En un autobús nocturno un muchacho hace una mamada a un polaco con enorme herramienta, corriéndose casi sin necesidad de tocarse, del placer de tenerla en la boca.
Un joven se ve apurado por una avería del coche. Un camionero se ofrece a llevarle de vuelta a la ciudad. El joven la paga el favor con una buena mamada y una paja.
El nuevo vecino de la urbanización se pone a cien al ver cada día a un joven albañil. Terminarán masturbándose y haciéndole una maravillosa mamada.