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La maldicion 4 - De madrugada

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La maldición 4 De madrugada

 

 

- Hola preciosa, despierta - sentía Susurrado entre sueños - venga levántate que tienes que hacer - me decía una voz dulce - venga perezosa - sin duda era la voz de mi mujer.

 

Entreabri los ojos la luz de la habitación era mortecina solo alumbrada por un pequeño resplandor a los pies de la cama, y allí estaba ella una visión angelical, con el pelo caído por media cara, buena manera de despertar.

 

- A que ya te encuentras mejor? - me pregunta.

 

- Si mucho me... - Pare de hablar en cuanto escuché mi voz, que no era mi voz, era una voz de mujer - Pero que pasa?

 

- No te preocupes, lo pasaremos muy bien, ven conmigo.

 

Ella llevaba el mismo conjunto de lencería que cuando me acoste. Me cogió de la mano y me arrastró asta el armario de su lencería.

 

-Vamos a ponerte mona - me dijo.

 

Escogió un conjunto rojo de encaje, medias con ligero y un tanguita.

 

- Venga póntelo - ansiosa

 

Yo la miraba extrañado, tenía demasiadas preguntas que hacer, pero me lo puse todo, gustosa. Luego me peino y me maquillo.

 

- Ven corre vamos a mirarnos al espejo.

 

Allí estábamos las dos muy monas, pufff... Me estaba poniendo cachondo, menudo par de hembras, pero lo más extraño es que de las dos me escogería a mi, mi mujer estaba buena pero lo mío era de otro mundo, se me empezó a notar mi erección en el tanga, y yo al verlo y notarlo me puse mas cachondo todavía.

 

Ella apago la luz, y volvió la claridad lúgubre. Me agarró y me llevó hacia el resplandor que salía de los pies de la cama. Allí había una alfombra y velas.  Empezó a acariciarme y besarme yo la seguí le aparte el pelo y la empezé a lamer el cuello, que bien olía. Con su mano izquierda me sonaba la polla por encima del tanga. A mí se me ponía durísima, fuy bajando y le empezé a lamer los pezones y a darle mordisquitos, emitía de vez encuando algún sonido de placer.

 

Le dije - lamemelas a mi.

 

Empezó a lamer mis grandes tetas, también las mordisqueó, me encantaba sentirme mujer, me la volvió a tocar y me dijo.

 

- Que durísima la tienes, creo que es el momento - acto seguido se puso a cuatro patas - folla a tu perrita me dijo, cuando acabes el semen que sobre será para ti, que se que te encanta.

 

Solo la idea de tener semen dentro de mí me aceleró. La cojo por la cintura, saque mi polla erectisima del tanga y se  la introduje con mucha ansia, ella grito, empezé a a toda prisa no creo que tardaría mucho en eyacular, derrepente siento unas manos muy grandes me agarran por mis tetas con gran fuerza, siento que una cosa alargada muy dura me roza el culo y se mueve buscado la cavidad, una vez que la encuentra empieza a empujar con gran fuerza, mi ano pese a su esfuerzo empieza a ceder el dolor era indescriptible, la cosa larga se introduce dentro y yo empiezo a quejarme a gritar.

 

Miro al espejo y veo a mi mujer a mí nuevo yo femenino y al hombre disfrazado de diablo del día de carnaval, hoy parecía más un demonio que nunca.

 

Del dolor insoportable mi erección empezaba a bajar justo cuando iba a salirse mi polla del coño de mi mujer, el demonio lanzó un gruñido sepulcral, en ese mismo momento empezó a eyacular, empezé a sentir como mis intestinos se llenaban de líquido, mi estómago empezó a hincharse como un balón, el dolor que sentía empezó a tornarse en placer, mi erección empezó nuevamente, y empecé a eyacular también casi al instante, sentía como el semen recorría las entrañas de mi cuerpo y salía e iba a parar a mi esposa, era como una manguera a presión es semen arrollaba por su coño al suelo que en unos segundos estaba encharcado, ella gemía, derrepente la cosa larga salió de mi culo a más velocidad de la que entro, y el demonio desapareció a la velocidad del rayo.

 

Mi mujer se quedó allí tirada,  yo por mi parte pase de ella, tenía una cosa más importante que hacer, limpiar el suelo con la lengua no podía quedar nada de suculento semen por ahí desperdiciado, no sé por qué pero el semen me hacía sentir poderosa y enérgica, pero a su vez me daba una paz interior....