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El reloj que congelaba el tiempo (3 de 3)

en Grandes Relatos

Terminamos de vestir a Clara, la dejamos en su posición inicial y reanudamos el tiempo. El descanso terminó a los pocos minutos, pero algo había cambiado. Tanto Claudia como yo nos habíamos quedado con el calentón y las horas que quedaban hasta llegar a casa se nos iban a hacer muy pero que muy largas. Mientras nos dirigíamos a clase, Claudia me agarró del brazo y me paró:

 

-Mira, Mario, yo así no voy a poder aguantar dos horas de matemáticas y una de historia- El semblante de su cara era muy serio, se la notaba preocupada

 

-Yo también estoy pasandolo mal… Se me ocurre una cosa. Puedo volver a para el tiempo y vamos a algún cuarto de baño. Tu te metes en una de los retretes y yo en el de al lado y usamos las fotos que hemos hecho. Total, será como el otro día, así nos aliviamos y como estaremos cerca no hay peligro de que el tiempo se reinicie, ni de que nos pillen o lleguemos tarde-

 

-Creo que no me entiendes, Mario-

 

-Si no te parece bien o te da corte puedo esperar fuera del baño mientras lo haces y luego cambiamos. El sitio es pequeño, no creo que el reloj se desactive.

 

-No es eso… Mira, te lo voy a decir claramente…

 

Se hizo un silencio muy tenso. En ese momento no sabía lo que quería decirme mi amiga, pero tenía que ser gordo para que ni ella, la persona más lanzada del mundo, se atreviera. Su cara era de pura vergüenza, casi hasta habría jurado que temblaba un poco

 

-Claudia, nos conocemos desde que tenemos cinco años, puedes confiar en mi. Tranquila, puedes decirme lo que sea.-Yo ya estaba preocupado por que la experiencia hubiera sido demasiado para ella y fuese a decirme que no se podía repetir jamás

 

-¡Necesito follar, eso es lo que me pasa! Ya lo he dicho. No me voy a poder aguantar y se que no va a ser suficiente con pajearme. Quiero tirarme a Jaime para desahogarme, lo necesito, pero se que pensaras que soy una cerda y una salida por aprovecharme de esta manera de la situación. Y tienes razón, dijimos que íbamos a tener unos principios y que habría barreras que no debemos traspasar, pero lo siento, no soy tan fuerte como tú- Su cara era un poema, parecía al borde de las lágrimas. Era evidente que se sentía mal por pensar así, pero no podía evitar tener esa necesidad

 

-¿Quieres que te diga lo que pienso?

 

-Adelante, es lo justo- Dijo sin levantar la mirada del suelo

 

-No me he follado a Clara antes por a ti, por lo que pudieras pensar de mi. Me importaban una mierda mis principios. Si en algún momento me hubieras dicho “adelante, tiratela”, me habría lanzado sin pensar aunque estuvieras delante mirando. Así que no, no pienso que seas una cerda o una salida, eres mi amiga y estamos juntos en esto, te apoyo y tenemos los mismos sentimientos sobre el tema.- Claudia levantó la mirada y pude ver como una lágrima caía por su mejilla, pero al mismo tiempo, parecía que empezaba a recuperar su acostumbrada sonrisa.

 

-Entonces te parece bien que vayamos ahora y nos los…- Se quedo trabada en la última palabra.

 

-¿Follemos? Sí, me parece bien, lo estoy deseando-

 

-¿Pero te has dado cuenta de que la clase de Jaime y Clara es la más grande del instituto? No podremos estar uno fuera y el otro dentro mientras lo hacemos…-

 

-Si a ti no te parece mal, a mi no me importa que nos los tiremos a la vez estando uno al lado del otro- No me podía creer que hubiera tenido las agallas de decir eso

 

-Si eres tu el que está a mi lado no me importa que me veas desnuda o follandome a un tío…- Volvió a mirar al suelo, pero en este caso era otro tipo de vergüenza, era casi excitación.

 

Sin intercambiar una sola palabra más paramos el tiempo sin que nadie nos viera y entramos en el instituto.El hall todavía estaba abarrotado y esquivar gente que estaba completamente estática resulta bastante complicado, incluso se diría que agobiante. De todas maneras, no os puedo asegurar que el agobio fuera fruto de eso o simplemente de los nervios que sentía. Desde la pubertad llevaba fantaseando con mi amiga y la sol,a idea de que iba a verla follar no entraba en mi cabeza.

 

No sin dificultades llegamos a la escalera principal y de allí al segundo piso, donde estaba el aula de Jaime y Clara. Era una clase muy espaciosa, más larga que ancha y en el pasado había servido como salón de actos auxiliar hasta que la masificación de estudiantes obligó a reconvertirlo en una de las aula de bachillerato. Sin pensárselo dos veces, abrí la puerta y empecé a atravesarla cuando Claudia me agarró del hombro.

 

-Espera, tengo que ir al baño-

 

-¿Otra vez? Pero si fuiste hace nada- Le contesté con mal tono a causa de los nervios. Me supo mal al instante

 

-A ver, es para prepararme… quiero probar algo, dame dos minutos y salgo-

 

La acompañe al baño de la segunda planta y la espere afuera: ese baño era bastante pequeño, y no había peligro de que nos alejamos demasiado. Tras cuatro o cinco minutos Claudia salió bastante sonriente y relajada

 

-Bueno, ya está, ¿A que no has tenido que esperar tanto?-

 

-No, no te preocupes… y perdona por lo que te dije antes. Y bueno, solo por curiosidad, ¿qué has estado haciendo ahí dentro?-

 

-Ya te lo dije, prepararme un poco. Igual me animo a probar varias cosas y quiero estar lista-

 

Claudia puso punto final a la conversación y marchó decidida a la clase de nuestros amigos. Entramos en la enorme sala y domo imaginamos ya todo el mundo estaba sentado en su sitio. Las mesas se repartían de dos en dos, dejando anchos pasillos por medio y más o menos a media altura se encontraban Clara y Jaime, sentados uno al lado del otro.

 

Apartamos como pudimos las dos mesas que tenían delante y sin decirnos una palabra empezamos a acercarnos con más vergüenza que otra cosa. Era curiosos ver a Claudia con esa actitud, porque conociéndola si hubiera estado sola ya tendría las bragas en los tobillos. Sin embargo, empezó sentándose a horcajadas sobre Jaime y a besarse con ternura. Yo arrimé una silla cercana, me senté al lado de Clara y empecé hacerle lo mismo mientras le tocaba una teta. De cuando en cuando levantaba la vista y no tardé en darme cuenta de que Claudia no nos quitaba los ojos de encima. Había perdido el pudor a mirarme, así que decidí regalarle unas buenas vistas y le quité la blusa y el sujetador a Clara.

 

Casi de forma inconsciente, Claudia comenzó a mordisquearse el labio. Quizá como recompensa para mi o por el simple calentó se quitó la parte de arriba y vi su increíble delantera como nunca antes la había visto. Sus tetas llenaban de sobra el sujetador, que era de color gris con encaje y dejaba entrever los pezones debajo. No tardó en agarrar las manos de Jaime y presionarlas contra sus tetas, mientras con la cadera se rozaba fuerte contra la entrepierna del chico, que ya estaba bastante abultada.

 

No pude aguantarlo más y me quité la camiseta y los pantalones. Mi amiga no apartó la vista de mi erección ni un momento y para qué mentir, yo me acerqué lo suficiente como para que mi polla aun en los calzoncillos quedase a solo un par de palmos de su cara. me giré de nuevo hacia Clara, tome su mano y me la metí en los calzondillos. La sensación de Clara tocandome la polla y los huevos era genial,sin duda, pero yo cada vez estaba más y más caliente. Necesitaba más y Claudia se dió cuenta

 

Con un hábil movimiento, me agarró los calzoncillos por las caderas y tiró rápido hasta dejármelos en los tobillos. La polla saltó como un resorte y mi reacción instintiva fue cubrirme con las manos

 

-Si quieres que Clara te pajeé te va a hacer falta quitartelos- me dijo guiñando el ojo -Además, ¿Por qué te tapas? ¿No decías que no te importaba que te viera?-

 

-Si, pero ya sabes, cuesta un poco, me da un poco de vergüenza…-agachando la mirada al suelo sin dejar de cubrirme la entrepierna.

 

-Pues será mejor que superemos eso… Mírame- alcé la vista y en ese momento Claudia tomó los aros de su sujetador por la parte de debajo y tiró hacia arriba, enseñándome sus grandes tetas con sus duros pezones -Venga va, ya me has visto las tetas, ahora me toca a mi verte la polla-

 

Aparté las manos y terminé de sacarme los calzoncillos sin perder de vista ni un momento las tetas de Claudia. Ella por su parte no se cortaba ni un pelo a la hora de mirarme mientras hacía otra vez ese gesto con el labio que me volvía loco.

 

-Ves, mucho mejor así. Ahora Clara ya puede pajearte- Me dijo guiñando un ojo

 

-Bueno, no creo que vaya a ser tan fácil…Ella no puede moverla mano-

 

-A ver, espera, que te ayudo- Dijo Claudia mientras se levantaba y se ponía al costado de Clara, justo frente a mi -Toma su mano y pontela agarrándote la polla.

 

Hice caso y en ese momento Claudia agarró el antebrazo de nuestra amiga con una mano y el codo con la otra y empezó a moverlos rítmicamente, imitando perfectamente el movimiento natural de una paja.

 

-Ahora cierra los ojos y relajate, que te tiemblan las piernas- me dijo con tono dulce

 

-Como me relaje un poco me correré- Conteste con voz temblorosa

 

-Bueno, esa era la idea, ¿no?- dijo ella entre risas- Venga va, dejate llevar y correte antes de que se me canse el brazo

 

Le hice caso y me relajé todo lo que pude. A medida que mi respiración se aceleraba, Claudia aumentaba el ritmo. En menos de un minuto no pude aguantar mas y me corrí a chorros. Tanto, que no solo llené la mano de Clara, sino que saltó hasta Claudia, cayéndole sobre las tetas y el vientre.

 

-Tendrías que haberte visto la cara que has puesto, parecía que te estuvieras muriendo- Dijo ella mientras se reía

 

-Ha sido muy intenso…-Conteste jadeando. En ese momento me di cuenta de que había puesto empapada a Claudia- ¡Lo siento! ¡Te he puesto perdida! De verdad que lo siento, tendría que haber avisado-

 

-Tranquilo, no te preocupes- dijo con tono amable -Es imposible hacer esto sin mancharse y no me molesta. Es más, pensaba hacer que Jaime se me corriese encima, pero no ha hecho falta- Me guiñó un ojo para quitarle hierro al asunto y se agacho para coger mis calzoncillos. -¿Te importa?-

 

-No, claro- Se limpió la corrida frotándose con mi ropa interior y me la devolvió

 

-Madre mia, Mario, o llevabas un mes sin correrte o estabas muy cachondo. Menuda cantidad has soltado, si llegas a terminar en su boca la ahogas- Me dijo y empezó a partirse de risa

 

-!Oyé¡ Esto ha sido idea tuya, no te rías-

 

-Perdona, tienes razón. Era una broma, que sepas que lo hecho por ti y lo he hecho encantada de poder ayudarte. Eso sí, ahora me debes un favor y si te pido ayuda tendrás que echarme un cable- Me dijo, guiñandome de nuevo el ojo y volviéndose hacia Jaime.

 

Me quedé un tiempo mirando. Claudia se quitó los pantalones, dejando al aire el tanga negro que llevaba. Nunca me había fijado demasiado en su culo (casi toda mi atención estos años se la habían llevado las tetas), pero hay que decir que tampoco estaba nada mal. A continuación desvistió por completo a Jaime, se arrodillo frente a el y empezo a comerle la polla y los huevos de forma enérgica mientras una de sus manos acariciaba un pezón y la otra ya estaba dentro del húmedo tanga.

 

Aunque parezca increíble, no habían pasado ni tres minutos desde que me había corrido y la volvía a tener durísima, algo de lo que se percató mi amiga, que me seguía mirando disimuladamente sin dejar de chupar la polla de Jaime. Decidí pasar a la acción y tome a Clara por la nuca, le abrí un poco la boca con los dedos y se la meti. Empecé a embestir con fuerza, mientras su saliva salía sin control. Era una sensación increíble. Tanto, que casi estuve a  punto de correrme otra vez, pero me quería reservar, así que se la saqué de la boca y sin ningçun pudor empecé a pajearme sin ningún pudor mientras le quitaba los pantalones y las bragas a Clara.

 

Por su parte, Claudia se levantó completamente dispuesta a follarse a Jaime. Tras incorporarse, se puso de espaldas a mí y se bajó las bragas dejando su culo en pompa completamente a mi vista. Por primera vez pude verle el coño: estaba cubierto por una pequeña capita de pelo y los labios sobresalían completamente empapados, casi goteando. En ese momento tuve que dejar de masturbarme: un solo segundo con esa imagen y habría vuelto a rociar a mis amigas.

 

Claudia separó las piernas y se montó sobre Jaime metiendosela hasta el fondo. Empezó a gemir con verdaderos gritos y se agarró una de las tetas para guiarla hacia la boca abierta de nuestro amigo. Mientras tanto yo le abrí por completo las piernas a Clara y se comencé a follarmela despacio, quería que eso durase. Así estuvimos por lo menos diez minutos, en los que Claudia tuvo al menos un orgasmo que yo me diese cuenta. En ese momento, ella decidió cambiar de postura, sentándose de espaldas a Jaime. Note como forcejeaba un poco, tratando de agarrarle la polla y metersela, pero por alguna razón no lo conseguía

 

-Mierda, no puedo- La oí murmurar

 

-... Qué… pasa….?- Dije como puede entre jadeos

 

-Nada, nada, tu sigue, perdona si te he distraído-

 

-No te preocupes. En serio, ¿pasa algo?- Insistí, sacando la polla y prestando más atención a Claudia

 

-Bueno, a ver, verás.... la verdad es que me da un poco de corte…-

 

-¿No eras tu la que habías dicho que nada de vergüenza, que así disfrutaríamos más?

 

-Vale, vale… Pues mira, resulta que nunca lo he hecho por el culo y quería probarlo. Lo estoy intentando, pero Jaime no empuja, ya te puedes imaginar, y no lo consigo

 

-Vaya…- No pude disimular mi cara de sorpresa

 

-Bueno, ¿te vas a quedar ahí mirando o me echas un cable? Te recuerdo que me debes una-

 

-Dime que quieres que haga-

 

-Sujetarsela a Jaime para que la tenga más tiesa, a ver si así consigo que me entre- Dijo poniéndose de pie.

 

-No se, Claudia, si no te importa preferiría no tocarle la polla a Jaime a poder ser…-

 

-Ya estáis los tíos y vuestros remilgos… vale, haz lo que quieras- y se puso de nuevo de cara a Jaime.

 

Se sentó de nuevo a horcajadas y se la metió en el coño. Al poco pude ver como con una de sus manos empezaba a tocarse el ano y a meter la punta de uno de los dedos con dificultades, ya que apenas llegaba. Era evidente que tenía ganas de experimentar el anal y estaba tratando de dilatarse un poco el culo para ver si le entraba. La verdad es que me sentía bastante mal en ese momento: era cierto que Claudia me había hecho un favor y yo había pasado de ella por una chorrada, así que hice de tripas corazón y decidí se la sujetaría a Jaime para que Claudia pudiera disfrutar un rato, total, apenas sería un momento.

 

-Oye, Claudia, tenías razón, te debo un favor. Si quieres te ayudo- Ella giró la cabeza hacia mi y bastante rojo contestó con un tímido “vale”.

 

Me acerqué todo lo que pude a ellos, me puse de rodillas y esperé a que Claudia se diera de nuevo la vuelta y dejará libre la polla de Jaime, pero no se movió

 

-Cuando quieras estoy lista- dijo con vergüenza, sin mirarme

 

-Si no te levantas y te la sacas no puedo sujetarla-

 

-¡Ah! ¿Te referias a ayudarme con eso? Pensaba que no querías, creía que te referias a otra cosa.-

 

-¿Que pensabas que quería decir?-

 

-Bueno, ya sabes, cómo estaba intentando abrirme un poco el culo con los dedos… pensé que me querias ayudar con eso… Pero es igual, seguro que te da asco y esas cosas, no te preocupes-

 

-No, tranquila, te ayudo. Tu relajate-

 

Se abrazó a Jaime, poniendo la cabeza apoyada en el hombro que quedaba más lejos de mí, supongo que por la vergüenza. Me lamí el dedo corazón y lo pasee por la raja de su culo, completamente abierta. Cuando llegué al pequeño orificio empecé a apretar para que entrase, pero Claudia empezó a quejarse

 

-Con cuidado, duele un poco- dijo murmurando

 

Entonce lo pensé: ¿por qué no dar un paso más? Hasta el momento Claudia se había mostrado muy abierta… Así que me lancé. Me levanté y me volví a arrodillar justo detrás de ella, con el culo a menos de un palmo de mi. Acerqué la boca y empecé a lamerle el ano y toda la raja del culo.

 

-¿Que… que haces…?- dijo con un hilo de voz que era más un gemido que otra cosa

 

-Lubricarte, si no lo hacemos nunca te entrarán- Dije separandome un momento de su culo

 

-Gra… gracias-

 

Seguí un poco más y por fin Claudia empezó a relajarse. Cada vez hacía más presión con la lengua hasta que su culo cedió y pude meter la punta, lo que se tradujo en un gemido de mi amiga. Finalmente me separé y intente meter un dedo: entro sin problemas. Ella empezó a mover de nuevo las caderas, regalandome un plano perfecto de cómo entraba y salía la polla del coño.

 

-Meteme más- susurró

 

Le hice caso y metí un segundo dedo. Con la otra mano empecé a pajearme de nuevo con las vistas que tenia y lo que le estaba haciendo a mi amiga, hasta que Claudia perdió la vergüenza y giró un poco la cabeza para mirarme.

 

-¿Qué haces?¿Te estás haciendo una paja?-

 

-Es que con esta situación… no he podido aguantarme, lo siento, ya paro-

 

-No pares… Me gusta que lo hagas. ¿Te gusta mi culo?

 

-Me encanta

 

-¿Y que más apartes de mi te gustan?

 

-Tu tetas

 

-Sacame los dedos

 

Le hice caso y ella se levantó. Me tomo de la mano y nos alejamos un poco de Clara y su novio. Se puso de rodillas e hizo que yo hiciera lo mismo, tan cerca de ella que tuvo que separar un poco las piernas para dejar sitio a mi rodilla. Mi polla casi rozaba su vientre

 

-¿Estas son las que te gustan?- Dijo agarrándose cada teta con una mano

 

-Si

 

-¿Y qué te gustaría hacerles a mis tetas?

 

-Tocartelas y chupártelas

 

-Pues hazlo mientras te pajeas

 

Hice caso de lo que me decía y una mano fue derecha a una de las tetas mientras que con la boca empecé a mordisquear y lamer el pezón de la otra. Claudia no pudo resistirlo y bajó una mano a su entrepierna. Cuando se metió los dedos pude escuchar lo húmeda que estaba.

 

-Dios, Mario, ¿Dime qué más partes de mi cuerpo te gusta?- Gimió ella

 

-Me encanta tu coño-

 

-Estaba deseando que dijeras eso… Comemelo-

 

Mi amiga se levantó y separó las piernas, poniéndome el coño justo a la altura de la cara. No lo dudé ni un segundo y hundí mi boca, lo que hizo gritar de placer a Claudia. Le metí la lengua bien dentro y luego chupé sus labios succionandolos. Finalmente llegué al clítoris y al mismo tiempo mis manos se posaron en su culo. Sin dejar de lamer sus jugos volví a meter un dedo en culo.

 

-Madre mia, Mario, vas a hacer que me corra y no quiero hacerlo hasta que…- Su frase se cortó por un gemido.

 

-¿Hasta que?-

 

-...hasta que me folles el culo y te corras en mi boca-

 

Deje de chuparle el coño y me puse de pie. Ella automáticamente se apoyó en la mesa más cercana y se separó las nalgas con las manos. Empuje la punta contra su dilatado ano, que se resistió un poco pero terminó cediendo

 

-Joder, ¿ves? Esto es lo que hacía falta- Dijo

 

Empecé a meterla y a sacarla poco a poco, cada vez más rápido, dejándome caer sobre la espalda de Claudia para poder tocarle las tetas. Se las masajee con fuerza y pellizque los pezones, a lo que ella respondió agarrandome las manos para que lo hiciera con más fuerza

 

-Si lo que quieres es tocarme y verme bien las tetas mejor cambiamos de postura, ¿no?- Dijo girando la cabeza hacia mí y dándome un beso en la mejilla.

 

Me la agarró y poco a poco fue sacandosela del culo. Se dio la vuelta y se tumbó boca arriba, sujetándose las piernas y dejándome unas vistas increíbles del culo, las tetas y el coño.

 

-Metemela donde quieras, pero metemela ya…-

 

Acerqué la polla a su coño y entró con una facilidad increíble por lo empapada que estaba. Los gemidos no dejaban de aumentar de volumen mientras yo la sacaba y la metia y con la boca le comía los duros pezones.

 

Sin que me los esperase, me agarró la cabeza y la guió a su boca. Nos unimos en un increíble beso. Claudia no se cortó un pelo en meter la lengua y yo, claro, tampoco. Aún unidos, noté como uno de los brazos de mi amiga bajaba y se sacaba mi polla para guiarla de nuevo a su culo.

 

-Haz que me corra… por favor… no puedo más…-

 

Cuando note que la punta estaba en su agujero empujé con fuerza

 

-¡¡AAAHHHH!!- gritó con fuerza

 

-¡Perdona! ¿Te he hecho daño?-

 

-¡¡Si!! ¡¡Y me encanta!! ¡¡No pares ahora!!- dijo sujetándome las nalgas con las manos para que no saliera

 

Continué empujando con todas mis fuerzas hasta que su culo ya no ofrecía ninguna resistencia. Nuestra respiración iba acompasada y Claudia me clavaba sus uñas en el culo mientras yo le mordía el cuello

 

-¡Ahhhhh!.... Creo…. Creo que voy a empaparlo todo…¡Ahhhh!... ¡¡Por favor, no pares!!- Dijo entre gemidos

 

Me incorporé un poco y Claudia se llevó una mano a una teta y la otra a clitoris. Empezó a tocárselo a mucha velocidad y sus gritos indicaron el comienzo del orgasmo. Dejó de frotarse y con la misma mano separó los labios. De entre ellos salió un fuerte chorro de líquido transparente que fue a parar directo a mi vientre, mi polla y luego al suelo.

 

-¡¡AAAAHHHHHHH!!

 

Su culo empezó a contraerse a espasmos sin que yo dejase de meterla y sacarla. Esa presión fue demasiado para mi, ya no podía aguantar más. La saqué rápidamente, rodee la mesa y se la metí con fuerza en la boca a Claudia. Sin perder ni un segundo, una de sus manos fue a mis huevos y la otra a mi culo, con la que me empujo hasta metérsela entera en al boca. Estallé dentro con una corrida increíble que Claudia se tragó entera mientras me la seguia mamando durante unos segundos más.

 

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Como podréis imaginar, nada fue lo mismo despues de ese día.  Claudia y yo nos “dejamos llevar” completamente y desde entonces estamos disfrutando muchísimo. Seguimos parando el tiempo para poder ver a algún compañero desnudo, pero sobre todo aprovechamos para follar nosotros dos en los lugares más prohibidos. La verdad es que este misterioso reloj de origen desconocido nos ha dado muchas anécdotas que contar en todo este tiempo, quién sabe si algún día volveré para contaros otra de las muchas historias...

FIN