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Fue mi madre quien me enseñó

en Amor filial

Debería darme pena, pero ya no, ahora al cabo de los años de que esto ocurrió, lo recuerdo con placer y cada vez que veo en la red una foto de una señora madura y gordita me recuerdo de este lance que se repitió después alguna que otra vez pero sin un compromiso fijo.

Yo fui un chico tardío en cuanto a mis relaciones sexuales, tuve algunas oportunidades pero mi timidez evitó que las cosas se consumaran, además mi pene no era bien desarrollado y realmente me daba pena que lo vieran o temía que me fueran a realizar algún comentario desfavorable que incrementara mi timidez. Por esta razón mi mayor satisfacción hasta los 18 años fueron las pajas que me hacía de todas las formas conocidas, a cualquier hora, en cualquier cantidad y en cualquier lugar. Pero siempre buscaba una buena razón para ello o miraba las fotos porno que mi papá guardaba celosamente en un cajón de su armario o miraba a alguna de mis familiares a través de los diversos y abundantes huecos que tenía distribuidos por toda mi casa y por la de ellas.

La historia de hoy es acerca de mi mamá. Ya ella tenía entonces 36 años, de constitución gorda con unas anchas caderas y un culote bien grande, sus senos no eran grandes pero si apetecibles. Mi padre nunca le dio problemas con otras mujeres pero a mi siempre me había dado la idea de que no la satisfacía como era, por eso mas de una vez me pajié pensando en que cualquier día la sorprendería masturbándose o algo así, aquella idea me nublaba las neuronas.
Ya tenía bien medida las horas del baño y siempre me las arreglaba para estar allí, frente a la puerta para no mas sintiera correr la cortina agacharme y pegar mi ojo al hoyo que tenía hecho en la puerta de madera y que disimulaba bien con un poco de cera cuando no estaba en uso. Así esperaba pacientemente a ella volviera a abrir la cortina para comenzar a secarse y la veía completamente desnuda, de frente a mi y pasándose la toalla por todo el cuerpo. Esto me calentaba sobremanera y a veces me sacaba la verga allí mismo y me pajeaba delante de la puerta estrellando mi leche contra el suelo o reteniéndola en mi mano.

Como ya dije mi madre es gorda y nunca le había visto la vagina, en mis sesiones frente a los hoyos abiertos para espiar, solo podía observarla de pié, frente a mi y claro había podido observar que tenía un ancho triángulo de vellos que iba desde un poquito mas abajo del pliegue que le hacía la barriga hasta los pliegues del encuentro de los muslos con la cadera y desde aquí se escondía entre las piernas, el vello no era muy espeso y las tetas eran aun firmes y con un grande y rosado pezón en el centro de una aureola de mediano tamaño.

Un día mientras espiaba a mi hermana, mi madre me sorprendió y me increpó muy duro por lo que hacía pero como estaba de afán me dijo que hablaríamos mas tarde. Yo temí que le dijera algo a mi papá y le rogué que no lo hiciera pero ella solo se limitó a responderme que hablaríamos mas tarde y me preguntó si yo tendría clases al otro día en la mañana pues ella no trabajaba esa mañana ya que tendría el turno de noche. Yo si tenía clases pero le dije que no.

Esa noche apenas dormí, no podía pegar los ojos pensando en que mi madre se lo dijera a mi papá. Al otro día me levanté muy temprano pero no salí del cuarto hasta percatarme que mi padre se hubiera ido al trabajo y que mi hermana se marchara al colegio. Entonces salí, como siempre, en interiores. Mi madre se encontraba en la cocina y llegué por detrás depositando un beso en su cara y dándole los buenos días.
- Vas a desayunar, me dijo después de devolverme el saludo
- Prefiero que hablemos, anoche no pude pegar un ojo pensando que se lo dirías todo a papá
- No, eso lo arreglamos entre tú y yo, toma un poco de café y sentémonos aquí en la mesa a conversar
Ella me empezó a preguntar por qué hacía aquello, que si a ella también la había mirado, que sentía con eso de mirar, que si no tenía novia, que si no había tenido relaciones, que si me masturbaba, que si lo hacía con frecuencia.
Yo le dije toda la verdad y su cara iba cambiando de la severidad a la comprensión.
- Así que eres tímido, dijo, y te da pena el pene chico ¿Qué tan chico es?
- Así mas o menos, le dije señalando un espacio entre mis dedos pulgar e índice
- ¿Erecto?, preguntó
- No, erecto es un poco más grande, le dije
- ¿Y tienes el prepucio suelto?
- Bueno, creo que sí
- ¿Cómo que creo? Si o no, ¿la cabeza te sale toda o no?
Mi madre me hablaba con toda naturalidad y a mí me daba pena y por supuesto, a parecer lo reflejaba pues sentía mi cara caliente y mi madre me preguntó
- ¿Te da pena hablar de estas cosas con tu madre?
- Si, le respondí
- No tienes por qué apenarte, hay confianza, además ya me has visto denuda ¿o no?
- Si
- ¿Y te has pajeado?
- Si, muchas veces
- ¿Y te gustó lo que viste?
- Si, pero de verdad, perdona mamá, vi muy poco, solo tus vellos y tus senos
- ¿Y que esperabas ver?
- No se, esperaba ver algo más
- ¿Cómo qué?
- No se, es que nunca he visto mas allá de los vellos, ya te dije, nunca he tenido relaciones con una mujer y a las que he tocado no las he podido ver porque nunca nos hemos desnudado, ha sido por debajo de la falda y apartándoles el interior.
- ¿Será que si ves te tranquilizas o te pones peor?
Yo no entendía donde quería llegar mamá pero si noté que sus piernas se abrieron y me dejaron ver su interior de piernas que usaba para evitar que le rozaran los muslos y ... estaban rotos en el mero centro, así que sus vellos salían por allí. Mi mirada se clavó en aquel lugar y mi verga comenzó a subir. Estaba en interiores y traté de esconder el bulto, pero evidentemente mi mamá se había dado cuenta
- ¿Te gusta mirar no?
- Si, que pena mamá, me voy al cuarto
- No, no te vayas, si quieres mirar, pues mira
Y acto seguido abrió mas las piernas mi pene se acabó de parar y salió por la bragueta del interior como un resorte. Yo traté de esconderlo pero mi mamá me detuvo la mano y me dijo
- Déjalo el pobre, se sentía mal de estar ahí prisionero, se acercó al borde de su silla y extendiendo una mano lo tomó
Yo no podía creer aquello, pero me dejaba hacer
- Ven acércate mi niño, que tu mamá te enseñará lo que querías ver y lo que no también, así nadie podrá engañarte
Me puse de pié frente a ella, y de una vez comenzó a oler mi verga
- Eso huele rico, ¿Te pajiaste anoche? Pues huele a semen seco, así que no estarías tan asustado
- Si, respondí tímidamente
- ¿Cuántas te hiciste?
- Dos
- ¿Y en quien pensabas?
- En ti
- ¿De veras?
Ya no pudo hablar mas pues se la metió en la boca y comenzó a chupármela con muchos deseos. A veces sentía que me hacía daño pero aguanté no fuera a ser que se arrepintiera, me hizo una mamada espectacular, era la primera vez en mi vida que me chupaban la polla, pero no me vine.
- Ven vamos al cuarto, me dijo
Apenas podía creer aquello y casi me opongo a seguirla, de manera que ella tuvo que voltearse y repetirme
- Vamos, ¿Es que no quieres venir?
- Si, si quiero pero estoy confundido
- ¿Confundido por qué? ¿Es que acaso no soy tu mama? ¿Es que las madres no enseñan a sus hijos? O será que ... ¿Acaso ya tu sabes?
- No mamá perdona, no es eso, es que yo no sabía que las madres también enseñaban de estas cosas a sus hijos
- Bueno, a decir verdad no es lo más común, pero no creo que sea yo la primera ni la última que lo haga
A pesar de las palabras de mi mamá yo no estaba muy convencido de que estuviéramos haciendo algo que se encontrara dentro de los cánones establecidos por la sociedad de entonces, y mucho menos me cabía en la cabeza que ella misma fuera quien lo estuviese proponiendo. Debe tenerse en cuenta de que estamos hablando de finales de los años sesenta, donde si bien se estaban experimentando profundos cambios sociales y Los Beatles habían revolucionado los pensamientos de la juventud, todavía las cuestiones relativas al sexo eran un tema casi vetado en la familia. Los conocimientos que se podían adquirir eran a través de otros amigos o de personas mayores pero que generalmente eran ajenas a la familia.
Nos dirigimos al cuarto al cual mi mamá me hizo pasar primero y luego de ella entrar cerró la puerta con seguro pues aunque a esa hora no había nadie en la casa, de pronto mi abuela podía pasar para allá pues las casas eran contiguas y se comunicaban.
Una vez dentro ella se quitó la bata que traía y deslizó los calzones hasta que los sacó por sus tobillos quedando completamente desnuda. Toda esta operación la realizó de espaldas a mi pudiendo yo apreciar su espalda estrecha, sus amplias caderas y sus enormes nalgas donde ya comenzaban a verse las marcas de los años y de la gordura. Yo miraba me imagino con asombro porque casi despierto cuando la escuché decirme
- ¿Te gusta lo que ves?
Y al reaccionar ya la tenía de frente a mi. El espectáculo no era la primera vez que lo disfrutaba pero jamás como ese día, a solo unos pasos de mi
- ¿Ves aquí estoy? ¿Te gusta?, repitió ¿Qué quieres hacer o aún no te atreves? Vamos, anda
- ¿Quieres que me lave? Aún no lo he hecho
- No, quédate así, me atrevía a decir, y continué Déjame ver si el olor es igual a que siempre me imagino cuando me masturbo pensando en ti
Ya lo dije, la cocha era un triángulo grande de vellos que se escurrían hasta los pliegues que hacían la barriga con el encaje de los muslos, la cantidad no era mucha pero si la suficiente para delinear bien aquel triángulo. Ella se tumbó en la cama, subió las piernas, las flexionó y por primera vez en mi vida vi una vagina, no solo vi, sino que olí porque el olor que de ella emanaba se podía percibir perfectamente en el ambiente.
- Ese es el mismo olor que me imaginaba
- ¿De veras? Me dijo, Pues entonces ven quítate el interior y acércate, pon tu cabeza entre mis piernas y llénate de él
Me sentí desinhibido después de llenar mis pulmones con aquel olor agridulce, mezcla de orines, con flujos y todo lo demás. Miré detenidamente aquella vagina, sus labios eran grandes, muy grandes, rosados, húmedos, metí mi cabeza y siguiendo un instinto salvaje comencé a chupar y a oler aquel hoyo por donde había salido. Ella se retorcía y se quejaba primero muy queda y luego fue subiendo el tono a la vez que el ritmo de sus caderas aumentaba, comenzó a decirme
- No pares, lo haces muy bien, pareces un experto, así, mas arriba, busca el botón, así, ahhhhh, ahí mismo, duro, por favor no pares, sube papito, sube, en la pepita, chuuuuuu pa me... laaaaa ... pe.. pi.. ta.
Tomó mi cabeza por la nuca con sus manos y comenzó a frotar su concha contra mi boca primero y luego contra toda mi cara, de repente sentí como si me hubieran tirado un vaso de agua tibia a la cara, eran sus flujos saliendo intensamente
- Asiiiiiiiii, así, que rico, lo haces, así, ¿Te gusta?, asíiiiiii, me estoy corriendo papito, me has hecho correr, tan rico, asiiiiiiiiiiiiiiii.
Se estremeció, apretó mi cabeza contra su vagina que casi muero ahogado, y luego de dos o tres estremecimientos, se relajó, soltó mi cabeza y quedó extenuada en la cama.
- ¿Te gustó? Me preguntó
- Si claro, me gustó, pero creo que mas te gustó a ti
- Ven acuéstate a mi lado
Así permanecimos un rato hasta que se recuperó, yo no me había corrido aún y mi verga estaba que echaba chispas. De repente se incorporó, se arrodilló en la cama, levantó bien el culo y me dijo
- ¿Te gusta?
- Si, claro, y como huele. Metí allí mi cabeza y aspiré
- Pues si te gusta hazlo tuyo
La vista era impresionante, aquel culo marrón y grande latía, los labios de la vagina le colgaban, y ya su color era púrpura
- Vamos métemela, me dijo
- ¿Por donde? Dije yo
- Por el culo, métela en el culo de una vez por todas
Y así fue, puse mi glande apoyado en aquel culazo y de un empujón toda se fue adentro si que escuchara un solo quejido de mi madre
- Ahora muévete, así, sácalo todo y vuélvelo a meter, así, me vuelves loca, rómpeme el culo, sácale la mierda
Me parecía imposible estar viviendo aquello y escuchar a mi mamá decir aquellas cosas, pero no paraba, estaba por correrme y me imaginaba que sería una larga y fluida corrida. Cuando sacaba la verga del culo miraba como este se quedaba dilatado y podía observar en su interior, mi glande estaba lleno de mierda, de la cual un hilillo corría desde el culo de mi madre hasta su vagina. Aquella imagen me calentó mucho y mientras la escuchaba casi chillar de placer, me corrí salvajemente
- Te estás corriendo, así, caliente, vacíate en mis intestinos, llénalos de leche, así, tan rico que se siente, Dios, que placer, Dios perdóname, pero es mi hijo y mi deber es enseñarlo, así, dame duro, mas leche, mas aún, que me llegue hasta la boca, así.
- Así mamá, gracias, toda es tuya
Y fue la corrida mas larga y abundante que he tenido en mi vida. Cuando el tamaño de mi verga disminuyó y se salió de aquel culo que tanto placer me había acabado de dar, ella lo contrajo primero y luego lo dilató desmesuradamente y desde su interior salió primero un peo y luego un hilo de leche acompañado de mierda, ella se levantó precipitadamente y se agachó en el piso, se escuchó otro peo más sonoro y largo y de inmediato un torrente de leche y mierda salió de sus intestinos cayendo al piso.
Cuando se levantó me preguntó
- ¿Te gustó?
- Mucho, le respondí, pero... ¿Y por el coño?
- No, eso después, por hoy es suficiente, recuerda que te estoy enseñando como tu madre que soy
- ¿Y cuando será la próxima? , le pregunté
- Eso no tiene fecha, así no es como se enseña, deja que la inspiración baje. De pronto te permitiré que sigas mirándome por los hoyos que has repartido por toda la casa y me gustaría saber que te haces pajas pensando en mi, pero por ahora no más. Y hablando de pajas ¿Por qué no vas y te haces una pues mira como tienes esa verga aún?
- Si es que estoy muy excitado ¿Tu no me la harías?
- Bueno, pero no más
Se incorporó, me llevó hasta el baño, se sentó en el inodoro y mientras continuaban sonando sus peos y botando la mezcla de leche y mierda tomo mi verga entre sus manos y comenzó a acariciarla, la olía, le pasaba la lengua, la movía y así poco a poco se fue acercando de nuevo la corrida
- Ya mamá, ya viene, muévela más, así, que rico, ya viene mami
- Échala en mi cara, en mi boca hijo, así
Yo sentí venir aquel nuevo torrente de leche desde lo mas interno de mis huevos, un primer chorro fue a dar de lleno en la cara de mamá, el segundo, aún potente, lo dirigió hacia su boca, y un tercero a sus tetas. Me había vaciado por segunda vez gracias a los favores de mamá.
Cuando acabé, me dijo
- Bueno ahora si basta por hoy, y recuerda, ni una palabra de esto y tienes todo mi permiso para mirarme y masturbarte. Dele un beso a su mamá y vaya a prepararse para ir al Colegio, o ¿es que acaso pensó que yo era boba y no sabía que tenía clases hoy?
Ella se quedo allí sentada en el inodoro, entre sus peos y la mezcla de leche y mierda y yo me fui a cambiar para irme al Colegio e inventar cualquier excusa por la llegada tarde, o ...
¿Será que le digo al profesor que llegué tarde porque mi mamá me estaba enseñando a follar?

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