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Mi día de suerte.

en Trios

10 de junio de 2008.

 

Ese día, jugaba España la semifinal de la Eurocopa. había eliminado a Italia en los penaltis y ahora tocaba Rusia. Y  por fin, llegó el día de vivir lo que nunca había vivido,  ver a España jugar una semifinal de algo, cosa que a mis treinta y dos años, aún no había podido vivir.

 

Planee ver el partido con un amigo, y decidimos ir a un bar del que me habían hablado.  Así que me enfunde mi camiseta, y allí fuimos. Era un bar tipo irlandés,  y tras localizarlo, entramos. Ya estaba todo preparado para el gran día. Pedimos unas copas y nos dispusimos a disfrutar,  eso esperábamos. No había mucha gente, de hecho sólo el camarero, mi amigo y yo, supongo que al ser el partido en abierto por la televisión, mucha gente prefirió verlo en su casa.

 

Iba transcurriendo el partido entre copas y buen rollo, y mientras tanto, yo ya me había percatado de una pareja que al fondo jugaban al billar, y en los que al principio no había reparado . Ella era una chica joven, unos 25 años y el mucho más mayor, no le doblaba la edad pero tendría cuarenta y algo. Ella miraba de vez en cuando, bastante a menudo diría yo, y yo por supuesto ni corto ni perezoso a pesar de que el tío era grande, la correspondía.

 

En el descanso, bajaron de la zona de billar que estaba unos escalones más elevada que la barra, y pidieron algo.  En ese momento pude confirmar, algo que estaba sospechando hace rato, que la chica en cuestión era una ex novia de un conocido,  a la cual sólo había visto una vez, ocasión en la cual nos presentaron pero poco más. Cierto que ella aquel día también me miraba muy fijamente mientras su entonces novio charlaba conmigo.

 

Evidentemente, eso era un punto a mi favor que no pensaba desaprovechar para entablar conversación con ella (ellos) porque además ella seguía con el juego de miradas,  así que aproveche, y me dirigí a ella :

 

- Hola, eres Marta, verdad?  

 

Ella se hizo un poco la interesante...

 

- Si, nos conocemos?

 

- Si, en una ocasión nos presentaron. fue Antonio,  recuerdas?

 

-Ah si! cuanto tiempo! que tal? -se notó que lo recordaba tan bien como yo-

 

-Bien aquí viendo el partido y poco más.

 

-Anda que bien, pues nosotros estábamos jugando al billar, pero ya nos hemos cansado así que nos quedaremos aquí a verlo también.  Mira te presento a mi novio  (no recuerdo el nombre)

 

El tío me dio la mano, tenía una mano grande y fuerte, y la templo al dármela, cosa que a mi me gusta, porque puedo responder sin complejos aunque mi mano fuese más pequeña.

 

Comenzamos a charlar,  de aquí y de allá mi amigo,  ellos dos y yo, y el juego de ella ya era más que evidente, escandaloso. Ella era una chica delgada, pero con curvas, de 170 de estatura, piel blanca, y estaba muy rica. Iba vestida con una camiseta negra de tirantes , sin sujetador que hacían marcar sus pezones,  y no dejaba dudas de que tenía dos buenos pechos, y una minifalda vaquera.

 

Se sentó en un taburete de barra de bar,  pero sin subir los pies al reposapiés de modo que no dejaba ver nada pero la hacía tener las piernas un poco abiertas, y entre eso y sus miradas, me estaba matando, sólo pensaba en follarmela, y aunque aún no sabía cómo, sabía que lo iba a hacer.

 

Toda esta situación, era ciertamente extraña en si misma, ya que el novio estaba allí, a mi lado y sabía que estaba siendo consciente de todo y a pesar de las copas, que en mi suelen hacer un efecto de especial percepción de todo en vez de lo contrario , me descolocaba,  aunque no del todo,  ya que yo hacía unos años que frecuentaba el ambiente liberal,  y sabía que estas cosas existen,  pero claro, no te lo sueles encontrar en un bar normal y corriente.  El que estaba flipando era mi amigo,  el pobre no daba crédito.

 

Los acontecimientos subieron de temperatura, ella seguía sentada en el taburete,  apoyando su codo derecho en la barra,  yo de pie frente a ella apoyando mi codo izquierdo en esa misma barra, a poco más de un metro, a mi derecha su novio, y frente a él mi amigo,  en cierto momento, ella se levantó, me miró como si me comiese con la mirada, y dijo que iba al baño. Se contoneo frente a su novio y frente a mi, y se fue, tras la espalda de mi amigo. No podía mover más ese culo subiendo los 4 escalones que iban hacia el servicio. No quise ni mirar a su novio, cuando al llegar a la puerta, giro su cabeza y sin dejar de mostrarme aquel culo, hizo un gesto con la cabeza como diciendo... "sígueme". No podía ser verdad... ¿sería fruto del alcohol? . Juraría que no, pero era consciente que había pedido mi tercera copa, y con lo morboso que soy, podría mi imaginación estarme jugando una mala pasada. Decidí dejarlo pasar.

 

Como un gesto automático,  y tras horas de estar de pie, me senté en el taburete,  y cuando volvió ella, me di cuenta que le había quitado el sitio... muy descortés por mi parte, y no es mi costumbre.  

 

-¡Perdona! te he quitado el sitio (haciendo ademán de levantarme)

 

Ella, sujetándome por el hombro, me dijo no te preocupes.... me siento sobre ti, y diciendo esto, poso su culo sobre mi ya endurecido y castigado paquete, a la vez que lo movía levemente cada poco rato,  en un rozamiento infernal. Ahí se acabó mi cordura, sabía lo que quería hacer, y me daba igual todo, puse mi mano en su pierna y comencé a acompañar su movimiento de culo con mi mano, subiendo cada vez más, hasta llegar a entrar y salir por debajo de su falda con cierto disimulo ante la mirada ¿"aprobadora"? de su hombre, pero daba igual la verdad. Esperaba que en cualquier momento se liase la marimorena, pero aquella actitud por parte de ella sólo podía sacar lo más morboso de mi.

 

Llegaba cada vez más arriba, llegando a acariciar su coño sobre su tanga... quería mas, metí los dedos dentro de su tanga y fue un subidón percibir el tacto de un coñito recién depilado, suave, calentito, y la comprobación de que iba a ser un día especial, es cuando metí un dedo dentro de él y comprobé como chorreaba.  

 

Su respiración delataba su calentura, pero creí  todo perdido cuando se levantó de mi regazo para abrazar a su novio.  Le susurró algo al oído, y el se dirigió a mi.

 

- ¿Quieres que vayamos los tres a dar una vuelta? (me dijo). Tengo fuera la furgoneta,  y aunque es de carga tiene 3 plazas delanteras.

 

- Pues no te voy a decir que no, -respondí- hace mucho calor aquí.  

 

No puedo describir la cara de asombro de mi amigo que llevaba así desde que empecé a meter la mano bajo su falda, sólo le dije, "ahora vengo ", y salí tras ellos.  

 

Una vez en la furgoneta,  el conducía, ella iba en medio y yo a la derecha, y en cuanto arrancó,  no me corte "ni una cala " como se dice en mi barrio, y empecé a comerla la boca mientras metía dos dedos en su coño y ella se subía la falda por la cintura.  Estábamos los dos muy calientes,  y su novio... también.  Yo seguía recostado sobre ella, comiéndola la boca, haciéndola chorrear con mis dedos,  mientras ella luchaba por sacarme la polla del vaquero que llevaba yo.  

 

Me apartó un momento y me dijo cómeme las tetas mientras se las sacaba,  aproveche para hacer lo propio con mi polla que estaba dura hasta dolerme,  y comencé a comérselas mientras ella comenzaba a pajearme.  ¡Que ricas estaban aquellas tetas! firmes, tersas y con unos pezones rosados y duros como piedras que pedían a gritos ser castigados con mis dientes y mi lengua. Como gemía, suspiraba,  y pedía más ufff.

 

Ni me di cuenta que el vehículo había parado en un descampado cerca de la Universidad, cuando ella me volvió a apartar me miró con ojos de gata a punto de devorar un pobre ratón, se quitó el tanga, lo puso sobre el salpicadero de la furgoneta,  y se puso sobre mi. Alternaba comerle la boca y las tetas, ella con mi polla alojada entre los labios de su coño, puesta a lo largo de el, chorreaba y lubricaba mi polla, mientras se dedicaba a pajearme moviendo su cadera sin llegar a metérsela.    

 

Se va a meter la dije,  no quiso escucharme. Mire a su novio, del cual sinceramente hacia rato ni reparaba en su presencia,  y estaba pajeandose con la polla fuera de su bragueta, y le dije, se la va a clavar…. El se encogió de hombros, y creo que es la única vez que mi mente siempre tan cabal, me falló y me dio igual no llevar protección,  y no me enorgullezco, pero en ese momento no era dueño de mis actos,  y follarme aquella chica tan rica a pelo, delante de su novio,  pudo más que mi sentido común.

Con un gesto maestro de cadera, fue metiéndose mi polla lentamente, centímetro a centímetro,  sin dejar de mirarme a los ojos, con los labios entreabiertos,  y suspirando con la respiración entrecortada. Mis manos fueron a su culo desnudo y lo agarré con fuerza para empezar a llevarla y traerla al ritmo que a mi me apetecía…  lento primero, más rápido después,  alternando adelante y atrás, con arriba y abajo. por momentos sentía que la estaría haciendo algún Moratón pero ella pedía más.

 

- Follame..... follame. Dios que rico. ¿has visto cariño como me lo estoy follando? ¿te gusta que sea tan zorra? -le dijo a el-.

 

- Si mi niña me encanta, sigue follandolo. ¡Derrítelo!

 

Mi morbo estaba a mil al escucharles, y luchaba por no correrme por dos únicos motivos, primero para que no terminase aún, y segundo por no llenarla el coño de leche, aún me quedaba algo de sentido común.  

 

Volvió a mirarme, me puso las tetas en la boca, y aumento el ritmo,  estaba a punto y se corrió  en un orgasmo largo y muy ruidoso, mientras yo me aplicaba con fruición con sus pezones. Seguía moviéndose tras la corrida monumental que se pegó,  y me soltó una frase que no me esperaba.  

 

- ¿Le dejas a mi novio que te coma la polla?

 

me descoloco muchísimo,  en aquellos tiempos nunca había sentido ninguna curiosidad por los hombres, y con el paso de los años, uno va madurando, y dándose cuenta de cosas, cosas que están demonizadas y no tienen  nada de  malo, pero ahora no es entonces y la respuesta que salió de mi boca la recuerdo como si fuese ayer:

 

- Pues va a ser que no.

 

Vi la decepción en sus ojos, y se bajó de mi polla…. ¡Justo cuando más cerca de correrme estaba! y me quedé de piedra.  Volvió a su sitio, y comenzó a ponerse el tanga, y me dije tengo que hacer algo, yo no puedo irme así.

 

- Pero yo aún no me he corrido,  no me dejes así.  

 

Se miraron, el asintió,  y ella me dijo,  bájate de la furgoneta.

 

Me bajé y ella tras de mi, se agachó en cuclillas ante mi y comenzó a pajearme, mientras yo acariciaba sus tetas. No tarde mucho en correrme, fue una corrida potente y de cantidad,  que fue a parar a sus tetas, cuello y barbilla. A pesar de su decepción por mi negativa,  supe que la dio morbo sentir mi leche sobre ella, ella misma dirigió la dirección de mi corrida hacia ella, subiendo desde las tetas a su barbilla mientras me miraba fijamente a los ojos con aire de triunfo y lascivia, y estuve seguro en ese momento,  que se quedó con ganas de comérsela y sentir mi descarga en su boca,  quizá no lo hizo para solidarizarse con el, para que sintiese que ella contaba también con su placer.  

 

Nos recompusimos la ropa, subimos al vehículo, y me llevaron de vuelta al bar.  

 

- ¿No entráis a tomar la última?  

 

- No, ya es tarde y tengo la camiseta muy manchada, sería un canteo  -dijo ella-

 

- Y además,  creo que ahora me toca disfrutar a mi. -dijo el mientras metía la mano entre las piernas de ella hasta llegar a su coño.-

 

Nos reímos los tres.  

 

-Muchas gracias, ha sido una sorpresa increíble. -agradecí-

 

Vi el vehículo alejarse Por la avenida, sabiendo que no los volvería a ver, pero que me habían regalado un día inolvidable.  

 

Por cierto, España 3 – Rusia 0.