-No tienes que tener vergüenza princesa. Soy tu tío.-Me fue apartando las manos hasta que volvió a dejar al descubierto mis pechos.- Tus pechos son perfectos.-Comenzó a tocarlos, y poco a poco se fue acercando a mi hasta que me acorraló contra la pared. Acercó su cara a mis pechos y lentamente comen
Don Pedro no dejaba de penetrarme con sus ojos. Yo me sentía violada por su mirada.
Roberto me pide ayuda, y me termina follando.
Un hombre de unos 60 años, me quiere follar en el autobús.