En una fría noche de invierno, yo, Álvaro me encontraba pajeándome delante de mi ordenador. El video porno que estaba viendo no tenía nada de especial: una niña con unas tetitas firmes y un culito respingón intentaba meterse por su inexperto trasero la enorme polla de un veterano del cine X.
En una fría noche de invierno, yo Melissa conducía temerosa por una carretera estrecha, incómoda, oscura e inquietante. Mientras fijaba mi total atención en el peligroso camino me vinieron a la cabeza las razones por las que me encontraba en aquella arriesgada expedición. Más bien, la única razón: mi ansia desesperada de sexo.