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Chatear: Algo más que una diversión

en Sexo Virtual

El siguiente acontecimiento ocurrio hace menos de un año, yo tenía 25 años, acababa de instalarme por motivos de trabajo en Cáceres, no tuve problemas en hacer enseguida amigos primero en el trabajo y luego en otros círculos, y curiosamente algún amigo hice a través del chat por lo que enseguida me enganché a esto del chat en el afán de conocer gente interesante.

Pero poco a poco fue cayendo mi desgana con el chat, lo que en un principio había parecido algo interesante se acabó convirtiendo en algo demasiado aburrido y rutinario, hacía semanas que no conocía a nadie interesante, y todas las conversaciones giraban en torno a temas triviales, infantiles y de un nivel intelectual alarmantemente bajo. Acabé bastante asqueado con el chat y estuve a punto de no volver a entrar, pero justo en esa época es cuando conocí a Carmen en el chat.

Como siempre yo iba buscando gente de Cáceres capital, y Carmen me abrió un privado, en principio estuve un poco frío y distante, pasaba ya mucho de dar conversaciones a gente que no se lo merecía, pero con esta chica algo cambió, me pareció muy simpática, muy maja, bastante inocente y sobre todo con ganas de conversar sobre muchos temas, el problema vino de repente cuando le pregunté la edad, ella me contestó 16 años; joder, eso me sentó fatal, estaba charlando con una niña, vaya pérdida de tiempo, yo también le dije mi edad, y a pesar de los casi 10 años que nos separaban a ella no pareció disgustarle, pero a mí si, por lo que enseguidá corte lo menos bruscamente posible el chateo, me despedí y me desconecté.

Pasaron varios días, y de nuevo en el chat de repente se me abrió un privado suyo, como no quería parecer descortés conversé con ella con temas triviales que ni me acuerdo, más aún por que al mismo tiempo estaba teniendo otra conversación en otro privado con un chaval de mi edad. El hecho es que Carmen no se dió cuenta de mi aparente frialdad y desinterés por ella, ya que durante los siguientes días siguió abriendome privados y yo seguí manteniendo conversaciones desinteresadas y aburridas, hasta el punto de empezar a molestarme que esta niñata me acosase así. Pero lo que son las cosas, un buen día si que me centré en la conversación, empezamos hablando de cine, y aunque se notaba descaradamente que estaba charlando con una niña de 16 años lo cierto es que si que tuvo cosas buenas la conversación, y poco a poco fuimos tratando otros temas, muchos temas, de cine a filosofía, libros, cultura, amistad e incluso política, me asombró mucho la aparente madurez de esta chica y me atrajo el charlar con ella, eso unido al hecho de que escribía francamente bien (sin faltas de ortografía y en minusculas), pues eso, que ese fue el principio de una gran amistad a pesar de los 9 años que nos separaban, y de los distintos ambientes en que nos movíamos.

Así día a día fueron pasando cosas, me comentó cosas íntimas suyas (de novietes y demás), nos intercambiamos el e-mail y finalmente nos prometimos mandarnos una foto de cada uno, ella me mandó la suya (yo fui más perro y tardé más de 3 días en mandarla una mía), la foto me sorprendido agradablemente, me encontré a una chica muy linda, con unos ojos negros muy intensos y el pelo negro no muy largo, lo cierto es que estaba bastante bien y parecía muy guapa en la foto (bueno, yo también soy bastante guapo, osea que mi foto no la decepcionó).

Ella insistió en quedar algún día para conocernos, pero yo le di largas, toleraba que cogiese confianza con una chica de esa edad a través del chat y que todos los días charlasemos animadamente pero lo que desde luego no iba a permitir es que entrase en mi vida adulta una mocosa con problemas adolescentes y ñoñerías pueriles en la cabeza. Y de darla largas la tía dejó de insistir, quizás me pasé pero pasaba ya de tantas confianzas, una cosa era el chat y otra muy diferente la vida real. Aún así seguimos chateando prácticamente a diario y lo curioso es que conectamos muy bien, era una relación paterno-filial muy rara, pero a mi me encantaba asesorarla en su vida sentimental/social/entudiantil y ella le encantaban mis consejos, me recordaba lo desorientado y pardillo que fui yo a su edad y quería que ella aprovechase más esos maravillosos años y los disfrutase intensamente, además Carmen era un puntazo a veces y muchas de sus respuestas me hacían reir mucho (esa inocencia y espontaniedad de la adolescencia es delirante a veces).

Lo cierto, y lo digo en serio, es que nos convertimos cada uno en el apoyo del otro, y auqnue yo nunca profundizaba en mis problemas en el trabajo (no quería que supiera tanto de mí), el hecho es que me apoyaba y daba ánimos, fue una relación curiosa y casi sin darme cuenta estaba enganchada a esas dosis diarias de chat con ella (que a veces solo duraban 10 minutos pero había días que estuvimos hasta una hora y media chateando). Y al cabo del tiempo ella volvió con la cantinela de quedar para conocernos, y francamente en ese momento me pareció lo más natural del mundo, por lo que finalmente acepté, y concertamos tan ansiada cita (sobre todo para ella).

Me acuerdo perfectamente que fue un sábado por la tarde, yo llegué a la cafetería 10 minutos antes ya que quería tomarme un café tranquilamente, ella llegó puntual, y la verdad lo que ví me sorprendió bastante, lo que más me llamó la antenció era lo bajita que era, poco más de 1'60, además yo soy bastante alto (casi 1'90) y esa diferencia era más que notable, pero es normal esa estatura a su edad, aún le quedan muchos años para pegar un buen estirón y ser mucho más alta, pero verla con su poco más de 1'60 y tan pequeñita me hizo sentir como su padre, además se notaba descaradamente en la inocencia de su cara la edad que tenía, pero había algo que me flipó bestialmente: Su sonrisa. Una sonrisa preciosa, pero absolutamente preciosa, lindísima, una sonrisa que era una delicia verla sonreír, me fijé con detenimiento y me daba cuenta que estaba ante un auténtico potencial de mujer muy hermosa en el futuro, extraordinariamente hermosa, guapísima y además ese día deliberadamente elegante (podría jurar ahora mismo ante una Biblia que ella no viste así normalmente), como muy de adulta: Chaleco negro, camisa blanca a rayas y unos pantalones negros.

El buen rato que estuvimos charlando fue más que nada para reírnos de nuestra situación una tanto kafkiana , dos personas con adicción al chat durante semanas y además con una diferencia de edad tan desmesurada (ciertamente, puede que en otras edades 9 años de diferencia no sea nada, pero de los 16 a los 25 es todo un abismo). Tengo muy buenos recuerdos de esa tarde, nos reímos mucho, y me encantaba hacerla reír pues cada vez que sonreía me quedaba flipado por lo que me esforcé en contentarla lo máximo posible. Nos tiramos más de 2 horas juntos y fue muy agradable, nunca me hubiera podido imaginar que yo acabaría conectando con una chica de 16 años, misterios de la vida, el misterio de los espíritus afines.

Tras ese día prometimos volver a quedar otra vez, ya pondríamos cuando tuviésemos un hueco, y volvimos a nuestro chat diario, y nos tiramos mucho tiempo a base del chat hasta que al cabo de unas 3 semanas pasó algo que cambiaría nuestras vidas más de lo que nunca llegamos a suponer. Muchas veces ella se inventaba juegos para jugar a través del chat, de hecho eran juegos muy ingeniosos, y yo me lo pasaba genial con estos juegos triviales y de perspicacía (me recordaba quizás un poco melancólicamente cual fertíl era mi imaginación también para los juegos a la edad de Carmen), y un día se inventó uno, las reglas eran las siguientes:

a) Cada uno decía 3 cosas acerca de un acontecimiento de su vida (por ejemplo: Me saqué el carnet a los 19 años, el primer mes me hice más de 300 Km y nunca me ha multado la Guardia Civil), y el otro tenía que adivinar cuantas de esas 3 cosas eran verdaderas y cuantas falsas, por cada una que fallabas ibas acumulando puntos, y el que llegase a 5 puntos tenía que pagar una prenda.

Empezamos a jugar no sin antes jurarnos y perjurarnos por lo más sagrado que íbamos a ser absolutamente sinceros en las respuestas y que no podíamos mentir bajo ningún concepto, yo le di mi palabra y ella a mí la suya, y empezamos a jugar (lo cierto es que estos juegos tan de adolescentes siempre han tenido algo especial), todo iba bien hasta que ella acumuló 5 puntos por lo que yo dije recochineándome en broma: "Jajajajaja, 5 puntos llevas ya, tienes que pagar una prenda", ella tardo en contestar más de lo normal y finalmente dijo: "Bueno, vale, me quito el zapato derecho, espera un momento que me lo quite", esto me dejó tremendamente desconcertado, para mí la expresión 'pagar una prenda' en absoluto significa tener que quitarse una prenda, al menos de donde yo soy (Salamanca) no tiene ese significado para nada, pero esta tía se quitó el zapato, y además estoy seguro 100% que se lo quitó de verdad (cuando daba su palabra y juraba era cierto sin ningún género de dudas), sinceramente me pareció tremendamente tierna esa situación y como Carmen inocentemente se volcaba en la sitación.

No volvimos a jugar a este juego pasado algunos días, era sábado, y volvimos a empezar de nuevo, volvió a darse la circunstancia, y se tuvo que quitar de nuevo el zapato, y el otro zapato, aunque yo tampoco tuve al principio tampoco mucha suerte y también tuve que descalzarme de ambos zapatos (y lo hice en serio, me molaba jugar a esto), pero ella tuvo peor racha y se tuvo que quitar ambos calzentines, de nuevo me tocó a mí jugar, nunca olvidaré lo que dije:

a) En COU solo me quedó una para Septiembre (Arte)

b) Cuando llegó Septiembre saqué Matricula de Honor en ese examen

c) Días después en la Selectividad me salió de pena todo el apartado de Arte y se me había olvidado todo.

De hecho las tres eran ciertas, pero ella solo dijo que eran la a) y la c), por que nuevamente en ese momento acumuló otro fallo que la llevó a 5, y en ese momento replicó con inocencia y un poco de ruego: "No puedo quitarme el jersey, que está mi madre en casa y me puede pillar, lo siento, no puedo"

En ese momento cambiaron muchas cosas para mí, lo que era un tontorrón juego para pasar la tarde del sábado se conviertió en un segundo en algo más serio, ella se lo tomaba al pie de la letra y si se tenía que desnudar lo hacía (además estoy seguro 100% que lo haría), y esto me pareció tremendamente excitante, pues note como me empecé a empalmar sin querer, solo imaginarme quitándose su jersey me puso muy nervioso y excitado, y lo que daba más morbo es que lo haría por que son las reglas del juego y así es, me excito mucho y de repente Carmen paso a ser mi amiga infantil a un objeto de deseo, en nada me importaba en ese momento que fuese menor de edad, ni que la sacase 9 años, solo se que me excitó mucho y que me empalmé bestialmente, me vinieron muchas imagenes de ella con su jersey quitándoselo y eso me puso a cien, durante casi 3 meses nunca me había planteado absolutamente nada con Carmen ni se me había pasado por la cabeza ni por un segundo que pasara algo, pero en esos segundos toda esa percepción de meses cambió por completo. Yo escribí risueño como un colegial:

"Ah, se siente, son las reglas del juego"

Ella replicó: "Es que puede entrar mi madre en mi habitación"

"Vamos a ver, ¿No llevas una camiseta debajo del jersey?"

"Si, pero es una camiseta interior, no puedo quedarme con esa camiseta solamente"

Este dialogo me excitó más que lo otro, imaginarmela solo con esa camiseta interior me puso a cien, pero finalmente recobré la corduda y volviendo a ser sentado escribí:

"Que es broma, no te asuste, anda dejalo"

Dejamos de jugar y durante un rato seguimos charlando de otros temas como siempre, como los amigos que éramos, pero mi erección tardo en bajar, y esa noche tardé en dormirme, hacía tiempo que no me excitaba así, y que Carmen fuese tan inocente me dio más morbo todavía, y finalmente sin yo quererlo conscientemente acabé masturbándome por ella. De lo cual me avergoncé al día siguiente, y me pareció mi comportamiento deplorable y de una pedofilía lamentable, me eché a mi mismo una bronca considerable y nunca más me volvía plantear ese tema.

El hecho es que desde ese momento se que mis conversaciones con Carmen cambiaron levemente, casi me atrevería a decir que subconscientemente las conversaciones no eran las mismas y eso se fue notando casi imperceptiblemente. Y es curioso, como me volví extremadamente inteligente y sutil en esta conversaciones a través del chat, derivándolas muy disimuladamente a temas que me interesaban: alagándola, mini seduciendola, interesándome más que nunca por su vida sentimental (ya sabía hacía bastante tiempo que era virgen y que nunca había tenido novio) y sobre todo jugando a ese juego que tanto nos gustaba. Aunque nunca se volvió a poner tan interesante como aquel día (como mucho se quitaba los zapatos).

Sinceramente es curioso por que al mismo tiempo yo tenía una lucha interna conmigo mismo quitándome de la cabeza toda connotación erótica respecto a Carmen, no soy en absoluto un tío ético y de moralidad irreprochable, pero desde luego si que me imponía que Carmen fuese menor y sobre todo traicionar nuestra amistad tan pura, inocente y divertida. Por eso esquivaba una y otra vez profundizar más en el chateo con ella y no me permitía bajo ningún concepto avalanzarme en un tema tan delicado. Además, por nada del mundo, quería que ella sospechase ni por un segundo mis intenciones, por lo que tuve que ser siempre muy sutil y cuidadoso en esos chat.

Pero era inevitable que tarde o temprano llegase el juego otra vez a ponerse interesante, de nuevo ella se quedó sin zapatos ni calcetines, y volvió a acumular otros 5 puntos, por lo que se vió en la tesitura de quitarse otra prenda, yo muy tranquilamente como si no estuviese al tanto de que tenía que ser una prenda interesante escribí simulando inocencia:

"Ya has acumulado otros 5 puntos, tienes que pagar otra prenda"

Ella tardo varios segundos en contestar, que se me hicieron francamente eternos, pero finalmente contesto con un inequivoco:

"bueno, vale, me quitaré el jersey, espera un momento que me lo quite"

Eso me ilusionó cantidad, e imaginarmela mientras se quitaba el jersey hizo que me empalmase por segunda vez en todos esos meses de chateo, y de nuevo me remordió la conciencia de jugar tan libidinosamente con una niña inocente de 16 años, pero es que no podía evitarlo, y no hacía más que darme a mi mismo explicaciones coherentes como: "Si cumple los 17 en menos de 2 meses", "Si las tías de 16 años hoy en día saben mucho de la vida", "que en absoluto es tan inocente", pero a pesar de lo muy convincentes que eran mis argumentos no podía evitar seguir tentando lo que el destino me había servido en bandeja. Finalmente al cabo de unos segundo ella volvió a escribir:

"Ya está, perdona mi tardanza, pero es que lo he colocado encima de la cama para que no se arruge"

En ese preciso instante supe por donde tenía que seguir mi conversación:


"¿Qué te has quedado en camiseta?"

"Si"

"pero, ¿Una camiseta interior como la del otro día?"

"Pues si"

"¿Y no te da corte que pueda entrar tu madre o alguien en tu habitación?"

"Ahora estoy sola en casa, no hay peligro"

Y dice rapidisimamente:

"buenooooooooo, pues si es asi, voy a conseguir que te desnudes del todo, jajajajajajaja"

Fue genial esa frase, por lo espontenea y rápida que me salió, y sobre todo porque la di a entender muy inteligentemente que para mí que se desnudase del todo no era importante y era solo por divertinos, ese tono jocoso de broma le quitó importancia al asunto y estoy seguro 100% que ella se relajó mucho y yo me sentí muy bien porque conseguí que ella no sospechase nada, y así poder seguir jugando inocentemente como hasta ahora.

Y seguimos jugando, ella acumuló otros 3 puntos y yo apreveché para preguntar:

"Oye, si llegas a los 5 puntos, ¿Te vas a quitar la camiseta?"

"Pues no, me quitaría antes los vaqueros, pero como no voy a llegar no me los voy a tener que quitar, osea que te fastidias, jajajaja"


Y sus palabras fueron premonitorias porque efectivamente no llegó, pero no me importó, con lo ocurrido ya tuve una noche inquieta y tuve que volver a masturbarme para calmarme, pero solo de imaginarmela en camiseta interior y vaqueros, con ese pelo, esos ojazos, esa sonrisa maravillosa y esa inocencia a raudales me puso enfermo de excitación, y ningún reparo moral iba a impedir que no me masturbase aquella noche.

Lo cierto es que a partir de ese día lo de mi chateo diario con Carmen tomó mayor importancia, y de repente me di cuenta que me importaba más ese tiempo que pasaba chateando con ella que el trabajo, que salir de cañas con los amigos o cualquier otra actividad en mi vida, estaba totalmente absorbido y ensimismado con mi relación cibernética, y lo que es más importante, totalmente excitado cada vez que me conectaba (aunque mis dudas morales no se disolvieron jamás).

Finalmente conseguimos volver a quedar otro día, yo incluso finjí cierto desinterés al quedar pero finalmente acepté (me salió muy convincente teniendo en cuenta las ganas que tenía de verla). Lo cierto es que vino muy guapa, con un jersey negro de cuello alto y una falda larga azul muy oscuro, y nuevamente no lo pasamos muy bien, conectamos genialmente, momentos como esos cuando nos reíamos tanto me planteaba seriamente como podía tener yo alguna intención sexual con ella si en el fondo era una gran amiga y no me apetecía nada más que charlar y divertinos animadamente el uno con el otro, además la seguía viendo muy bajita, aunque reconozco que era una auténtica preciosidad concentrada en poco más de 1'60, toda una pequeña mujer, y aunque si se me pasó por la cabeza lo buena que estaba fisicamente no intenté nada en absoluto.

LLegaron las Navidades y fue un periodo que no nos vimos ni chateamos nada, estuvimos muy liados los dos, y las pocas veces que me conecté a Internet no coincidimos nunca, por ello estuvimos más de 15 días sin saber nada el uno del otro, motivo por el cual cuando volvimos a coincidir nos tuvimos que contar muchas cosas, a mi particularmene no me había pasado ningún suceso especial pero a ella millones de cosas tenía que contarme (y es que 15 días en la adolescencia pasan muchas cosas, pero a los 25 años pasan muy rápido), el hecho es que recobramos la amistad y nuestras charlas y juegos inocentes.

Y llego uno de los días más importantes de nuestro chateo, me acuerdo perfectamente que fue sábado, y como no, jugando a nuestro juego favorito, y se puso interesante, lo cierto es que perdimos bastante el uno y el otro (yo me quedé en camiseta interior), ella acababa de quitarse el jersey y se había quedado en camisa, y de nuevo acumuló los 5 puntos fatídicos, yo en tono bromista y disimulado escribí:

"bueno, ¿qué te quitas? ¿el pantalón o la camisa?"

"no, el pantalón no me lo voy a quitar"

"pues entonces tiene que ser la camisa"

"no, no puedo"

"¿puede entrar tu madre ahora?"

"no, ahora no está"

"pues entonces quitatela"

"no, tio, eso es muy fuerte"

"bueno, vale, solo desabrochatela, solo eso"

"pero solo un par de botones, ¿vale?"

"desde luego vaya manera de jugar, si te la desabrochas tiene que ser del todo"

"joder, vaya marrón"

"pero si no te veo ¿qué mas te da?"

"ya, pero aún así es un corte"

"pues entonces quitate el pantalón"

"no, prefiero la camisa, vale, me la desabrocho"

Quizás estuve poco sutil en esta conversación y se me vió demasiado las intenciones, pero me encontraba demasiado excitado como para andarme con indiferencia, y solo de imaginármela desabrochándose me excitó cantidad, y sobre todo la posibilidad de ese día de llegar a más. Y así fue, pues ella volvió al cabo de un rato a acumular 5 puntos y yo repliqué:

"Ahora si que tienes que quitarte la camisa del todo, ahora ya no tienes excusa"

"no"

"pero ¿qué tiene de malo quedarte solo en sujetador?, vaya tontería"

Parece que esta frase mía la convenció, además agregé fingiendo un comentario inocente para quitarle importancia al suceso:


"Y una vez que te la quites la colocas en el armario para que no se te arruge, que seguro que si se arruga te cabreas conmigo, jejejeje"

"no, hombre, no, con dejarla encima de la cama ya no se arruga"

A pesar de llevar una conversación bromista, inocente y despreocupada, el hecho es que cada vez me costaba más disimular, y solo de imaginármela en sujetador me excitaba un montón, no hacía más que mirar la foto que me mandó imaginándomela en sujetador, y tenía cada vez recuerdos más vivamente eróticos del par de días que nos vimos. Por supuesto que me rondaba una y otra vez que esto se me escapaba de las manos y que ella era una menor que aún no tenía ni 17 años, pero eso incluso ya me daba más morbo, y empezaba alarmantemente a flaquear mi amistad por ella en decremento de otros intereses.

Seguimos jugando, pero a pesar de mi interés por que siguiera acumulando puntos me interesaba en ese momento sacar otro tema de conversación:

"y si pierdes ahora, ¿qué te quitarás?"

"pues el pantalón, claro"

"caray, que fuerte, te quedarías en sujetador y braguitas"

"si, pero eso no va a pasar, por que ahora vas a perder tú"

"ya, ya, seguro,jajajajaja"

Esto me excitaba mucho, se con certeza 100% que Carmen nunca se había quedado en sujetador delante de nadie, y mucho menos solo en sujetador y braguitas, y conseguirlo yo aunque fuera cibernéticamente me ponía a 100, hasta el punto de que me entraron ganas de bajarme yo el pantalón pues mi erección era monumental, pero me calmé y traté de conservar la calma, la partida durante un rato fue para peor pues de hecho perdí yo y me tuve que quitar la camiseta, pero finalmente al cabo de un rato ella volvió a perder, y yo muy motivadamente dije:

"el pantalón, te toca el pantalón"

"si, hombre, seguro, nada de eso"

"anda, como se que eres una quejica no te lo quites del todo, solo bajatelo hasta las rodillas, ¿vale?"

"bueno, vale"

Eso fue genial, el tenerla en mi mente desabrochándose el pantalón y bajándoselo hasta las rodillas fue el sumún de la partida, la cual fue una de las más largas que tuvimos (cerca de 3 horas), por lo que no es de extrañar que enseguida me dijese:


"vamos a dejarlo ya que es tarde, nos vemos mañana, ¿vale?"

"bueno, vale"

Y rematé yo diciendo para quitarle importancia al hecho del desnudo:

"Y vístete que con lo que has perdido hoy vas a coger frío"

"tú si que has perdido, capullo, jajajaja"

Los siguientes días no jugamos apenas, charlamos casi todo el rato, y mi única intención era volver a quedar y al final lo volví a conseguir. Ella vino muy guapa, toda de gris, jersey gris, camisa gris y un pantalón gris también, y desde que la ví no hacía más que imaginármela en mi mente solo en sujetador, aunque más de una vez su altura me recordaba que era aún una cría y que yo me estaba portando muy mal intentando aprovecharme de ella, pero yo ya no podía controlar mis pensamientos y al final acabé invitándola a mi casa para enseñarla unos juegos de ordenador bastante chulos que sabían que le iban a encantar (esto era cierto), por el camino a casa me plantee lo estúpido que era, pues si pasaba algo gordo con ella, cuanto menos supiera de donde vivo y demás pues sería mucho mejor, pero ya me daba igual. Además notaba (aunque no estaba seguro 100%) de que yo a ella le gustaba, al menos un poco, no se si era admiración paternal por alguien 9 años mayor que ella, o por nuestro buen rollo de amistad, pero notaba cierto enamoramiento (y es que a los 16 ó 17 años supongo que las chavalas se sienten atraidas por chicos mayores), pero desde luego yo no iba a desaprovecha ese posible enamoramiento por mí, pero debía ser muy cauteloso y tantear con mucho tacto cada situación.

LLegamos a mi casa y yo le pusé esos juegos en el ordenador, y para dar a entender a ella que no quería nada más disimule un poco leyendo el periódico y echando un vistazo a la tele, al rato volví a su lado, ella parecía pasarselo muy bien, y yo le hice un par de pullitas acerca del poco récord que había conseguido, yo me estaba bebiendo una cerveza con mi mano y con la otra muy espontaneamente la puse en su hombro, ella le pareció muy natural y ni se inmutó, por eso no moví la mano del hombro, en ese momento tuve mis reservas más grandes de mi mal comportamiento, verla sentada ante el ordenador desde mi gran altura me hizo darme cuenta que en el fondo era una niña, una niña que estaba muy buena, pero una niña de 16 años al fin y al cabo. Pero ya me daba igual y yo quería seguir tanteando.

Al mismo tiempo que charlábamos animadamente sobre cada juego mi mano fue jugueteando pasando de un hombro a otro hasta quedarse en su cuello, el cual empecé a acariciar cariñosa y tiernamente, lo hice tan correctamente que se que ella se lo tomó como un acto de cariño amistoso (y de hecho a mí también me pareció eso, pero sabía perfectamente que las intenciones de mi subconciente eran otras), lo que realmente me asombra ahora es como pude mantener una conversación absolutamente coherente en esos momentos muy tensos y como disimule constantemente, pero fue una gozada juguetear con su adolescente cuello, pasando incluso mis dedos por dentro del cuello de su camisa y rozándola, en ese momento hubiera deseado que la calefacción de mi piso calentase 10 veces más para así ella quitarse el jersey o lo que fuese, pero me di por contento con esa gozada de masaje en el cuello.

Le propuse ver una película en video (dispongo de más de 300 películas, me gusta mucho el cine), ella estuvo un poco esquiva pues se quería ir pronto a casa, pero finalmente se declinó por "Pretty woman", fue una tontería lo de poner el video pues no paso nada, pero al menos la tuve cerca, y eso me encantó. Mucho mejor sería la siguiente vez que quedamos.

Ella vino con jersey blanco y vaqueros (a partir de ese día empecé a apuntar como iba ella vestida, signo inequivoco de que mi obsesión por ella iba en aumento), de nuevo acabamos en mi piso, y bromeamos muchos, nos reímos mucho ese día, y yo aproveché para darle algún cachete en el culo cuando me hacía alguna pullita hiriente, fue una tarde intensa de mucho ordenador y finalmente acabamos echando unas cartas, y ahí la propuse con aire bromista (por si se ofendia si lo tomaba en serio) en jugar a las prendas cada vez que uno perdiese, no se lo tomo mal, pero tampoco aceptó a la primera, por lo que insistí siempre en ese tono de broma para quitarle importancia, y finalmente ante mi gran alegría aceptó (y se que ese tono de mofa constante ayudó a convencerla). Jugamos a las "7 y media", cada vez que uno perdía una partida se quitaba una prenda, lo malo es que el tiro me salió por la culata, y tuve una racha espantosa ("desaforunado en el juego,...") hasta el punto que me quedé desnudo completamente de cintura para arriba y ella no perdió ni una vez, pero también vi algo positivo en todo esto, si me quedaba en calzoncillos quizás conseguiría que ella se interesara un poco sexualmente por mí o por lo menos acrecentar su interés por el desnudo masculino.

A lo largo de la partida más de una vez me lo plantee muy seriamente, diciendome a mi mismo: "joder, tío, que tienes 25 años, como te has metido en este embolao", "¿por qué coño me comporto como un adolescente agilipollado?", pero nada de eso mermó mi interés por seguir, y seguimos, ella por fin perdió, algo insignificante pues se quitó un zapato, y luego volvió a perder por lo que se quitó el otro, pero en la siguiente fuí yo quien perdió, y sin titubear me quité los pantalones ante sus ojos, en ese momento me sentía como un exhibicionista asqueroso y depravado, pero todo me daba igual, gracías a Dios a pesar de la excitación no estaba empalmado (bueno, solo un poco), pero supongo que fue todo un acontecimiento para ella, por lo que aproveché para preguntar:

"¿qué pasa?, nunca has visto a un hombre en calzoncillos"

"pues no"

"¿y en los anuncios?"

"bueno, ahi si, pero en la vida real no"

" ¿y que te parece?"

"pues que estás un poco gordo"- bromeó ella

"Ya, tu si que estás gorda y no digo nada"

Y nos echamos a reir pues claramente ninguno de los dos estábamos gordos, esa partida fue muy interesante, no por ella (al fin y al cabo ella solo se iba a quitar un calzetín si perdía) sino por la posibilidad de quitarme yo los calzoncillos (y en ese momento no sabía si lo haría o no), finalmente la partida la perdio ella, y empezamos otra partida y ahí si que tuve mala suerte por que en ese momento me llamó al móvil un amiguete para salir, traté de desacerme lo más rápido de él, pero nos cortó evidentemente el rollo, pues ella dijo:


"tengo que irme ya, se hace tarde"

Estoy seguro de que si no llega a pasar esa fatídica llamada al móvil hubieramos seguido mucho más rato, pero eso nos cortó el rollo bestialmente, por lo que resignadamente solo pude decir:

"bueno, pues ya seguiremos con la partida otro día"

"vale, ya quedaremos"

Y fueron certeras esas palabras, pues en solo 3 días volvimos a quedar, y sin las usuales reticencias de costumbre. Yo no se por que, pero cada día me gustaba más, y deseaba desnudarla con más ganas, la verdad es que iba rabiosamente pija, con una camisa rosa claro Ralph Lauren y unos vaqueros levis, a mí las pijas me gustan mucho, y verla así me puso malito nada más ver como se acercaba, por primera vez llevaba el pelo recogido en una coleta, me costó ser espontáneo y dar cierta coherencia a mis palabras, y sobre todo fuí tan cínico de repetirme una y otra vez a mi mismo: "Si dentro de 23 días cumple 17 años, ya es una mujer total", y a pesar de tan cínicas palabras las acabé haciendo caso.

Acabamos yendo a mi casa, estuvo un rato en el ordenador, y luego echamos un vistazo a mis películas de video a ver cual quería ver, me pareció vislumbrar en sus ojos un pequeño astibo de enamoramiento o entontamiento, un cierto interés, por lo que intenté atacar sutilmente, mientras ella miraba los títulos de cada una de las cintas de vídeo, puse mis dos manos en sus hombros cariñosamente, e incluso deslicé un poco las manos por sus brazos, la notaba nerviosa, lo se por que no atendia realmente a los títulos de los videos, finalmente me decidí a atacar y apostar el todo por el todo, me puse a su lado y la mire con ciertos ojos tiernos de enamoramiento (para ver cual era su reacción), y mi intuición no me falló, pues ví en su mirada deseos palpables de al menos ser besada. Por lo que me acerqué a ella agarrándola por sus hombros y le di un largo e intenso beso en los labios, muy largo, ella se quedó inmovil, sin saber que hacer y callada como una tumba, por lo que aproveché para darle otro beso, ella se sentía tan confundida y desorientada que decidí llevar la iniciativa ya que era mi gran oportunidad, por lo que la lleve junto a un sofá y nos sentamos ahí los dos.

Lo cierto es que Carmen en ese momento era barro para ser moldeado por mí, no puedo asegurar que nunca un chico antes la hubiera besado (es dificil de creer en una chica tan guapa como ella), pero tampoco era tan raro que siendo tan especial y tímida, y teniendo ni siquiera 17 años no hubiera estado nunca con nadie, solo se que el pensar esto me dio mucho morbo, el cual se acrecentó más todavía recordando todos nuestros meses de chateo y como por fin ahí estábamos besándonos. Me cuidé de no avalanzarme y fui muy correcto todo el rato en mis tocamientos, solo pasando mi mano por su brazo y su cuello, y algo levemente por su pierna. Por supuesto que estaba deseando desnudarla y follármela varias veces, pero sabía que debía ser inteligente y seguir con el rollo del enamoramiento que tan buenos frutos me estaba dando.

Nuestro rollo duró cerca de 15 minutos, luego estuvimos hablando de otras cosas como si nada hubiera pasado, de temas totalmente distinto como dejando correr la situación, para mí eso fue genial, y ya estaba deseando tener otra cita, que llegó dos días después, lunes, lo cierto es que nada más verla me desilusionó un poco pues venía del instituto de la clase de gimnasia y venía con una sudadera gris y un pantalón de chandal de un gris más suave, nada sexy ni nada elegante, pero tenerla cerca era lo que me importaba. Enseguida nos fuimos a mi piso, y enseguida con el truco de la mirada melancolicamente enamorada empezamos a enrrollarnos, pero mis besos pasaron de su boca a su cuello, para ir convirtiendose poco a poco en chupetones muy suaves, mientras mis manos levemente metían un poco las manos debajo de su sudadera.

Nuestra siguiente cita fue 4 días después, viernes, y tuve que renuciar a una cena con amigos por ella, pero estaba claro que lo de Carmen era mucho más imperativo que cualquier cosa, vino muy guapa, con un jersey negro, la camisa rosa del sábado debajo y unos vaqueros azules (aunque no eran los levis que tanto me gustaban), me había concienciado durante toda la semana de no masturbarme a pesar de mi gran excitación, para así estar a tope llegado el momento, llevaba 4 días sin masturbarme (parece poco, pero en mi estado de excitación era una eternidad), y prueba clara fue que nada más empezar a enrrollarnos me empalmé bestialmente, no se si fue mi subconsciente o qué pero es increíble lo extremadamente inteligente que fueron todas mis frases para seducirla (jamás pensé que tuviera tanto ingenio y poesia en mi interior), y dio resultado por que solo con ver esos ojos tan bonitos y esa sonrisa tan maravillosa me daba cuenta que ella estaba totalmente enamorada o al menos muy atontada por esta experiencia de su vida.

Tenía mis dudas sobre como pasar del simple morreo de chupetones a algo más serio, por lo que aprovechando un momento de charla animada le propuse el juego de las "7 y media", ella aceptó, y empezamos a jugar, la suerte me sonrió relativamente (pues yo también perdí alguna partida), pero el hecho es que enseguida ella se tuvo que quitar ese jersey negro, y lo hizo, recordé en ese momento la de veces que me la imaginé en el chat quitándose algo. El juego siguió, y ella perdió otra partida, con lo que la pregunta era inevitable:

"Que te quitas la camisa o el pantalón"

"no, me desabrocho solo un botón de la camisa"

"bueno, vale, que tramposa eres"

No se que fue peor, que se desabroche ese botón o que se la hubiera quitado del todo, pues en ese momento me excitó muchísimo ver como se lo desabrochaba, se me pasaron muchas tonterías por la cabeza y lo único que me frenó fue recordar que no debía montar ningún escándalo en mi propio piso, eso era una imprudencia que debía evistar a toda costa; pero sabe Dios que me costó evistarla. No quería seguir jugando, me ponía malo jugar ya a eso, por lo que dejamos el juego, ella empezó a ojear mis libros (aunque se seguro que le importaba un pimiento esos libros, solo que no sabía que hacer en esa situación), yo sin pensarlo me coloqué detrás suyo y como un gran enamorado la rodee con mis brazos besándola en el cuello, mientras juntaba mi entrepierna a su trasero, muy juntos, rozándose, y empecé a besarla por el cuello, por ambos lados del cuello, como ella no decía ni hacía nada decidí atacar seriamente, y fue subiendo una de mis manos desde su cintura hasta sus tetas, por fin mi gran sueño estaba a punto de cumplirse, me estaba conportando como un atontado adolescente irresponsable, sinceramente en ese preciso momento no se quien era más crio de los dos y quien sacaba 9 años a quien, pero ahi estaba por fin tocandola las tetas, esas tetas adolescentes, esas tetillas, y como me gustaba tocáselas a traves de esa camisa tan pija.

La di la vuelta, la agarré por ambos lados de la cara y empecé a besarla, metiendo mi lengua cada vez más pronunciadamente, y ella timidamente también jugaba levemente con su lengua, no se que me daba más morbo, si tenerla a punto de caramelo o verla tan asustada, callada y desorientada como estaba en ese momento, su cara era todo un poema, y sabía que debía obrar con tacto para no asustarla en exceso. El morreo fue impresionante, luego pasé a chupetones por el cuello y finalmente me decidí a dar el siguiente paso, la desabroche un poco la camisa, muy lentamente mientras la besaba (como dando a entender que lo que a mí me importaba eran esos besos de enamorado y no lo otro), la desabroche lo suficiente para dejar libre esas tetillas, la abrí la camisa y empecé a besarla los pechos, muy democraticamente un beso cada vez en cada teta, eran una maravilla, mucho más grande de lo que creía, cierto que el sujetador era bastante grande (todo blanco de algodón, no de licra) y le tapaba mucho de las tetas, pero a mí besarselas aunque fuera a través del sujetador me supo a gloria, por no hablar de mi pene a punto de reventar.

Estaba cardiaco y no sabía cual tenía que ser mi límite, además su cara asustada y la poca reacción a mis besos (su cara reflejaba lo mismo que si la estuviera besando en la mano en vez de las tetas), pero es que la pobre criatura parecía tan asustada e indefensa que era lógico que no supiera como comportarse, en ese aspecto era mucho más cría e infantil que los 17 años que estaba a punto de cumplir. Mi mano derecha empezó discretamente a acariciarla en culo, para ir colocándose aún más discretamente entre su entrepierna, finalmente me quedé a solo un par de centímetros, y empecé a acariciar sus muslos y un poco (casi nada) su entrepierna, mientras seguí con mis besos por su cuello y tetas, y parece que poco a poco fue dando resultado ya que su sofocón de miedo empezó a tornarse en una leve expresión de placer, unas punzadas de placer o de calambres, que la hicieron por fin más humana. Eso me dio más valor para desabrocharla ya con rapidez el resto de la camisa, desengancharsela del vaquero y abrirsela para contemplarla en todo su explendor.

Ella empezó a tomar cartas en el asunto, pero timidamente, solo unas caricias por mi cara, cuello y brazo, y algunos besos ocasionales, subí mi mano derecha desde su entrepierna hasta las tetas y manoseee con ambas manos sus tetas viendo como sobresalían del sujetador sus dos pechitos, parecían pequeños pero no lo eran en absoluto. Yo necesitaba más, tenía ganas de follármela, pero me daba miedo, pensé durante breves segundos si seguir o no, pero al final me decanté por no seguir pues mirándola a la cara sabía perfectamente que no iba a conseguir tirármela ni de coña, y seguir así solo iba a conseguir ponerme más malito todavía. Por lo que empecé a mermar un poco mis besos y caricias hasta que desaparecieron por completo, y aproveche su aún desconcierto para en una pose muy paternal poner su cabeza en mi hombro y acariciar su pelo mientras lo besaba para dar a entender que todo lo que había pasado era por amor. Tuve la momentanea intención de colocarla en mi entrepierna en vez de mi hombro, para ver como reaccionaba ante la tremenda erección que se formaba en mi pantalón, pero desistí de tan alta tontería.

Poco a poco teniendola solo apoyada en mi hombro fue bajando poco a poco el subidón de adrenalina y excitación que tenía encima, y poco a poco recobrarmos ambos la personalidad que nos caracterizaba, no hablando de lo que acababa de pasar ninguno de los dos (como si no hubiera pasado), pero yo solo pensaba en nuestra siguiente cita, sobre todo cuando vistió de nuevo para irse, tuve que irme corriendo a pegarme una ducha fría y a hacerme un pajote impresionante, mientras me reía de mi mismo por comprobar como todos mis ideales éticos y morales por estar con una menor los había obviado completa y rotundamente.

Durante unos días solo chateamos (no comprobé ninguna reacción de enfado ni incomodidad en nuestros chateos diarios), y finalmente volvimos a quedar, ella vino con jersey azul de cuello alto y unos pantalones negros, muy guapa y elegante, no costó demasiado que enseguida nos fueramos a mi piso, pero no ví ningún gesto que me diese pie a enrrolarnos de nuevo por lo que tuve que recurrir a nuestro famoso juego de cartas, en la primera partida perdió ella, pero sorprendentemente replicó:

"paso de quitarme el zapato, estoy harta"

"anda, ¿y eso por qué?"

"paso de desnudarme, ¡¡¡¡ desnudate tú !!!!"

"¿Te gustaría que me desnudase?", dije espontenea y tan sorpresivamente que hasta me sorprendí yo mismo.

Ella quedó callada, por lo muy en un tono medio en broma medio en serio me empecé a desnudar, me descalzé, me quité la camisa y lo siguiente era el pantalón, pero paré. Ella dijo:

"Anda, por que no sigues"

"Te gustaría que siguiera"

"claro"

"pues entonces el pantalón me lo tienes que quitar tú, sino no me lo quito"

"pues lo llevas claro"

"¿qué pasa? ¿te da corte?"

"no, claro que no"

"puez hazlo"

Se levantó con decisión y vino ante mí pero a la hora de tener que desabrochar el botón de mi pantalón la vi excesivamente tímida, nerviosa e incómoda, fueron unos segundos muy intensos, verla desde mi altura como con sus manitas dudando si abrir o no, y finalmente lo hizo, y bajó la cremallera mucho más rápido y menos dubitativa, y se alejó unos pasos de mí, yo dije como mucha confianza en la situación:

"Eso no es bajarlo"

"eso lo haces tú, majo"

"bueno, vale"

Me los bajé y me los quité, quedándome solo en calzoncillos ante ella, ella se quedó blanca de repente y mucho más inquieta que nunca, yo dije:

"ahora te tengo que quitar yo algo, venga, el jersey"

Ella no dijo nada, parecía muy asustada y en otras circunstancia yo hubiese parado esta locura pero estaba tan lanzado que nada me podía parar, me acerqué a ella y le quité el jersey, llevaba una camiseta blanca interior, y se transparentaba un poco incluso los pezones a pesar de llevar sujetador y esa camiseta, pero estaba tan excitada que es lógico que se transparentase, eso ya me dio todo el coraje del mundo, la cogí de la mano y la llevé a la cama,. la senté en ella, con una aptitud decidida la descalzé, y desabroche su pantalón, la bajé la cremallera y con un poco de fuerza bruta de los quité un poco salvajemente (se que debía haber tenido más tacto pero ya a esas alturas de nuestra amistad mi excitación obsesiva por ella era ya casi una enfermedad), la tumbé en la cama, y yo me puse encima de ella, fue uno de los momentos más eróticos de mi vida, ella en camiseta y braguitas, y yo solo en sujetador, de repente me pareció tan pequeñita, tan bajita, tan niña, parecía una muñeca, y la tenía ahí toda para mí, el silencio en la habitación era aterrador, pero era lógico ya entre que ella nunca hablaba cuando se asustaba tanto y yo que ya no sabía ni que decir.

Mi erección era bestial, aunque ella no miró ni una sola vez hacía mi calzoncillo, ni una sola vez, solo a mi cara, todo el rato a mi cara, yo no aparte la mirada de la suya, y puse mi mano en sus braguitas, la acaricie suavamente, y luego con más fuerza, con mucho más fuerza, debí hacerla daño pero ella no dijo ni hizo nada, y así empecé a levantarla la camiseta hasta quitársela del todo, las tetas en el sujetador me parecieron incluso mucho más pequeñas que la otra vez, lo cierto es que ese día no aparentaba su edad, sino incluso mucho más niña con 2 ó 3 años menos, pero eso no me paró en absoluto, pues ya si que hice algo que no tuvo vuelta atrás, pues me saqué el pene del calzoncillo que estaba impresionantemente grande (la verdad es que yo nunca lo había visto tan grande) y empecé a rozarlo a su braguita, con suavidad y repetidas veces, ella se puso rígida, por supuesto no miró el pene, de hecho empezó a a tener la mirada perdida y empezó a actuar con una pasividad increíble, como si se hubiesen inmovilizado todos los músculos de su cuerpo, pero yo ya estaba imparable y acaricie con mi mano sus braguitas para irla excitando, incluso en algunos momentos agarrándola con fuerza su entrepierna, y debió excitarla pues se empezaron a verse sus pezones a través del sujetador lo que me dió más animo para seguir con más ritmo manoseando su sexo.

Me tumbé encima de ella, y la desabroché el sujetador quitándoselo rápidamente, quedando por fin sus tetitas ante mí, eran más grande de lo que esperaba, el sujetador se las hacía muy pequeñas, y empecé a comérselas, esas tetas tibias y virginales, que maravilla, tocándoselas y comiéndoselas, ni recuerdo cuando le bajé las braguitas, solo se que antes de que diera cuenta se las había bajado, me pareció tremedamente pequeña su entrepierna, una vagina muy pequeña, y rezumaba virginidad por todas partes, tenía poco pelo, y tuve que acariciarselo mucho hasta que conseguí que de deshibiera y empezase a estimularse, pero no hubo manera de poder penetrar, le dolia mucho siempre, solo con rozar un poco mi pene contra su vagina se ponía muy nerviosa y hasta cerraba las piernas, pero ni siquiera abriéndola yo las piernas pude penetrarla bien, y al cabo de un rato desisti de mis intentos, centrándome solo en comerme sus tetitas, y acabé teniendo que irme al cuarto de baño a hacerme una paja pues no había forma humana de tirármela ese día.

Este fue el inicio de una relación sexual entre ambos, empezamos a vernos absolutamente todos los días, y todos esos días lo intentábamos de nuevo, comprendo que era una niña de 17 años pero que dificil se hizo poder penetrarla sin que le doliera, pero poco a poco con mucha paciencia fuimos consiguiendolo, y al cabo de unos días por fin pudimos follar normalmente, me sentí raro, tremendamente raro, pues la veía muy pequeñita mientras lo hacíamos, o yo me veía demasiado grande, pero por fín había dilatado lo suficiente para que mi pene entrase perfectamente, y aunque el polvo no fue nada del otro mundo (ella no sabía moverse, ni comportarse ni nada de nada) acabó resultando muy gratificante. Y no me puedo quejar pues los días siguiente fuimos mejorando y cada vez dándome más placer.

Pasó el tiempo, ella cumplió ya 17 años, un sábado noche la ví de marcha con sus amigas, yo estaba con un amiguete en el mismo bar que ella, estaba muy guapa, con un jersey de cuello alto negro que ya le conocía y una falda larga negra también, me apeteció mucho tirármela esa noche (llevábamos 3 días sin hacerlo, una eternidad), y me plantee seriamente acercarme a ella y llevármela, lo cual era una locura pues daría a entender delante de todo el mundo mi "pedofilia adolescente", por eso me contuve y sensatamente no hice nada. Pero no me tranquilizo eso, y esa noche al acostarme no pude dormirme pues estuve hipertenso, nervioso, histérico y sexualmente alterado, tuve que hacerme 2 pajas y no se me pasó, estaba muy agresivo y hasta mi personalidad se volvió demasiado tosca, vulgar y violenta. Lo cual desencanería lo que pasó después.

Al día siguiente quedamos, ella vino vestida como aquel día tan especial meses atrás, toda de gris (jersey, camisa y pantalón gris), muy guapa, no se por que seguía yo tan agresivo y violento, fue como si recordase los muchos meses de chateo que me hizo de rogar hasta que conseguí algo de ella, solo se que mi personalidad estaba alterada y quería tirármela lo antes posible, pero no tuve ni paciencia ni tacto para los preliminares, pues nada más llegar a mi piso, estando en el comedor la cogí por atrás, la bajé violentamente los pantalones y las bragas, me desnudé yo a toda velocidad de cintura para abajo, la apoyé en la mesa del comedor y empecé a metersela por detrás salvaje y aceleradamente, pensaba lo mucho que la desee el día anterior cuando la ví en el bar, y eso me hizo acelerar más todavía, y sobre todo verla delante de mí en ese preciso instante totalmente sumisa con los pantalones bajados y vestida de cintura para arriba, haciendola jadear y sufrir al mismo tiempo dada la velocidad y brusquedad de mis actos. Fue tanto el ritmo que empleé que a los 5 minutos ya estaba a punto de correrme (y yo suelo tardar por lo menos 40 minutos), por lo que saqué la polla de ella, me la llevé apresuradamente a la habitación, le quité el jersey a toda hostia pero no me dio tiempo ni de quitarla la camisa pues acabé corriendome bestialmente encima de su camisa, quedándome totalmente baldado de cansancio y extasiado por el esfuerzo que acababa de hacer.

Me tumbé a su lado en la cama, tremendamente agotado, como si hubiera gastado todas las reservas de fuerza que tenía en mi vida, e incluso tuve que cerrar brevemente los ojos del subidón que tuve, mi agresividad, violencia y agrio carácter empezó a desvanecerse, y volví poco a poco a ser el mismo de siempre. Pero ya el daño estaba hecho, y es algo que Carmen nunca me perdono, pues por mucho que volví a intentar quedar con ella disculpándome no quiso verme nunca más (al principio poniendo excusas y luego diciendomelo directamente), fue una pena por que se que lo de Carmen podría haber durado mucho, y haber estado tirándome durante meses e incluso años a una adolescente preciosa que cada día estaba más buena. No me arrepiento mucho por que se que lo haría otra vez pues fue un impulso irresistible.

Un par de meses después me eché una novia de mi edad, aún estamos juntos, es una chica maja, inteligente, guapa y congeniamos muy bien, además en la cama nos compenetramos al 100%, pero lo que son las cosas, muchas veces cuando follo con mi novia me imagino que estoy con Carmen, y lo que es peor, que se que me seguirá pasando esto durante mucho tiempo más, e incluso me atrevo a augurar que años, y es increíble como esa mocosa inocente de 16 años ha acabado obsesionando y condicionando mi vida adulta, y se que si volvimos algún día a estar juntos ya nada volverá a ser igual, pues lo nuestro fue la unión de una serie de factores morbosos que le dio ese encanto especial en ese momento especial, y eso, afrontemoslo, nunca se volverá a repetir.