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Mi viejo vecino 2a parte

en Gays

Continuación del relato "mi viejo vecino"...

Pasaron 3 días desde que Alberto, mi vecino, me visito e hizo que sintiera algo que solo en mis fantasías podía imaginar pero que él de una forma exquisita me hizo sentir.

La verdad es que han sido 3 días donde mi mente se ha preguntado cuál es mi sexualidad real porque cuando voy por la calle no dejo de mirar a mujeres y dónde los hombres no me atraen en absoluto, pero qué cuándo pienso.en Alberto mi excitación se convierte en algo único que ninguna mujer podría ofrecérmelo.

También he experimentado una cosa curiosa y es que cuando veo algún vídeo pornográfico mi fijación ya no es ver a esa bella y excitante mujer penetrada por un hombre, lo que veo es a ese hombre penetrando y hacer gozar a esa mujer pensando que soy yo la que está abierta de piernas ofreciendo a mi macho el placer de sentirse muy hombre.

Al día siguiente de estar con Alberto me apresuré a ir a una tienda que venden de todo para comprar una peluca y una camiseta sexy transparente de color negro así como un tanguita para recibirlo como él me había insinuado. La verdad es que no me sentía del todo cómodo comprando eso ni imaginándome vestirme de mujer pero lo hice por qué un morbo excitación terrible recorrió todo mi cuerpo. Incluso volví a entrar en la tienda después de haber comprado el atuendo porque pensé que un pintalabios rojo daría el toque perfecto para que él se sentirá más cómodo.

Llegué a casa y lo puse todo encima de la cama pensando en que realmente todo lo que estaba haciendo era para la plena satisfacción de un hombre al que apenas conocía pero que sentía una atracción desmesurada y que lo que deseaba era que por fin en su vida tuviese una mujer con la que disfrutar y sentirse de nuevo muy hombre. En definitiva, ser su hembra sumisa y atenta.

Y sonó el teléfono, contesté sin saber quién era, por mi trabajo recibía muchas llamadas...

Yo - hola, buenas tardes, dígame?

El - hola Carla, como estás? Has pensado en mi? Yo en ti mucho

Mi cuerpo dio un vuelco, mi mente cambió a un estado de extrema timidez y sumisión, si fuese mujer estoy seguro que tendría las braguitas completamente empapadas de flujo y como siempre me quedé sin palabras aunque pude contestar con voz suave y agachando de nuevo mi cabeza: hola Alberto

El - vaya, veo que sigues tan tímida como siempre, me gusta. He pensando que mañana sábado podría pasarme a tomar algo y seguir donde lo dejamos. Que te parece?

Yo - pues la verdad es que pienso mucho en ello y no sé cómo irá porque nunca hice esto pero es como si fuese mi mayor deseo, no sé cómo explicártelo

El - a mi tampoco me ha pasado pero surgió de forma natural y la verdad, a mi edad y mi situación familiar no me permite vivir estas situaciones pero contigo también me siento cómodo y sinceramente, sin que te ofendas, que vayas en silla de ruedas me excita más, supongo porque se que el poder lo tengo yo, aunque puedes estar tranquila, solo deseo que te sientas bien para ofrecerme el placer que seguro estás deseando darme. A que si cariño?

Palabra por palabra era como si me violara a su antojo y yo lo disfrutara como una perra en celo

Yo - si amor, lo que más deseo es que mi hombre esté feliz y satisfecho

No podía creer que saliera de mi boca semejante conversación pero si, lo disfrutaba

El - bueno Carla, espero encontrarte bien hermosa para mi

Yo - me arreglaré para ti cielo

Llegó el día, por mi mente pasaban muchas cosas incluso algo que jamás habría imaginado y era que un hombre pudiese penetrarme. La verdad es que no lo quería pero si lo deseaba, una contradicción con la que tenía que hacer frente en pocas horas.

No sé cuál fue la razón pero me preparé para mi hombre, empezando por depilarme todo, limpiarme bien, me hice hasta una lavativa para no tener nada que pudiese resultar incómodo dado que al tener una lesión medular no controlamos los esfinters.

Y comencé a convertir ese hombre viril, calvo, con barba de unos días en Carla, con una melena negra, labios rojos, bien afeitado y vestida como una puta.

Así estuve dos horas por casa, avergonzado y asustado y al mismo tiempo feliz y excitado

Fue cuando me entró un WhatsApp, era Alberto, diciendo: voy en 5 minutos, a lo que respondí con un aquí te espero.

Sonó el timbre de la puerta, me dirigí como un flam a abrirle, con un temor a que me viera ridículo ataviado de esa manera y naturalmente estando tras la puerta por si algún otro vecino pudiese verme.

Entró al recibidor, cerré la puerta inmediatamente, y le dije hola Alberto, como estás? Con la cabeza agachada de la vergüenza por haberme travestido

Con voz seria pero visiblemente complacido me dijo

El - vaya, veo que te has tomado en serio ser mi hembra, estás muy sexy

Yo - te gusta? No sé si lo he hecho bien, espero que te sientas cómodo

El - cariño, vamos al sofá, pero antes tráeme algún licor y compártelo conmigo

Fui a la cocina a por dos vasos y el licor, los puse encima de una bandeja que llevaba sobre mis piernas para poder desplazarme en la silla mientras oía a Alberto preguntarme si no tenía nada interesante para ver en TV.

Llegué a su lado y le preparé su licor y el mío al mismo tiempo que me iba diciendo lo mucho que lo estaba excitando, cosa que me ruborizó sintiéndome especial y más agusto con mi papel de mujer, su mujer

Insistió en ver algo en la TV, dijo para crear ambiente y claro, lo entendí y puse una porno de un hombre maduro teniendo sexo con una mujer

Me senté con el cruzando las piernas, intentando que se sintiera lo más agusto posible, conversamos de lo que hacían y me dijo algo que volvió a dejarme como si soñara

El - cariño, como me gustaría tenerte así para mí, que fueses mi mujer de verdad. Se que tenemos vidas a las que no podemos olvidar pero quiero tenerte como mi amante, hacerte mía, y como se que eres virgen deseo sodomizarte y preñarte, marcarte como una perra solo para mí. No me gustan los hombres pero tu así vestida me pones muy cachondo

No puede más y me lancé a su paquete, con ansias de saborear esa polla tan deliciosa y volver loco a mi hombre

Mientras el seguía mirando la película yo hacía mi función, ser su puta mamona, en ese instante solo existía mi hombre y yo. Mi único placer era satisfacerlo.

Notaba que gozaba, abría más las piernas para que tuviese mejor vista y mientras lo miraba le iba lamiendo el capullo entre soplidos de placer.

De pronto me paró, se puso en pié y con delicadeza agarró mi cabeza para volver a meter su polla en mi boca, igual que pasaba en la película.

Estaba a punto de correrse y quiso parar, me dijo que necesitaba hacerme del todo su mujer y que se moría de ganas de penetrarme.

Me entró miedo y excitación. Hubo unos segundos incómodos que no sabía que hacer pero le dije que fuese a mi habitación, en el segundo cajón tengo lubricante, ya que a veces con las mujeres que había estado no estaban muy húmedas y eso ayudaba.

Vino imponente con su polla mirándome, no era muy gruesa ni larga, eso me tranquilizó

Le pregunté como haríamos dado que no podía ponerme en 4 patas pero el, hombre clásico supo como tenerme para el, atrapado, sin poder dar marcha atrás

Le unté la polla con lubricante y luego me puse de lado intentando separar la braguita para ponerme yo también pero el cogió la iniciativa y sin decir nada, por las piernas me estiró hasta dejarme al borde del sofá, levantó mis delgadas piernas separandolas como si fuese a dar a luz y me pidió que las sujetara.

Ufffff estaba a su merced, dejé de sentirme una maricona a convertirme en su mujer y la verdad fue increíble.

Cogio varios cojines y se arrodilló hasta estar su polla a la alturea de mi agujero virgen. Separó mis braguitas y puso algo de lubricante.

Tenía frente a mi a un hombre que iba a follarme y convertirme en su hembra. Mis fantasías hechas realidad

Le pedí por favor que lo hiciese con cuidado pero no hacia falta, era un hombre rudo pero con sensibilidad

Puso la punta en la entrada de mi "coño" y empezó a intentar penetrarme. Costó un poco pero se dilató lo justo para que su glande entrara y fue cuando después de tantos años en silla revivi el placer del sexo

Lo miré con ojos de corderito suplicando que no la sacara, pidiéndole que siguiera lentamente hasta meterla entera y así lo hizo, repetidas veces llevándome a lo más profundo de la locura

Yo - sigue amor, ya soy tuya, folla a tu hembra mi vida

El no decía nada, solo me penetrada con suavidad y lentitud y yo mirándolo embelesada disfrutando de mi macho y sintiendo que me estaba enamorando de él, indescriptible

Pasaron dos o tres minutos cuando me dijo que me iba a preñar, entonces empecé a orinar ya que me estaba estimulando con su polla y eso hizo que el placer fuese mayor.

Al verlo y sentirlo se corrió con tres o cuatro embestidas más fuertes

Cusndo descargó no pude contener la necesidad de pedirle que me besara sin que sacara su polla de entre mis entrañas.

Dudó pero se acercó hasta poder abrazarlo y sentir su pecho, lo besé y el, con torpeza quiso darme un morreo al que correspondi dando lugar sl nacimiento de un amor dulce, apasionado, fugaz e incierto

Pudo cojerme en brazos y llevarme con el a la ducha donde tengo una silla especial y allí pudimos asearnos, pero yo no me quité la peluca porque se que a él le gustaba así

Hubo una última sorpresa, fue cuando en la ducha volvió a recordarme que deseaba marcarne como a una perra y sin poder hablar empezó a orinar en mi pecho a lo que respondí acariciando su polla con una mano y mi pecho con la otra diciéndole que era su perrita y que había sido el mejor sexo de mi vida

Eso le hizo feliz y me dijo que seguiríamos viéndonos porque le había despertado algo desconocido para el

Quizás continue...