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El rebaño (2)

en Dominación


Antes de que entrar en el edificio, Oscar se da cuenta de que un vehículo de gran cilindrada entra en la plaza y se detiene al lado del autobús, por lo que se dirige hacia allí mientras ve como chofer desciende y abriendo el maletero, tira de una cadena para hacer salir de su interior a una joven, completamente desnuda a la que, sin miramiento alguno, deposita en el suelo.

Sin darle tiempo a reaccionar, el chofer del vehículo se dirige al hombre, preguntándole; "Buenas tardes, soy Basilio y busco al criado Oscar para entregarle "esto" y ponerme a su servicio".

El conductor mira de arriba a abajo a la joven que, con expresión asustada y el cuerpo encogido, intenta, inútilmente, tapar su cuerpo con las manos atadas y, dirigiéndose al chofer, le dice:

- Yo soy Oscar, ¿tú qué eres, de quién es eso y qué haces aquí?

- A tu servicio, Oscar, como te decía, mi nombre es Basilio, soy un esclavo, criado y chofer de Mr Hammond. Mi Amo me ha ordenado que traiga a su última adquisición para que bajo tu cuidado, sea sometida al proceso completo de doma y adiestramiento, porque todavía es un animal casi salvaje. Además, mi Amo me ordena, ponerme a tu disposición, someterme a tus ordenes y permanecer aquí hasta que él venga y decida otra cosa.”

Oscar, recoge la cadena, se la entrega a Lena y comenta:

- Nadie me había avisado, pero no pasa nada, si Mr Hammond lo quiere así, se hará como él ordena. Tú, Basilio, ven conmigo, y tú Lena, coge este coño y déjalo en una cuadra que esté vacía, ya nos encargaremos de ella más tarde".

Obediente, Lena, se acerca al chofer, hace una reverencia y recoge la cadena de sus manos tirando de la joven hacia los establos, donde la instala en una de las cuadras libres, no sin antes engancharla a la argolla situada en el pesebre, y haciendo caso omiso de las quejas y súplicas de la chica, cierra la puerta y se apresura a regresar junto al conductor que, en ese momento, está entrando en el edificio acompañado por el chofer recién llegado y seguidos, en silencio, por la esclava Lisa.

- Bien, Basilio, supongo que sabes que los amos me han hecho criado principal, con la función de servir como encargado y supervisor de la doma y adiestramiento de los animales de la granja; por lo que acabo de ver, me da la impresión de que con esa hembra que has traído voy a tener que emplearme a fondo porque sospecho que todavía no ha sido domada ni sometida al tratamiento de sumisión ¿cierto?

- Sí Oscar, estás en lo cierto, porque tengo entendido que mi dueño la adquirió ayer mismo y la muy cerril todavía piensa que podrá escapar o que va a ser rescatada, no sabes el viajecito que me ha dado en cuanto se le ha empezado a pasar el efecto de los sedantes, menos mal que ya estaba dentro del territorio de la finca que si no, me monta un escándalo. Por cierto, ¿me das permiso para ducharme y comer algo?, llevo varias horas de viaje sin parar, y estoy reventado y hambriento ...

Ah!!!!! Mi Amo me ha ordenado que te diga que debo ser enculado, por lo menos, una vez cada día hasta la fiesta, a ser posible en público y en posición humillante; el Amo quiere que recuerde que solo soy un objeto de su propiedad del que dispone como le apetece.

- Por supuesto, Basilio, ahora ordeno que te preparen algo de cenar y un sitio donde dormir, mañana dispondré lo necesario para cumplir las órdenes de tu Amo y que seas debidamente enculado, pero como ahora ya es tarde, te dejo a Lisa, úsala como se te antoje para relajarte, ella estará encantada de que la uses y se portará como una zorra complaciente que no dudará en hacer todo aquello que te apetezca ... ¿no es así Lisa?

- Por supuesto que sí, mi señor, la esclava está completamente a disposición del señor dispuesta para servir al señor como le apetezca para relajarse o para disfrutar; el señor puede disponer del cuerpo de la esclava para usarlo como mejor le apetezca ...

Y diciendo esto, Lisa levantó y abrió los pliegues de la falda, fijándolos a los costados de su vestido y exhibiendo tanto su sexo como su culo se acercó, con una sonrisa provocadora, a Basilio, que no pudo menos que decir:

- Vaya, vaya Oscar, me habían dicho que en la Granja las esclavas estaban bien domadas y entrenadas, pero no me esperaba tantas atenciones, si hasta parece que lo esté deseando ...

Sonriendo, Oscar, le contestó:

- Pues claro que lo desea, Lisa es un animal dócil, obediente y muy servicial, que está perfectamente domada y siempre dispuesta para ser usada, ¿no es así Lisa?, anda explícale a Basilio qué eres, y para qué sirves ...

La interpelada, sin inmutarse por la pregunta, y en un tono de voz tremendamente respetuoso, contestó:

- Sí, mi señor, el adiestramiento de la esclava la ha convertido en un animal de compañía, dócil, sumiso y complaciente que está siempre a la plena disposición de los señores para servirles como a los señores les apetezca. La función principal de la esclava es ser utilizada como un objeto de placer para el disfrute y entretenimiento de los señores, por eso, dado que el señor Oscar ha dado su autorización, el señor Basilio puede hacer lo que le venga en gana con la esclava, sin preocuparse más que de su propio placer y relajación, porque la sumisión y docilidad de la esclava son absolutas; el señor puede utilizar el cuerpo de la esclava como mejor le apetezca porque la esclava está hecha para eso, para obedecer y servir a los señores en todo lo que los señores deseen; el señor Basilio puede comprobar, de la forma que mejor le parezca, que la esclava está deseando ser usada para que el señor se relaje y tenga el placer que le apetezca ...

Conforme iba hablando, Lisa cogió los pliegues de su falda y los levantó y abrió para dejar a la vista la parte inferior de su cuerpo, hasta más arriba de la cintura, y, en cuanto se dio cuenta de que Basilio hacía el gesto de meter la mano en su entrepierna, Lisa se acercó, flexionando y abriendo ligeramente las piernas de manera que su coño estuviese al alcance de los dedos de Basilio mientras su pecho se apretaba contra el brazo del hombre, adoptando con toda naturalidad una postura de entrega total, notablemente incómoda para ella, para, con una sonrisa que parecía sincera, seguir diciendo:

- Como el señor puede comprobar, el coño de la esclava es cálido y confortable y se ha puesto chorreando de calentura en cuanto el señor ha acercado su mano, porque la esclava ha sido amaestrada para excitarse en cuanto siente que va a ser usada; el señor puede hurgar, acariciar o pellizcar el coño a su gusto; pero si al señor le apetece, también puede acceder al culo de la esclava que es acogedor y estrecho, perfectamente entrenado para adaptarse al uso que el señor quiera darle o al tamaño de lo que se le quiera introducir; además, la boca de la esclava es suave y profunda, con una lengua especialmente adiestrada para lamer y acariciar lo que el señor desee; todos los agujeros del cuerpo de la esclava son completamente receptivos y están a la disposición del señor para que el señor pueda usarlos como mejor le parezca y disfrutar con ellos, así como el resto del cuerpo de la esclava. Si al señor le apetece disfrutar de la esclava en alguna postura concreta o de alguna manera especial, no tiene más que ordenarlo o, si no quiere molestarse en hablar, puede colocarla de la forma que le sea más placentera para disfrutarla; el señor puede tener por seguro que la esclava se someterá con toda docilidad a la voluntad del señor y estará muy agradecida de servir al señor.

Viendo que Basilio empezaba a entusiasmarse con las atenciones de Lisa, Oscar empujó por el trasero a Lena hacia una puerta lateral de la estancia, mientras decía:

- Lisa, indica a Basilio donde está el reservado para que pueda usarte y disfrutarte con tranquilidad, comodidad y discreción, que no todos somos tan exhibicionistas y viciosos como lo eres tú.

- Basilio, cuando acabes de usarla y te hayas relajado a gusto, le ordenas que te acompañe al comedor o, si lo prefieres, que te lleve la comida al reservado y así sigues disfrutándola mientras cenas; pero no lo olvides, mañana por la mañana, nos encontraremos aquí. Ahora descansa que mañana seguiremos con nuestro trabajo.

Mientras Basilio se llevaba a Lisa, Lena abrió la puerta y, con una reverencia, dejó pasar a Oscar, entrando detrás de él, siempre a un paso de distancia, mientras escuchaba que Oscar le decía,

- Voy a comer algo, y tú Lena, vas a mamarme la polla mientras ceno, que ya empiezo a estar cachondo con tanto jueguecito...

Con la misma sumisión que su compañera, sonriendo como si estuviera deseandolo, Lena contestó:

- Mi señor, la boca de la esclava está totalmente disponible, y babeando de humedad para tener el honor de acoger la polla del señor y aliviarla con una mamada, la esclava está agradecida de que el señor se digne a usar su agujero superior; el señor sabe que los otros agujeros y el resto del cuerpo de la esclava también están disponibles por si al señor le apetece usarlos.

Al acabar de hablar, la esclava Lena permaneció con la boca abierta y la lengua fuera, mientras goteaba por la comisura de los labios; al verlo Oscar se sintió satisfecho del resultado de su adiestramiento que se reflejaba en la naturalidad con la que la muchacha asumía su situación y la explicaba con descaro, sin el menor asomo de pudor o vergüenza.

Mientras tanto, en las cuadras, y una vez se le había pasado todo el efecto de la sedación a que había sido sometida para poder ser trasladada en el maletero del coche, la joven traída por Basilio, intenta ubicarse y, al notar que está atada, grita con desesperación:

- Socorro, por favor, ni nombre es Julia y estoy prisionera, me han secuestrado y necesito ayuda para salir de este asqueroso lugar, ¿hay alguien? Por favor ayúdenme.

Para su sorpresa, Julia escuchó una voz de mujer, dulce y cariñosa, que, con tono suave pero firme, le contestó:

- Silencio, muchacha y no te equivoques, tú no eres ninguna prisionera, eres un animal encerrado en el establo de la granja, como todos los demás y, por si no lo sabes, tu destino es el de convertirte en esclava. He oído a los criados decir que tu Amo te ha hecho traer para que seas amaestrada y domada como lo hemos sido todos los demás esclavos que estamos aquí y, puedo asegurarte que, cuando acaben de aplicarte el tratamiento, te habrás convertido en un animal dócil y sumiso, no serás más que otra esclava adiestrada para servir a sus dueños con obediencia y sumisión absolutas, aunque ahora no te lo creas ... Dices que te llamas Julia, mejor dicho, te llamabas, porque ya puedes ir olvidándote de ese nombre ya que, a partir de ahora responderás al nombre que tu Amo te quiera poner, y te convertirás en lo que él quiera que seas, da igual lo que grites ahora e incluso lo que estés dispuesta a resistirte, yo sólo te lo advierto, estás atrapada en esta cuadra y no hay salida; es más, va a ser peor para tí si pretendes montar un escándalo, porque te van a castigar duramente hasta que te calmes y, al final, vas a acabar cediendo como todos nosotros, te romperás y perderás tu voluntad, tu capacidad de pensar y de decidir, y solo servirás para obedecer a tu Amo y someterte a su voluntad y servirle de l forma que él disponga.

Julia, incapaz de creer lo que estaba oyendo, replicó:

- ¿Quién eres?,¿cómo puedes decir esas barbaridades?,¿estás loca? Nadie va a conseguir someterme, y hacerme eso que tú dices, yo soy una mujer libre y me marcharé en cuanto pueda quitarme estas cadenas ... y, además, pienso denunciar este apestoso lugar a la policía ...

- No, chica, no estoy loca, al contrario, sé perfectamente de lo que hablo, y puedo asegurarte que eres tú la que estás completamente equivocada y no sabes ver la realidad en la que te encuentras; yo sé donde estoy y lo que soy, una esclava, es decir, un objeto propiedad de mi dueño, no soy más que un simple animal, sin voluntad ni capacidad de decisión; exactamente igual que lo vas a ser tú dentro de poco; pero no te creas que eres única, ni siquiera especial, porque tanto yo, como todos los demás que estamos en el establo, hemos sido hombres y mujeres libres, exactamente como lo eras tú hasta que te secuestraron; la diferencia es que, ahora, nosotros ya hemos sido domados y amaestrados y se nos ha convertido en simples y sumisas bestias al servicio de los señores y los amos; después de ser sometidos al adiestramiento en la granja, nuestra única voluntad es obedecer y servir el uso que nuestros Amos dispongan y tú, muy pronto serás como nosotros, una más del rebaño ...

Una voz de hombre, interrumpió la explicación:

- Muchacha, más vale que creas lo que te dice, aceptes la situación y te resignes a ser sometida al proceso de adiestramiento, y ya te digo que cuanto menos te resistas será más rápido y menos doloroso para tí, porque, al final, como te han dicho, todos hemos acabado convertidos en animales o mascotas al servicio de los señores y los amos, y se nos ha eliminado completamente cualquier capacidad, por mínima que sea, para pensar o tomar decisiones por nosotros mismos; por mucho que te extrañe, la realidad es que ninguno de nosotros tiene voluntad propia, todos somos propiedad de nuestro Amo, y su voluntad es la que decide nuestra vida, nuestro destino o el uso que se nos debe dar; así son las cosas y tú también las aceptarás cuando seas condicionada y sometida al tratamiento, como nos pasó a nosotros.

La muchacha no podía creer lo que escuchaba y, más que preguntar, gritó:

- Pero ¿quiénes sois vosotros? ¿cómo podéis hablar así? ¿qué os ha pasado para que os comportéis de esa forma?

El suspiro se pudo escuchar en todo el establo, y el tono de voz en el que se expresó el hombre que hablaba denotaba un profundo pero resignado sufrimiento;

- Para empezar, muchacha, no se te ocurra volver a gritar de esa forma, no sea que te escuchen los señores criados y nos castiguen a todos por tu culpa; te lo voy a explicar, pero procura hablar en voz baja y, si oyes que la puerta del establo se abre, ni se te ocurra pronunciar la más mínima palabra o lo pagarás muy caro, y lo que es peor, nos lo harás pagar caro a todos nosotros.

Verás, estamos en la cuadra de la granja de producción de esclavos, que pertenece a una sociedad dirigida por los Amos; aquí nos traen a los desgraciados que somos capturados o atraídos para ser sometidos al proceso de conversión, que así se llama el tratamiento que se nos aplica y mediante el que se nos hace perder nuestra libertad en todos los sentidos; cuando se completa el tratamiento, se nos ha arrebatado toda capacidad de pensar, de decidir, de actuar o simplemente de vivir por nosotros mismos. Ni yo ni ninguno de los demás animales podemos explicarte en qué consiste el tratamiento, no se nos ha permitido saberlo, lo que sí sabemos, porque nuestros Amos nos lo han enseñado, es que todos nosotros hemos sido sometidos al proceso y también sabemos, porque lo hemos comprobado en nosotros mismos, es que cuando acaben de aplicártelo, inevitablemente habrás dejado de ser quién eres y como eres ahora, para convertirte en lo mismo que somos todos nosotros, una esclava, es decir, un ser vivo dócil y sumiso, que solo sabe obedecer y que tiene como único objeto servir a sus dueños de la forma en que le sea ordenado; ni más ni menos.

Tienes que saber que, dependiendo de los deseos de tu Amo y en función del destino o el uso que quiera darte, es posible que se te mantenga alguna de tus actuales características como persona, o sea, que se te permita mantener tus recuerdos, o una parte de tu capacidad de razonar o alguna caracteristica concreta de tu personalidad actual, pero no creas que todo eso te servirá de mucho, porque, como algunos de nosotros sabemos, siempre es el Amo quien decide cómo y cuando vas a poder usar esas capacidades. Verás, lo más importante que tienes que saber y asumir es que se te va a eliminar de forma absoluta la voluntad, vas a perder toda tu capacidad de decidir nada por ti misma y, cuando termines tu tratamiento, toda tu vida, en el más amplio sentido de la palabra, dependerá de la voluntad y los deseos de tu Amo, él será quien dirija y programe tu vida de manera que , a partir de entonces, pensarás, sentirás, actuarás y vivirás en función de las órdenes que tu Amo te de, sin otra posibilidad que la de obedecer sumisa y dócilmente, y lo que es peor, no sabrás ni podrás, ni desearás hacer otra cosa que someterte a tu Amo.

Para que veas como son las cosas, te contaré nuestro caso, el mío y el de la esclava que te ha hablado antes, y que, cuando era una persona libre, se llamaba, Nuria; ella y yo, que me llamaba Ernesto, éramos un matrimonio feliz que gozábamos de una muy buena posición económica y social, porque ambos venimos de familias acomodadas de la alta sociedad; pero, un buen día, conocimos al que hoy es nuestro Amo y señor, y se encaprichó de Nuria, pero ella lo rechazó y se negó a aceptar sus propuestas; la reacción del Amo no se hizo esperar, al poco tiempo, ordenó a unos sicarios que nos secuestraran y nos trajeran a la Granja donde fuimos sometidos al tratamiento completo de sumisión, se nos eliminó la voluntad y la capacidad de decidir por nosotros mismos, y fuimos domados para mantener obediencia absoluta a nuestro Amo y adiestrados para satisfacer todos sus deseos y órdenes, cualesquiera que fuesen; hoy seguimos estando oficialmente casados, e incluso tenemos memoria de cómo éramos antes, pero desde que se nos aplicó el tratamiento, tenemos asumido que no somos más que esclavos que vivimos para servir y obedecer al Amo.

Pero no te creas que lo que te estoy contando me provoca ninguna tristeza ni amargura, al contrario, el Amo me ha amaestrado para que asuma, sin complejos ni reservas, mi condición y, además, pueda contarlo con toda naturalidad; en cuanto al pasado, simplemente son recuerdos de otra época que el Amo me permite mantener porque le divierte escucharlo cuando nos ordena que lo contemos. Aunque ahora no te lo creas, te puedo prometer que ni la esclava ni yo sentimos la menor añoranza por esa época, porque hemos perdido la conciencia de libertad y aunque recordamos como actuábamos entonces, ahora no sabríamos hacerlo, ni tomar decisiones ni vivir de aquella forma. Simplemente pertenecemos al Amo y dependemos completamente de su voluntad.

La esclava que te hablaba, la que antes era mi esposa Nuria, ahora no es más que una hembra que está siendo domada para convertirla en una muñeca sexual, dócil, sumisa, obediente y a la vez caliente, fogosa y en celo, de manera que esté siempre dispuesta y preparada para ofrecerse a satisfacer al Amo o a cualquier caballero que esté autorizado para usarla. Esa va a ser su principal función porque el Amo así lo ha decidido y yo colaboro en su adiestramiento y preparación, sirviendo al Amo y cumpliendo sus instrucciones.

Yo he sido amaestrado para servir como mayordomo y criado doméstico, y por eso se me ha convertido en un animal servicial, sumiso, manso, dócil y complaciente con el amo y con los señores, a los que me someto sin la menor vacilación sea lo que sea que me ordenen o lo que quieran hacer conmigo, pero, a la vez, he sido programado para ser duro y exigente con los esclavos cuyo control me asigna el Amo; ni se me ocurre que las cosas pudieran ser de forma distinta a como el Amo lo ha decidido, no tengo otra opción.

Puedes estar segura de que los dos nos esforzamos al máximo para convertirnos exactamente en lo que el Amo quiere que seamos y procuramos asumir la programación y el adiestramiento que se nos aplica para que nuestro Amo esté satisfecho de nosotros y no tenga que tomarse la molestia de castigarnos o reprogramarnos.

Verás, muchacha, aunque ahora te cueste creerlo, puedo asegurarte que todos los animales que integramos este rebaño y que estamos en el establo, no somos más que utensilios, cosas, objetos que vamos a ser usados en la fiesta que organizan los amos dentro de unos días, cada uno de nosotros servirá de la manera que los amos decidan, y todos obedeceremos dócil y sumisamente las órdenes que recibamos; ahora estamos aquí para que los señores criados revisen nuestro nuestro adiestramiento, comprueben que nuestra sumisión en absoluta y nos acaben de programar para servir al uso concreto que se haya previsto para cada uno de nosotros.

Al escuchar esa explicación, Julia estalló en sollozos y replicó:

- Pero ¿no os da vergüenza en lo que os habéis convertido?, no puedo creer lo que estoy escuchando, es humillante que habléis de vosotros mismos de esa forma, yo nunca podré asumir esa situación, no me doblegaré, ni aceptaré ser como vosotros; no voy a permitir que me usen, como si fuera un mueble o un objeto ...

(……… continuará ………….)