miprimita.com

El amigo de mi novio y ella, mi obsesión. 2/3

en Fantasías Eróticas

Parte 2: La cita

Suena el timbre. Son ellos.

Mientras suben la escalera nos miramos mi novio y yo y soltamos una pequeña sonrisa de complicidad. Traen una botella de vino. Nosotros ya habíamos pensado en eso, con lo que hay 3 botellas en total, mas que suficiente para perder la vergüenza. Antes de sentarnos ya la he abierto mientras mi novio ha repartido las copas.

Nuestros gestos nos delatan, no queremos perder el tiempo. Nos sentamos y charlamos de política, bebemos, nos echamos otra copa y hablamos de cine, otra copa y la conversación pasa de las series a una novela que habíamos leído las dos, "Tierra desacostumbrada". Bendita casualidad, mi novio y el suyo se quedaron observando, sin entrar en la conversación, sin conocer el libro, pero a nosotras ese momento nos ayudo a crear un vínculo en mitad de una conversación que, hasta el momento, era demasiado impersonal.

Otra copa y un silencio.

Las copas habían realizado su efecto y yo sentí que había llegado el esperado momento.

Estamos sentadas juntas, y me acerco, quedando mi muslo en contacto con el suyo, ella me mira y sonríe. Entonces le pregunto sin mas rodeos:

-Oye, ¿Es verdad lo que ha dicho Juan que has tenido un sueño un tanto... húmedo?

Su nerviosismo le delata, se ruboriza y mira primero al suelo y luego a su novio, el se ríe también algo nervioso.

-Bueno... a ver...

En ese momento yo coloco mis dedos en su muslo y le lanzo una mirada a los ojos. Ella sigue diciendo:

-...Si, la verdad es que si...

Mientras yo muevo mis dedos por su muslo en un claro acto de ligoteo.

-... ¿te lo ha dicho Juan? Dice riéndose mientras me mira y mira a Juan, pero no mira la mano que sigue recorriendo su pierna y su nerviosismo aumenta.

Me empiezo a poner algo nerviosa al pensar que quizás ella se esté sintiendo intimidada, tengo el corazón que se me va salir del pecho..., pero en ese momento, llega el gesto, quizás el mas importante de la noche, y el mas sorprendente: 

Mueve su pierna hacía a mi, dejando caer mi mano en la parte interior del muslo, una acción tan discreta como intencionada. 

Acerco mi boca a su oído para susurrar algo que solo ella va a escuchar: 

-...¿Te gustaría hacer tu fantasía realidad? 

Ella no responde, pero acerca su boca a la mía, y me muerde el labio inferior. Yo muevo mi mano desde el interior del muslo hasta su entrepierna por fuera del pantalón. Ojalá llevara falda, pienso. Pero no, lleva un vaquero ajustado con el que cuesta palpar lo que hay abajo del pantalón, con lo que yo ejerzo presión con mi mano abierta en su entrepierna.

Ella regala su primer gemido de la noche, cortado y a bajo volumen, solo escuchado por las dos, pero suficiente para incitar que fuera a por ella de una vez.

Me quito mi chaqueta y mi camiseta. Creo que si yo me quedo primero en sujetador ella se sentirá mas confiada.

La beso mientras empiezo a quitarle su jersey y ella coloca suavemente sus manos sobre mis pechos. Le quito su camisa y descubro que no lleva sujetador. En ese momento miro sus turgentes pechos con sus duros pezones. Dejo de besarla y acerco mi boca a los pezones. Con la lengua empiezo a recorrer la aureola en forma circular mientras la miro a los ojos y ella agarra mi cabeza. Chupo el pezón y pego un pequeño mordisco, al que ella responde con otro tímido gemido.

Vuelvo a morder, esta vez un poco mas fuerte y su gemido aumenta proporcionalmente. Empiezo a tocarme mientras muerdo el pezón. Esta situación ya me encanta y tengo la necesidad de aumentarlo tocando con mis dedos la parte superior de mi coño por dentro del pantalón. Con lo que me desabrocho los botones para poder introducir mi mano.

Algo que ella creo que malinterpreta puesto que se levanta y empieza a desabrocharse el suyo. Bueno, “ya que estamos le ayudo” pienso. Le tiro de los pantalones hacia las rodillas.

A ambos lados los novios, callados pero atentos. No dicen nada, no quieren interferir en ninguna parte. El suyo tiene su mano dentro del pantalón, me imagino que se está agarrando la verga, y por el bulto que hay en el pantalón parece tener un tamaño sorprendente, siento que mi mente se perturba por que eso me pone todavía mas cachonda: ¿Ver como están tocándose mirándonos a nosotras en el centro? Uff.

Y en ese momento, cuando meto mi mano en mis braguitas y me doy cuenta de lo húmeda que estoy, justo en ese momento, se me queda ante mis ojos las suyas, a las que me acerco y mordisqueo por la parte exterior. Noto que está muy húmeda y todo suma para que mi calentón vaya en aumento sin saber hasta donde puede llegar, esta novedad también me tiene confusa y sorprendida, como si estuviera descubriendo algo que desconocía en mi.

Con este calentón solo quiero una cosa. Su vagina, mi boca.

Bajo sus braguitas con las dos manos en sus caderas y observo unos carnosos labios inferiores, rosados y algo hinchados, en la parte superior una pequeña línea de pelo, que me hace ver que le gusta tenerlo preparado para cualquier situación, y un sensual tatuaje, antes escondido, de dos estrellas, una mas grande que la otra que me hace sentir que solo unos pocos tenemos la suerte de ver.

Siento unas ganas enormes de saborear ese chochito. La ayudo a sentarse, le abro las piernas suavemente con las dos manos, y sin dejar de mirarla, me acomodo entre sus dos piernas, agacho la cabeza y empiezo a deslizar mi lengua por su muslo derecho. Ella me toca el pelo, me mira, mira al techo y gime, y se mueve mientras yo acerco mi lengua a sus partes mas intimas. Está deseando que llegue y yo lo noto.

Si mi cuerpo cambia de temperatura con la excitación, está rozando los 100 º.

La boca está cerca y la nariz ya roza sus labios. Me gusta el olor y no dudo en respirar fuertemente para que ella lo note. Quizás creerá que soy una cerda por hacer ese gesto, pero, en esa situación, no me preocupa mucho.

Entonces llega el momento, ese que yo estaba deseando, el de pasar la punta de la lengua por el pliegue interior de sus labios, a lo que ella responde con un fuerte gemido (entiendo que es un gemido "de ganas", puramente mental, por que apenas la he rozado) y eso mismo hace que mi vagina estalle de placer entre mis dedos.

Está claro que es la situación, y cuanto mas lenta se hace, mas la deseo y mas cachondas estamos.

Ya no me aguanto, sabe mucho mejor de lo que huele y el roce de la punta de la lengua no sacia mi ansiedad por probarlo. Empiezo a chuparlo como un polo de limón, de abajo hacia arriba, una y otra vez, con la lengua plana para saborearlo por completo mientras ella agarra mi cabeza con mas fuerza. Disfruto mucho con las yemas de mis dedos en mi clítoris, pero creo que ella merece ahora no solo mi atención, sino todos mis recursos en ese espacio tan pequeño y a la vez tan importante.

Dirijo mis dos manos abriéndome camino entre sus piernas. Las abro con fuerza, algo brusca, pero debe entender que necesito espacio.

Con mis dedos indices y corazones abro suavemente sus labios, dejando totalmente visible su clítoris. Ella sabe lo que viene ahora, y yo también. Voy a hacerla disfrutar de verdad, tanto que hasta ahora lo anterior le habrá parecido todo un jueguecito. Voy a hacerla temblar de gusto. Estiro mi lengua y toco su cítoris, de arriba a abajo, de abajo a arriba, endurezco la punta de mi lengua y recuerdo como utilizo mi dedo corazón en mi propia almendrita cuando me quiero dar gustazo, y de la misma forma muevo mi lengua.

Su vagina es extrahúmeda, pero aún así, me aparto y escupo. Siempre que mi novio me hace eso, me pongo a cien e intento utilizar mis trucos y los suyos, todo en uno, para hacerla disfrutar. Introduzco mi lengua en su interior, endureciéndola al máximo, cual pene parezca, y saboreo todo el flujo vaginal que expulsa sin cesar. Su olor, característico, y su sabor, tan personal, huele y sabe a lujuria y eso hace que mas quiera probarlo, y de un modo casi nervioso empiezo a comerme literalmente su vagina, intentando absorber todo, introduciendo tanto mi boca que olvido hasta respirar, tengo que parar y coger aire como si de una inmersión en una piscina se tratara. Cojo el suficiente aire como para volver a introducir mi boca sin respirar de nuevo, mientras que mis manos las paso a sus nalgas, una en cada una y aprieto hacia mi cara, como si de una sandía se tratara.

Sus gemidos ya no es que los escuchen nuestros cachondos novios, sino que lo pueden escuchar hasta mis vecinos, mientras ella agarra mi cabeza y la empuja hacia si misma como si quisiera meterla entera en su ser.

Me aparto para volver a coger aire, con una mano vuelvo a abrir sus labios y me pongo a ello. Su botón, su atramuz, su perla. Ella sabe a lo que voy y yo lo disfruto.

Vuelvo a mirarla a los ojos, quiero que se concentre. Quiero que olvide todo su mundo y se entregue al placer.

Una y otra vez, y otra mas y otra mas, mi lengua, en su estado mas duro no deja de pasearse, esta vez fuertemente por su clítoris, ella mira al techo y gime sin cesar, yo lo noto, está a punto. Y no voy a parar, voy a seguir, una y otra vez. Empieza a temblarle la pierna derecha, estira su espalda y suelta un "¡Dios, por favor sigue!", pero no está dios ahí, aunque le parezca divino, soy yo y le voy a hacer entrar en el cielo en un instante.

Para mi esto es nuevo y me encanta. Solo quiero verla gritar de placer y muevo aun mas rápido mi lengua y mi presión es mayor en su campanita. Ella grita, grita mas. Lo está viviendo, está entrando en el mayor de los placeres y yo la tengo en mi boca y no dejo de chupar. Arquea su espalda que parece que se va a romper y empieza a temblar completamente, vuelve a gritar y sus piernas se descontrolan y las sacude fuertemente: 

-"DIOS!!" vuelve a gritar.

Mientras me tira de los pelos con fuerza y tiembla toda su cuerpo.

Está pasando y no acaba, con lo que yo tampoco me separo. Los jugos son mayores y me llenan la boca, situación que me encanta de una forma que ni yo misma conocía. No solo aguanto que me tire del pelo, sino que me gusta.

Ella ha entrado en éxtasis y parece poseída hasta casi desvanecerse. 

Yo siento un gran alivio, está rendida y no articula palabra lo que para mi es un premio.

Yo me encuentro muy mojada, enormemente mojada, tanto que incluso los muslos están resbaladizos.

He acabado con ella, ¿pero y yo?

Estoy cachonda, y miro a su novio, el se ha sacado su verga y, tal y como pensaba, es bastante grande, y la toca de arriba abajo mientras después de haber visto como su novia de corría delante de todos. Miro a mi novio, también se toca y no me va a poner ningún impedimento en lo que haga.

Ahora me toca a mi, se acabó trabajar para otros, estoy preparada para hacer de mi experiencia algo insuperable.