Este es un relato que publique hace un tiempo pero por razones que aun desconozco fue eliminado, ahora que tuve la suerte de encontrarlo quise volver a compartirlo. Espero sea de su agrado.
Uno nunca sabe cuándo el pasado reaparece para cobrar las facturas pendientes. Esto fue lo que me paso a mi cuando una antigua amistad reapareció en mi vida.
Como era costumbre entre ellos comenzaron a intercambiar webs de pechugonas y páginas de relatos, si darse cuenta encontraron un punto mas de conexión: LAS TETAS GORDAS.
Fuimos a uno de los pocos sitios que quedaba abierto; una sucia hamburguesería no lejos del hotel. Pidió dos burgers y unas coca colas. Las devore con avidez, mientras lo interrogaba, quería enterarme de cómo había llegado a la patética situación de andar desnuda por las calles, ser forzada a practicar sexo con extraños, y ser manoseada por la policía, no sucedía ni en las películas.
Todo estaba desierto a medianoche, y yo, desnuda en medio de la calle, intentaba avanzar escondida sin tener claro que hacer. Pensé en volver al restaurante o mejor sería buscar a alguien que me llevara al hotel, Me dirigí hacia la avenida principal, quizá alguien podría ayudarme allí. Varios coches pasaron a mi lado pitando, y diciendo groserías, pensé si no habría un alma caritativa que me recogiera. ¿Nadie se iba a apiadar de una mujer desnuda corriendo en la noche?
Necesitaba descanso, cambiar la rutina diaria, el ajetreo de niños, colegio trabajo, comidas, casa. Era preciso hacer un break, desconectar, sentirme viva.