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Idus de marzo del odio al amor. capitulo 7

en Lésbicos

CAPITULO 7

( BIPOLAR)

Desde que llego a su casa Alex estaba insegura sobre qué hacer con respecto a su Jefa. La broma que le había hecho solo había logrado hacerla sentir culpable, pero pedirle perdón era impensable, al fin y al cabo, Helena era mucho más cruel con ella y parecía no importarle, ni sentirse mal por ello. Así que lo único que tenía que hacer era desechar esas culpas, tomarse una cerveza e irse a dormir, pero en ese momento el timbre de la puerta sonó y por supuesto se pegó un susto de muerte al abrir y ver a Helena frente a ella  

-          Antes de que me golpes quiero decirte que tu tuviste la culpa de esto – Alex tomo distancia poniendo sus manos contra los hombros de Helena - Llevas más de cinco meses molestándome por todo y esta tarde rebosaste la copa con tus indirectas en mi contra. Ahora si puedes golpearme – Bajo sus brazos esperando el puñetazo o lo que fuera hacerle

 

-          No vine a golpearte. La verdad es que si quería hablarte de algo importante cuando te encontré en la ducha

Pues sí. Sus intenciones habian cambiado mientras iba hacia el apartamento de Alex. Helena tuvo mucho tiempo para pensar, en el por qué aquella mujer le hizo algo así y tras de hacer una retrospectiva de su relación, se dio cuenta que lo raro era que no le hubiera hecho algo peor antes. Era muy consiente que no fue nada amable con Alex, ni antes, ni después de la muerte de Valentina y en especial después fue bastante abusiva con ella, así que se merecía eso y mucho más, pero por supuesto no se lo iba a reconocer, solo iba a intentar ser tan amable como le fuera posible.

-          ¿Me vas a dejar pasar o qué? – Bueno. Tal vez eso de ser amable iba hacer más difícil de lo que pensaba   

 

-          Está bien, pero deja tu arma donde pueda verla – Lo dijo medio en broma, medio enserio

 

-          No traigo, armas y ya quítate – Se abrió paso empujándola un poco – Afuera hace mucho frio

Helena hizo algo que llevaba muchos años soñando y fue sentarse en el sofá principal de la sala y apoderarse del control remoto de la televisión, tal como siempre lo había hecho Alex en el apartamento en el que vivía feliz con Valentina. Contemplo la reacción de la detective ante semejante atrevimiento, pero Alex parecía no inmutarse, al igual que no se inmutaba cuando ella llegaba para verla sentadota sobre su sillón haciendo zapping en su televisor. Ahora se daba cuenta lo mucho que extrañaba incluso eso

-          ¿Quieres comer algo?

 

-          ¿Qué tienes?

 

-          Comida Mexicana

 

-          Si, tráeme un poco para acá – Ni siquiera se molestó en decir por favor, como lo hubiera hecho con cualquier otra persona, pero es que con la castaña le gustaba comportarse así    

Alex no le enfadaba para nada la actitud de Helena, más bien le sorprendía. Nunca en la vida creyó que la vería en su apartamento tratando de tener una interacción cordial, porque sabía que eso era lo más cordial que la teniente podía ser con ella y sin embargo le encantaba tenerla ahí. Era como si una parte del pasado que atesoraba volviera para alegrarle la vida

-          Toma – Le paso el plato de comida y una cerveza. Puso su propio plato en la mesita de centro y se sentó al lado de Helena

 

-          Ahora si ¿De que querías hablarme?

 

-          Es sobre el caso que te asigne esta mañana. La camorra tiene una guerra sin cuartel sobre todas las agencias de inteligencia del mundo. Emplea desde ancianos hasta niños para mantenerse informados de todo lo que pasa a su alrededor, incluso es posible que ya existan infiltrados dentro de nuestra unida. Así que necesito que hagas tu mayor esfuerzo porque todo salga bien

 

-          ¿Viniste hasta aquí a decirme que no hago nada bien? Vete al diablo – Alex se levantó ofuscada dispuesta a sacar a Helena de una patada de su apartamento

 

-          ¡NO! Lo que estoy diciendo es que te cuides. Son gente muy peligrosa y no sabemos quién es confiable y quién no. Deja de tomártelo todo a mal

 

-          Ahhh… Entonces estas confesando que estas preocupada por mi

 

-          Si… No… Argh – Le molesto que Alex se diera cuenta de su verdadero miedo – Estoy preocupada por la seguridad de todos y tú eres una de las líderes, así que tú tienes más responsabilidad – Helena tomo un trago largo de cerveza – Sé que has tenido unos meses de demasiado estrés, y tal vez yo… Bueno no he sido muy compresiva que digamos, pero por favor, evita consumir drogas, eso haría que tu nivel de alerta descienda y pondría en peligro a todos en la operación

 

-          Entonces, de eso se trata – se volvió a sentar a su lado – De las drogas que encontraste en mi casillero. No es tan grave como piensas, solo las uso para calmar mi ansiedad. Después de la muerte de Valentina, yo… - No supo cómo continuar cuando vio el rostro de Helena afligirse. Ese era un tema del que aparentemente a un no estaban listas para hablar - No importa. Te prometo que no voy a dejar que mis problemas personales interfieran en el trabajo.

Helena sabía de antemano de los antecedentes con las drogas y el Alcohol que tenía Alex y sabía que no le iba a ser tan fácil lidiar con ellos nuevamente como ella aseguraba. Hacía varios años tuvo que entrar en un centro de rehabilitación cuando su adicción se salió de control y duro al menos tres meses en ese tratamiento

-          Si eres adicta no vas a poder manejarlo sola y lo sabes

 

-          Si, lo sé. Laura y Adrian me dijeron lo mismo esta mañana Y… les prometí buscar ayuda

 

-          Pues hazlo, porque ahora más que nunca te necesito… Es decir, necesito que estés concentrada – Se corrigió esperando que Alex no se hubiera dado cuenta de ese lapsus, parecía que ella también iba a necesitar ayuda profesional urgentemente porque esas expresiones de aprecio por la detective se le estaban escapando demasiado a menudo  

 

-          Gracias

 

-          ¿Porque?

 

-          Por preocuparte

 

-          No lo mal entiendas, esto no es por ti, es solo interés profesional. Y ya basta de sentimentalismo. Déjame comer y ver la tele   

Tal vez Alex estaba mal interpretando todo como decía Helena y tal vez debía darse media vuelta y salir corriendo de su alcance antes de que un nuevo golpe la derribara, pero era demasiado cobarde para hacerlo. La teniente sin desearlo, se estaba convertido en un salvavidas que le impedía sumergirse en su propia angustia y si iba a ferrar a él tanto tiempo como le fuera posible  

-          ¿Qué haces? no cambies el canal – Dijo Alex quien estaba viendo una maratón de orange is the new black

 

-          Está a punto de empezar It

 

-          ¿Esa película del payaso dientón? – Helena asintió con la cabeza -  Yo no quiero ver eso

 

-          Oye Alexis. Hoy fue un día largo. Déjame relajarme y ver esta película, después vemos lo que tú quieras. Además, me lo debes por lo que me hiciste. O ¿Crees que fue muy divertido para mi pasearme por media comisaria, descalza, agarrándome los pantalones para que no se me cayeran?

(¿Pero qué diablos está pasando aquí?) se preguntó la detective luego de escuchar el tono conciliador de Helena para que la dejara ver una película de terror, como si fuera la novia más amorosa del mundo. Era tan atractivo como aterrador saber que su peor enemiga tenía un lado bueno, ese lado del que tantas veces le había hablado Valentina y del que ella hizo caso omiso porque era más fácil odiar, a quien se había quedado con lo que más amaba.

Más de dos horas había durado la espantosa película, pero lo peor del asunto es que Alex se la tuvo que ver toda solita, ya que Helena se había quedado dormida en algún punto, mientras ella se ponía la cobija en la cara cada vez que “eso” aparecía en pantalla. Intento Varias veces despertarla, pero no tuvo suerte, entonces al final decidió que ambas dormirían en la sala, así que bajo el respaldar del mueble para convertirlo en una cama, trajo otras cobijas y almohadas y se acostó al lado de la exuberante morena, no sin antes dejarla en ropa interior, o más bien solo con su sostén, para que durmiera más cómoda.  

-          Ohh… Dios Santos, me quede dormida ¿Qué hora es? – Helena se levantó sobre saltada cuando sintió que alguien la abrazaba. Su cerebro había querido engañarla haciéndole creer que era Valentina, pero rápidamente recordó que ella ya no estaba

 

-          Las cinco y cuarenta – Dijo Alex aun abrazada a la teniente, viendo el inmenso reloj que adornaba la pared de su sala

 

-          No puede ser ¿Por qué no me despertaste? 

 

-          Si lo intente, pero tu duermes como una marmota. Ni siquiera cuanto te quité la ropa te despertaste, y eso que tuve que pelear con tus pantalones como diez minutos

Helena levanto las cobijas para darse cuenta que efectivamente se encontraba semidesnuda. Con tan solo su sujetador y una pantaloneta diminuta que no era de ella

-          Como te atreviste degenerada – Tomo la almohada más cercana y empezó a golpearla – Devuélveme mis bragas

 

-          Cálmate. No te hice nada, solo quería que durmieras más cómoda – Levanto sus manos para defenderse de los almohadazos – Y lo de tus bragas, no se puede, son mi trofeo de guerra - La teniente empezó a golpearla mucho más fuerte hasta que se canso y volvió a acostarse a su lado

 

-          Entonces, explícame ¿Por qué te dormiste abrazada a mí? Yo recuerdo perfectamente que tienes una cama propia

 

-          Porque me hiciste ver una película espantosa, que podía provocarme pesadillas. Aunque no lo creas soy muy sensible

La verdad es que esa afirmación le había hecho mucha gracia a Helena. Alex siempre parecía tan segura de sí misma y de no temerle a nada, que fue un placer culposo verla gritar sobre saltada por una simple película. De alguna extraña forma eso la había reconfortado y traído tranquila, tanto así que se quedó dormida sin darse cuenta, lo que desde la muerte de su esposa no pasaba.

-          Por esta vez te voy a creer, pero si me vuelves a quitar los pantalones sin mi consentimiento te mato – se sentó sobre el sofá mientras se ponía su ropa – Me tengo que ir. Te necito en la comisaria a los ocho, que no se te olvide. Y me quedo con la pantaloneta hasta que me devuelvas mi “calzón”   

 

-          Vete… Ya quiero seguir durmiendo sin tus ronquidos – Alex se acostó de nuevo boca arriba dispuesta a dormí, cuando algo completamente inesperado paso. Helena se despidió de ella obsequiándole un beso sobre sus labios

 

-          Recuerda a las ocho – Alex solo asintió muda por la sorpresa

Ya pasaban de la una de la tarde y Alex estaba sentada sobre su escritorio pensando en lo mucho que le había gustado el beso de Helena en la mañana. Tenía una increíble sensación de añoranza, como si ese algo que faltaba en su vida se pudiera conseguir con solo un beso de la teniente, lo cual era ridículo, pero sobre todo peligroso. Enamorarse de Helena era como saltar de un avión sin paracaídas, porque estaba segura que a la mujer solo le interesaba pasar un buen rato sin ningún tipo de compromiso    

-          Deja de tocarte los labios que te los vas a gastar – La interrumpió Daniela que estaba sentada justo frente a ella

 

-          Otra vez tu ¿Qué quieres?

 

-          Pues de querer quiero muchas cosas, pero principalmente que dejes de ser así conmigo

 

-          Ya te dije lo que tienes que hacer

 

-          Alex. Aunque no me creas yo no fui la que esparcí ese rumor, pero tal como me exigiste, ya les conté tu versión a todas las personas que conozco. Así que dame un chance de por lo menos tomar un café contigo – Daniela intento tomar las manos de la detective, pero esta las retiro

 

-          ¿Que buscas Daniela? Tu eres una mujer casada y desde que te conozco tu nunca haces nada sin esperar algo a cambio. Así que si piensas que tienes oportunidad de que sea tu amante, tu lio, tu concubina… o le que sea, te vas bajando de esa nube porque no me voy a meter en problemas por tu culpa. No de nuevo

 

-          Yo solo quiero volver a ser tu amiga. Te extraño muchísimo y me conformo con salir de vez en cuando a tomar solo un café contigo – Daniela intento tomar nuevamente sus manos, pero esta vez Alex no la rechazo

 

-          No confió en ti

 

-          Bueno, tienes un chaleco antibalas y tu arma semiautomática, así que ¿Qué te puede pasar? Si quieres pudo ir esposada para más tranquilidad

 

-          Eso es buena idea, pero poco útil para personas como tú. Tu eres más del tipo de destruir la vida de la gente desde sus sentimientos     

Recobrar la confianza de Alex iba hacer mucho más difícil de lo que Daniela había calculado, pero necesitaba que creyera nuevamente en ella, no solo porque en verdad la quería, sino además porque era necesario para sus planes dentro de la comisaria

-          Yo he cambiado mucho desde mi adolecía. Era una cretina, inútil, pero en los últimos años y después de la muerte de mamá, me he dado cuenta de lo que realmente importa, y tú me importas, solo déjame demostrártelo – Y de nuevo iba apelar a lo bondad de Alex manipulándola, esta vez con la muerte de su madre

 

-          Tus ganas. Dime el día, la hora y el lugar y allí estaré

 

-          ¿Qué te parece mañana a las seis de la tarde en la Riviera? 

 

-          Me parece bien

Helena andaba por los pasillos de la comisaria sin ninguna intención de mortificar a nadie cuando vio a Alex tomada de la mano de Dosantos. Por supuesto esa sensación de sentirse amenazada, molesta y con ganas de golpearlas, la teniente no los podía atribuir a tener un ataque de celos, era algo completamente diferente, que si bien no podía definirlo con palabras de ninguna forma se podía llamar así

-          Santana – Grito – Ya tienes lo que te pedí o tengo que perder otro día por tu ineptitud - Alex soltó bruscamente las manos de Daniela como si quemaran 

 

-          Ya… Ya lo tengo. Iba a pasar a tu oficina a entregártelo

 

-          ¿Y qué esperas? ¿Qué te cargue?    

Helena siguió con paso firme hacia su oficina sabiendo que Alex la seguía. Se preguntaba, qué demonios le pasaba a esa mujer, si acaso era que no sabía controlar sus hormonas. Sin dudad Alex era una mujeriega descarada, que le coqueteaba a cualquier escoba con falda y lo peor es que no entendía porque se ponía así, después de verla tomada de la mano con otra mujer. Si algo tenía claro en la vida es que la detective no era nada más que un revolcón, un cuento pasajero que ella podía acabar cuando le viniera en gana

-          Toma. Esto es todo lo que aparece en los archivos sobre los hermanos De Luca

 

-          ¿Y te tomo toda la mañana encontrarlo? vaya que eres lenta Santana

 

-          Bueno es que había muchísima información y tuve que sintetizarla lo más que pude – Se excusó sin saber porque

 

-          Tú y tus ridículas escusas para justificar tu ineptitud

(Reacciona de una buena vez, esta idiota te está volviendo a insultar) Pensó, despertando por fin del embrujo. Lo que fuera que le estuviera pasando con la teniente parecía estársele escapando de las manos y no lo podía permitir, primero estaba su dignidad que cualquier otra persona y esa era una lección que Daniela le había enseñado muy bien

-          Te estás pasando y eso ya me está cansando. Yo no tengo la culpa de tus calores menopaúsicos, así que me largo. Avísame cuando se te haya pasado la histeria

Alex media vuelta dispuesta a salir, pero Helena fue mucho más rápida y se le atravesó en el camino.

-          ¿A quién llamas menopaúsica?

 

-          A ti. Esos cambios de humor sin sentido solo tienen esa explicación, aunque también puede que seas bipolar. Como sea, busca a alguien que te medique y después hablamos - Intento salir de nuevo dándole a Helena un empujón con su cuerpo, pero esta no se movió un ápice, por el contrario, se pegó más ella

 

-          No vas a salir de aquí, hasta que te de tu merecido – Dijo rozando su oreja, con sus labios  

 

-          Hazlo que quiera pero que sepas que me voy a defender con todas mis fuerzas

 

-          Ahh si…

Helena se lanzó a besar sus labios con desespero. Ahora se daba cuenta que todo ese enojo que le producía Alex se traducía fácilmente en deseo, incluso para Valentina eso no había pasado desapercibido. Recordó una de esas veces que llego echando chispas al apartamento por culpa de Santana y como desquito todo su enojo haciéndole el amor a su novia

-          … Volviste a pelear con Alex cierto

-          … Si es que es tan mentecata. Simplemente hace lo quiere sin importarle si la balean por eso y… ¿Cómo lo supiste?

-          … Porque parece que pelear con ella te enciende más que ver porno conmigo

Recordó cómo se enojó por lo que en ese momento pensó que era una calumnia monumental por parte de su novia, a tal punto que ese día durmió en el sofá, sin embargo, Valentina tenía razón, algo en la cercanía con Alex le traía emociones muy fuertes que ella intentaba ocultar siempre con furia. Sin duda Val aprendió a conocerla muy bien, incluso mejor que ella misma

-          Teniente disculpe entrar así, pero…

Helena empujo tan fuerte a Alex que esta termino golpeándose en la cadera contra borde del escritorio, e hizo alarde de todas sus fuerzas para no gritar de dolor, mientras intentaba ponerle a Edrian una cara de aquí no pasa nada

-          Perdón por interrumpir. No sabía que estaba reunida con Santana – Dijo Edrian levantando su ceja en señal de sospecha

 

-          No interrumpe nada Ávila, la detective y yo solo definíamos los detalles para iniciar la infiltración en la camorra

 

-          Pues… Bien… Al respecto de eso, le he traído los informes que me pidió. Aquí se los dejo - Se acercó al escritorio para dejar los papeles mientras escrudiñaba a Alex con la mirada – Le reitero mis disculpas por entrar así, pero como nadie contesto me tome el atrevimiento y no siendo más me retiro, pueden seguir definiendo los detalles “más profundamente” – Dijo burlonamente, pero por la cara de pocos amigos que puso antes de irse, Alex sabía que iba a tener que dar muchas explicaciones.   

 

-          ¿Crees que se dio cuenta? – Pregunto Helena muy nerviosa

 

-          Claro que se dio cuenta, si casi me dejas clavada contra el borde del escritorio con el empujón que me diste. Eres tan bruta – Se sobo suavemente sobre la zona afectada

 

-          Que va, sino fue para tanto ven déjame ver – Helena la tomo de una de las presillas de su pantalón para acercarla y poder ver que tanto daño le había hecho – uppss – exclamo cuando se dio cuenta que Alex se le estaba empezando a formar un moretón considerable en el extremo izquierdo de su cadera – Con un poco de aloe vera y hielo se te quita 

  

-          Hija de… tu madre – Exclamo al tiempo que se alejaba de ella para sentarse sobre el mullido sofá 

 

-          ¿Alex que vamos hacer con Edrian?

 

-          No te preocupes yo me encargo de eso

 

-          Has lo que tenga que hacer, pero no quiero que se esparza ningún chisme de nosotras. Ya tengo muchos problemas como para tener que lidiar con eso

 

-          Ya te dije que yo me encargo - Se levantó ofuscada en dirección a la puerta

Alex estaba empezando a hartarse de la constante advertencias de Helena sobre ocultar lo que pasa entre ellas como si fuera algo repugnante o malo. Estaba de acuerdo con ella sobre las habladurías que eso podría con llevar, pero esa presión por ocultarlo, tras el maltrato que sufría cada vez que a la teniente se le saltaba la rabia, la estaba lastimando más de lo que quería aceptar. Así que lo mejor era detenerlo de una vez por todas, porque su corazón ya no iba poder resistir un nuevo golpe

-          ¿A dónde vas?

 

-          A trabajar. Adiós

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Aqui un nuevo capitulo. Disculpen la demora, pero este año he tenido mas trabajo de lo normal y poco tiempo para escribir. Mil Gracias por leer