La protagonista se siente decepcionada con su amiga, pero el destino le reserva algo mucho mejor.
Continuación de la locura de varias mujeres en una apuesta sin precedentes.
A cinco mujeres aburridas se les puede ocurrir travesuras y juegos de todo tipo. ¿Hacemos una apuesta?
Es la continuación del encuentro con mi amigo Carlos y su mujer, Rosa. Cris y yo celebramos nuestro aniversario.
Mi aniversario de boda debería ser algo especial, pero mi marido parece no estar muy interesado en celebrarlo.
Aunque hace mucho tiempo de ello, aún me gusta recordar cómo fui una viuda "alegre".
Ser la mujer de un policia no resulta sencillo, cuando resulta que él está absorbido por el trabajo.
Este reencuentro me deparará sensaciones nuevas. Mi esposa me acompaña.
Este chico al fin y al cabo tiene suerte. Envidia a su amigo por cuestiones de sexo, pero al final...
Con dinero se puede hacer de todo. ¿Quién no lo aprovecharía para tener todo el sexo posible?.
Mirad a qué punto llegan algunos en la vida. En el sexo no hay barreras, ni siquiera familiares.
Mirad estas fotos a ver que os parecen. A masturbarse si es lo que os apetece.
Le di confianza a unos amigos que luego se aprovecharon de ello con mi ser más querido.
Hay que salir de la crisis económica. Nuestra idea es excitante.
No es exactamente un relato, pero espero que guste lo que pretendo sea una serie.
Se trata de una anális pormenorizado de una fantasía muy común entre muchos hombres que gustan de su suegra.
Paul es un chico sin experiencia en el sexo, pero entrará a ese maravilloso mundo de mano de los mejores maestros que pudiera tener al alcance.
A punto de divorciarnos, mi esposa y yo nos montamos la mejor de las experiencias con unos conocidos.
Una de las continuaciones más solicitadas ya está aquí.
Me siento bien. He logrado lo que todo hombre desea. Lo que todo animal hambriento de hembras busca.
Tenía ganas de sexo. Ella no era mi esposa, pero estaba en mi casa y...
Sigue mi estancia en el convento. Esta vez sucede algo milagroso.
Sigue mi labor espiritual en el convento, ¡ay, pero qué débil es la carne...!
Mis amigas me invitan a una despedida de soltera a la que acudo con otro invitado inesperado.
Me ordené sacerdote por amor a Dios. Pero también me atraían otros seres terrenales...