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El depravado de mi jefe, Don Pedro.

en No Consentido

Don Pedro no dejaba de penetrarme con sus ojos.

Yo me sentía violada por su mirada.

 Estuve 6 meses trabajando como secretaria para Don Pedro. Siempre me iba vestida con una falda de tubo largo por debo de las rodillas. Y como ya sabéis, nunca llevo sujetador, no me gusta.

Al comienzo del verano, todo empezó a cambiar para mi.

-Linda, tenemos que hablar. Pásate por mi oficina.

Paso dentro y me siento.

-La junta directiva a dictaminado que a partir de ahora en verano las mujeres que trabajen en la empresa tienen que llevar faldas más cortas. Es por elegancia, y así el cliente también al veros se interesa más en venir a comprar.

+Don Pedro, pero yo soy una secretaria, no creo que mi vestimenta vaya a aumentar alguna venta. ¿Podría hacer una excepción conmigo?

-Mira Linda, si a partir de mañana no vienes con una falda más corta no te molestes en volver a venir. Nosotros firmaremos luego un despido y te daremos el finiquito.

+No por favor, necesito el trabajo. Mañana vendré como indica el reglamento.

Molesta por su amenaza me volví a mi escritorio.

 Semanas más tarde yo seguía con el reglamento, e iba con mi minifalda ajustada y bien cortita. Al ser verano, cada vez que tenía que reunirme con Don Pedro para hacer papeleo el nunca se olvidaba de encender el aire acondicionado.

Y mis pezones nunca dejaban de estar duros por el frío.

Un día como cualquier otro, nos tuvimos que quedar hasta tarde. Solo quedábamos nosotros dos en la oficina, y el muy degenerado aprovechó cada segundo.

-Linda, tenemos que hablar de ciertos asuntos que a la empresa le están incomodando por tu parte.

+¿Es que acaso he hecho algo mal?

-El otro día te equivocaste en unos papeles que había que entregar a un cliente muy importante y nos ha costado mucho dinero, por no decir el tiempo que nos costó no perder el cliente.

Se levanto y empezó a dar vueltas por su oficina, y siguió contándome lo ocurrido.

-Vamos a tener que quitarte la mitad de tu sueldo este mes, durante los próximos 3 meses también para recuperar lo perdido.

+Pero Don Pedro, esos son 4 meses. No por favor, necesito el dinero, podría hacer horas extras para recuperarlo. O alguna otra cosa, pero por favor no me bajen en sueldo, se lo suplico.

-Hay otra cosa que se podría hacer…. Pero no creo que estés dispuesta a hacerlo.

+¿El que es? Haré lo que sea, pero por favor no me quiten la mitad del sueldo.

-¿Lo que sea? ¿Segura?

+Si, por favor…. Se lo suplico.

En ese momento se puso detrás de mi, acariciando me los hombros, empezó a hacerme un masaje y empezó a bajar por mi blusa hasta llegar a mis pechos.

+Don Pedro, ¿Qué está haciendo?

-Si no quieres que te bajemos la mensualidad o te despidamos, harás todo lo que yo te diga.

Su amenaza con echarme fue lo que me hizo quedarme y ceder a su deseo repugnante.

-Mmm… tienes las tetas muy firmes. ¿Estas operada?

+No… -contesté tímidamente-

-Pues que tetas dé ensueño tienes niña. Ahora ponte de pie zorrita. Y lentamente quítate la camiseta y la falda.

Quede solo con mi tanga de hilo negro. Yo solo me cubría mis pechos, que ya era bastante que con el aire tenía los pezones más duros que una mazorca.

-Mmm… que rica estas. -Me dijo mientras me acariciaba por las caderas.

PLASSSSS. Me dio un azote en el culo.

-Destápate las tetas y ponte de rodillas preciosa puta.

+Don Pedro, por favor… sea clemente, podría ser su sobrina… -Don Pedro jamás tuvo hijos, por lo que se dé el solo tenia una sobrina a la que adoraba  tenía más o menos mi edad.

-Cállete zorrita. Mi sobrina esta igual o más buena que tú. Y es una verdadera zorra, sabes lo rico que me la chupa. Es una buena sobrina que se preocupa mucho por el bueno de su tío.

Yo empecé casi a llorar, no iba a poder evitar lo que estaba por pasar.

-Bájame la cremallera y ponte a darle besitos a mi gran polla.

Así lo hice, y empecé a hacerle una paja hasta que me ordenó que se la chupe. Empecé a recorrer su pene con mis labios, primero le di besitos desde sus huevos hasta la punta del capullo. Saque mi lengua y empecé a lamer ese tronco bien duro. Le chupe los huevos y subí nuevamente hasta el capullo y me lo introduje en la boca, hasta que desapareció por completo.

-Pero si la zorrita tiene garganta profunda y todo…. Mira que rico la chupas princesa. Si que sabes cómo complacer a tu jefe.

+Mmm… ggllluu… ggllluuuu….

-Ohhh así chiquita, que rica boca y lengua tienes, me vuelves loco… ahhhh sigue así, trágatela toda… Mmm…

Su pene estaba lleno de mi saliva y cada vez estaba más duro.

De repente empezó a llenarme la boca con algo viscoso, el muy cerdo se estaba corriendo, haciendo que me tragara cada ml de su leche.

Me la saco y se le había quedado flácida, me obligó a ponerme encima de su escritorio y yo temerosa, empecé a llorar.

+Por favor Don Pedro. ¿Puedo irme ya?

-No zorrita, esto aun no acabo.

+Pero si ya no la tiene erecta.

Me abrió las piernas y retiró mi tanga, empezó a comerme el coño, y sin perder más tiempo se le volvió a poner dura como una piedra. Me introdujo los dedos y no dejo de masturbarme hasta que me corrí en toda su cara.

+Ahhhh ahhh ahhh…. Diooooss…..

-Ves putita… ves como puedo hacerte gozar… te encharqué el coñito… ahora vas a saber lo que es que te folle un hombre.

Empezó a penetrarme con fuerza, mis pechos no dejaban de botar y el los apretujaba con fuerza, se puso encima de mí sin dejar de penetrarme y empezó a chupar mis pezones.

+Ahhh!!! Ahhhh!!!! Don Pedro!!! Pare por favor… ahhh ahhh…. Se lo suplico… me lastima…. Ahhhh ahhh…. Mmmm…. AHHHH…. Me vengo Don Pedro… AHHHH AHHHH AHHHHH AHHHHHHHHHAHAHAHAHAHAHHAHA!!!!

-Eso zorrita, que rica estas… lléname la polla con tus ricos jugos…. Ahhh… si…. Ahhhh Te llenare de leche princesa….ahhh

¿La quieres dentro de tu coñito o en tus ricas tetas?

+En mis tetas Don Pedro…. No se zorra dentro por favor… por favor… ahhh ahhh….

-Yo sabía que te gusta ser una putita… ahhh ahhh

La saco de mi coñito y me empezó a tirar todo su semen en las tetas.

-AHHHH AHHHH TOMA ZORRITA… AHHHH AQUÍ TIENES TU RECOMPENSA POR SER TAN ZORRA…. AHHHH…..

Me quito él tanga y empezó a olerlo.

-Mmm… que bien huele tu coñito. Estas me las quedo, y mañana cuando vengas a trabajar no te olvides de no traer nada debajo.-Rio maliciosamente.

Me limite a asentir con la cabeza, me vestí y me retiré de su despacho.

Nunca más volví a esa oficina. Y por suerte el finiquito me lo pagaron y los papeles que tuve que firmar se los dieron al banco.

Cada día que pasa rezo por no tener que volver a cruzarme con ese pervertido.

Linda69.