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Vamos unos años atras

en Transexuales

Esto es la continuación de “Así empezó todo” publicado el 4 de Julio de 2018.

Después de lo ya relatado pasaron los años, o llevé una vida casi totalmente hetero, me casé, me divorcié al cabo de un año y muy de vez en cuando recordaba las enculaditas con Juan y  me hacía un homenaje yo solita.

Un día estaba en casa de una amiga y en un momento que ella se fue al baño a lavarse vi su tanga en el  suelo, era muy sexi, muy pequeñito con delgada tiritas que se le metía en la rajita del culo. No pude resistirme, me levanté de la cama y me lo puse.  No sé si fue por lo suave del tejido o por el efecto de las tiritas en el ano, pero sentí casi un shock. Como consecuencia me inicié mi búsqueda de lencería erótica en las tiendas y por internet. Logré hacerme con una buena colección de tangas, ligueros, medias, sostenes, minifaldas, tops, un par de pelucas una rubia y una morena, zapatos rojos de medio tacón, pendientes, algún collar  y lápiz de labios y sombra de ojos. Como veis un muestrario completo. Cuando me venía en gana me vestía, siempre en casa y sola, de golfanta y me paseaba contoneándome y mirándome en los espejos, la verdad es que en esos momentos me apetecía tener algo con un tío pero mis circunstancias sociales y profesionales me lo ponía muy difícil, así que con mis propios desfiles me tenía que conformar, con alguna película y la consiguientes paja.

Y un día uve que ir al pueblo de mis antiguas vacaciones en el que tengo una bonita casa y se me ocurrió ir en el bus público y allí coincidí con Juan que no había ido por el pueblo hacía más de treinta año, la verdad es que os dos habíamos cambiado poco. Nos sentamos juntos y nos contamos lo que había sido nuestra vida, él permanecía soltero y parecía que no había tenido muchos escarceos con mujeres; su visita al pueblo obedecía a cuestiones legales de su padre ya fallecido. Cuando llegamos al pueblo quedamos en una vez acabadas nuestras gestiones reunirnos en mi casa y luego ir a comer.

Una vez terminadas mis breves gestiones me fui a casa a tomar el sol en pelotas, como solía hacer.

Al poco rato llamaron a la puerta, me puse una toalla alrededor de la cintura y fui a abrir a Juan.

Le estuve enseñando las obras que había hecho en la casa y me preguntó si podíamos ir a un sitio especial del que guardaba muchos y buenos recuerdos, era el sitio donde habíamos estado follando treinta años atrás. Naturalmente fuimos a verlo y no sé porque en el camino se me iba poniendo morcillona. Cuando llegamos, Juan contempló el sitio con mucha atención:

  • Me acuerdo perfectamente de este sitio está igual que antes dijo Juan
  • Realmente no he tocado nada.
  • Oye, mira que lo pasamos bien en este sitio
  • Sí, yo también me acuerdo de vez en cuando a pesar del tiempo pasado.

Recordando lo que habíamos hecho y disfrutado en ese lugar me empecé a empalmar y se me notaba un buen bulto debajo de la tolla. En su momento Juan estaba detrás de mí y me agarró un buen pellizco en una nalga. Yo no me lo esperaba pero me encantó y con una entonación muy femenina y medio en broma  pero sin moverme un milímetro le dije:

  • Pero ¿qué haces, es que quieres aprovecharte de mí?
  • ¿Te importaría? Porque llevo muchos años acordándole del gusto que me dabas y ahora no puedo aguantarme

Yo no sé porque adopté un papel muy femenino y moví la mano hacia su paquete que ya estaba bien duro.

  • La verdad es que a mí también me ha apetecido muchas veces.
  • Me estas poniendo como un burro.
  • ¿Y qué quieres que hagamos?
  • Lo mismo que hacíamos cuando éramos pequeños.

Me giró rente a él y se me cayó la toalla  con lo que pudo ver lo empalmado que yo estaba, me abrazó y empezó a restregarse contra mí. Yo le aflojé el cinturón y le baje todo, que se quedó a sus pies, seguimos restregándonos cuando él me dijo:

  • ¡Ay perdona! pero desde esta mañana que nos hemos reconocido he estado empalmado y como no sabía lo que me ibas a contestar pues estoy a punto de irme.
  • Anda, no seas bobo, disfruta, no te preocupes por mí y córrete a gusto.

Dicho y hecho, Juanito se vino como un ternerito ayudado por mis caricias manuales. Toda la leche, que fue mucha,  se fue al suelo  o mejor dicho a sus pantalones y calzoncillos que en el suelo estaban. Como  premio me hizo una mamada que también fue bastante rápida.

Pasamos el resto del  día metiéndonos mano, fuimos a comer y luego volvimos a casa a dormir (es un decir). Como era sábado decidimos no volver a la capital y nos quedamos a dormir en mi casa.

Lo más entrañable e todo fue cuando me volvió a follar por primera vez después de tantos años. Naturalmente yo estaba cerradita así que, menos mal que tenía un tubo casi entero de vaselina, así que nos embadurnamos bien y me fue restregando con el dedo por alrededor del ano y cuando notó que ya estaba cachonda, me metió un dedo poquito a poco luego me metió otro. Yo me cogí las dos cachas y estiré para que pudiera tener más abierto mi agujerito de la felicidad. Estaba loca porque me la metiera pero a la vez tenía miedo que me hiciera daño después de tanto tiempo. Por fin empecé a notar que apretaba con la punta de su polla. Le dije

  • Por favor Juan que desde que estuve contigo no he follado con nadie. No me hagas daño que estoy muy cerradita.
  • No te preocupes que te la meteré despacio y si te duele me lo dices y paro
  • Anda empieza que me apetece mucho.
  • Voy despacito

Empezó a meterla muy poquito a poco, me hizo un poco de daño al meterme la cabeza pero enseguida me dilaté, además que  Juan no la tiene grande, daño hasta que me la metió entera. Ahí se quedó un buen rato moviéndose muy  poquito y despacio hasta que yo misma le suplique

  • Empieza  a menearte que no me duele
  • He echado mucho de menos  acordándome como follábamos.
  • Déjate de romanticismos y fóllame bien que me tienes ardiendo
  • Te voy a follar con toda mi alma y además quiero tener tu polla y tus huevos en mi- mano.

Así lo hizo y empezó a moverse casi sacando la polla cada vez y luego hasta que sus huevos se apretaban contra mis nalgas. Me abrazaba y me acariciaba la polla, de manera que entre suspiros y

  • Ay que  gusto me das bribona”
  • Follame bien que ya no me duele y me está dando bien de gusto.

 Nos vinimos los dos casi a la vez. ¡¡¡Maravilloso!!!. Pasamos buena parte de tarde follando y chupando así que me dejó el culete  un poco irritado pero bien satisfecha.

Nos seguimos viendo y al cabo de unos días le dije:

  • Juan te tengo que decir que me gusta mucho vestirme de mujer, no sé si a ti te importa.

Se sonrió un poco pero me dijo:

  • No me importa nada si a ti te gusta pero me gustaría verte

Quedamos que un día vendría a casa y yo me vestiría para él.

Cuando llegó el día yo estaba un poco nerviosa me puse todo lo atractiva que pensé mis medias, liguero y mini de cuero negros. Un top muy ceñido también negro con mi sostén y mi relleno de manera que me hacía un bonito pecho, collar y pendientes de perlas, una peluca rubia y maquillada de labios rojo oscuro y sombra de ojos negra. Zapatos de medio tacón rojos y un foulard al cuello también rojo. Me hice una buena limpieza anal con una pera de goma y agua y espere toda nerviosa a Juan.

Llamó a la puerta, la abrí pero me quedé por detrás de manera que no me veía desde fuera, cuando entró le dije que cerrara los ojos, cerré la puerta y le dejé verme. Se quedó de una pieza. Me dijo, hablándome por primera vez en femenino:

  • Estas preciosa y muy sensual y ¡qué pinta de zorra tienes!
  • ¿Te gusto?
  • ¿Qué si me gustas? Ahora mismo te lo voy a demostrar.
  • Espera no seas ansioso, vamos a tomarnos algo
  • Lo único que quiero es comerte el culo y follarte.
  • Entonces ¿no te importa que me vista así?
  • Para nada, me encanta.
  • Pero solo en casa que es muy peligroso salir si por la calle, me pueden conocer y fíjate tú.

Nos sentamos a tomar una copa, yo estaba muy provocativa enseñando la parte alta de los muslos adornada por las tiras del liguero. Juan no tardo en empezar a sobarme los muslos que veía y a abrirme el top para chuparme las tetitas en tanto que yo le acariciaba el paquete por encima del pantalón y enseguida le bajé la cremallera y le saqué la polla que ya estaba bien dura. Le hice  una corta chupadita pero él me puso boca abajo me dio unos  buenos azotes y unos mordisquitos en las nalgas, separó la tirita del tanga y empezó a comerme el culo. La sensación era maravillosa, yo me notaba ya relajada y con muchas ganitas de que me dieran mi- merecido.

  • Me tienes cachonda perdida, por favor dame polla de una vez.
  • Como castigo por ser tan puta voy a tardar más en follarte, bribona.
  • Eres un cabrón. Quiero que me llenes el culo.
  • ¿Así que quieres polla, guarra? pues toma polla.

Casi de golpe me la metió entera y empezó el metesaca, la verdad es que los dos nos corrimos enseguida y casi a la vez, fue un polvo maravilloso. Luego hice algo nuevo que había visto en mis relaciones con mujeres, levantarme de la cama con la leche de Juan chorreándome por los muslos, ponerme una toalla entre las piernas e ir al bidé a lavarme, me sentí como una mujer bien follada.

De esta manera me convertí en la travesti novia de Juanito, me vestía siempre que nos encontrábamos en su casa o  en la mía. Así seguimos un tiempo pero empezamos a notar que la rutina nos estaba  matando la pasión así que decidimos meter algo nuevo y excitante en  nuestra relación que os contaré en una nueva historia. ¿Qué habriais hecho vosotras?, me encantaría que me dieseis ideas y experiencias.  Un besote

anita_diminuta@hotmail.com