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Ella 15 y yo 27

en Confesiones

Esta confesión la publico porque sucedió sin que yo la hubiera buscado, por ello no me arrepiento. De lo que me hubiera arrepentido es de haber dejado pasar esa oportunidad que se me ofreció.

Yo me dedico al negocio de vender autos en una agencia nissan. Entonces recibí la visita de un tipo con la idea de comprar un auto, pero me dijo que tenía una cantidad de dinero y que estaba visitando a las distintas marcas para ver que le convencía mas de acuerdo a su presupuesto. Por ello le pedí su teléfono y dirección para proporcionarle un supuesto descuento, pero la verdad es que uno como comisionista debe buscar al cliente y cautivarlo con las propiedades del auto, es por ello que se les piden datos y se realizan visitas personalizadas que, a veces, hace se incline la balanza por nuestra marca.

Así que un día después de la visita fui a su domicilio a eso de las dos de la tarde, pensando en encontrarlo antes de la comida, pero me abrió la puerta la sirvienta que es una señora como de cincuenta años y me dijo que no estaba nadie, pero que no tardaba la niña. Ya estando ahí a tanta distancia de la agencia, decidí esperar a la hija, para entregarle la misma información, pero que notara el señor de la casa el detalle de mi visita. La sirvienta me paso a la estancia y me senté a esperar. No pasaron ni quince minutos cuando se escuchó que metían una llave en la cerradura y al abrirse la puerta apareció la niña.

Me pareció bonita y bien formada, morena de cabello largo a media espalda, buenas nalgas, piernas y senos de buen tamaño. pero mi cerebro me indicó que por sus características y por como estaba vestida, podría ser como una novia que tuve hace años cuando yo tenía dieciocho y ella quince, pero en esta vivencia, esta niña que llamaré lolis igualmente tenía quince, pero yo veintisiete. Es increíble lo que uno puede percibir en unos pocos segundos.

Le pregunte por su papa y me dijo que en el trabajo que desempeña hace horario corrido y sele hasta las cinco de la tarde, al igual que su mama, entonces me fui a la cacería.

Lolis vestía una blusita de algodón pegadita con un oso impreso, que hacia resaltar sus grandes senos; un short de licra de los llamados bicicleteros en color azul claro que lógicamente revelaba perfectamente el contorno de sus piernas, nalgas y el área del pubis; y delineaba sus bragas. Hablamos un poco del auto, que ella no tenia opinión. Yo la miraba sin discreción y a propósito para que ella viera cómo la miraba con morbo. mientras lolis hablaba, yo fijaba mi vista en sus senos y luego iba bajando mi mirada hasta el pubis y yo decía: oh si,...¿qué me dijiste?, para que notara cómo me distraía. Entonces se sonrió y se incorporó ofreciéndome agua. Pude ver que si era como mi vieja novia. Se acerco a mi y se inclino poco, he de decir que no tenía mucha experiencia a sus quince años, pero si sabía que estaba desarrollándose muy bien y mas de un compañero de la escuela le habría tocado las nalgas o las tetas. Yo le mire directamente los pechos a medio metro cuando le tomaba el vaso y le dije:

--- ¿cuántos años tienes?

--- quince ¿por qué?. Contesto quedándose de pie frente a mi.

--- pues no te vayas a molestar pero estas muy hermosa y desarrollada

---¿usted lo cree?, porque me he de molestar, al contrario

--- si, pero no me hables de usted, háblame de tu.

Se giró y como estaba una pequeña mesa de centro se inclinó a propósito para poner una servilleta de papel, pero dicha inclinación fue exagerada, para enseñarme las nalgas. Y en fracciones de segundo pense y le dije:

--- espera, tienes unas basuritas en tus pompis ¿pues donde te sentaste?. Yo espere la reacción para saber si seguía mi avance o paraba y me iba marchando, pero ella obedeció y se quedo de pie y, a pesar que lolis sabía que no tenía nada contesto:

--- no se donde, pero ¿qué tengo?

--- tienes como pasto. y por fin toque esas gloriosas nalgas con el "pretexto" de quitárselas. Así que hacía como que le quitaba algo y le acariciaba el culo que pude percibir duro. Puse de plano las dos manos y le hacia limpieza, pero con círculos en sus cachetes, acercándome a la zona anal y a la conchita.

Entonces acerque mi nariz a sus nalgas e hice una inhalación profunda y ruidosa para que siguiera notando mi exploración.

Se retiró y se volvió a sentar frente a mi con una sonrisa entre nerviosa, excitada y curiosa. Yo le dije:

--- ¿notaste que te olí las pompis?

--- no, ...bueno si

--- perdona, pero es que hueles rico

--- a que huelo?

--- pues a ti, a todo, a mujer

--- no entiendo. Si debe oler a algo, pero...

--- mira no se si confiar en ti

--- claro

--- es un secreto entre los dos?

--- si

--- bueno, con tu olor haces que... me caliente. ¿tu te has calentado?

--- no, no se, bueno la verdad si.

Entonces comencé a hablarle un poco obsceno, pues me super excito la idea de seducir y cojerme a esa jovencita, que su cuerpo ya requería y aguantaba una buena follada.

--- me excitas por lo hermoso que es tu cuerpo, has de saber que los hombres nos emocionamos y se nos para el pene, pero a ustedes las mujeres también se les para algo ¿o no?

Y ella me dijo que no sabía. Y se lo creí, pues aunque a su edad ya saben muchas cosas las chicas, otras las desconocen. Así que le dije del clítoris y su efecto, yo notaba como se le paraban los pezones y los labios se le secaban, de vez en vez, pasaba la lengua para humedecerlos. Ya suponía que su concha se le estaba mojando de lo lindo.

Me fui mas a fondo:

--- ¿le has visto el pene a un hombre?

--- no, bueno solo a mi primito de cuatro años. Y su voz era temblorosa. Sabía yo perfectamente que se estaba calentando como loca, así que proseguí:

--- ¿me lo quieres ver?

---¡si! Dijo extasiada y se sentó en el borde del sillón. Entonces mire para ver por la ventana a la sirvienta que lavaba algo fuera y me baje el ziper, hice a un lado mi corbata y saque al animal que ya estaba goteando por la excitación, sus ojos se desbordaban y parecía que lo quería fotografiar con la mirada. Le susurre:

--- ven, acércate

y ella se levanto y se encamino a mi lado mirando también a la vieja sirvienta que estaba de espaldas metida en su rutina; se sentó a mi lado y yo levante mis nalgas para que el pene se extendiera a su máximo y ella se acerco a escasos veinte centímetros de la cabeza. Yo fui mas obsceno:

--- ¿qué te parece mi verga?

--- es hermosa, es maravillosa. ¿no te duele?

--- no, pero ¿por qué no lo tocas?

--- claro

y extendió la mano y toco apenas rozando el tronco, yo le tome la mano y se la acerque a todo el palo que estaba a punto de estallar. Rápidamente se mojo con mis secreciones y solita fue aprisionando al pene. Entonces me dijo:

--- que grande y dura esta la...el ...

--- si dile: la verga, pues es excitante ¿o no?

--- si me encanta esta verga, esta vergota. Yo escucho a mis compañeros que dicen esas palabrotas y, bueno nosotras también nos decimos: hija de la verga, vete a la verga, mama verga.

--- pues mámame la verga

Y le tome la cabeza, pues ya no me importaba nada. lolis se resistió pero con la inclinación que ella tenía yo le acerque el pito a la boca y solo de reojo miro en dirección de la sirvienta y le dio un beso. Pero como si se despidiera de una amiga.

--- no mi vida, mama, abre tu boca y chúpalo; con tu lengua pruébalo poco a poco y yo ya le estaba tocando sus tetas cuyos pezones estaban duros como cerezas.

Entonces se puso de pie y busco con la mirada a la sirvienta que en ese momento subía ruidosamente la escalera de caracol, rumbo a la azotea y se sentó nuevamente pero mas cerca. Volvió a mirarme, sonrió y me dijo:

--- bueno, pero si no me gusta no me fuerces ¿O. K?

--- lo que tu digas ricura. Y le volví a guiar su cabeza a mi verga. Ella accedió y comenzó a mamar poquito, probando y se notaba que luchaba entre seguir mamando y el sabor nuevo de mi verga, que posteriormente me confeso no le gusto al principio.

Pero el deseo es el deseo y en un acto de audacia abrió la boca y se lo comió casi todo. Le ordene:

--- cierra tus labios como si estuvieras diciendo "U". Y así lo hizo, entonces me empece a masturbar en su boca; ella movía la cabeza sin ritmo, yo la sostuve con cierta firmeza y seguí haciéndomela, masturbándome con sus labios, pero ella se libero y se incorporó diciendo:

--- ya, me esta dando un poco de asco.

Y yo casi explotando de placer le dije esta bien, solo despídete de tu verga y ella al momento de darle otro besito como de mejilla me pregunto:

--- ¿mi verga?

--- si, desde ahora es tuya si la quieres.

---¡claro! Respondió --- pero ¿que vamos a hacer?

--- ay mi amor yo quisiera corresponderte, chuparte tu pepa, tus tetas, pero tu me puedes dar la pauta. Y guarde mi adolorido y aun parado pene. Si quieres te invito a mi departamento, al campo o a los cipreses (que es un campestre donde van las parejas a calentarse en sus coches y hasta hacen el amor). Reí como si fuera una broma, pero espere su reacción:

--- bueno, ¿cuándo me invitas a tu departamento?

--- mañana, si quieres, mira cómo me pusiste y le mostré el bulto que se me veía en el pantalón

---¿o sea que me estas diciendo que no asista a la preparatoria? Y sonreía maliciosamente

--- la verdad si, en caliente ¿no te parece?, ¿no le gustaría que te la chupara?

--- si, ha de ser rico, pero ¿no perderé la virginidad?, quiero confiar en ti.

--- no, te haré solo lo que tu quieras. Aunque mis intenciones eran follarla, cogérmela y desvirgarla.

--- sale nos vemos en la entrada de la poli-clínica Tres, pero ¿a que hora?

--- a la que tu ordenes

--- pues como debo salirme a las siete de la mañana de aquí, déjame ir a clase de siete treinta y de nueve; ¿te parece a las once?, prometo no retrasarme.

--- de acuerdo, pero ¿puedo confiar en ti lolis?

--- por supuesto, ¿y yo en ti? Imagínate que me pasaría si se enteran mis papas

--- imagina que me pasara a mi también. Pero no te haré daño, al contrario tu me lo hiciste, mira cómo aun no se baja la vergota que te gusto tanto

--- ¿y que vas a hacer para que se baje? No vas a salir así

y se me ocurrió dejarla picada para el otro día:

---¿quieres ver cómo me saco los mocos y me vengo para que se aquiete tu verga?

--- sale, pero ¿cómo?

---¿dónde esta tu baño?

--- por aquí. Y me tomó la mano para guiarme pero me saque otra vez la verga y le dije:

--- no, mejor sujétame de tu cosa parada y llévame.

Así lo hizo y abrió la puerta del baño e inteligentemente se quedo en la entrada y yo comencé a hacérmela frente a sus ojos que se salían de sus órbitas por presenciar la chaqueta de un hombre. Tome mi rabo y me lo jalaba en su dirección y le pregunte:

--- ¡tu no te masturbas?

--- no, nunca lo he hecho, pero se le secaban los labios de la excitación y le pedí:

--- dame un adelanto, bájate el short para verte aunque sea los pelos de tu pepa. Como respuesta echo una mirada hacia fuera y se introdujo solo un poco en el baño, se bajo la licra lo suficiente con una mano y pude ver ese monte de Venus sin depilar, natural y virginal. Paraba el pubis también en mi dirección como si quisiera ya sentir el miembro y me pregunto:

--- ¿eso que haces es lo que llaman la chaqueta, o sea la pelada o la masturbación?

--- si, ¿te gusta cómo me la chaqueteo por ti?

--- muchísimo, chaquetéatela, pélatela, que me gusta

--- ya viene los mocos ¿los quieres tomar en las manos?

--- no se, ¿tu quieres? ¿qué se siente?

--- si, por favor. Mis testículos me dolían como si me hubieran pateado. Acto seguido me acerque y le tome las manos haciendo hueco y masturbándome con ellas y escupí ese chorro de crema caliente que recibió en las manos y parte cayó en sus piernas. Yo cerré los ojos y liberé todo el semen.

Lolis estaba nerviosa, excitada, asombrada, todo junto. Quince añitos y era su primera experiencia de esa índole. Le iba a ordenar que lo probara, pero ya se estaba limpiando con higiénico, aunque si lo olió.

--- cómo me hubiera gustado que los recibieras en tu boca

--- y si se me van, ¿no me embarazo?

--- no mi reina, necesitas aprender muchas cosas. ya te ensañaré.

Me arregle y salí; ya para despedirnos le volví a decir que confiaba en ella y ella me dijo lo mismo. Como la sirvienta ya estaba merodeando por ahí, al salir de la casa abrí la puerta mucho para que esta ocultara un momento nuestros cuerpos y nos besamos rápida, pero eróticamente. En eso si ya tenía experiencia y le dije a modo de despedida:

--- mañana a las once

me fui y, al rememorar todo lo que ocurrió, me dio miedo y a la vez excitación, pero reflexione que ella era menor de edad y mi apartamento era comprometedor; el campo, demasiado lejos y peligroso por los drogadictos que por ahí circulan y los cipreses a esa hora me delataría con una niña de quince. Así que pense en un hotelito que esta a escasas tres cuadras del lugar de la cita del siguiente día.