Llevó su mano derecha por debajo de mi falda hasta mi pelvis y empezó a jugar con mis labios por encima de mi tanga. Cuando vio que estaban completamente mojados lo sentí estremecerse y apretarme la concha con toda la mano.
Todavía nos quedaban por vivir muchas cosas, pero esa fue nuestra primera vez y la voy a tener siempre en la memoria.