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El postre de mi cena fue mi madre (2)

en Amor filial

Me desperté tarde y mamá ya no estaba en la cama. Cuando salí de la habitación, estaba fregando los platos de ayer con las mismas bragas que anoche se quitó para mí y un sujetador precioso.

 

Hola. Qué, ¿ya vas pidiendo guerra desde por la mañana?

Hola, Dani.

 

Mamá me contestó muy arisca y evitó el beso que le iba a dar.

 

¿Te pasa algo?

Ven, siéntate.

Dime.

Lo de ayer fue una locura, Dani. No se puede volver a repetir.

Pero, ¿por qué? Si tú querías, estabas encantada.

Llevaba muchísimo tiempo sin echar un polvo, tú eres un chico joven y guapo, y eso sumado al alcohol hizo que cometiese un error. Soy tu madre.

¿Y qué? ¿Qué va a cambiar que nos acostemos?

¿Qué va a cambiar? ¿Qué crees que va a cambiar que mi hijo se haya corrido en mi boca? ¿Qué va a cambiar que me haya follado a mi propio hijo? ¿Cómo voy a mirar a alguien a la cara cuando me pregunten por ti y piense en como te la chupaba?

Mamá, los dos hemos sentido algo especial. No es algo malo, es algo natural. Nos queremos y nos ponemos cachondos, ¿qué hay de malo en eso?

No paro de pensar que en algunos países me matarían por lo que hice ayer.

Y en algunos matan a los hombres que son gays. ¿Tú lo harías?

No.

Pues ya está. ¿Qué más da lo que haga el resto de la gente? Esto es algo entre tú y yo. Nadie tiene que enterarse.

Esto no va a salir bien, mi amor. Será mejor que no vuelva a pasar algo entre nosotros.

Pero nos gustamos y nos queremos. Follamos, lo pasamos bien y nos tenemos amor el uno por el otro, no hacemos nada malo.

Dani, ya vale. Ya hablaremos en otro momento. Tengo que ir a la farmacia.

¿A la farmacia?

Sí, a por la píldora del día después, digo yo que no querrás tener un hijo y un hermano a la vez.

Joder, el condón...

Pues eso... Voy a cambiarme y me marcho. En un rato vuelvo, desayuna algo.

 

Necesitaba despejarme, así que llamé a unos amigos para hacer algo por la noche y pensar en otra cosa.

Mamá, he quedado esta noche con Adri y estos en su casa. No están sus padres, así que nos quedaremos allí a dormir.

Vale, perfecto.

Pues voy a ducharme y me voy para allá.

Oye, ni una palabra a nadie de lo de ayer, ¿vale?

Claro.

A nadie, ¿me entiendes?

Que sí, tranquila. Por cierto, me debes una charla.

Bueno, ya hablaremos. Pórtate bien y no bebas mucho.

 

Ni duchándome paraba de darle vueltas a la cabeza. No paraba de pensar en que lo de ayer podría no repetirse nunca más y confiaba en que tras hablar con mamá todo se solucionase y entrase en razón. Me cambié rápido y me fui casi corriendo porque llegaba tarde, no sin antes despedirme de mi madre con un beso mucho más cariñoso y sexual que el de por la mañana. Estaba convencido de que mamá y yo volveríamos a follar muy pronto.

 

Pasé por un multitienda para comprar unas latas de Mahou y algo para comer. Unos minutos después, llegué a casa de Adri, donde todos los colegas estuvimos bebiendo y hablando de nuestras cosas entre risas y cervezas.

 

Yo desde que tengo novia casi no salgo de fiesta.

Hombre, como para salir, yo estaría todo el día aprovechando.

La verdad que tu novia está muy buena, eh, Josito.

La que si que está buena es la madre de Dani, que pedazo de mujer.

Lo tiene todo, tío.

Pues eso que vosotros no la veis todos los días desnuda.

Te tienes que poner las botas, cabrón.

Troncos, que es su madre...

¿Y qué? Ver ese tetamen cada día tiene que alegrar a cualquiera.

Si que alegra, sí, jajajajaja.

Que suerte tienes, colega.

 

Me tuve que controlar para no irme de la lengua y que no supiesen la verdadera suerte que había tenido el día antes. Me jugaría todo lo que tengo a que si les dijese la verdad, no se la creerían ni aunque lo jurase por todos los dioses griegos. Para ser sinceros, casi que ni yo me lo creía. Anda que no se habrían hecho pajas mis colegas pensando en mi madre, pero yo era el único que había conseguido hacer lo que todos ellos querían: follármela.

 

Todo parecía ir rodado hasta que Adri recibió un mensaje por Whatsapp.

 

No me jodas...

¿Qué pasa, Adri?

Que mis padres se adelantan y si que vienen a dormir.

Que putada...

Entonces, ¿nos vamos para casa?

Sí, casi que mejor.

Que pena, tío. Bueno, a ver si nos vemos pronto.

Venga, chavales, llegad sanos y salvos a casa.

 

Acompañé a mis amigos a la parada del bus y yo me volví caminando hasta mi casa, como no, comiéndome la cabeza con lo único que me importaba en ese momento. ¿Mamá estará dándole tantas vueltas como le estoy dando yo? ¿Habrá cambiado de idea poco a poco? Como no era muy tarde, pensaba que podría estar despierta y así podíamos retomar la conversación de esta mañana, e incluso, repetir lo de ayer. Sin embargo, pronto me daría un baño de realidad y me llevaría un varapalo.

 

Entré en casa sin hacer mucho ruido por si acaso estaba dormida y a lo lejos vi su habitación con la puerta semiabierta y la luz encendida. Se escuchaban gemidos. Por un momento, pensé que se estaba masturbando y que podría entrar yo a rematar la faena. Cuando me fui acercando, también escuché gemidos de hombre. No me lo podía creer. Con cuidado, me iba asomando a la habitación y allí la vi, cabalgando como una zorra sobre un hombre de unos 40 años, en la misma posición con la que ayer me hizo correrme como nunca lo había hecho. En la misma cama donde habíamos echado ese increible polvo. Entre las mismas sábanas. Mi madre estaba disfrutando follándole como a mí, mientras él le comía las tetas con las mismas ganas que yo. En ese preciso instante, los odié, tanto a mi madre como a ese cabronazo. Me sentía engañado, como si me hubieran puesto los cuernos. Prácticamente nunca la había visto traer un hombre a casa, pero lo trae justamente después de haber follado conmigo, solo una noche después. Pensé en entrar en la habitación y liarme a hostias con el cabrón que le estaba deborando las tetas a mi madre, pero decidí marcharme de casa y pasar la noche fuera.

 

Me fui a un par de bares a tomarme unas cervezas con cara de venir de un funeral. Tenía la escena grabada a fuego en la cabeza y no podía dejar de pensar en los gemidos de mi madre mientras cabalgaba la polla de ese tío. ¿Qué cojones tenía él para follarse a mi madre? En su vida debía haberse follado a una mujer así. Empecé a sentir malestar en el cuerpo, e incluso ganas de vomitar, pero no quería volver a casa para no liar más la historia.

 

Después de dar vueltas como un tonto por todos los sitios posibles, me fui a un parque donde me quedé acostado hasta la mañana siguiente. Apenas dormí, el sitio era incómodo como él solo y mi cabeza estaba como para dejar la mente en blanco aunque fuera unas horas. En torno a las 10 de la mañana, decidí volver a casa y me encontré a mi madre desayunando, sola, como si nada, con uno de mis tangas favoritos y un top con uno de esos escotes que dejan ver sus dos enormes pechos. Me recibió con una sonrisa en la cara que le iba a durar más bien poco.

 

Buenos días Dani, dichosos los ojos.

Hola.

¿A qué hora os habéis despertado?

Llevo despierto desde las 7. He dormido en la calle.

¿Qué? ¿Qué dices? ¿No estabas en casa de tu amigo?

No, vinieron sus padres antes de tiempo y no pudimos quedarnos.

¿Y por qué no viniste a casa?

Vine. Y te vi demasiado ocupada follando en las sábanas donde lo hiciste conmigo la noche anterior, así que no quise molestarte.

 

Mamá agachó la cabeza y no respondió, siguió desayunando como si no hubiese escuchado mis palabras.

 

Qué, ¿no me dices nada?

¿Y qué quieres que te diga?

¿Por qué nunca traes a un tio a casa y de repente lo haces el día después de follar conmigo?

¿Te tengo que dar explicaciones de lo que hago?

Hombre, creo que después de haberme corrido dentro de ti, es lo minímo que puedes hacer.

Déjame, Dani.

¿Sabes cómo me sentí cuando entré y te vi encima de él? ¿Cuando le vi comiéndote las tetas? Como un puto juguete que lo usan una vez y se cansan de él.

¿Eso crees de verdad?

Sí.

¿Sabes cómo se llama el tío con el que me viste?

Y a mi qué coño me importa, mamá.

¿Sabes cómo se llama, Dani?

No tengo ni idea, solo sé que hasta le cabalgabas igual que a mí.

Se llama Daniel. ¿Sabes por qué me lo follé? Para poder gritar tu nombre mientras me follaba. ¿Sabes en qué pensaba mientras me comía las tetas? En como me las comías tú. ¿Sabes con qué cara me lo imaginaba mientras me lo estaba follando? Con la tuya.

 

Me sentí totalmente descolocado y soprendido. Mi madre estaba casi llorando por mi culpa. Me senté en el sofá a su lado e intenté consolarla.

 

¿Y cómo no me dijiste ayer nada?

Porque siento que soy una guarra. Me pone cachonda que mi hijo me folle y a la vez se me revuelven las tripas pensando en que soy una mala madre. Me siento una golfa.

¿Mala madre? ¿Golfa? Deja de decir tonterías, por favor. Eres la mejor madre que se puede tener, y te gusta el sexo, ya está. ¿A qué madre no le gusta el sexo?

Las madres de verdad no hacen lo que yo he hecho contigo, Dani. ¿Tú conoces alguna madre que se la chupe a su hijo?

¿Y si dejamos de ser madre e hijo?

Qué dices...

Pues eso, que no tenemos que ser madre e hijo. Podemos ser simplemente novios. Eres la persona que más quiero en el mundo y yo soy la persona que más quieres tú. Además, nos atraemos sexualmente. Quiero ir en serio contigo.

¿Te has vuelto loco? ¿Qué coño va a pensar todo el mundo?

Nadie se tiene que enterar de esto. De puertas hacia fuera somos madre e hijo, de puertas para dentro somos novios.

¿Y cómo vamos a llevar una vida normal en la calle?

Pues como siempre, una relación madre e hijo. ¿No puedo ir a cenar o ir al cine con mi madre?

Sí.

Pues ya sabes... ¿Quieres intentarlo?

Es una locura. No podemos, hijo.

¿Qué problema hay?

Ya no sé ni que decirte.

No me digas nada, no hace falta. Cierra los ojos.

 

Empecé a acariciarla y mi boca entró en contacto con la suya. Nuestras lenguas se entendieron a la perfección, empecé a liarme con ella mientras poco a poco le iba metiendo mano progresivamente durante un buen rato, hasta que ella me frenó lentamente cuando llegué a su vagina.

 

Entonces, interpretaré que esto es un sí, ¿no?

Te saco 28 años, un divorcio y muchas fases de la vida quemadas. Somos dos polos completamente opuestos.

Los polos opuestos son los que más se atraen. Me da igual los años que me saques, te iba a querer y me ibas a poner igual de cachondo con 25 que con 47.

Y cuando tú quieras tener un hijo, ¿qué hacemos? ¿Y si encuentras una chica de tu edad que te gusta?

No quiero tener un hijo y la única mujer para la que tengo y he tenido siempre ojos eres tú, ya lo sabes.

Cuándo tenga 50 y pegue más bajón, ¿también?

Tengas los que tengas siempre vas a ser mi musa. Quiero intentarlo, sé que tú también quieres.

No va a salir bien, Dani.

Te prometo que si no sale bien te dejo en paz para siempre y me olvido de lo nuestro. Te lo prometo, porque estoy convencido de que va a salir bien.

 

Mamá se quedó pensativa unos segundos, pero su sonrisa traviesa la delató.

 

Estamos locos.

Pero estamos haciendo lo que de verdad queremos.

O sea, que quieres que mami sea tu novia.

Con todas mis fuerzas.

Que conste que me parece la mayor locura que he hecho en mi vida, y de lejos, pero tengo que confesarte que si no lo hago me arrepentiré toda la vida.

Esa es mi chica.

 

Acaricié a mamá y me lancé a lamer sus tetas como si fuera la última vez. Me llevé la mano a la polla y, cuando me la estaba sacando, mamá me frenó.

 

No tan rápido, señorito.

¿No te gusta?

Como no me va a gustar, tonto. Pero antes, tu novia tiene que imponer una cosita.

Lo que quieras, juguetona.

A partir de ahora no soy mamá, soy Laura. No me quiero sentir tan sucia.

Vale, pues prepárate Laurita, porque ahora te voy a dejar sucia pero de verdad.

 

Me tiré sobre ella y empecé a besarla el cuello mientras iba como loco a quitarle el top. Me encantaba jugar con sus tetas, empezar lamíéndolas e ir mordiendo poco a poco sus pezones mientras se los pellizcaba, se ponía más cachonda que con cualquier otra cosa. Podría pasarme horas y horas chupando y mordiendo las deliciosas tetas de Laura, como ella quería que la llamara. Después de ponerla caliente, me agaché y empecé a quitarle el tanga con la boca mientras ella me pajeaba con los pies. Metí mi lengua en su coño, húmedo como una cueva en el mar, y comencé a dar vueltas circulares sobre su clítoris, que se iba deshaciendo sobre mi boca mientras gritaba de placer como si llevase años sin follar. Mi lengua no paraba de recorrer cada milímetro de su vagina, lamiendo como un poseso y succionando su flujo vaginal. Estábamos muy cachondos, madre e hijo, novia y novio, disfrutando de sus cuerpos. Mamá se sentía más joven que nunca, yo me estaba follando otra vez a la mujer que más deseaba en el mundo. Después de un buen rato intercambiando dedos con lengua en su coño, mamá empezó a tragarse mi polla. Primero, su punta de la lengua acariciaba con cariño mi glande. Luego, empezaba a comérmela entera, rozando la arcada, mientras me estimulaba con la mano los huevos, que de vez en cuando también me lamía como si fuera un helado. Sabía claramente lo que me gustaba, me la chupaba como una auténtica diosa.

 

¿Quieres que te cabalgue un rato?

Claro, Laura, monta al potro.

Ten, una gomita, que luego tenemos disgustos.

Pónmela tú.

 

Me dejó un par de babas en la polla antes de ponerme el condón y empezó a follarme como una perra en celo. Mis manos en su culo y sus tetas siendo lamidas y mordidas, algo que la ponía muy caliente, por lo que me cabalgaba sobre mí como si no hubiera un mañana. Pensaba que nada podía superar a lo de la primera vez, pero me equivocaba. Mamá estaba entregadísima, el sexo estaba siendo duro y muy guarro, se notaba que estaba más cachonda que nunca follándose a su niño.

 

Dios, como follas, mi amor.

Eres una diosa, joder, dame dame.

Muérdeme los pezones. Sí, cariño, así. Dios, joder.

¿Te gusta? Sigue botando, Laurita. Vaya par de tetas que tienes.

Me encanta Dani, me encanta, joder. Me voy a correr ya.

 

Empecé a azotar en el culo a mi madre para que se pusiera todavía más cachonda. Agarré sus nalgas y le di sacudidas con mi polla para que fuera todavía más duro. Mamá empezó a gritar como una auténtica loca y echó una barbaridad de corrida sobre el condón. Sin embargo, quedaba yo por terminar.

 

Estoy a punto, quiero correrme en tus tetas.

Vale, cielo.

 

Mamá dejo de cabalgarme y me quitó con cuidado y cariño el condón. Se agachó, se recogió el pelo y empezó a alternar su boca con su mano mientras yo manoseaba sus tetas.

 

Ya está, me voy a correr, mamá. Perdona, Laura.

No pasa nada, mi amor. Venga, llénalas de leche.

 

Estrujó sus tetas para que yo pudiese terminar la paja a gusto y correrme sobre ellas. El chorro que eché fue tan grande que no solo llené de semen sus tetas, si no que también manché su pelo y parte de su cara. Pero a ella no le importó, se relamió lo máximo posible las tetas y sonrió.

 

¿Está bueno?

Buenísimo, sabe muy rico.

 

Me empecé a reir al ver la escena.

 

¿De qué te ríes, cabrón?

De que te he puesto perdida, jajajajaja.

¡Serás! Encima de que te dejo correrte en las tetas...

Jo, lo siento. Ha salido disparadísimo de lo cachondo que estaba.

No pasa nada, cielo. Me voy a dar una ducha que mira como estoy.

¿Otra ducha? Total, si ya te he bañado yo en semen.

Mira que eres tonto...

¿Y dices que en la ducha hay sitio para dos?

Si el señorito no me va a poner perdida otra vez...

No te prometo nada, es que estás demasiado buena para contenerme.

Anda, vente, que te gusta más la fiesta que a un borracho una barra libre.

La fiesta no sé, pero tú me vuelves loco.

 

Mamá me enjabonaba a mí, masajeándome la polla y los huevos con el gel de ducha durante un buen rato. Yo la enjabonaba a ella, centrándome, como no, en enjabonar bien enjabonado sus tetas y su coño, metiendo mis dedos con gel, haciendo que ella no parase de gemir. Acerqué mi polla a su coño, rozando su clítoris con dulzura, poniéndola cada vez más cachonda.

 

¿Te la puedo meter un poco?

No tenemos condón, Dani.

Solo un par de minutos, no me voy a correr.

Venga.

 

La puse contra la mampara de la ducha y empecé a meterle la polla bien duro, como a ella le gustaba, empotrando sus tetas contra el cristal mientras le besaba el cuello. Estaba tan excitado que apenas llegué a los dos minutos.

 

Voy a correrme.

Pues sácala, cariño, que no quiero sustos.

 

Mamá volvió a chupármela, le encanta lamer y se nota, hace las mejores mamadas del mundo. Después de varios movimientos circulares sobre la cabeza de mi polla, volví a echarle una cantidad ingente de semen en la boca.

 

¿Cómo te puedes correr tanto? Eres una máquina.

Es que me pones muchísimo. Todavía no me creo la suerte que tengo.

La que tiene suerte soy yo, nadie folla como tú, Dani.

Pues anda que tú... Ninguna se deja dar tan duro y guarro.

 

Nos besamos apasionadamente, seguimos enjabonándonos y salimos de la ducha.

 

Oye, por portarte tan bien hago yo la comida, que tu ya me has hecho una buena, jajajaja.

Que tonto que eres. Gracias, mi rey. Eres un cielo.

¿Qué quieres?

Lo que tú quieras.

Perfecto. Laura, una cosa.

Cuando no estemos en el tema puedes llamarme mamá, cielo.

Vale, pues mamá, una cosa.

Dime.

Te quiero.

Yo también, mi amor.

 

Definitivamente, lo que llevaba soñando toda mi vida se había covertido en una realidad.