miprimita.com

Ella con tacones y yo con cuernos (4)

en Hetero: Infidelidad

Capítulo anterior: https://www.todorelatos.com/relato/150901/

 

Ella con tacones y yo con cuernos (4): La increíble Noche de San Juan.

Los días posteriores al encuentro de mi novia con el griego fueron bastante normales, pero con polvos muy morbosos. Durante la semana no parábamos de pensar en que en unos días sería la Nit de Sant Joan y la playa mediterránea se iba a llenar de hogueras, alcohol, mucha fiesta... y nuestro plan particular.

Yo le había prometido a Celia que cumpliríamos su fantasía de que fuese yo quien eligiese el chico para ella y que estaría presente mientras se liaban. Fuimos a una playa bastante masificada, llena de gente joven.

El caso es que hicimos una hoguera bastante humilde y nos sentamos compartiendo toalla. Había mucha gente alrededor, jaleo, música (había algún escenario relativamente cerca, gente que llevaba guitarras, etc). Durante el trayecto no parábamos de comentar cosas de los tíos que veíamos. Celia decía cual le gustaba y cual no, hacía comentarios como “qué guapo es ese, y mira su novia qué fea” o “dios, qué cuerpazo tienen esos que han pasado”

Entonces, se nos pusieron bastante cerca un grupo de chicos bastante variado pero todos con cuerpo de gimnasio. A ella le enseguida se le fue la mirada hacia uno.

  • Mira el del bañador rojo y la cadenita al cuello. Está buenísimo. Podrías decirle algo.

Pero se nos adelantaron. Vino uno de los chicos, el único negro del grupo, mazado y guapete aunque no tanto como el que había encandilado a Celia, y nos dijo que si queríamos más leña, que teníamos un hoguera muy pequeñita.

  • Bueno, nos podemos poner en la vuestra si queréis -respondió Celia, que no quería perder ni un minuto-. ¿Queréis un cubata?

  • Claro, ¿de dónde sois?

Hicimos las presentaciones varias, en las que nosotros dimos nombres falsos y a mi se me presentó de una forma clave para nuestra misión:

  • Este es Javi, que era ex de mi hermano, que es gay, y ahora es mi amigo.

Teníamos un poco de miedo a su reacción, no sabíamos si estábamos chocando con un grupo homófobo y la cosa se podía torcer. Pero no le dieron la más mínima importancia. De hecho algunos de sus rostros no disimularon alegría, al pensar que se estaban quitando un competidor de encima, y lo primero que dijeron fue preguntar si Celia (que se presentí como María) tenía novio. “O novia” añadió uno, lo que provocó una pequeña risa.

  • Tenía novio, pero lo he dejado. La tenía más pequeña que la hoguerita esta- dijo señalando a la nuestra. El comentario provocó muchas risas y yo reía pero por dentro flipaba de lo lanzada que iba mi novia. Mi corazón iba muy acelarado, cosa que intentaba disimular-.

  • La nuestra es más grande, y la hoguera también -más risas. El chico negro era muy lanzado-

Yo estaba callado, no sabía qué aportar, y mi novia tenía claro que todo aquello dependía de su iniciativa así que no esperó ni a que yo ‘la ofreciese’ como habíamos acordado ni a que ellos fueran pillando indirectas. Se las ingenió directamente para ir a saco a por el que le gustaba, el del bañador rojo:

  • ¿Tú me habías dicho que eras Fran, verdad?

  • Me encanta tu toalla, ¿puedo sentarme yo en la tuya contigo?

Y todo fueron vítores y gritos del resto. Su amigo había triunfado. Yo me sentía desubicado y celosísimo. En parte, ya estaba dejando de gustarme la aventura y quería dar marcha atrás, pero estaba paralizado. Me dieron conversación y me puse un cubata, lo cual me acomodó bastante, mientras yo no paraba de mirar de reojo a Celia y Fran charlando, un poco apartados del resto. 

Poco a poco se les veía acercarse, ronear y finalmente morrearse. Entonces hubó cierta reacción del ‘público’. “Iros a un hoteeel”. Yo me empezaba a acalorar mucho. Por primera vez veía a mi novia besarse en vivo y en directo con otro chico.

Pasaron unos 10-15 minutos en los que me hicieron algunas preguntas sobre el sexo gay, que yo iba contestando según me venía a la cabeza una respuesta factible. Por ejemplo, el chico negro que nos había interpelado al principio, que se llamaba Diego, me preguntó si yo era activo o pasivo. Le respondí que flexible, que dependía de la persona. “¿Y con el hermano de esta?” “Pues pasivo” me salió responder.

Celia y Fran habían pasado de morrearse sentados a estar tumbados, cogiéndole él el culo, bastante cariñosos. Ahora llevaban unos minutos hablando. Entonces se levantaron, se acercaron y nos dijeron:

  • Vamos a ir al bajo -se ve que tenían un sitio cerca, una planta baja-. 

  • Vente Javi -me dijo mi novia

  • Y tú, Diego -dijo Fran- y así podéis echar un FIFA o algo.

  • Así no te quedas solo aquí ni estás de sujetavelas allí -remató ella-.

Yo hubiera hecho muchas preguntas pero entendí Que Celia controlaba la situación así que me dejé mandar. Llegamos al bajo después de andar unos 5 minutos, borrachos pero conscientes. La verdad es que no estaba nada mal, tenían un poco de todo y estaba limpio, aunque olía bastante a marihuana. 

  • Uf, qué ganas tenía de llegar. Voy a quitarme el bikini. Podríamos darnos una duchita rápida para quitarnos la arena. 

  • Vale, voy yo primero -respondió Diego.

  • Mejor por parejas, más rápido. Métete con Javi

Yo miré a Celia y me sonrió.

  • Buena idea -añadió ella-. Pero un segundo que le diga una cosa a Javi

Me llevó del brazo a una esquina donde no nos veían, al lado del lavabo. Y con la mano sobando mi paquete me dijo hablando bajito:

  • Que Diego es bisexual, el resto no lo sabe pero Fran sí. Son mucho más abiertos de lo que aparentan. ¿Te vas a portar bien, cornudito?

  • Sí, ama, pero…

  • Vale pues como castigo por no haber sido tú quien me haya encontrado a mi ligue de hoy vas a ducharte con él y a hacer de todo y su polla negra. Como digas que no, no vuelvas a tocar a tu Diosa nunca más.

  • Vale, sí, no sé, pero…

  • Disfruta, esclavo

Y volvimos. Fran se estaba encendiendo un piti y Diego chocó las manos: “a la ducha, pues”

  • Tardad lo que queráis -dijo Celia-, yo voy a jugar al FIFA con Fran mientras se fuma el piti -y mientras decía eso, le empezó a bajar el bañador. Jugar iban a jugar, pero sin mandos-.

De camino a la ducha vi que él se sentaba en el sofá y ella, arrodillándose, le acababa de quitar el bañador.

  • ¿Te da morbo mirarlos? -me dijo Diego pegando su paquete a mi culo y tocándome los hombros.

Yo me quedé totalmente mudo. Mi novia ya empezaba a lamerle los huevos al otro. Estaba flipando. Ya había visto una escena similar en aquel video de Stathis, pero ahora lo estaba viendo en directo, en mis morros. Cambiaba mucho. Yo estaba ya muy cachondo. Entonces Diego me cogió y me empezó a besar el cuello. Mi reacción instintiva fue girar la cabeza, lo que aprovechó para morrearme. Estaba bastante paralizado, y con una mezcla de imputs eróticos que me tenían entre desubicado y cachondísimo.

Me metió en la ducha, se quitó el bañador y me soltó al oído, mientras yo observaba la primera tranca negra que veía en persona en mi vida:

  • Me ha dicho Fran que te va mucho el rollo sumiso, que te domine un tío a saco.

O sea que Celia le había dicho eso a Fran para que Diego actuase así. De nuevo me quedé mudo.

  • Chúpamela blanquito, vas a ser mi puta tragona.

Me había ido quitando el bañador él y me estaba tocando los huevos y la polla con una mano y apretando el culo con la otra. Hizo fuerza, pasando la mano del culo a mi cabeza, para que bajase la cara hacía su polla.

Y me la dirigió él. Me introdujo su pedazo miembro en la boca. Por primera vez estaba probando una polla. Y encima va y la primera era negra. Si bien a priori no me excitaba un chico en si, chupar una buena tranca como fantasía siempre la había tenido. Empecé a mamar como entiendo que a los tíos nos gusta, creo que haciéndolo muy bien.

  • Así es, sigue, chupa, cabrona.

Yo me masturbaba mientras le mamama la polla. Eso me hacía estar al máximo y hacerlo con más ganas. Empezó a follarme la boca muy a saco.

  • Dime que eres una puta tragona

  • Soy una puta tragona -dije retrasando un poco la cara para poder hablar.

Me soltó una pequeñísima, pero inesperada, bofetada. 

  • No, eres MI puta tragona. Dílo bien

  • Perdona, soy tu puta tragona, de nadie más -el papel de sumiso la verdad es que ya lo tenía muy interiorizado y vinculado a toda mi sexualidad-.

  • Bien -y encendió el agua, que dejó que fuera cayendo sobre nosotros mientras se la chupaba. Cogió jabón y se limpió él. Al terminar me quitó ese pedazo de carne de la boca y dio media vuelta. Lámeme el culo, puta.

No dio elección ni a la duda. Lo puso en mi cara. De normal, me hubiera dado asco pero en aquel momento yo ya estaba fuera de mi y empecé mover la lengua.

  • Así me gusta. Eres una buena maricona.

Entonces escuchamos ruidos como de que ya mi novia y Fran estaban follando. Supuse que ella se habría subido encima de él en el sofá. Gemía bastante. Eso aún me incendió más.

  • Estos dos ya están follando, ahora nos toca a nosotros, levántate puta -me levanté, me giró él a mi y me empezó a lavar con jabón, centrándose en ir tocando mi culo, abriendo mi ano, pasando el dedo por él…- Parece que este ano ha disfrutado ya bien, pero ahora va a disfrutar más -la verdad es que obviamente nunca me había penetrado pero yo sí que había experimentado metiéndome pollas de plástico, a veces solo e incluso a veces con una novia anterior-. Te lo voy a abrir como nunca te lo han abierto.

Y me metió la punta de su polla, que no me hizo para nada el daño que sí me había hechos unos segundos antes cuando había jugado con el dedo, intentado meterlo un poco. Y como estábamos bajo el chorro del agua, la punta entró mejor de lo esperable. Para que no se me bajase, a ratos me masturbaba con una mano y, cuando paraba de hacerlo, me empotraba contra la pared de la ducha, que también hacia que mi polla se quedara tiesa en contacto con mi piel y la pared. En definitiva, me estaba desvirgando un tío. Un negro. En una ducha. Mientras mi novia follaba con otro tío al lado en un sofá. Si me lo llegan a decir un año antes no me lo creería.

  • Ahhh -empecé a gritar, cuando me la quería meter más, pero a la vez lo deseaba muchísimo-. Síi, fóllame, soy tu puta, fóllame.

  • Toma, maricona -me insertó su verga e intentó empezar cierto bombeo-.

  • Aghhh, me encanta, fóllame sí soy tu pmmmm… -me tapó un momento la boca con la mano, mientras me la insertó mucho más al fondo-.

  • Dioooos, ¡¡me desgarras!!
  • ¡Te jodes! Por hacerte pasar por maricón… ¿qué te piensas que no sé que sois pareja? 

¡Lo sabían! Celia lo había contado y aún así había querido que me desvirgara un tío. No era ni siquiera una vía para conseguir lo suyo, era su deseo completamente. Quería ponerme follarse a uno mientras a mi me rompía este semental.

  • Eres un cornudo maricón. Te mereces que tu novia te los ponga con todos y a ti que te violen como a una puta.

  • Sí, lo soy, me lo merezco. Gracias por follarme.

  • Por violarte, gracias por violarte -dijo con voz de corregirme-.

  • Gracias por violarme. Suyo tuyo, mi cuerpo es todo tuyo.

  • Eres mía, a mi me vas a hablar siempre como una tía, ¿vale maricona? Tú eres mi puta y nada más. ¿Quieres que te preñe?

  • Sí, préñame, amo. Soy tuya.

Pero me la sacó. La sensación de sacarla del todo fue muy rara. El culo me ardía, pero me alivió que me tirase agua. Luego se la tiró él en la polla.

  • Mientras me la limpio, mastúrbate lamiéndome los huevos con la lengua. Pero no te corras, eh.

Fran apagó el agua y dijo que saliéramos “con estos dos”. Con el agua apagada oía a mi novia gritar muchísimo. Salimos y se la estaba follando en el sofá a cuatro patas.

  • Vale, cornudo -dijo Diego, el tío que acababa de desvirgar mi boca y mi ano-, quédate masturbándote mientras yo me uno.

  • ¿Quieres que se ponga él en tu boca? -Le preguntó Fran a Celia, refiriéndose a Diego.

  • Sí, ven aquí, Diego, de pie, por fa.

  • Vale, guapa.

  • ¿Qué tal se ha portado mi cornudo?
  • Genial, ha perdido su virginidad y la chupa de lujo. Te lo digo yo que me la han chupado mogollón de tíos y de tías.

  • ¡Bravooo! -me miró- Te doy permiso para que acabes mirándonos pero solo después de que yo acabe.

Y se zampó la tranca negra que me había desvirgado hacía nada. Ahora estaba viendo a mi novia follada por los dos. Y yo masturbándome, con un dolor de culo desconocido hasta la fecha. Pero ni comparable con lo que sería si hubiera nunca experimentado yo solo.

  • Ahhhhh, síiiiiiiii, dios míoooo qué gustooo -Ella se corrió, y yo me sentí a segundos de empezar a eyacular, pero inmediatamente se me cortaron las ganas porque vi a Fran correrse y me asusté de que no llevara condón-.

A Diego pareció darle cosa correrse en su cara, así que se apartó un poco. Pero Celia le puso las tetas como dándole permiso y él soltó una tremenda lefada encima. Ahí sí que ya no pude aguantar y me corrí yo también.

Por suerte, vi que Fran sí llevaba condón. Fran y Celia se ducharon. Me di cuenta que también sabían nuestros nombres reales porque la llamó así. Diego me sonreía y después de darme la mano y preguntarme si me dolía mucho, se puso el bañador y se fue de allí, no sin antes decirme “nos veremos pronto, putita”.

Luegos nos despedimos también de Fran, que dijo que había sido la mejor despedida posible porque se iba a Alemania a vivir y currar en un par de días. Pillamos un taxi y llegamos a casa. Antes de dormirnos, Celia leyó un WhatsApp de Román:

  • Me voy para España a pasar el verano y estaré en su ciudad dentro de dos semanas. ¡Qué ganas de pasarlo rico, preciosa! Serás lo mejor de mi estancia, me estaba aguantando decir estas palabras pero ya no lo aguanto más: te amo!!

  • Geniaaaaaal -emojis de alegría-. Me haces feliz. Yo también te amo. Buenas noches, que aquí nos dormimos ya -emojis de corazones y lunas-.