Nació de entre las olas, arrullada por el viento, calentada por el sol, una sirena de fuego.
Un grito silencioso reclamando amor.
Cerca de la puerta vi a un hombre alto, fuerte, de cara cuadrada y pelo muy corto, llevaba unas gafas metálicas y hacía rato que no me quitaba los ojos de encima, lo miré suplicante, y vi que poco a poco se abría paso a empujones entre la gente para llegar hasta mi lado.
No me despiertes amor, que estoy soñando.
---No seas tonta, ¡si tu también lo quieres! ---dijo Fernando volviendo a abrazarla--- Ana se deshacía nerviosa, se daba cuenta que esto se le iba de las manos. Había sido una ingenua permitiendo la entrada a su casa a un extraño y ahora no sabía que hacer. ---NO, YO NO QUIERO NADA ¡¡¡VETE!!! Gritó con fuerza---