Los dos trabajaban en el mismo taller de reparación de coches y eran íntimos amigos, ambos tenían 24 años y como buenos deportistas que eran, tenían cuerpos bien formados y ni una pizca de grasa.
Abrió la puerta semidesnuda... el cartero se quedó de piedra.
Una noche de fiesta, donde todos dejan rienda suelta a su imaginación.
Disfrutará hasta la saciedad de los encantos de su compañera de trabajo.
Todo ocurre en una tienda de lamparas...
Un piso de estudiantes, todas chicas, es lugar adecuado para variados e interesantes encuentros sexuales.