Venia una de las azafatas por el pasillo, y para que no se diera cuenta, me recosté sobre las piernas de mi novio (me di cuenta que había encontrado la posición perfecta para chuparsela)
Mi novio y yo emprendimos un viaje, que creí o sería relax, la sorpresa es que a medio camino y a pesas de otros automovilistas, lo hicimos muy rico en el carro.