Samantha sin embargo, con su inocencia, se sentía fatal en ese lugar. Y cuando de repente una mano paso por su cuerpo, dio un respingo. Sonia la miro, pero no dijo nada. De pronto otra mano paso por su cuerpo, rozándole el culo.
El desenlace de la historia.
Tino dejó de hacerle sexo oral a Noelia, y Benito la agarró y la apoyo en uno de los árboles del destartalado parque. Noelia, resignada, se dejó hacer. El viejo se bajó los pantalones, levantó a la lolita por sus nalgas con habilidad y mirándola a los ojos la penetró de una sola vez...
Se corrió tras introducir por una última vez su polla hasta lo más profundo de su ano y expulso su venida dentro de la chiquilla, llenando hasta el fondo los intestinos de la joven. Ana los recibió gozosa, y el sentir como ese líquido se introducía en sus interior le provocó un nuevo orgasmo.
Se acercó al mafioso, toqueteo su imponente polla, con deseo. Se la metió en la boca; quería probarlo, sentir su tacto. El viejo la acarició el pelo, y luego con sus dos manos la agarró de la cabecita y la hizo subir. No era su boca lo que quería llenar...
Ana sintió en su boca el aliento a puros y tabaco del viejo. Le entraron nauseas. Sintió como la rasposa lengua del viejo se introducía en su boca. Y ella hizo lo único que podía hacer: le devolvió el beso. Con ansias.
Lo que le sorprendía a Benito cada vez que veía el vídeo era cómo era posible que no le hubieran desgarrado ninguno de sus agujeros. Carolina debía venir abierta ya de serie, porque no había otra explicación.
Los celos empezaron a florecer en la lolita. Ana podría haber sido la niña bonita de Carolina, pero ahora era SUYA. Por eso, nada más sentarse Noelia hizo algo que meses atrás hubiera sido impensable: la beso. Un beso totalmente calculado para dejar un mensaje: era la puta de Carolina.
Un fin de semana en casa de Carolina y de su hermano pueda dar mucho de si para Noelia. Muchísimo.
Las consecuencias del día anterior. Ana lucha por sacar su lado más salvaje ¿Lo conseguirá?
Era una chica normal y corriente. Una chica del montón. Pero lo que le pasó no fue nada corriente.