La dominación de mi amante sobre mi me impide pensar si esto es correcto, pero no puedo negarle cualquier cosa que él me pida. Soy suya. Y ahora, soy de ustedes.
De tanto leer, se me antojó coger con mi primo. Al final todo quedó en familia y me llevé un premio por mi gran dedicación.
Mi compañero de trabajo me aplica la ley del hielo, sin saber que desde hace mucho quiero coger con él en la oficina.
Cuesta admitirlo, soy adicta a sus palabras, a sus caricias, a su voz quebrándose cuando termina dentro de mí.