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Un buen polvo en horario de trabajo.

en Hetero: General

Ahora miro hacia atrás y en parte echo de menos ese tiempo donde tuve mi primer trabajo en el sector de la limpieza, tenía unos 22 años por aquel entonces y estaba mentalizada de que era algo temporal. Parece obvio lo que voy a decir pero allí donde iba, la gente de esas oficinas estaba acostumbrada a ver mujeres en edad ya de 40-50 y cuando me veían a mí pues sentías esas miradas indirectas, imaginando partes de mi cuerpo desnuda supongo.

Yo cada vez que iba a una de esas oficinas tenía la mentalidad de hacer mi trabajo e irme, no me fijaba mucho en lo que hacían ni cuantos eran. Había una oficina que digamos era especial, porque yo iba casi por la tarde cuando estaban a punto de cerrar y solo quedaban muy pocos, diría que 2 o 3 como mucho, que bien se sentía ese silencio y tranquilidad. Solo uno de ellos me saludaba, un hombre robusto y de estatura media que  estaria rozando los 40 y se mantenía muy bien físicamente incluso las pocas canas que tenía le daban un atractivo extra. Toda tensión sexual empezaba cuando me ponía a limpiar la zona de la cocina donde almorzaban, había una pequeña ventanita en la cual podía ver algunos puestos de trabajo, incluido el suyo así que pillarle mirando como me colgaban los pechos  era parte del encanto.

Mki rutina en esa oficina era simple, colocaba mis cosas en la zona de la cocina, me hacía la coleta y me disponía a realizar la acción por la que me pagaban, este hombre entraba de vez en cuando aprovechando la bolsa de basura que tenía abierta para tirar algo, me soltaba alguna frase cordial y de paso mirarme las nalgas o el escote al momento de agacharme o darle la espalda (de forma muy discreta). No hace falta ser muy avispada para darte cuenta como un hombre te mira con deseo, me fijé en sus manos grandotas (en ese momento tuve un momento de pausa imaginándo una de ellas frotando mi clitoris) pero no tenía anillo de casado así que parece que este hombretón no estaba atado para introducirme su miembro en mi coño sudado.

Cuando terminaba el ajetreo se me notaba sudor en el cuerpo pero no era muy exagerado, recuerdo que era finales de primavera y se notaba el inicio del verano, En uno de estos días, casi al terminar mi jornada, en esta oficina ya se habían ido todos menos este hombre, noté como empujaba la puerta para entrar y mientras me miraba muy educado pero a la vez atrevido apoyándose en ella soltó lo siguiente:

-- "No lo hagas si no lo deseas, solo quiero decirte que verte esa ropa de limpieza y tu cuerpo sudado todos estos días  no he podido parar de pensar como sería follar contigo"

Nos quedamos mirandonos unos 5 segundos mientras el seguía apoyado en la puerta de la cocina lo que esta vez podía notar su polla poniéndose dudra daba golpecitos a través del pantalon, sin pensarlo me acerque mientrás le decía -- "Follame mientras me frotas mi coño con esas manos"

Cuando noté sus manos agarrando mis nalgas mientras nos comíamos la boca como dos adolescentes sentí una corriente de placer en mi coño que no puedo explicar, debió ser la mezcla de mi flujo con el sudor del trabajo que tenía en mi tanga, ipsofacto me levantó y apoyó en el pollo de la cocina mientras me quitaba la parte de arriba. En este momento ya sentía su boca en mis pezones y los tenía durísimos llenos de su saliva, mientras hacía esto ya notaba una de sus manos frotandome a través del tanga que tenía puesto, estaba sudada ahí abajo pero eso parece que le excitó más pues pude notar sus gemidos mientras me empezaba a meter uno de sus dedos apartándome el tanga.

Cuando le agarré la polla y empece a agitarsela con fuerza se quitó los pantalones. ver su polla erecta en frente de mi solo hizo que me quitará yo también mi chandal junto con el tanga y me abriera de piernas hacia el para que me hiciera lo que quisiera. Le cogí una mano cuando se acerco y empecé a chuparle los dedos mientras me los metía hasta donde me cupieran en mi boca haciendola imaginar que era su polla, mientras yo gemía le decía que se masturbara mientras veía mi coño abierto y sudado. Ahí estaba, tocándose su polla llena de líquido preseminal mientras yo le seguía chupando uno de sus dedos y  frotaba mi vagina con la mano que tenía libre delante de el.

No estuvimos así mucho más pues cuando ya estaba mojando el pollo de la cocina literalmente me metí su polla dentro de mí y le gritaba que me follara duro, cada vez que su miembro durísimo me llegaba hasta el final se me ponían los ojos en blanco y gritaba como una loca. En este momento de extasis mientras apoyaba mis piernas en sus hombros le dije que me corriera dentro, no tardó mucho en empezar a echar su semen como un salvaje y la sentí mas calentita de lo normal, pues la mezcla de calor en esa cocina, el tiempo y lo mojada que estaba me hacía arder el coño. Esto no suelo hacerlo a menudo pero ese día estaba tan excitada que manosee toda el semen de su polla y de mi coño y empece a comermelo delante de el y a pasarmelo por mis pechos mientras el seguía agitándose la polla echándo todo resquicio de leche que le quedara.

Una vez finalizó este encuentro, este hombre todavía estaba jadeando del ajetreo que tuvimos, me empezo a piropear diciéndome que era una diosa y a invitarme a su casa para follar de vez en cuando (no me lo dijo con estas palabras tan directas). Le dije entre frases que se quedara con el momento, esta respuesta que di es debido a que en mi manera de pensar, yo sabía que un encuentro premeditado no iba a tener la misma intensidad ni de lejos que un encuentro morboso como este.

Justo una semana despues me cambiaron mi agenda de trabajo y nunca mas nos volvimos a ver, eso si, alguna vez me he tocado pensando en sus grandes manos frotando mi coño.