miprimita.com

Un anciano lujurioso

en Sexo con maduros

((Antes de iniciar quiero explicar que “la serie de Rubi” son solo fantasías eróticas que tengo, nada de esto ha pasado en realidad))

En mi universidad, hay un hombre viejo y arrugado, es secretario del sub director así que tiene una gran influencia, por desgracia, este hombre que debería de pasarla mas en una oficina se la pasa en los campus molestando a las mujeres, ya sean maestras o alumnas, principalmente a estas últimas, todo el mundo lo sabe, pero por sus influencias, sacarlo ha sido casi imposible, por supuesto, a muchas amenaza con algunas cosas con tal de saciar su morbo… este hombre, pese a tener casi 60 años esta decente, de no ser que percibe esa vibra de ser un hombre lujurioso y enfermo, podría decirse casi atractivo…

El problema… este anciano de nombre Roberto es familiar mío… un tío político podríamos decir.

Hubo un día, que no tenia clases por la tarde, que Roberto me mando a llamar, entre algo molesta, no hacía mucho que acababa de tener ligeros problemas con el bastardo de Alejandro y para mi desgracia, ese día estaba caliente

-Aquí estoy tío, ¿Qué necesita?-  pese a que no era directamente mi tío, gustaba que le dijera así, el hombre, de tez algo blanca, canas por cabello y traje elegante me miro y sonrió radiante, como si fuera una persona gentil, se acerco de brazos abiertos y me estrecho en ellos, pasando sus manos por mi espalda, juega directo con mi brasear y luego baja hasta estar a punto de tocar mis nalgas, es cuando me alejo incomoda

-hija mía, que bueno que vienes a verme-  habla como si estuviera feliz, el me empuja suavemente hasta su despacho que cierra con cuidado, me le quedo viendo insegura, el se pone delante de mi sentándose en su escritorio y cruza sus dedos como si fuera a hablarme de algo serio

-mira niña hermosa, he visto que has tenido problemas con tus calificaciones-  me habla tan serio que por un momento me asusto, sin embargo, niego molesta

-eso no es cierto, mis calificaciones si bien no son excelentes no tengo problemas-  digo molesta poniéndome de pie, el solo sonríe como si no le importara mi enfado, girando su pantalla me muestra mi boleta de calificaciones donde en todas, ahora hay un gran 5, mis ojos se abren sorprendida, miro una por una, cada una de mis materias, no hay ni una que este salvada… pero... eso no es cierto, el debió de haberlo hecho a propósito

-pues ya ves mi niña, así están tus boletas-  anunció, el ya no estaba sentado, ahora estaba detrás de mi paseando, me levante de inmediato, el se acerco a mí y acaricio mis hombros como si quisiera darme un masaje, lo vi desconfiada, pero el seguía sonriendo

-si tu quieres, yo puedo arreglar este problema y hasta subir tus calificaciones preciosa-  anuncio divertido, yo me enfade aun mas

-¿y que se supone que quiere un viejo pervertido como tú?-  el me miro como si estuviera ofendido y sorprendido, deseaba darle un golpe en la cara, pero el solo cambió ese gesto por uno tranquilo, una sonrisa gentil mientras me miraba de arriba hacia abajo

-ho, nada que no puedas preciosa-  me dice, como quien no quiere, dejando al menos de acercarse a mí para andar en dirección de su oficina, sacando de alguno de sus cajones un pequeño regalo envuelto en papel mate con blanco con corazones rojos y un gran moño rojo; extendió aquel regalo hacia mí, pese a que lo había tomado y vuelto a mi asiento, mire desconfiada a aquel viejo morboso que me sonreía con gran sonrisa entusiasmada

-es para ti niña, por favor, se buena niña y póntelo para mí-  pide con cara de cachorro, trago incomoda

-¿ahora?-  pregunto deseando no tener que hacerlo, el solo sonríe más grande, como si los ojos le brillaran y asiente eufóricamente como un niño pequeño al que se le muestra un chocolate que quiere comer

-por allá está el baño si quieres preciosa… aunque no le veo lo malo que te cambies aquí-  anuncia, con una voz que de pronto parece jadeante, me levanto de golpe y camino rápidamente hacia el baño con un sobresalto en mi corazón; me encierro en el y cuidando de poner seguro me siento en la taza del baño para comenzar a desenvolver el regalo, trago nerviosa hasta que veo en su interior

-maldito viejo-  pienso nerviosa al ver su interior, un baby doll en color rojo que se amarra con listones rojos en los pechos, una tanga delgada de hilo dental con un gran moño en la parte de atrás, unas medias rojas a juego todo con holanes para hacerlo ver llamativo, trago nerviosa y cierro mis ojos… no negare que estaba caliente y recordar al imbécil de Alejando me había puesto mal… sentí que mi estomago se revolvía, pero ya estaba cambiando mis ropas, doblando cuidadosamente mis ropas de siempre y colocando después las otras

-¿Todo está bien ahí adentro?-  escuche el golpetear de la puerta seguido de su voz, gruñí internamente y termine de colocarme las medias

-si, ya casi salgo-  dije molesta, el se disculpo con voz divertida y finalmente, cuando creí haberme armado de valor tome una nueva bocanada de aire y por fin salí, sintiendo que mis piernas y todo mi ser temblaba, no podía ni levantar la cabeza de lo avergonzada que me sentía en ese momento

-¡Santa diosa! ¡Vas a hacer que me de un infarto!-  casi grito él, subí mi mirada ante su respuesta, el me miraba con gran sorpresa, cambiando rápidamente a un gesto sonriente y morboso, se levanto de su asiento, pude ver que ya había una erección en sus pantalones pero sonreía emocionado

-ven aquí niña hermosa, deja que te mire mas de cercas-  pidió extendiendo sus brazos hacia mí, yo no me moví de mi lugar, aunque el avanzo hasta mi, comenzando a acariciar todo mi cuerpo, mis brazos primero, de un modo cuidadoso, no dejaba de verme de arriba hacia abajo, principalmente mis pechos, se relamía los labios mientras los veía y finalmente, después de acariciar solo mis brazos y hombros de un modo que me parecía más que lujurioso, el por fin bajo sus manos por mis hombros hasta llegar a mis pechos, rosándolos rápidamente y volviendo a mis brazos como si hubiera sido “un accidente” gruñí nerviosa

-¿Qué hace?-  pregunte nerviosa, sintiendo que él me tomaba de un brazo y me jalaba hacia el de vuelta a su escritorio, el se sentó en su silla, me hizo sentarme en su escritorio y mire hacia atrás a la puerta

-¡oiga Tío! ¡No!-  pedí realmente nerviosa mirando hacia la puerta, temiendo que alguien fuera a entrar, sin embargo el solo me abrió las piernas y comenzó a acariciarlas lentamente sin prisas

-no mi niña, a esta hora todos están comiendo o en sus chambas, no te apures, saben que cuando yo estoy comiendo no deben interrumpirme, así que podemos estar todo el rato aquí solitos tu y yo-  me dijo, por fin pasando una de sus manos por las coyunturas de mis piernas y jalando un poco la tanga de hilo, sentí un escalofrío, volviendo mi mirada asustada a Roberto y como este ya estaba mirando hipnotizado mi coño, esto solo hizo que me excitara y avergonzara

-ho… estas toda mojada niña-  anuncia él como si yo no lo supiera, obligando que me sonroje y ponga más nerviosa, el se ríe, mirándome un momento, sus manos dejan de jugar con el hilo y continúan acariciando mis costados, sus manos me inquietan, llegan a la altura de mi pecho pero no hace mas, solo me mira, con una mirada de morbo grande, me siento acorralada por su mirada

-¿Qué tanto quiere hacer conmigo viejo?-  pregunto incomoda, el me mira con un puchero, como si quisiera mostrar un rostro triste de cachorro regañado, de alguien no peligroso

-que grosera, yo que te doy un regalo y tú me tratas así-  finge sufrir, lo miro molesta y giro mis ojos con fastidio aunque siento mi cara caliente y mi corazón palpitando con fuerza

-¿Y que se supone que quiere que haga? ¿Qué lo trate con amor?-  pregunte sarcástica, el solo rio divertido

-no me molestaría que me regalaras algunos mimos a cambio de tu calificación-  me dijo y sentí mas deseos de asesinarlo… había olvidado que esto era por mi estúpida calificación que estaba en juego, trague duro y nos miramos, sabia por su mirada que él ya estaba cantando victoria ante mis gestos, gruñí molesta y él se alejo al menos poniendo sus manos delante como si se tratase de un arresto

-si no quieres que te ayude con tus notas es muy respetado niña, solo quería evitarte problemas haciendo algo más fácil-  susurra el, como si no fuera nada malo lo que estaba haciendo en esos momentos, yo sentí que mi hígado se retorcía de todo el coraje que me estaba tragando en ese momento

-está jugando con su maldito puesto-  gruñí entre dientes, el solo me miro un segundo y luego volvió a su gesto de “alma buena y caritativa” y seguí sintiendo que me iría al hospital de tantos corajes juntos en un solo momento pero, tratando de calmar mi enfado, tome otro hondo suspiro que exhale lo más lento que pude

-está bien… ¿Qué puedo hacer para mejorar mis calificaciones?-  pregunte, tratando de recalcar con mi voz que era solo por mis notas que lo estaba haciendo, el volvió la mirada hacia mí, con sus ojos brillantes de emoción, como si fuera un niño pequeño

-podrías llamarme Tío-  pidió emocionado, lo mire y tome un hondo suspiro que trato de ser discreto

-está bien Tío, así le diré-  susurre, el se emociono mas

-o mejor dime Papi o Roberto… o… ¡No! ¡Mejor si dime Papi!-  pidió emocionado aplaudiendo y alejando su silla de mi y de su escritorio, lo mire confundida aunque tal vez más nerviosa que antes, podía sentir las puntas de mis dedos fríos y sudando por los nervios

-no voy a ir por el campo y al saludarlo decirle “Papi”-  pedí desviando la mirada con un puchero nervioso, el bajo la mirada un segundo y luego la volvió a subir emocionado

-bueno, no importa, dime Papi solo cuando estemos solitos como ahora, y mientras estemos con gente me dirás Tío-  dice él como si fuera la máxima respuesta, suspire y asentí únicamente, para acto seguido golpear sus piernas en suaves palmadas

-ahora quiero que vengas y te sientes en las piernas de tu Papi-  anuncia feliz, admito que me sentía escandalizada pero, del mismo modo, cada vez más caliente, así que sin hacer muchos pucheros me levante del escritorio y camine los dos pasos que había puesto de distancia con ayuda de la silla, tratando de subir sentada de lado, sin embargo, el me empujo suavemente hacia atrás negándome a mis acciones

-no, quiero que te sientes con tus piernas a mis lados- pidió rápido, sentí mi corazón acelerarse y mi cara calentarse al tiempo que mis manos se congelaban en nervios… no pude más que tomarme de sus hombros y lentamente sentarme sobre sus piernas colocando las mías a sus lados, ahora, estaba más expuesta ante el que parecía respirar pesadamente

-¿A-Así estoy bien Papi?-  pregunte casi entre dientes pero tratando de ser audible para el por lo menos, el solo jadeaba mientras miraba mi cuerpo, yo trague nerviosa

-si mi niña hermosa… estas más que perfecta-  susurra él, aunque sus manos no se mueven

-ahora, con tus manos lleva las mías y déjame tocar tu lindo cuerpo-  me dice, yo parpadeo confundida, el me mira y coloca sus manos en mi cintura, yo coloco las mías sobre las suyas y lentamente el comienza a mover sus manos por mis costados aun sobre la delgada y translucida ropa

Comienzo a soltar pequeños gruñidos incómodos pero que lentamente me van calentado, el pasa sus manos por mi espalda, bajando peligrosamente al moño rojo en mi trasero y luego subiendo de nuevo hacia mis pechos, se detiene antes de llegar y me mira por fin a los ojos y ya no a mi cuerpo

-si me dejas hacerte todo lo que quiero te pondré un 10 en todas las boletas hasta que salgas del año escolar… saldrás con honores-  me anuncia, yo lo miro nerviosa, el mira expectante y desvió la mirada… igual, ya estaba en esto, no podía echarme para atrás… así que solo moví mi cabeza de un modo afirmativo, pareciera que el pego un brinco de emoción por que su rostro rápidamente cayo entre mis pechos restregándose en ellos con lujuria, solté un pequeño chillido de sorpresa, se sentía extraño y morboso que estuviera haciendo aquello; mis manos pasaron a sus hombros para tratar inútilmente de alejarlo, el solo paso sus manos hacia mi trasero para acariciarlo y masajearlo, sentí que el moño de la tanga era desprendido y como la tanga lentamente se aflojaba, el dejo de acariciar solo mis nalgas y bajo a acariciar entre ellas, sentí como su mano rasposa pasaba por mi culo y pegue un pequeño brinco

-estas bien linda niña-  me dijo emocionado, solté un gemido al sentir que su dedo trataba de entrar en mi culo y pase una de mis manos para tratar de detenerlo

-Espere… ¿Qué va-  no podía acabar la frase por los nervios, igual sabía lo que quería hacerme pero no podía simplemente quedarme como si nada, sentí nervios, el seguía restregando su rostro, sentí que había una caricia húmeda entre mis pechos y el por fin se alejo un poco, solo para que con sus manos abriera el baby doll dejándome al descubierto de la delgada y translucida tela, el pego un chillido de emoción y tomo con ambas manos mis pechos comenzando a acariciarlos a conciencia, jugando con mis pezones y moviéndolos a juego, se acerca a uno a chuparlo y pego un brinco, su lengua inquieta no para de removerse, sus manos vuelven a acariciar desde mis rodillas hasta mis nalgas, el da algunos golpes suaves pero que hacen sonar su mano en mi piel, de pronto, toma una de mis manos y la lleva hasta su pantalón donde ya hay una erección notable

-vamos niña, ayúdame con este problemita-  pide aun chupando mis pezones, trago nerviosa y acaricio sobe la tela, el me mira con un puchero molesto

-no, no, niña tonta; quiero que lo saques y que la mames-  me ordena, lo miro con un gesto molesto

-pues déjeme pararme, en esta posición no puedo-  casi quería llamarlo por idiota, el me mira con un puchero y la mano que usaba para poner la mía sobre su erección, pasa a mi coño húmedo por la acción

-entonces quiero que me acaricies con esto-  demanda pasando uno de sus dedos sobre mis labios, pego un brinco pequeño y contengo un gemido, sus manos pasan por mis caderas ahora jalándome hacia el, mis caderas se restriegan con su bulto y comienzo a moverme lentamente, el movimiento se hace cada vez mas fuerte entre mis caderas y su bulto, el suelta gruñidos de placer y vuelve a ocultar su rostro entre mis pechos lamiendo uno de ellos y dando pequeñas mordidas

Luego de un rato de andarnos restregando el por fin abre su pantalón sacando su dura erección y sacudiéndola con picardía, por fin quita la tanga y me guía hacia su trozo de carne, gruño nerviosa, pero ya es tarde, incluso yo lo tomo para guiarlo con cuidado, el abraza mi espalda y por fin su verga se introduce en mi coño, ambos soltamos un suave suspiro; tan rápido como entra, comienza a moverse y yo me aferro a sus hombros

-joder, niña estas bien mojada-  me susurra, colocando su rostro aun entre mis pechos, chupándolos y besándolos, por momentos parece querer morderlos, yo solo me sujeto aunque mis caderas comienzan a saltar cada vez más necesitadas

-eres un viejo sucio…-  gemí nerviosa, el me apego más a su cuerpo y yo me abrace a él moviéndome deseosa de más de ese trozo de carne

-y tu eres una niña bien putita… mira como mueves tus caderas… tu papi se excitara si sigues jugando conmigo-  me dice él, molesta de sus palabras, lo estrecho contra mis brazos y sigo moviendo mi cuerpo, el continua moviéndose con fuerza, hasta que se pone de pie, llevándome hasta su escritorio, me coloca encima de él y vuelve a penetrarme, sus manos toman mis pechos jalándolos y estrujándolos mientras continua golpeando una y otra vez

-mmgg papi-  no pude evitarlo, estaba demasiado excitada como para negarme a llamarle de ese modo, el pareció emocionarse y sin pensarlo movió sus caderas con más velocidad y fuerza, sentía que estaba a punto de correrme cuando el simplemente se alejo de mi, tomándome de mi cabello, me jala hacia atrás, empujando mi cuerpo para volver a verlo pero arrodillándome delante de él, ahora, muestra delante mío su pene y rápidamente comienza a masturbarse lanzándome su leche en mi rostro

Luego del primer disparo abro mi boca y la acerco a su pene para tener la mayor parte dentro, el suelta suspiros de placer y por fin, cuando termina, se sienta agotado en su asiento, yo apenas puedo limpiar los restos que quedaron en mi rostro; cuando ambos nos calmamos me encamine al baño para cambiar mis ropas y cuando salí él se veía mejor, todo realizado

-espero que sea tan amable de ayudarme con mis calificaciones querido papi- suspire, el me miro emocionado y asintió emocionado, me acerque y acariciando su rostro, le di un beso de piquito, el pareció perdido ante mis acciones y yo solo lamí superfluamente sus labios

-quisiera volver a verte así otro día niña hermosa-  me pidió, yo enchueque la boca con un gesto incomodo y me volvió a acercar para susurrar en su oído

-otro día, en su casa querido papi, solo usted y yo-  y antes de hacer alguna otra locura, me marche