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Iniciación de la prima

en Amor filial

Iniciación de la prima

Cuando mi hermano gemelo, Alonso, y yo cumplimos 16 años, los abuelos maternos nos invitaron a pasar unas vacaciones a su casa de Tequisquiapan, donde conoceríamos a la prima Inés, hija de la única hermanas de mi madre, que vive en Chiapas.

Alonso y yo fuimos muy precoces e iniciamos juntos, jugando primero entre nosotros nuestros juegos sexuales desde los 12 años y con amigos y compañeros de la escuela después. Juegos nada inocentes. Así duramos más de dos años, hasta que Alonso hizo sus primeras conquistas y yo tuve mis primeros galanes-casi todos de mi edad-con quienes desahogaba mi temperamento, de un alto libido. Siempre he sido muy sexual. Aunque los chicos de mi edad eran algo tímidos y siempre regresaba con mi hermano quien ya era una experto en follarme.

Ya estábamos Alonso y yo en Tequisquiapan cuando hizo su arribo la prima Inés, una chica de 14 años de edad, muy desarrollada físicamente y hasta cierto punto tenía los senos más grandes que los míos, yo tengo los pechos pequeños,pero era exageradamente ingenua y sin ninguna experiencia, como pueden comprobar la misma noche de su arribo, ya que la abuela nos designó la misma recámara. En la plática me di cuenta de que Inés era una niña de 12 años, ingenua e inocente, lo contrario de mi, que en la capital como ya les dije, había tenido algunas experiencias con muchachos y con mi hermano.

Al otro día, el abuelo estaba muy alegre, como si la presencia de sus hermosas nietas lo hubiera rejuvenecido. Al medio día, Alonso que no había conocido a la prima, llegó temprano para la comida después de haber salido a caminar por el campo.

Una vez terminada la comida, que por cierto fue un auténtico banquete, el abuelo nos dijo que estaría ocupado ese día a sí que podíamos salir a caminar por los amplios campos de su rancho o conocer la cabaña que acababa de construir a un lado del río que estaba como a un kilómetro de distancia. Alonso dijo que fuéramos a caminar y luego a visitar la cabaña, el abuelo nos dio las llaves. Prometimos regresaba antes de que anocheciera

Después de caminar y visitar la cabaña cerramos la puerta como el abuelo nos indicó, Inés se puso a cortar flores para hacer un ramo que le llevaría a la abuela, tarea en la que yo le ayude, mientras Alonso se dirigió al rió y dijo que no tardaba.

Al cabo de un tiempo, Inés y yo, cansadas, nos recostamos a la sombra de un árbol para reposar, mientras regresaba mi hermano.

-Alonso es muy guapo y muy simpático

-Me dijo Inés.

-Guapo si, simpático no siempre.

-Le respondí.

Están en la edad de la punzada y a veces, como todos los muchachos, se pone muy sangrón. Lo que sí te aseguró, es que le gusta a todas las chicas. Trae de cabeza a Norma, una de mis mejores amigas con la que ... un… ¡Oh, perdona! No quiero aburrirte con historias de personas que ni conoces. "Quería despertar su curiosidad"

Además, si Alonso se entera de que te conté sus intimidades, es capaz de pegarme.

-Cuéntamelo, no le diré nada, te lo prometo, te lo juro-dijo ella mostrando gran interés.

-¿Juras de verdad que no le dirás nada a Alonso?

-Si, por esta-añadió, besando una cruz que había formado con los dedos de su mano derecha.

--Pues que...... hicieron algunas cosas.

-¿Qué cosas?

-Las cosas que hacemos las chicas con los chicos cuando estamos solos, tú entiendes-mencioné, restando importancia al asunto. Y ¿sabes otra cosa?-Agregue con tono misterioso-. Un día le vi su cosa a mi hermano.

Como siempre sucede, estábamos hablando del rey de Roma y Alonso que se asoma.

Al acostarse en el pasto, a Inés se le había levantado la amplia falda hasta más arriba de medio muslo. Alonso, que es muy morboso, la observaba descaradamente, relamiéndose los labios, y con ése brillo en sus ojos que yo tanto conocía.

-¿De qué estaban hablando?-Preguntó.

-De tonterías-respondí-. Le estaba contando a Inés que has tenido muchas novias, incluso que con mi amiga norma hasta.....

-¿Hasta qué?-Preguntón Alonso, mientras Inés me lanzaba una mirada de súplica.

-No, Marcela. No le digas-imploró.

-¿Hasta qué y no le digas que?-Repitió Alonso, con tono de burla.

-Bueno, ¿qué tienes de malo que te lo cuente?-Intervine con determinación-. Que has hecho algunas cosas con Norma y que una vez me enseñaste tu....cosa completamente parada, como se te pone cuando haces esas cosas con Norma.

-Si, se me para-presumió Alonso-. Y no sólo lo he hecho con norma. Lo he hecho con varias, incluso....

Me puse pálida y tosí nerviosamente. Temí que Alonso, presumido como es y que no se distinguen precisamente por inteligente, fuera a soltar que el y yo nos manoseábamos y follábamos, con lo que me hubiera dado la gran quemada con la prima. Por fortuna, mencionó varios nombres de muchachas, pero de lo que hacíamos juntos, no contó nada.

-¿La prima Inés ya también se la ha visto a alguien?-Preguntó el.

-No sé. Pregúntale a ella.

-No, jamás,--se apresuró a responder Inés, con expresión horrorizada-. Pero le he visto la concha a mi hermana y le he enseñado la mía. ¿A poco se imagina que hubiéramos hecho algo más?

Yo me divertía con ese duelo de presunciones de lo que el uno y la otra habían visto, hecho y enseñado. Inés se había sentado, recargando la espalda en el tronco del árbol y sus ojos luciendo un brillo extraño.

Me fije en la bragueta del pantalón de mi hermano y note el bulto que se había formado bajo la tela.

-Bueno, ya basta--intervine--. Yo he visto a mi hermano y tú a tú hermana-me dirigí a Inés. Para que estén iguales, Inés necesitas verle la cosa a Alonso y enseñarle a él la concha. ¿Estás de acuerdo?

-Ya vas--dijo Alonso y empezó a bajarse el cierre de la bragueta, pero Inés se tapó los ojos con las dos manos.

-Marcela, yo quiero verle a Alonso la... la....

-La polla-aclare.

-Si, la polla. Pero no le quiero enseñar la... la.... Lo que tú dices.

--Vamos, Inés--dije--. Si quieres ver la cosa de Alonso, tienes que enseñarle la concha. Es justo, ¿no crees?

Inés permanecía en silencio, ya sin taparse los ojos. Yo me arrastren hasta su lado.

-Qué prefieres primero, ¿ver o enseñar?-Inquirí -. Elige.

-Primero enseñar, después ver—respondió--. Puse mis manos bajo su falda y le empecé a bajar su calzón, Inés se estiro en el pasto y cerró los ojos, mientras yo le bajaba los calzones hasta los tobillos y se los zafé, Alonso los tomó oliendo los calzones de la prima. Alonso se acercó en silencio, pero Inés cruzó las piernas y se cubrió con las manos. Yo permanecí unos momentos de rodillas, admirando los muslos y los genitales de la prima. Era una vulva pequeña pero carnosa, sonrosada, con una pelusilla en el monte de venus. Luego mi hermano se levantó, se abrió la bragueta y libero su hermoso miembro que salto al aire y se enderezó, apuntando al cielo, sacudí a Inés para qué se levantara.-

-Alonso ya te vio. Ahora te toca a ti mirarle. Abre los ojos y no te los vuelvas a tapar. Ver no le hace daño a nadie.

Ella abrió los ojos y los clavo en el electo pene de mi hermano.

-Qué grande es--exclamó--. ¿Puedo tocarlo?

--Por supuesto--respondimos los dos al mismo tiempo--. No muerde--agregue. (Pero como pica pensé)

Inés se arrodilló frente a Alonso y con timidez se dispuso a tocarle el miembro.

Lo hizo primero con temor. Después se decidió y lo hizo con más fuerza, apretando el tallo con sus dedos.

--Qué dura, parece de fierro, oye, ¿para qué son las bolas que tiene trabajo?

Yo le expliqué para qué sirven los testículos y le dije también que era delicioso chuparlos, cosa que ella comprobaría llegado su momento.

--¿Quieres ver cómo funciona?--Le pregunte--¿estás de acuerdo Alonso?

--Si, pero sólo si me hace terminar. Tú le enseñarás como hacerlo, Marcela. No le costará mucho trabajo, pues ya tengo la leche en la punta.

A Inés ya no le quedaba ni gota de pudor, o de recato. Enrollé su mano alrededor del tronco del erecto miembro de Alonso.

--¿Te gusta?--Le pregunte.

Ella hizo un gesto afirmativo y empezó a jugar con el prepucio, subiéndolo y bajándolo, cubriendo y descubriendo el rojo grande, como si fuera un juego.

--Muy bien--exclame--. Pero para qué se desliza mejor, ponle un poco de saliva. Lo que le vas a hacer a Alonso, se llama masturbación y se conoce vulgarmente como chaqueta. También le dice "Manuela" o "manoletina".

--También le dicen jalarle el pescuezo al ganso--agregó Alonso con autosuficiencia, mientras Inés nos miraba embobada, reconociendo nuestros conocimientos sexuales.

--1 2, 1 2, 1 2-- murmuraba Inés mientras corría de arriba a abajo y regreso, el pellejo, peleando y cubriendo la cabeza--afuera, afuera, adentro, adentro.....

--¿Te gusta como lo hago?--Le preguntó a Alonso, sin dejar de masturbarlo.

--Claro que le está gustando--dije yo, de metiche como siempre--. Lo estás poniendo muy caliente. ¿Verdad que te gusta como lo hace, Alonso?

--Si--jadeo mi hermano--. Inés masturba muy rico, pero para hacerme terminar, tendrá que mover la mano más rápido.

--¿Así?--Preguntón Inés, aumentando la velocidad en el movimiento hacia arriba y hacia abajo de su mano.

--Si, así-- gimió Alonso, que estaba con los ojos en blanco, los dientes apretados y sin saber qué hacer con sus manos.

--Acércale tu cara, pues está por soltar la leche--le indique a Inés.

Yo estaba bien caliente viento lo que hacían ellos. O mejor dicho, lo que hacían la prima. Sabía que Alonso dispararía su jugo en la cara de Inés y eso aumentaba mi calentura. Ver un miembro viril parado siempre me pone a millón. Ver cómo escupen su licor blanco cuando se produce la eyaculación, es el delirio. Ya no podía soportar la tentación en mi entrepierna y gustosa me hubiera abalanzado sobre mi hermano, para clavarme su lanza. Lo único que podía hacer, fue lo que hice: masturbarme.

Lo hice arrodillada a un lado de Inés, con la falda arremangada, sin calzones, los que aventé al pasto y me acomode con las piernas bien abiertas.

Alonso e Inés ni cuenta se dieron de mi placer solitario. Estaban demasiado ocupados como para mirarme. Alonso, gimiendo y jadeando todo sofocado, no dejaba de mascullar obscenidades. Sus palabras, lejos de ofender a Inés, a la que llamaba "primita ramera" entre otras cosas, las estimulaban a seguir y la excitaban. Y es que no hay nada que caliente más a una mujer cuando practica una actividad sexual, que las palabrotas.

Inés aceleró el sube y baja y mi hermano llegó al clímax.

-- toma la leche, primita, tómala, tómala, mi lechita es todo para ti, preciosa, toda. Y aún hay más...--gimió Alonso, qué arqueo el cuerpo mientras eyaculaba, sin que a Inés le disgusta recibir los chorros de esperma en la cara.

Inés me miró, yo estaba a punto de llegar al final de mi paja y por el momento, no le pude decir nada.

--¿Viste Marcela? ¿Viste lo que le hice a tu hermano? ¿Cómo se llama eso?

--Si, si vi.--dije al fin, apretando los dientes pues estaba a punto de tener mi orgasmo--. Y se llama venirse. Has hecho que mi hermano se venga. A a a a a a a a a -- apreté los labios para no gritar en el momento del clímax--. A a a a a a a a a h h h h h...... yo también, Inés. Yo también me vengo. Estoy gozando mucho, Inés, me vengo, me ven...go o o o o.

A los 15 años, las masturbaciónes son sensacionales. Y cuando se las hace una al aire, resulta simplemente maravilloso. Esa tarde lo descubrí. Nada hay como un orgasmo contemplando la naturaleza. Entre hacerlo en una cama y hacerlo en el campo, me quedo con esto último.

Apenas me recupere me di cuenta que Alonso le había dado un pañuelo a Ines para que se limpiara la cara y el pelo.

Aquellos masturbaciones nos aliviaron a Alonso y a mi pero sentí pena por Inés, que no se había podido satisfacer. Alonso se tumbó en el pasto, con el empapado miembro al aire todavía soltando miel. Inés se acercó a él.

--Así que ¿esa es la polla?--Preguntón señalando el miembro de Alonso, que tenía una erección a medias.

--Si, aunque ahora está dormida--dijo Alonso--. Y lo que suelta, es semen.

--¿Cómo te gusta más? ¿Así o con esta parada?--Preguntón Inés.

--Dura, por supuesto--respondió Alonso. Cuando esta blanda como ahorita, no puedo hacer nada con las chicas. Pero cuando esta tiesa.....

--¿Podrías metérmela?--Lo interrumpió Inés--. Cuando me meto los dedos me gusta mucho. Pero no creo que me entre tu polla, puesto que es muy grande.

--No sólo se mete en la Concha--dije yo--. Preguntarle a Alonso donde se la mete a Norma.

--Por delante y por detrás--dijo Alonso, sin esperar la pregunta.

--Oh, eso ya lo sé. Se mete por delante cuando quiere una encargar un hijo. Mi hermana y yo nos metemos los dedos allí.

Alonso y yo nos miramos, extrañados, pero ninguno de los dos comentó nada. Me pareció que Alonso tramaba un plan para llegar más adelante con Inés.

--¿Deberás se lo metes por adelante y por atrás a Norma?--Preguntón Inés a mi hermano.

--Si, pero a las vírgenes como tú, no se les debe meter por delante, pues el camino está muy cerrado--respondió el--. Mira de sólo pensar en eso, se me está parando otra vez.

Y en efecto, su instrumento empezaba a erectarse nuevamente. Tuve que controlar me para no hacer que mi hermano me follara allí mismo. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no acostarme, abrirme de piernas y que Alonso me lo hiciera.

Inés observaba con atención como la herramienta de mi hermano crecía y se iba endureciendo.

-- piensa más en Norma para que se te ponga bien tiesa--murmuró Inés--. Me gustó mucho más cuando te..... Cuando te estabas.....

-- viniendo, Inés. Mi hermano se vino en tu cara.

--Y ¿se puede volver a venir? ¿ Podrás hacerlo otra vez, antes de regresar a la casa?

--Claro que sí—respondió Alonso

--Ahora que, sería mejor si tú o Marcela me ayudan.

--Yo, yo quiero,--exclamó Inés--¿me le quieres meter?

Alonso se me quedó viendo.

--Está bien, pero lo tendrá que hacer por detrás--dije--. Que Alonso se quede acostado como ésta y tú que montas en el, pero para que se le pare bien, te necesita ver desnuda.

--¿Té atreves?

--Desnuda no--protestó Inés, sin convicción. Su blusa y su falda no tardaron en reunirse con sus calzones y los míos en el pasto.

--Dame la ropa de las dos para ponérmelos bajo la cabeza, como si fueran mi almohada--dijo Alonso--. Oh, que buenota estás--exclamó al ver desnuda a la prima.--Tienes unos senos y un trasero primoroso, ¿verdad, Marcela?

La herramienta de mi hermano ya estaba apuntando al cielo.

Inés se acuclillo sobre los muslos de mi hermano. Yo tomé el pene con una mano y lo apunte al ano de mi prima y con la leche que todavía tenia de su corrida en la punta estaba lubricada lo suficiente para no lastimarla.

-- Déjate caer sobre el--le dije--te va a doler mucho, pero sólo será un ratito, pues después te va a gustar mucho.

Inés obedeció con docilidad. Cuando la cabeza del miembro penetró en su orificio trasero, se mordió los labios para no gritar y aguantó a pie firme la penetración. No se qué hubiera yo dado porque en ese momento apareciera por ahí otro hombre. Cualquiera, joven o viejo, alto o Chaparro, feo o guapo o hasta un perro, pero con un buen miembro, para que me lo metieron hasta los testículos. Pero como a falta de pan, buenas son las tortillas..... Mientras Alonso le enterraba su polla en el culito de Inés, yo me acomode entre las piernas de la prima y empecé a lamerle la Concha, en ocasiones, mi lengua llegaba hasta su ano y lamía el trozo de miembro que salía cuando Inés se retiraba de Alonso, para volver a dejarse caer sobre su estaca.

--Aaaaaahhhhhh, Marcela, que rico--gemiay suspiraban Inés, quien resultaba una magnífica alumna, pues aprendía pronto y colaboraban en todo. Se movía como una experta, de arriba a abajo, a los lados, en círculos, metiendo y sacando del miembro de su túnel --. Estoy gozando, Marcela, estoy gozando, Ohh, más, más, más, ahora quiero que me las metas por adelante, Alonso.

--No-- exclamame--por adelante no.

--Si, si, por favor--suplico Inés.

 

--Si, si, por favor--suplico Inés.

-- haremos una cosa-agregué dirigiendo me ha mi hermano--. Que ella siga sobre ti y yo froto tu polla en su Concha, así lo te imaginas que te la estás follando y ella se dará una idea aproximada de lo que se siente.

Lo que yo no quería era que la prima de Inés, saliera embarazada a temprana edad, después habría tiempo para explicarle lo de las pastillas anticonceptivas.

No sé de dónde me salió esa idea, aunque ahora sé, por experiencia, que muchas mujeres lo hacen para excitar a sus machos. En trío, es sensacional cuando una mujer frota la polla en la vagina de la otra, mientras el hombre le acaricia oralmente a ella el conejo. Si otra chica hubiera sido y no mi prima, yo lo hubiera hecho con Alonso. Aunque no quería precipitar me.

Así pues, hicimos un triángulo incompleto. Yo me hombre boca arriba junto a ellos y mientras frotaba la polla en el conejito de Inés me frotaba mi vagina con los dedos.

--Ya Marcela….ya me viene…siento que me voy a orinar…siento muy rico Marcelaaaa…..Ahhhhhh……Ahhhhhhhh…

Mi hermano no tardó en eyacular y cuando lo hizo, desvíe el miembro para impedir que el semen cayera en la vagina de la prima. La mano me quedó empapada de leche y se lo unte a Inés en los pechos, mientras ella murmuraba que estaba enamorado de los dos e insistían en que Alonso se lo metiera por adelante.

--¿volveremos aquí?-- preguntó Inés.

--Claro que sí. Contestó Alonso.

--¿Marcela, porque tu hermano no quiso metérmela por adelante?--Preguntón Inés

--Porque sería la mayor tarugada--le conteste--y Alonso también lo sabe, que si se derrama en tu interior, puedes salir embarazada. Pero con unas pastillas que yo te voy a dar ya no hay peligro y te lo puede meter por adelante las veces que quieras.

Terminamos de vestirnos y nos dirigimos de regreso a la casa, claro que ya había más confianza con la prima, y mi hermano estaba súper contento claro por la novedad de que la prima resultó ser una excelente alumna. Esta historia no termina, y me duele decir esto pero continuará..............

Si te gustó esta historia escribe a mi correo y dime que más te gustaría que pasara en el próximo capítulo alimenta mi imaginación.

 

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