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Por la tarde

en Sadomaso

Voy a jugar contigo. Las palabras martilleaban sus oídos mientras recogía sus ropas.   Le temblaba el pulso.  

  La orden había provocado una intensa sensación de deseo y temor que erizó sus pezones. En su cuerpo se instaló una excitante inquietud que la acompañaría el resto del día.

  Las órdenes respecto al vestuario, no le parecieron complicadas. Vestir medias en lugar de pantys, sólo en ocasiones tanga y sujetador, le pareció divertido; sin embargo, cuando las horas del día pesaban sobre ella, no podía evitar la sensación de desnudez, el roce de sus pezones contra la blusa y el olor a deseo que la acompaña haciéndola sentirse más desnuda que nunca. Un aroma a hembra que le parecía que todos notaban y despertaba oscuros deseos en desconocidos, que la miraban de reojo.

  El saberse deseada la encendía, aumentando sus flujos, que en ocasiones humedecían sus muslos. Entonces, apenas podía controlar la vorágine de sensaciones y pensamientos que la llenaban. Huía al aseo, donde se refrescaba como podía y procuraba tranquilizarse.

  La llamada la sorprendió al final de un trabajoso balance, al que se aplicó ansiosa por terminarlo. Los últimos detalles se disolvían en las previsiones para las próxima horas y el húmedo calor de sus entrañas.

  El recuento de sus pensamientos había terminado, y reposaban, con sus prendas en la silla.   

  Frente a la puerta del despacho, contrajo sus entrañas y apenas afloró un pulso. La bañó la cálida luz al franquearle la entrada y avanzó conteniendo el temblor.

  El salió a recibirla tras la mesa de su despacho y, sin mediar palabra, comenzó el ritual:

La inspeccionó detalladamente, cada rincón de su cuerpo explorado y cada gesto un paso más en el abandono acelerando el pulso en la entrega.

  Comprobar la erección de sus pezones con suaves tirones hasta hacerlos asequibles al adorno desbordó humedades, sus aromas encendieron una los en los ojos de su Amo

- Querida -Dijo sonriendo, mientras exploraba sus empapadas entrañas- tu deseo merece un castigo.

-Si, mi Señor, como os plazca. -Respondió con voz ronca-

  La condujo hasta la mesa, sobre la que adoptó la postura 'parada en cuatro' . Su grupa expuesta al deseo de su Amo. Lo adoraba.

  Los azotes enrojecieron su piel, y las respiraciones de entrecortadas, se hicieron unísonas en  jadeos.

  Cuando El se hundió en su sexo, lo acogió anhelante, rodeándolo y succionándolo, buscando calmar la sed q que el castigo había provocado.

  El se dejaba hacer y ella sentía como su cuerpo respondía de forma automática al menor movimiento de su Amo, aún antes de que ella pudiera darse cuenta.

  Ella se había olvidado de todo, sólo su cuerpo de hembra excitada estaba presente. Cuando su Amo la agarró del pelo obligándola a echar la cabeza hacia atrás y acarició la piel de las irritadas nalgas, su cuerpo convulsionó, palpitante sobre la verga de su Amo, que se derramó llenándola.

  El la tomó en brazos, besando suavemente sus mejillas y la acostó, tumbándose a su lado. 

  No se cansaba de mirarlo. La magnetizaba, la embrujaba deseándole. Sin apenas un gesto, besó el cuerpo de su Señor, ungiéndolo con su saliva, hasta terminar con los restos del placer.

  Ahora, El acariciaba su cabello cuando la volvió a atraer hacia sí. El sol acababa de ocultarse y les quedaba algo más de una hora por delante

Busco un amo que me inicie en la sumisión y el dolor. lolagferrera@yahoo.es