En mi relato "Fue mi madre quien me enseñó" les expuse como había iniciado mi vida sexual gracias a la ayuda que me ofreció mi mamá y como les decía también, aquella experiencia se repitió una que otra vez pero sin compromiso, nuestras vidas continuaban siendo las mismas, bueno, al menos para ella eso parecía porque para mi todo cambió. Ahora la espiaba con más frecuencia, no solo a ella sino también a mi hermana, a mis tías, primas, a mi abuela y a cualquier mujer que fuera al baño de mi casa o estuviera en alguna de las habitaciones en las cuales tenía dispuestos mis agujeros o ranuras de observación. En ese tiempo me hice muchas pajas tanto en la soledad de mi alcoba como frente a esos "puntos de observación" que cuidadosamente había ido creando. Pasaron varias semanas y no veía llegar la oportunidad de que mi mamá me dijera algo respecto a lo que habíamos hecho, no era esquiva, pero nunca más hizo referencia al asunto y yo no me atrevía a hacerlo.
Luego de dos meses de aquella vez, una mañana en que no tenía clases me levanté y encontré, como casi siempre, a mamá en la cocina adelantando el almuerzo, cuando yo entré ella estaba de espaldas y tomando aire me acerqué y le di un beso en la mejilla pero desde atrás, aprovechando y pegándome a sus nalgas obteniendo una instantánea erección que en principio ella aceptó para luego separarme con un movimiento brusco de sus caderas.
¿Qué pasa, es que no vas a respetar a tu mamá?
Aquella frase me dejó helado sin saber que hacer, era la sentencia de muerte a mis pretendidas intenciones. Solo atiné a decir
Perdona mamá, no fue intencionalmente
Ella sin dejar lo que hacía me replicó
No, ¿ y entonces eso duro que sentí en mis nalgas que cosa es?
De nuevo le dije
Perdona mamá es que yo creía
que...
Pero no puede seguir hablando, un nudo se me formó en la garganta y repetí
una y otra vez alejándome de allí
Perdona mamá, perdona, de verdad que no quise hacerlo, perdona
Y me dirigí a mi habitación donde me tiré boca abajo en la cama escondiendo mi cara en la almohada. Así estuve unos minutos hasta que sentí la puerta que se abría y la voz de mi mamá que decía
A ver, que le pasa a mi niño, su mami lo trató muy rudo, venga con su mamá, no se me ponga así
Mi mamá se sentó al borde de la cama y comenzó a hablarme y a acariciarme la cabeza hasta que yo me volteé y le di el frente. Ella continuó hablándome y tratando de devolverme el ánimo pero demoró mucho en preguntarme o decirme algo de lo que yo quería escuchar, hasta que al fin dijo
¿Es que mi niño está muy necesitado de las lecciones de mamá?
No supe si responder o no y ella volvió a preguntar esta vez dijo
¿No has tenido más relaciones
desde aquella vez? ¿ No consigues tener relaciones con chicas de tu edad?
¿Continuas espiándome?
Si, fue mi única respuesta para todas sus preguntas, pero claro esta
respuesta no era clara.
Sí ¿Qué?
Bueno, realmente mamá, si continuo espiándote, pero tu me dijiste...
Si claro, eso no tienes que explicármelo, pero y lo demás
No he tenido relaciones con ninguna chica ni con nadie, y te continuo espiando
a ti, a mi hermana y a todas, mamá, no se que hacer, las espío
y miro las fotos que tiene papá y me hago..., bueno, perdona, me masturbo
una y otra vez y siempre continuo así, y le señalé para
mis interiores donde ahora se notaba de nuevo el bulto de mi verga tiesa
¿Dices que las fotos de tu papá? ¿Cuáles fotos?
¿Es que no sabes que papá tiene fotos? Espera y las traigo, y
de un salto fui a buscarlas
Regresé y se las entregué. Ella luego de ver las primeras, me invitó a mirarlas juntos y me hacía comentarios acerca de ellas lo cual me fue dando confianza para en un momento en que una tras otra se sucedían las fotos de lesbianas, le dije, estas son las que más me gustan
¿Te gustan las lesbianas?
Si, ¿Por qué, es malo?
Depende, me dijo, y comenzó a relatarme una historia de su juventud donde
estaban involucradas ella y mis dos tías, ella me contó como descubrieron
entre todas la masturbación y como luego lo hacían en los rincones,
o en el baño, el graio de detalle era bastante y eso me ponía
más caliente aún. Por supuesto que ella lo notó y me dijo
Cierra la puerta y veamos la segunda lección de mamá para su niño
Casi me corro al escuchar aquello y de un salto fui y volví de la cama a la puerta y de esta de nuevo a la cama
¿Qué quiere aprender hoy mi niño
majadero? Y diciendo esto me tomo la verga con su mano
Lo que quiera mamá, pero recuerda que la vez anterior no me enseñaste
nada de la concha, bueno, si pero nada de penetrar una concha, ¿Será
que hoy...?
Será, mi niño, será, si eso es lo que quieres, entonces
será
Mi mamá me invitó a pararme, quitarme totalmente el interior y situarme frente a ella que ahora se había sentado al borde de la cama con sus piernas entreabiertas, dejándome ver que no llevaba interiores ni tampoco sostén, solo la bata la cubría. Tomó mi verga con mucho amor y poco a poco y con gran detalle la comenzó a acariciar con su lengua, primero solo la cabeza, luego toda ella, desde su base hasta la cabeza. Aquello era sublime, tomó mis huevos en una de sus manos y comenzó a apretarlos con cariño, un cariño que hasta hoy solo lo he conocido por ella, los tomaba, los apretaba, los levantaba y los dejaba caer todo esto dentro de su mano como si les estuviera tomando el peso. En una de esas pasadas de lengua, al llegar al glande ya bien descapuchado, rojo y húmedo, entonces cambió la cabeza de posición y metió toda mi verga en su boca succionándola una y otra vez. Yo inconscientemente tomé su cabeza por la nuca con mis manos y comencé a moverme al ritmo como si estuviera culeando, y claro, en esos momentos eso hacía, me estaba culeando a mi mamá por la boca. La saliva le comenzó a correr por la barbilla y a caer en su bata y entre sus pechos, yo no apartaba mis ojos de la cara de mamá y ella de vez en vez subía sus ojos dedicándome unas veces una exquisita mirada que no hacía más que darme la sensación de que mi verga se ponía más grande dentro de aquella cavidad húmeda, suave y caliente, y otras veces, sobre todo cuando la mirada era en el momento de que mi verga entraba hasta lo mas profundo, aquella mirada era vaga primero hasta que de una vez se perdía poniendo los ojos en blanco. Con sus manos libres ella comenzó a despojarse de la bata y algunos ligeros movimientos le ayudaron a sacarla por completo de su cuerpo. Yo una vez más no podía creer lo que estaba viviendo ni lo que estaba gozando. De pronto mamá sacó mi verga de su boca y me dijo
Ven pongámonos aquí en la punta de la cama
Me condujo hasta allí y se sentó a horcajadas en el ángulo del colchón inclinando el cuerpo un poco hacia adelante y retomando su labor con mi verga comenzó a la vez a moverse acompasadamente sobre ese extremo donde había depositado su concha frotándola contra el mismo. El olor de la habitación comenzó a cambiar y llenarse de ese olor que ya conocía de mis fantasías y luego de la lección anterior, era el inconfundible olor dulce y amargo salido de la concha y el culo de mamá, ese olor a flujos, orines, sudor de la entrepierna y del surco que divide las dos nalgas que son inconfundibles cuando nos acabamos de levantar después de una noche calurosa, de idas y venidas del baño y de uno que otro incontrolado peo que se escapa mientras dormimos y que en muchas ocasiones nos humedece el culo y le confiere un olor peculiar. Aquel olor enervó mucho mas mis sentidos y sentí que no podía soportar mas sin correrme. Miré como pude a la cara de mamá y ella estaba gozando, los ojos en blanco y sus frotamientos contra el colchón cada mas rápidos me indicaron que también ella estaba a punto de correrse
Mamá me corro, no puedo más, me corro mamá
Ella no respondía pero yo supe controlarme y de un tirón la saque de dentro de la boca de ella y le dije
Quiero chuparte y olerte allá abajo,
ese olor me vuelve loco
Espera, me dijo como pudo, espera que me estoy corriendo, así, pon tu
verga aquí en mi boca, así, tócame las tetas, así,
así, es como se hace papito, así se hace gozar a una mujer, tan
rico, no puedo mas, es para ti mi niño.
Mamá se aferró con todas sus fuerzas a mi cuerpo, apoyó su cabeza de lado contra mi estómago, se hincó aún más contra el colchón, el ritmo de sus caderas aumentó y el recorrido e hizo mas corto pero más frenético, yo pellizcaba a hora sus pezones hinchados y ella terminó por explotar
Ya, ya, así, mis jugos para ti mi niño, ya, ya, así, tan rico, Dios mío, que hago pero es tan rico, así, pellízcame mi niño, duro, así
El olor se hizo mas intenso y mamá termino y se dejó caer hacia atrás en la cama, yo como un perro de caza bajé hasta el lugar preciso donde unos momentos antes ella tenía apoyada la concha y que ahora estaba muy húmedo, pegué allí mi nariz y aspiré profundamente aquel olor que había quedado impregnado en la sábana, llené mis pulmones y fui subiendo por el centro de los colgantes y abiertos muslos de mi mamá hasta llegar a su concha, a mi contacto, ella abrió aún mas las piernas y las recogió brindándome toda su vagina abierta, húmeda, rosada y olorosa, así como su culo oscuro, peludo, palpitante, también húmedo y oloroso. Aquello fue mucho para mí y sin poder remediarlo, solo al depositar mi nariz y mi boca en aquel paraíso sentí que me corría, me incorporé, tomé mi verga con una mano y la moví un poco logrando llegar con el primer chorro a la cara de mamá, el segundo quedó en sus tetas y un tercero, aún potente, fue a parar a su ombligo. Casi me caigo pues perdí las fuerzas y la noción de las cosas, pero me recuperé y alcancé a ver como ella tragaba de mi leche que limpiaba de su cara y senos.
¿Te gustó mami?, atiné
a decirle
Mas bien digamos que me encantó, ¿Y a ti?
Ni hablar, pero aún falta ¿No?
Uy que afán despacio señorito, bueno, ya no eres señorito,
ja, ja, ja, se mofó, pero despacio, no, o lo va a gastar todo de una.
¿Entonces es que hoy tampoco me darás la concha?
Claro que si, pero ahora toca que te chupe bien y te laves para evitar cualquier
resto que ponga en peligro a tu mamá
¿Cómo así, no entiendo?
Claro, me dijo, y me explico todo eso del embarazo
Me tocó que mi mamá me la chupara hasta dejarla brillante y sin restos de leche que saliera por mi hueco y luego me fui a lavar pero le pedía a ella que no lo hiciera pues aquel olor de ella me ponía como ya estaba de nuevo. Cuando regresé del baño, mi madre aún se encontraba en la misma posición que la había dejado, tenía los ojos cerrados y parecía que dormía o que meditaba profundamente. Me quedé parado frente a ella y comencé a detallarla. Pelo canoso casi totalmente a pesar de sus años, era una herencia de mis abuelos, de cara bonita, hombros estrechos que contrastaban con sus anchas caderas, los senos desparramados hacía los lados y con una areola rosada, de mediano tamaño y bonitas, al igual que sus pezones que no eran ni grandes ni pequeños pero invitaban a ser chupados con ansias de niño, en la cintura, que a pesar de su gordura conservaba estrecha, se veían lo que llamamos llantas o sea esos gordos que se forman por efecto de la acumulación de grasa y uno de esos pliegues caía directamente sobre la parte superior del triangulo de vellos que delineaban su monte de Venus, algo escaso pero suficiente, los otros bordes del triángulo los delineaban también dos pliegues de la piel, profundos y que se metían bien adentro en el comienzo de sus muslos, ahora sin nada de tensión y algo flácidos, los muslos también tenían pliegues gruesos de grasa y a ellos seguían una rodilla perfecta y unas piernas que podían ser la envidia de cualquiera pues eran gruesas y bien formadas. Como sus piernas estaban estiradas y sus pies descansaban en el suelo solo se veía el triángulo de vellos debajo del ombligo.
Ya estoy de regreso, dije después de terminar mi inspección visual por su cuerpo
Ella inmediatamente abrió los ojos y
recogió sus piernas subiéndolas flexionadas en la cama dejándome
ver una vagina roja, húmeda, donde algunos vellos se pegaban a la cara
interna por efecto de los jugos derramados, aquella imagen le devolvió
la erección a mi pene quien la había perdido después de
realizarle la higiene con el agua fría.
Mamá, ¿Te pondrías en cuatro patas como la vez anterior?
Claro, ¿Te gusta así?, y acto seguido se dio vuelta y se puso
en cuatro patas apoyando su cabeza y torso en el colchón y proyectando
sus nalgas y su concha hacia atrás en lo que era una vista sin igual.
Culo y vagina se abrían descomunalmente ayudados por sus manos que se aferraban a cada nalga tirando de ellas hacía los lados, metí mi cara allí, coloqué mi nariz en su palpitante culo y mis labios se apretaron en un beso con los de su vagina, cálidos y húmedos, olorosos y pegajosos, olor, sabor, humedad, temperatura, todo se unía para nublarme los sentidos, mi lengua comenzó a salir y entrar de aquella vagina a una velocidad inusitada, mi nariz se clavaba en aquel culo como si fuera una verga, respiraba por la boca cuando podía, porque prefería tener mi nariz dentro de aquel divino hueco antes que respirar, chupaba y chupaba, hasta que le escuché decir
Métemela ya, no demores un segundo mas
Saqué mi cara de aquel paraíso y ubicándome detrás de aquel culote y de un solo tirón enfundé toda mi verga en la concha de mamá
Méteme un dedo en el culo, dijo con voz entrecortada
Y así fue primero metí uno y luego dos, hasta que tres cupieron.
Recuerda sacarla cuando te vayas a correr
Claro, no lo olvidaré
Mi mamá evidentemente gozaba, yo me dejaba llevar por aquella situación, el olor de mi madre subía hasta mi nariz, de vez en cuando abría los ojos y miraba su cara que estaba pegada de lado en el colchón y tenía los ojos en blanco, se llevó una mano a la nalga y la abrió más a la par que bajaba más su cuerpo y abría mas las piernas, el mete y saca era increíblemente rico, se llevó un dedo a la boca y comenzó a chuparlo, la ano de su nalga encontró una de las mías y la tomo depositándola en su clítoris
Frótame, frótame duro la pepita
mi niño, así, tan rico, sigue así, pero suelta el cuerpo,
no estés tan tieso, dale duro a tu mami ¿Quiere mi culo?
No mami ahora no, esta tan caliente y húmeda tu concha
Dame duro, así, así, me corro papito, dale duro a la pepita, hazme
correr de una vez, así
La agilidad de mi mamá para moverse era increíble, yo apenas lo hacía ella iba y venía metiendo y sacando mi verga de su coño una y otra vez, tanto se movió que se salió la verga y al meterla nuevamente, su vagina había tomado aire por la posición en que se encontraba que se escapó uno de esos peos vaginales que a veces salen pero que esa primera vez me asustó un poco. Ella solo me dijo
Sigue hijo, sigue, no te detengas, eso es normal, y este también y soltó un peo por el culo
Mis dedos habían hecho de las suyas allí y ya un pequeño hilo de liquido oscuro y viscoso comenzaba a escapar entre una y otra sacada de mis dedos de aquel culazo. Los estertores de la corrida comenzaron a llegarme, y recordé las palabras de mi mamá: - "Adentro no" , aguante y un poco y atiné a preguntarle
Ya mamita, ya te corres, yo estoy que me corro
Ya mi niño, me vengo, dame mas duro, así, muévete, ahhhh,
que rico, así, me vengo, mijo, me vengo, tan delicioso, dale a tu mamita
Era increíble, los jugos de mi mamá comenzaron a salir entre las paredes de su vagina y mi verga dentro de ella y a gotear en la cama, el hilillo de mierda se hacía mas grande y yo sabía que cuando sacará mis dedos de allí se vendría mayor
Mi culo, mi culo, se viene también, dijo mi mami, que es esto Santo Dios, mi culo mi niño, mi culo se está viniendo, ay Dios mío no lo puedo creer tan divino, que has hecho hijo mío, mi culo, me lo hiciste gozar, saca tus dedos de el ahora
Así lo hice, saqué mis dedos y como había pensado, un torrente de líquido comenzó a salir, el líquido era viscoso y marrón claro, cualquiera piensa que era mierda pero no, no era exclusivamente eso, era también en parte la corrida de mi mamá por su culo, cosa que por primera vez conocía de su existencia y luego a muy pocas mujeres les he escuchado decir que les sucede, aquello me pareció espectacular. Mamá me dijo que le sucedía a veces pero no siempre, solo cuando estaba muy excitada, así que podía decir que había dejado totalmente satisfecha a mi madre, tal y como ella lo hizo conmigo.
Nuestros encuentros posteriores no fueron frecuentes
aunque sí muy excitantes y ardientes. Mi madre sabía escoger con
mística precisión el día y la hora en que habría
de ser y lo disfrutábamos mucho. Cuando ella consideró que ya
estaba preparado para hacer de las mías en la calle, se sentó
a conversar conmigo un viernes que iniciaba un fin de semana en que estaríamos
en casa solo ella y yo pues mi padre estaba viajando por cuestiones del trabajo
y mi hermana en un campamento de Verano, me dijo que había escogido ese
momento para conversar conmigo pues consideraba que ya me había enseñado
todo lo que debía conocer acerca del sexo y que me ofrecía la
oportunidad de tener mi examen final ese fin de semana. Les juro que después
de aquellos tres días, no he aprendido nada más acerca del sexo,
todo lo que mi madre me enseñó me ha servido para toda la vida.
Después de entonces jamás volvimos a tener sexo pero si cada vez
que recuerdo esos tiempos no puedo dejar de masturbarme o a veces estoy con
alguna mujer, incluso con quien hoy es mi esposa, y recuerdo aquellos momentos
de aprendizaje y lo mucho que le debo a mi mamá.
Madres que me lean y que tengan remilgos en estar con sus hijos o aquellas que no siquiera han pensado en eso, les digo que ellos estarán eternamente agradecidos, como yo, de los secretos y las artes que ustedes puedan enseñarles, nadie nunca los hará sentir mas felices y nadie les podrá enseñar con tanto amor y ternura como pueden hacerlo ustedes, adelante, que esperan, decídanse a hacerlo y verán que no se arrepentirán.
Aunque se que nunca leerás esto, no puedo menos que dejar patente mi agradecimiento a tus esmeros y cuidados MAMÁ. GRACIAS MIL; ME HICISTE UN HOMBRE MUY FELIZ PARA TODA LA VIDA.
Juan Antonio
Cualquier comentario, intercambio o lo que deseen conocer pueden escribirme a: j_calabazas@hotmail.com