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Vejaciones a mi familia (II)

en No Consentido

Ahí estábamos, yo con las manos atadas viendo a mi recatada esposa, tirada de espalda en la alfombra con las piernas abiertas exhibiendo su peluda y maltratada concha, continuaba jadeando mientras trataba de incorporarse. Logro ponerse en cuatro patas y vino gateando a mi encuentro, cuando estuvo a mi lado comprobé que tenía el cabello y todo el cuerpo cubierto de semen, mientras mis hijas desnudas no paraban de llorar sentadas en el sofá enfrente nuestro. Los tipos se nos acercaron -parecían estar sexualmente satisfechos- y tomando la palabra el Burro me dijo:

-Parece que la hembra que tenés de esposa no era tan difícil de domar después de todo, jajajajaja.

Y tomándola del cabello la hizo poner de pie delante mío y poniéndose detrás de ella, comenzó a lamerle el cuello, mientras con una mano le apretaba un pezón y con la otra jugueteaba en su concha. Carla comenzaba nuevamente a contornearse y a respirar profundamente mientras su mano agarraba la verga del burro y empezaba a masturbarlo sin importarle que estuviéramos sus hijas y yo observando, parecía una puta insaciable.

-Por qué no me desatan, que estoy bastante incómodo -les dije- de todos modos no podría intentar nada, ustedes son siete.

Los tipos se miraron, y el rubio dijo: -No hay problema, pero en cuanto intentes algo sos boleta-

Entonces, luego de desatarme el Burro le dijo a Carla:

-A ver vos puta, desnudalo y quédense quietitos ahí que nosotros vamos a estar ocupados un buen rato con un par de conchitas y culitos vírgenes, jajajajaja

Mi esposa me desnudó y nos quedamos sentados abrazados, viendo como estos siete degenerados, con sus vergas erectas como hierro caliente rodeaban el sofá, mientras Lorena suplicaba a gritos que no se acercaran y la pequeña Luciá lloraba mientras que con sus manitas trataba de cubrirse la conchita y las tetitas.

Los dos morenos gordos gracientos desde detrás del sofá tomaron del cabello a mis hijas tirando hacia atrás, de modo que las caritas de mis hijas quedaron mirando al techo, entonces acercaron sus negras y sucias vergas a las bocas de mis hijas. Entonces uno de ellos les dijo:

-Ya vieron como la puta perra de vuestra madre disfrutó chupándonos la verga a todos, así que, como buenas hijitas empiecen a chupar.

-Nooooo, no pienso meter en mi boca tu sucia verga, gordo mugriento -gritó Lorena-

-No sólo me la vas a chupar sino que te la voy a meter en todos tus agujeros y vas a terminar entregada, gozando como la puta de tu madre.

Dicho esto, el gordo la tomo de la garganta y comenzó a oprimírsela hasta que Lorena abrió la boca en busca del aire que le faltaba, en ese momento el gordo metió su verga en la boca de Lorena hasta provocarle arcadas y luego de darle un cachetazo le ordenó que comenzara a chupar y Lorena no se atrevió a desobedecer.

El otro gordo que tenía la verga a reventar apoyada en la carita de Lucía que seguía llorisqueando, le dijo que si no quería ser golpeada como su hermana tomara su miembro e imitara a su hermana. Lucía nos miró y Carla con lágrimas en los ojos asintió con la cabeza, entonces mi pequeña hija abrió su boquita y comenzó a mamasela. En ese momento, en que Lorena y Lucía le chupaban la verga a esos dos gordos inmundos, el rubio y el Burro se arrodillaron delante de mis hijas y abriéndole con violencia las piernas introdujeron sus caras en las entrepiernas y empezaron a chuparle las conchitas, mientras los otros tres les tenían las piernas en alto y le manoseaban las tetas apretando los pezones. Mis hijas comenzaron a contornearse y a gemir mientras el Burro y el rubiío seguían chupándoles las ya húmedas conchitas, mientras los dedos untados en mantequilla jugueteaban en el orto de las niñas que ya no lloraban y cada vez gemían con más intensidad.

El gordo que estaba con Lucía fue el primero en acabar en su boca ordenándole que se tragara todo y aunque ella obedeció algo de semen se deslizó por la comisura de sus labios. Lorena corrió la misma suerte, entonces los gordos dejaron paso a los otros tres que ya no tuvieron que pedirle a mis hijas nada, ya que se alternaban con las tres vergas mientras movían frenéticamente sus caderas debido a la interminable chupada de conchas que les estaban dando el Burro y el rubio, mientras sus dedos traviesos se abrían paso en sus culos.

El Burro, separando su boca de la concha de Lorena nos dijo:

-Acérquense, así no se pierden detalle de la fiestita de las nenas

Ayudé a Carla a levantarse, ya que todavía le dolía mucho el desgarrado culo, y nos acercamos a ver los momentos cúlmines de la orgía protagonizada por los siete degenerados con mis dos criaturas.

Uno de ellos nos hizo arrodillar al lado del sofá, mientras el Burro le decía al rubio:

-No hagamos esperar a los espectadores, que se mueren de ganas de ver gozar a sus dos putitas hijas.

Dicho esto acomodaron sus enormes vergas en las vaginas de mis hijas y al unísono, de una estocada, se las enterraron hasta los testículos.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy...aaaaaaahhhhhhhhhhhhhh

Los gritos desgarradores de mis hijas me hicieron estremecer mientras le Burro y el rubio taladraban con furia a las niñas con sus cuerpos suspendidos en el aire sostenidos por las manazas de los tipos y sus bocas ocupadas nuevamente por dos sucias vergas.

Hubo un segundo de paz en que el Burro y el rubio dejaron de cogerse a las niñas para tumbarse ambos de espalda en el suelo con las vergas como dos mástiles. Entonces los demás tomaron a mis hijas que se estremcían como si tuvieran convulsiones, las levantaron y abríendoles las piernas en angulo recto con respecto al torso las fueron bajando sobre las erectas vergas del Burro y del rubio, cuando estuvieron nuevamente ensartadas el rubio les dijo:

-Ahora, yegüitas empiecen a cabalgar.

Las niñas se movían ritmicamente hasta que primero el burro y luego el rubio las tomaron de los cabellos, las atrajeron hacia ellos y comenzaron a besarlas haciendo abrir sus bocas y meter sus lenguas. Esta posición hacía que mis hijas estuvieran tumbadas sobre sus violadores ofreciendo sus culitos a quien lo deseara. Los gordos no se hicieron rogar y abriéndoles las nalgas apoyaron sus vergas en los ortos todavia con restos de mantequilla y de una estocada les rompieron el culo enterrandoselas hasta los testiculos, mientras los alaridos de dolor de mis hijas se mezclaban con las carcajadas de los violadores.

La escena era dantesca, ahora ya no gritaban, gemían y se movían al compás de los dos machos que tenían cada una penetrándolas mientras otros dos acercaban sus vergas a las caras, ellas tomaron esas vergas y comenzaron a chupar con desesperación. La pequeña Lucía mamaba de tal manera que la vergas desaparecía dentro de su boca para luego sacarla y chuparle los testículos al tipo que le agarraba con ambas manos la cabecita mientras gemia de placer

Ya está dije para mis adentros...ya más no le pueden hacer pensaba yo al ver a mis dos pequeñas gozar como dos putitas, mientras mi verga estaba completamente dura viendo a mis hijas gozar al se penetrada por todos sus agujeros. Carla no aguantó más y comenzó a masturbarse

CONTINUARA

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