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Íntimos amigos, con deseos sexuales 3

en Hetero: Infidelidad

Ya solamente quedaba un día para la vuelta de nuestras vacaciones y la verdad, a mí se me habían pasado volando y más con el disfrute que he tenido.

El último día, decidimos irnos a pasar todo el día en la playa, comer en un restaurante del paseo Marítimo y por la noche lo típico, una mariscada. Estando en la playa fue genial porque María se puso un mini bikini que dejaba ver todo su culo, ya que llevaba tanga y la parte de arriba tapaba lo justo para no ver los pezones. Por la noche para la cena, todos nos pusimos muy elegantes ya que el último día la ocasión lo requiere, y María llevaba un vestido muy corto tanto es así que casi se le veían los molletes del culo, la espalda iba totalmente al descubierto y la delantera...hay que delantera escotazo y sin sujetador marcando pezones.

Pedimos de cenar y entre gambones, langostas, carabineros y demás tipos de animalitos del mar que son tan afrodisíacos, yo cada vez me estaba poniendo más cachondo, supongo que María estaba igual que yo porque en uno de los tragos que fui a darle al vino blanco, noté como en mi paquete había algo pesado, mire de reojo y era el pie de ella acariciándome suavemente mi zona más sensible y haciendo que me ponga cada vez más caliente.

Al día siguiente, ya con las maletas echas, bajamos un rato a la piscina con los niños para despedirnos de la misma y después de comer salimos de viaje para casa.

A las dos horas de salir necesitamos parar en una estación de servicio, ya que mi mujer se esta haciendo pis y ambos coches echar combustible. Una vez repostado los vehículos nos acercamos a tomar algo ya que aún queda mucho viaje y los niños tenían hambre. Mientras ellos pedían yo salí un momento a limpiar el cristal del coche, cuando de repente y sin ocultarse María llega y me toca el culo continuando con un lengüetazo, me susurra en el oído que nos escondamos que me quiere follar. Salimos andando disimuladamente y nos metemos en una casa que había cosas para reparar la gasolinera.

Nada más entrar, María me baja los pantalones y poniéndose de rodillas comenzó a hacerme una felación, pero poco más tarde retiro todo lo que hay por medio le bajo yo a ella su falda y ese culotte de encaje que tanto me pone y tumbandonos en el suelo hacemos un 69, cada vez estoy más cachondo y le digo que pare que me corro, ella hace caso omiso y me hace correr bebiendose todo mi semen, ella me grita "sigue sigue, que me corro" tomándome sus flujos que tanto me ponen.

Nos vestimos y volvemos con nuestras familias que ya están merendando, por suerte esta vez hemos tardado poco y no nos preguntan nada.

Retomamos nuestro viaje y por fin llegamos a nuestras casas. Bajamos maletas, juegos de playa y un sin fin de cosas que nose como, pero entran en el coche. Mi mujer decide ir a comprar al super ya que la nevera está que tiembla, cuando al cabo de un rato nos llama María que se ha dejado en nuestro coche su monedero y lo necesita para hacer una compra online. Mi mujer me dice que valla yo mientras ella compra y luego se queda jugando con el niño en el parque de bolas, asíque refunfuñando para que no sospeche, decido ir...

Al llegar a casa de María ella me recibe con un camisón  negro de encaje y se puede dislumbrar que no lleva ropa interior, le pregunto por su marido y me dice que se ha ido a ver a sus padres con el niño y que como lo sabía desde la mañana, ella dejo a propósito su cartera en un lugar estratégico para poder vernos.

Fue decirme eso y le cojí de sus manos para empezar a besarla, la tumbe en el sofá y poco a poco fui bajando mi lengua por todo su cuerpo mientras ella me cojía del pelo. Le mordía esos pezones que tanto me gustan, mientras con la otra mano empezaba a acariciar por encima de su culotte ese coñito tan húmedo que ya tenia, me hizo levantar para bajarme el pantalón comenzando ella ha comerme la polla, mientras yo la masturbaba. Se sentó en el sofá y se abrió de piernas diciéndome "fóllame entera" y ahí que fuí, del calentón que llevaba entró de un golpe, ella gemía y gemía y me pedía más y más fuerte. Al cabo de un rato me dice de ir a la habitación que allí tiene unas cositas, nos vamos a su habitación de matrimonio y habré un cajón del armario, en el hay varios tipos de juguetes eróticos pero decide sacar unas esposas, un látigo y un consolador más grande que mi pierna.

Me dice que es para mí y que haga lo que quiera con ella, yo la verdad que nunca he usado eso, pero todo es empezar. Le puse las esposas atándola a la cama y situándola a 4 patas y comencé a acariciarle con el consolador sus pezones, mientras con la otra mano le acariciaba su clítoris ya hinchado y rojo, después empecé a darle de pequeños a más fuertes los latigazos, mientras le masturbaba su coño con el consolador y ella gemía sin parar. Cuando ya vi que estaba súper caliente comencé a follarla con mi polla, mientras con una mano le metía un dedo en su culito, y luego otro. Ví que el culo se le abría solo y me dijo "ten cuidado que por detrás soy virgen", yo le dije que se lo haria despacito. Cogí el lubricante y le puse bastante comenzando a meter la punta de mi cipote en su ano, estaba muy cerrado pero poco a poco se abría a la misma vez que yo hacía más fuerza, ella ponía caras de dolor y placer a la vez, pero de una entro entera y suavemente me puse a follarme ese culo mientras a la misma vez ella se masturbaba su coño.

La quité las esposas y le di la vuelta colocándola tumbada en la cama con las piernas abiertas y volví a penetrarle el culo, esta vez cogí yo el consolador y se lo metí a la misma vez por el coño y al mismo ritmo le follaba por los dos agujeros, ella gemía con más fuerza que nunca y me decía que la follara más aún que quería correrse como una fuente, yo le daba más y más hasta que ella gritó "me corro, me corro, me coorroooo, Dios siiiiii", yo no paraba ni un segundo puesto que quería correrme en ese culo y ver cómo se le llenaba entero asíque un poco más tarde me corrí como nunca antes lo había echo, de su culo se salía mi semen y ella se lo empezó a tomar.

Nos quedamos abrazados durante unos minutos y decidimos ducharnos, eso sí los dos juntos. Con la tontería de tu me limpias yo te limpio nos masturbamos el uno al otro volviéndonos a correr mutuamente.

Al rato, salí de su casa y me fui al súper, mi mujer ya había terminado de hacer la compra y estaba jugando con el niño en el parque de bolas.

Estás fueron mis mejores vacaciones sexuales. María entro a trabajar en mi empresa como mi secretaria personal y cuando los empleados se van... disfrutamos de lo lindo cumpliendo nuestras fantasías más sexuales.