulejos mientras me veo manejada de nuevo como un jugute fácil de mover.

Me levanta y devora mis tetas con brutalidad mientras le envuelvo como buenamente puedo el cuerpo con mis muslos.

 Siento su polla de nuevo en posición…

Me empala

Me llena de polla

Rellenándome entera

Haciéndome gritar de gusto

Me hace botar sin soltar la presa de mi pezón y el placer estalla en mi interior…

Araño, muerdo, gimo, lloro, rio, agradezco… su rabo no cesa en perforarme sin piedad arrancándome uno y otro y otro orgasmo en una espiral que su no fuera por el dolor de mi espalda lacerada contra la pared casi juraría que es imaginado…

Siento como se tensa y gruñe mordiendo mi cuello…. Se vacía dentro de mi…. Mientras gimoteo que no lo haga… pero solo es un débil eco de mi conciencia exiliada al más oscuro rincón de mi mente.

Los minutos prosiguen y nos mantenemos abrazados… yo beso sus hombros el lame dulcemente mi cuello…

Su polla se desliza suavemente fuera de mi… y como una hoja en otoño me deslizo entre su cuerpo y la ducha hasta tocar el suelo. Los pies me hormiguean aun de la tormenta de orgasmos…

Su boca me besa un instante…

-          Riquísima… no vuelvas a ducharte sola de noche… puede ser peligroso.