Ya no tengo más para contarles, para compartir entre amigos mis secretos. Aqui me despido con un abrazo grande a todos.
Todavía conservo el perfume de su piel adolescente sobre mi cuerpo. Todavía guardo las impresiones de sus manos sobre mis senos. Todavía tengo grabado su rostro de felicidad cuando me penetraba.
Mis cumpleaños siempre me llenaron de hastío; en general se repiten con los mismo ritos: flores, cena y regalos utilitarios. Salvo uno que recuerdo con simpatía, mis 28 abriles!
Todas las mujeres sentimos alguna vez en el cine otra pierna que nos tocaba timidamente. La mayoría retira la pierna, yo tuve curiosidad por saber hasta dónde podía continuar eso.
Mi despertar sexual fue a los 13 años. Mi primer novio con el cual perdí mi virginidad fue a los 15 años. Pero mi primera verdadera relación sexual fue a los 16 con un amigo de mis padres.
Esta vez la culpa la tienen los lectores que me escribieron. Me hicieron calentar tanto!... Y cuando mis ovarios arden de sexo yo no tengo límites.
Yo tendría que haber pensado que la relación sexual con mi abuelo podría traerme problemas y me cagaron a cintazos!.
Los hombres adultos no son una simple fantasía sexual, son instrumentos de placer que me permiten montar al olimpo.
Las imágenes que tenía de lo sucedido en la tranquera con mi abuelo, en vez de atenuar mis fantasías y la ebullición de mi sangre, mis deseos se habían agrandado y todo mi cuerpo me solicitaba concluir bien lo que había allí comenzado.
Mi abuelo es campesino y pícaro, lo que se dice un viejito verde que me enseñó a manejar el tractor sentada en su falda.
Desde chica aprendí a fabricar las situaciones, transmitiendo el lenguaje de mi cuerpo sobretodo con los adultos.
En todos los pueblos hay secretos y el mío tiene el dulce sabor de la violación, pero ¿realmente fue violación?