No me esperaba que mi madre me pidiera opinión sobre su ropa interior,y menos aún si ésta es de un estilo tan picante.Y por encima de todo,no esperaba que lo hiciera estando yo en cueros(...)si alguien subía,nos iba a encontrar a los dos en pelotas revisando ropa interior digna de una noche de bodas
(...) Mi madre tenía las piernas completamente abiertas, con los pies mirando hacia el techo. Él empujaba cada vez con más fuerza y violencia, y ella le pedía que no cesara. Dios, no podía creerme que mi madre fuera así de guarra (...).
(...) Pero tras decir eso, no se fue del baño, sino que permaneció. Y no sólo eso: me giré, y vi que estaba empezando a desnudarse (...)
(...) Entonces se colocó en la taza del váter, se subió el vestido hasta el pecho, dejando ver unas bragas blancas. Seguidamente se las bajó hasta los tobillos, y sin limpiar ni poner papel, tomó asiento y comenzó a orinar (...)
(...) Me quedé exhausto, y tirado como estaba, intenté calmar poco a poco mi agitada respiración. La polla iba perdiendo firmeza lentamente, pero todavía estaba bastante hinchada. En ese momento...
(...) Entré en el cuarto de baño. Por suerte había una mampara; pero sólo llegaba a mitad de bañera. Era traslúcida y vi la silueta desnuda de mi madre ...
En la pantalla sólo aparecía tu bonita cara, pero en mi pervertida imaginación ya estabas desnuda...
(...)Me desnudé pausadamente ante él, que me miraba sentado en una banqueta. Al quitarme las bragas, mostré mi pubis, completamente rasurado. Me di la vuelta y me agaché, para que viera mi ano bien. Me pasé una mano y en efecto, tenía razón: había algo de vello en él (...)
"(...)Al chico no le quedó otra que dejar las prendas en el suelo. Jugueteé con los pelos, enredando mis dedos en ellos. El chaval miraba pasmado. Me encanta follar en público, pero casi me gusta más que me observen mientras me toco. Y si el voyeur es un pipiolo que acaba de perder la virginidad..."
(...) Ya no tenía sentido andar tapándose, así que abrí la mampara y salí tranquilamente desnudo de la bañera. Lola entró en el baño, cogió la toalla colgada y me la acercó. Era una situación que puede parecer normal en una pareja, pero con una vecina cincuentona (...)
(...) Nuestras parejas salieron ya vestidas, justo antes de que termináramos. Nos vieron corrernos, pero esperaron sin decir nada a que acabáramos y cogiéramos aliento.
(...) Se envolvió en la toalla, y salió del baño con parsimonia. No estés mucho rato o te enfriarás, repitió al salir. Yo me metí en la bañera. Noté el agua tibia en las piernas, y me senté despacio. (...) En torno a esas tribulaciones giraba mi mente, cuando mi madre volvió a entrar. Iba totalmente desnuda salvo por unas zapatillas viejas de estar por casa.
"Entonces pensé que estaba desaprovechando todos los juguetes sexuales de que disponíamos, dedicándome únicamente a follarla. Cogí el plug que estaba a los pies de la cama, lo salivé, y se lo di" (...)
(...)Entonces le di un hostión que me hizo daño incluso a mí, pero repetí y le di otra. ¡Plas, plas! - Ahhhh... así sí... -gimió. Se subió las bragas, se puso de rodillas en el suelo y me bajó los calzoncillos. Mi polla, que no estaba dura del todo, quedó al descubierto. (...)
Me desnudé, ante su atenta mirada. Doblé lentamente el bañador, de pie delante de ella (...) Mi intención era llamar la atención de la madura. De modo que me agarré el miembro y subí y bajé la piel, poco a poco.
( ) Dejé la mochila y fui al váter a mear. Justo al entrar me la encontré completamente desnuda, sentada en el bidé espatarrada. Llevaba algo blanco en el coño.
Mariví es una limpiadora alegre y simpática. Se lleva bien con todo el mundo y no le desagrada su trabajo. Pero un día se encuentra con algo inesperado en los baños.
Manolo es un guardia de seguridad arisco y solitario; lleva una vida anodina y sin emociones. Hasta que un día su rutina se rompa con una excitante experiencia.
Se trata del último casquete que eché con mi amiga. Esta vez, a diferencia de la anterior, tenía el pubis completamente depilado y era una delicia saborearlo.
Historia ocurrida el pasado verano, en el que conocí mejor que nunca a mi vecina Carmen, y pude ver y saborear su piel de jubilada.
Tercera parte de los encuentros, cada vez más sexuales y repletos de erotismo.
Segunda entrega de estos episodios eróticos con mi tía. En esta ocasión, con una buena dosis de voyeurismo.
Esta historia relata el primero de los encuentros lascivos que he tenido en los últimos años con mi tía. Aunque en esta primera ocasión la tensión sexual no es muy elevada, la temperatura de las situaciones irá creciendo gradualmente...