Ya sabéis lo que dicen, la primavera la sangre altera. En esta ocasión narro el encuentro que se produjo hace unos años entre una muy buena amiga mía y yo.
Narración acerca de lo ocurrido hará cinco o seis años en un viaje de fin de curso, en un crucero, cuando unas amigas se dejaron la llave de su camarote en el mío. La segunda parte está pendiente.