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Sueños rojos

en Fantasías Eróticas

Sueña sueña

Vestía zapatos de tacón negros y un vestido rojo putón. La discoteca todavía no estaba al máximo de capacidad pero los cuerpos bailongos empezaban a entrechocarse y perrear ¿involuntariamente?. Un chico pasó a toda velocidad a su lado y le hizo derramar su cubata por el escote.

-¡Eh tio! Ve mas despacio, con cuidado.

-No dirás lo mismo cuando te meta la polla hasta la campanilla…..”

Piiip Piiip Piiip, el despertador interrumpió este sueño de Lucía. Se despertó empapada en sudor y muy cachonda,y luego una ducha con autosatisfacción incluida antes de ir a trabajar….

Aquel viernes al salir del hospital, se fue de compras para olvidar las impertinencias de sus pacientes. En el escaparate de Zere vio un vestido rojo muy parecido al de su sueño. Fue al probador sin intención de comprarlo, le gustaba, como un guante y tremendamente sexy. No pudo evitarlo, saco sus pequeñas y firmes tetas por encima del escote y se arremangó dejando ver el nuevo tanga transparente que le regaló su compañera de piso. “Por si un día salía a follar”. Así estaba, tocándose un poquito, cuando la cortina se entreabrió lo justo para que el dependiente la viera sin ser visto.

Zas!

-¿Es de su talla, señorita?

-Aaah!

El chico, más fuerte que guapo, entró y la empotró contra el espejo, tapándole la boca.

-Hoy todos nuestros vestidos llevan un 5% de descuento si le comes la polla al que te descubra guarreando en el probador.

Piiip Piiip Piiip-  Otra vez un sueño porno y Lucía sin follar desde hacía meses.

Ni tangas provocativos ni vestidos, ni siquiera sabía andar en tacones. Empezaba a preocuparse y a deprimirse con tanta fantasía inacabada.

Chandal y a patear la senda de Santa Clotilde. Necesitaba pensar y gastar esos polvorones de las navidades.

Era mezcla de llanos y bosque, con banquitos aquí y allá. 3 km en su interior, un hombre de unos 45 años sentado en un banco, se le quedó mirando y susurra con claridad: ¿follamos, guapa?

Lucía aceleró el paso con un poco de miedo.

Dos km más adelante, en otro banco vio un señor…muy parecido al anterior. ¿Era el mismo? ¡Imposible, no hay otro camino y no la adelantó!

-Guapa ¿follamos?

El susto la paralizó y rápidamente entendió que sólo era otro de sus sueños pornográficos ¡ Maldita sea! Todavía no había sonado el despertador y podía aprovecharlo.

-Vale, follemos

-Genial, puta! Desnudate y ponte de rodillas con las manos a la espalda.

Esperó un poco y no sonaba el puñetero pitido. Adelante, sólo es un sueño, pensó.

Se quitó toda la ropa mientras el tio ya se meneaba la polla. De rodillas, se vio con la boca abierta deseando empezar a chuparla. A pequeños lametazos y sorbiendo la punta con delicadeza, y cuando se la metió hasta donde pudo, empezó a sentir que no podía ser un sueño, era demasiado real, ¡ Era ella !

-¡Para, no es un sueño!

-Estás buena pero un poco loca. Mira Rober, vamos a follarnos una tarada.

Por el camino apareció el primer hombre, igualito al que se la estaba mamando, ¡Eran gemelos!

Lucía intentó taparse en vano. Rober la cogió por el culo y le empezó a lamer el clítoris hasta que cedió a sus caprichos. Su boca volvió a llenarse de polla y chupó con más gana. Al final el paseo sera divertido. 

Un dedo, dos, abrían su coño palpitante y sus gemidos ya no eran ahogados.

-Eso es, Lucía.- ¡ Sabían su nombre ! Tu amigo Juan nos contó tus sueños lascivos, ahora te toca disfrutar de verdad, ¿quieres?

-Síii

-¿Qué quieres?

-Quiero polla, aaahm, folladme bien folladita.

Una polla babeante en la boca y otra entrando por su mojado coño. Se sentía como una puta y no le importaba, esforzandose en dar placer al de delante y entregarse al de detrás.

-Miguel, cambio, quiero correrme en su boca.

-Y yo probar su culo.

-¡ Noo, por ahí soy virgen!

-Jajaja, mejor, vas a flipar y suplicar ración de rabo anal cada día. Tranquila, iré despacio.

La brillante polla de Rober fue devorada por la boca de Lucía mientras Miguel le abría el culito con su hábil lengua, acomodó la punta y se la metió despacito. Lucía gimió, lo que aprovechó el otro para correrse en el fondo de su boca.

-Aaagh, trágalo todo y déjamela limpita, eso es.

Miguel ya bombeaba el culo con ritmo y Rober se aplicó a masturbarla y tirarle de los pezones hasta que se corrió fuertemente en sus manos. El empotrador aprovechó los espasmos y no tardó en correrse en su culo. Ambos le dieron varios azotes sin que se resistiera, todavía temblando de placer.

-Y el culo rojo para que nos recuerdes. Si quieres más y más duro, hablas con tu amigo, y le das las gracias de nuestra parte.

Nunca digas que los sueños no son reales. Tal vez la realidad…