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Inicios

en Confesiones

Cuando se es joven, la adrenalina las hormonas nos lleva hacer cosas que no son tontas, mas bien son cosas que deseamos y que luego la etapa adulta nos inhibe de hacer, es como cuando nosotras mismas ponemos un candado a nuestros deseos.

Hace ya algunos años ya el humo de un cigarrillo prohibido hicieron que mi amiga Marta y yo, no viéramos los costosos equipos de vidrio Pírex en el laboratorio de química y al volear entre risas y y burlas, se sintiera el estallido de una decena de costosos equipos de laboratio.

Fue más lento el apagarse del sonido de mil fragmentos que la aparición de la responsable del lab; juicio sin jurado el monto a pagar y la amenaza cierta de expulsión y loa citación de los padres. Puedo no significar mucho, pero para una chama (como le decimos aquí a las chicas) no graduarse con los amigos es fatal, más que el hecho de que no te reciban en ningún otro centro educativo.

El llanto no tardó en aparecer en mi rostro y el de Marta, que una y otra vez suplicamos por "otra" última oportunidad una y otra vez una y otra vez. Fue quizás la promesa de resarcir los daños más que las lágrimas, lo que llevo a la responsable a poner en la balanza el hecho de que si nos expulsaba no había presupuesto para reponer los equipos rotos que tanto hacían falta, en cambio una amenaza cierta de expulsión y un plazo de 3 meses para pagar eran más viables.

Así pues, se firmó el "contrato" pago de los equipos en tres meses o la expulsión, la pérdida del año y el castigo de mis padres, ni carro no salidas ni playa ni nada. Está claro que para nosotras fue una victoria, ahora quedaba algo por hacer...conseguir el dinero.

Salimos de allí, el portón se cerró tras de nosotras y al cruzar la esquina ya un nuevo cigarrillo en nuestras bocas humeaba sus señales al cielo, la falda con la cintura más arriba para hacerla más corta y las medias bajadas hasta dentro de los zapatos para parecer que no teníamos medias hizo q estas "Telma y Louis" caminaran como si nada hubiera pasado.

La calle estaba sola, apenas unas tiendas de "horario continuado “permanecían abiertas, pero invariablemente vacías con el letargo típico de las horas del medio día. Una de estas tiendas era la de suministros estudiantiles Echo-Lab, mientras nos veíamos reflejadas en la vitrina para pintarnos la boca un retoque aquí otro allá, caímos en cuenta del costo de un simple matraz uno pequeño similar a los 15 o 20 rotos apenas unos momentos atrás, fue allí cuando me di cuenta por primera vez en la suma de dinero que debíamos...necesitábamos ingresos dinero de alguna manera

Entramos a Echo-Lab y pedimos un presupuesto aproximado según la lista que nos había proporcionado la responsable. La cantidad era inalcanzable para dos estudiantes, preguntamos al empleado por planes de crédito o algún trabajo a tiempo parcial y/o los sábados, su respuesta fue negativa, pero nos habló de dos cuadras más abajo en la tienda de fiestas y disfraces siempre solicitaban animadoras, le agradecimos y fuimos para allá. eran ya las 2:20 pm y el letrero indicaba que abría a las 3:30, decidimos esperar. De pronto una voz del piso de arriba nos preguntó que deseábamos, explicamos nuestra presencia, que no éramos clientes si no buscábamos trabajo a medio tiempo o los sábados. nos indicó que esperáramos y desapareció tras las cortinas.

El lugar era una vitrina y una puerta que daba a la calle, un aviso bien hecho rezaba, animaciones para fiestas, disfraces, organización de eventos etc. Oímos el abrir de una trabilla luego otra y luego el girar de una llave, una vuelta y otra y la puerta giro sobre las bisagras. apareció un hombre algo mayor que el que pensamos ver en el primer piso minutos antes, era delgado pelo negro con canas tal vez prematuras, nariz algo grande para su rostro, ojos verdes y manos largas.

Vestía una camisa blanca unas "crocks" con calcetines marrones y lo que parecía un pantalón de pijama. Nos invitó a pasar, Marta y yo intercambiamos miradas, pero al final entramos tal vez de haber estado sola una de nosotras nunca hubiéramos pasado, en fin, cuatro pasos adelante y estábamos adentro.

Noto que veíamos su pijama y se disculpó, dijo que vivía arriba y la pausa del medio día solía descansar un poco. "no hay problema" nos apuramos a decir restando importancia a su atuendo a esa hora del día. Noté que nos miraba de arriba a abajo con miradas rápidas sin permanecer mucho tiempo con los ojos fijos en alguna parte.

¿fuman? -preguntó- si dijo Marta sin darle tiempo a mi mirada que le decía que no lo aceptara, ya era tarde la mano del Sr Juan (así se llamaba) ya estiraba el encendedor hacia Marta que de dos aspiraciones ya humeaba como una locomotora, me apuré a decir que yo también quería una y así los tres comenzamos a tapizar la habitación del sedoso humo del tabaco.

La tienda no era grande, se veían en ella trajes, ropa, sombreros y pelucas de todo tipo, lentes y maquillajes carnestolendas, zapatos y los más diversos atuendos, afiches de Disney, Marvel comics etc, Estaba algo oscuro tal vez porque aun las ventanas que daban a la calle estaban cubiertas por sendas persiana color rosa viejo. las paredes eran crema como el techo y piso de baldosas terracota más gastadas por donde solía entrar y salir la gente y un calor exagerado en verdad se sentía hasta vapor en ese recinto, ahora que lo pienso es raro nunca haberme fijado antes en esa tienda tal vez porque en verdad su publicidad no era llamativa.

La mirada del Sr Juan seguía de un lado a otro, pero las sentía posarse en mi cabello, mis senos, mis piernas, tal vez no debí subir tanto esa falta ni bajarme tanto las medias, en fin -no pasa nada- me dije a mi misma, es hombre y los hombres son así. A este punto es justo que me describa, mi nombre es Rebeca soy morena clara, delgada pero no extremadamente delgada, pelo liso negro largo casi a la cintura, ojos cafés, senos diría que grandecitos, lindas piernas y un trasero que voltea miradas, Marta, es como mi hermana así nos dicen nos parecemos mucho quizás más delgada y el pelo aclarado un poco por un producto que se echa.

El sr Juan nos explicó que si en efecto buscaba gente chicas para arreglar la tienda, ordenar el desorden animar fiestas, sobre todo de chamos etc, la paga era por horas y el horario flexible, parecía el trabajo ideal, sin duda en tres meses pagaríamos los daños al lab, por nuestra edad ya no necesitábamos permiso de trabajo así que-"cuando empezamos" dijimos entusiasmadas. La respuesta no fue del todo positiva dijo que solo podía aceptar a una de nosotras y que lo sentía, pero sus ingresos no daban para más. Marta y yo intercambiamos miradas y pues había que tomar una decisión, -las dejo para que decidan- mientras se alejaba a la parte trasera a lo que parecía ser una pequeña cocina. el calor nos hacía sudar de una forma nada normal la piel brillante de mis piernas el cuello, el canalillo de mi entre seno hacía pensar que me habría untado alguna crema para la piel, Me recogí el cabello en una rápida cola de cabello y Marta y yo comenzamos a deliberar...-es raro- decía Marta, ¿qué? -le respondí- El tipo, ¿quién más? nos ves cómo nos ve, apuesto a que se fue a masturbar allá tras, lo decía con su risa burlona de siempre..-Ayyy le dije riéndome-, a lo que respondió mira cómo te ve las tetas, mira cómo se te marcan con ese sudor no deja de vértelas, juraría que hasta se le paro bajo el pijama, jajajaja seguía riéndose. -ya deja- le respondí, pues yo no quiero trabajar aquí dijo Marta, así que si tú quieres acepta tú, -Esta bien le dije- envalentonada por el desafío.

A nuestras espaldas estaba el Sr Juan, no se desde cuando estaba detrás de nosotras no lo oí llegar, se secaba las manos con una toalla color amarillo algo menos tenso, ¿será que de verdad fue a hacerse eso que dijo Marta? Sr Juan yo acepto apure a decirle antes que yo misma me arrepintiera. Perfecto respondió te espero mañana apenas termines clases...

Así sin saberlo había aceptado una de las más raras y excitantes experiencias de mi vida.

Llegue agitada a casa aun sudada a pesar de la brisa de la calle ese encuentro no me dejó del todo sana. Saludé a todos y pasé de un largo a mi cuarto, en la escalera me encontré a Lucho el amiguito de mi hermano, “la bolsa de hormonas” como solía llamarlo, no perdía oportunidad de pillarme bajo la falda o entre la blusa, en fin, saludé apresurada y entré a mi habitación.

Ya en el borde de mi cama, me deshice de mis zapatos y calcetines, me quité la falda y uno a una desabroché los botones perlados de mi blusa, aunque este ritual diario lo hago en el baño hoy lo hice frente al espejo, algo sentía, algo tenía algo en los ojos de ese hombre me perturbo, no creo en mal de ojo ni nada, pero algo pasó esa tarde.

Dejé caer mi sostén y mis senos empapados quedaron libres, mi aureola oscura brillaba bajo un pezón totalmente firme, me baje la pantaletas y con una maniobra de mis pies quedo en el suelo, me observaba desnuda frente al espejo, me vi a mi misma deseada bella, provocativa en ese instante hubiera sido el juguete sexual de cualquiera de uno de dos de muchos, me acosté en la cama ubicada frente al espejo, tome una de las decenas de almohadas que pueblan mi cama como un rebaño y la coloque bajo mi nuca, luego una más pequeña en la espalda, me abrí de piernas y mi vagina apareció en el espejo, como una camino por transitar, estrecha depilada deseosa.

Mi mano izquierda tomo mi seno derecho y comenzó a estrujarlo, a obligar a dirigiese hacia mi lengua que moría por probarlo (afortunadamente para mí el tamaño de pecho me permite alcanzar el pezón con la punta de la lengua lo que me da mucho placer. Mi mano derecha en cambio bajaba por mi obligo hasta ella, mi cómplice mi sexo y comencé a frotarme a introducirme en mi misma uno, luego dos y hasta tres dedos, entraban y salivas, con mi respiración agitada, nunca me había masturbado con tanto ímpetu, pensaba que el Sr Juan me estaría viendo, ese hombre desgarbado algo me había hecho.

Los dedos de mis pies apuntaban hacia arriba temblaba, hasta que un ruido en el corredor me hizo reaccionar e instintivamente mire a la puerta, todo estaba bien el cerrojo estaba puesto mi privacidad estaba garantizada.

Medí el tiempo en dos orgasmos, me levanté tome mi bata de baño y salí descalza al pasillo, necesitaba un baño, pero lo verdaderamente sucia estaba mi mente.

Lucho esperaba a mi hermano para salir a jugar, deje abrir accidentalmente la bata, para que un seno asomara tímidamente y hacerle el día a Luchito, le pique el ojo y con un “ups” lo siento me fui a la ducha. Cerre el baño pero no mis ganas. Me sonreí a mí misma pensando en lo alegre que quedo Lucho, con ese regalito…

Continuará