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Tú y yo en el cine

en Trios

Habíamos oído hablar de aquel cine X del centro, así que decidimos ir por curiosidad. La verdad es que me excitaba algo la idea de tocarte en la oscuridad, viendo una película porno en pantalla grande sabiendo que había gente en la misma sala haciendo lo mismo. Todo está oscuro dentro del cine, pero la pantalla ya proyecta escenas de sexo duro a todo volumen, por lo que nos quedamos un poco en shock en la puerta, sin embargo, nos reponemos en seguida y vamos a buscar un buen sitio. No habrá más de veinte filas, repartidas a los dos lados de un pasillo, y hay algunas figuras sentadas en distintos extremos de la sala, la mayoría solas. De pronto, vemos una figura más que antes no estaba, y como parece la chica más atractiva de la sala nos atrevemos a sentarnos cerca. Casi de inmediato empezamos a tocarnos. Te rozo el paquete por encima del vaquero y tu acaricias mi muslo por debajo de la falda tan solo iluminados por la proyección de una rubia siendo follada por tres chicos. Aprovecho esta luz para mirar de reojo a la chica que está sentada tres butacas más allá. Es una chica morena, de veintitantos y piel clara. Tiene el pelo muy oscuro y ondulado, lleva gafas y una camiseta levantada bajo la cual se soba unas tetas con piercings en los pezones. Sus esbeltas piernas tatuadas están levantadas y apoyadas sobre el asiento de delante, en una posición más cómoda para meterse los dedos hasta el fondo mientras no perdía detalle de la película.

Noto tu polla durísima bajo los vaqueros y la saco para poder tocarte mejor. “Mira la película”, te digo. La rubia de aspecto inocente y cara traviesa monta a uno de los chicos mientras chupa la polla de un segundo con pasión, lamiéndola de arriba abajo con ganas y con la otra mano pajea a otro. Te empiezo a pajear al ritmo al que la rubia se folla al que tiene debajo, mientras con la otra mano me acaricio el clítoris bajo la falda que llevo. Entonces miras un poco más allá, y ves a la misma chica que he visto yo, pero ya no está mirando la película, sino que nos mira de reojo, disimulando a duras penas. Me haces una señal y paro de tocarnos instintivamente al sentirme observada. Sin embargo, tras un instante me pongo de pie mirándola, me quito la camiseta y me meto entre tus piernas. Me pongo de rodillas y de una me meto tu polla en la boca. No puedes evitar soltar un gemido mientras te devoro la polla con todas mis ganas, como lo hacía la rubia en la peli hasta hacía un momento. Miras hacia la chica sentada más allá con algo de vergüenza y ella, ni corta ni perezosa, decide acercarse. Me mira, como pidiendo permiso. Le sonrío y saco tu polla de mi boca para que vea bien el tamaño de tu brillante polla empapada de mi saliva. Se muerde los labios que lleva pintados de rojo. Entiendes que me parece bien que se acerque, y te excitas más al ver que esa desconocida parece excitada de vernos. Ella se sienta justo a nuestro lado, ahora con la mano entre sus piernas, masturbándose, atenta al subir y bajar de mi boca por tu polla. Algunos tíos se han dado cuenta de la situación y se han girado a contemplar la escena.

Uno de ellos se acerca por encima de la fila delantera y directamente le pone la mano en la cabeza a la otra chica y la empuja sobre tu polla. Los tres nos sobresaltamos, pero las cosas fluyen por si solas, y agarrando tu polla le hago un gesto invitándola a acercarse. Tú te levantas para que las dos tengamos más espacio a tu lado, y te das cuenta de que hay algunas personas mirando como te la comemos entre las dos. El chico de la fila delantera alarga la mano hacia el culo de la desconocida, y le aparta las braguitas para empezar a lamer con decisión. Ella lanza un gemido echando la cabeza hacia atrás, así que me meto tu polla entera en la boca, y de ver la escena empiezas a follármela con fuerza, poniendo tus manos en mi nuca y viendo como la chica alarga una mano hacia la cabeza del desconocido para apretarla contra su coño.

Entonces me das la vuelta y me obligas a ponerme a cuatro patas. Me apoyo en el respaldo, semierguida mientras enfilas tu polla hacia mi coño ya empapado por la situación y me la metes hasta el fondo de una sola estocada que me arranca un grito que a duras penas puedo reprimir. Todos los que están mirando se masturban de vernos, y mientras me follas puedes ver como la chica de los tatuajes nos mira con cara de placer. Se acerca a besarme como hechizada, y el chico que estaba detrás de ella se esfuma, seguramente la escena fue demasiado para él y no aguantó más. Ella deja de besarme con cara de disgusto mirando por encima de sus gafas hacia el chico que se bate en retirada, pero cuando vuelve la vista hacia mí, la estoy mirando entre gemidos con una cara que no deja lugar a dudas. Entonces se sube al respaldo sobre el que yo estaba apoyada mirando hacia mí con las piernas bien abiertas frente a mi cara. Sin dudarlo y ayudada por tus embestidas, hundo la cara entre sus piernas para comérselo mejor de lo que se lo podría haber estado comiendo el otro chico. Tu polla sigue entrando y saliendo de mi coño sin tregua, y tus huevos chocando contra mi clítoris me vuelven loca, así que me cuesta muchísimo controlarme para comérselo, pero alargo la lengua y froto su clítoris en círculos, succionándolo a ratos y follándomela con mi lengua a otros. Sus gemidos se unen a los míos y me decido a meterle los dedos para hacer que se corra, moviéndolos hacia dentro y hacia fuera, y entonces tú unes dos dedos a los que tengo metidos en su coño, y la masturbamos entre los dos. Su cadera se sacude mientras vemos como se vuelve loca y se corre entre convulsiones.

Se deja caer hacia el asiento de al lado, chorreando de su orgasmo, y aprovecho para colocarme sobre el respaldo justo como estaba ella, pero atrayéndote hacia mí para que me folles en esa posición. El equilibrio es un poco precario, así que me agarro con las piernas a tu cintura y pongo los brazos alrededor de tu cuello. Empiezas a follarme más suavemente por miedo a que me caiga, y sentir tu enorme polla centímetro a centímetro mientras me gimes en la oreja es la gloria. Pero entonces noto algo en las piernas. La chica de los tatuajes está detrás de ti, apartando mis piernas así que las abro para ver qué pretende hacer. Empieza a acariciarte la espalda mientras me penetras de forma firme y suave, y desliza una mano entre tus piernas hasta tus huevos, acariciándolos mientras me follas. Entonces se agacha como puede detrás de ti frente a la butaca, y con la cabeza debajo de nuestras piernas empieza a chuparte los huevos suavemente. Lo que estás sintiendo es increíble y te dejas llevar. Noto como tu respiración se entrecorta mientras me agarras más fuerte, y entonces noto como te tensas de golpe y sueltas un gemido. No te esperabas que ella subiese la lengua por detrás, y estás sintiendo algo que nunca habías sentido antes mientras me follas y te lame de arriba a abajo.

Tus embestidas van cogiendo fuerza a medida que sus círculos con la lengua se hacen cada vez más concéntricos y con una mano te soba los huevos. Entonces aprovecho y con las piernas aprieto su cabeza contra ti, causando que su lengua presione contra tu entrada, pero no demasiado, y a la vez tú te me clavas hasta el fondo. Ella parece reírse, y en seguida noto sus dedos buscando mi abertura de atrás, y me mete un dedo en el culo sin miramientos, que me saca un grito instantáneo. Desde luego es hábil, y los dos estamos a punto de corrernos por el morbo y el placer de la situación. Tus embestidas cada vez son más frenéticas y tanto su lengua como su dedo se mueven sin cesar en un vaivén que nos vuelve locos. No puedo aguantar más y te muerdo el hombro al notar como se acerca el orgasmo. Me corro retorciéndome sobre la butaca, estrujándote la polla con mi coño y provocando que me llenes de corrida entre espasmos. La peli sigue proyectándose mientras jadeamos por el tremendo orgasmo que acabamos de compartir. Ella se levanta, nos guiña un ojo, y se va hacia tres chicos que no se habían perdido detalle.