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María en la playa

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Mi novia, María, es una chica muy "abierta". Hace ya mucho que toma el sol en topless, y no le importa que los amigos la vean con las tetas al aire. Solemos ir a la playa con otras parejas y amigos y las chicas suelen tomar el sol sin la parte de arriba de sus bikinis. A ella le encanta lucir sus senos, que por cierto los tiene muy bien puestos. Mide 1,68, es delgada con unas tetas medianas y el pelo largo, castaño y ondulado.

Pero lo que sucedió hace unos días aun me tiene totalmente excitado. Fuimos a una playa donde parte de la gente esta desnuda y parte en bañador. Nos acompañaba un amigo, Germán. Su novia se había ido unos días fuera y le animamos a que viniese con nosotros a tomar el sol. Germán es un tipo muy bromista y atrevido, que suele piropear a Maria, cosa que a ella le halaga mucho. No se corta en decirle lo buenas que tiene las tetas, y la verdad es que no miente.

En cuanto pisamos la arena, María se quitó la parte de arriba del bikini. ¡Como le gusta presumir! Germán y yo la mirábamos embobados. Era estupendo ver el balanceo de sus preciosos senos moviéndose al ritmo de sus caderas, mientras buscábamos sitio para tumbarnos. Tan solo un minúsculo tanga impedía ver toda su belleza al natural. Nos colocamos junto a unas escaleras en la entrada, cerca de una fuente, un lugar de paso donde nadie estaba desnudo. Germán se entretuvo en un chiringuito, comprando unos bocadillos, mientras María y yo extendíamos las toallas. Yo me quedé sentado en una piedra mirándola. La vista era estupenda, una "tía buenorra" con las tetas al aire, toda para mi. Estaba tan sexy, tomando el sol, con la piel morena y brillante que no pude evitar ponerme cachondo. Solo faltaba que viniese Germán y la dijese un par de piropos para que mi erección fuese exagerada.

Fue entonces cuando ella dijo "Santi, ¿qué te parece si me quito esto?" señalando al tanga. Yo no acerté a decir nada, me quedé paralizado, no creía que fuese capaz de desnudarse completamente delante de Germán. Hasta ese día ella tan solo había tomado el sol desnuda cuando estábamos a solas. Estaba dispuesta a tomar el sol con las tetas y el coño al aire delante de Germán y de los que pasaban por allí, que no eran pocos. Antes de que pudiese contestar, ella se bajó el tanga, dejando al descubierto su precioso coño. Sus ingles estaban cuidadosamente depiladas, la raja totalmente despejada y tan solo una fina tira de pelitos, muy recortados, adornaban su sexo.

Echó a un lado la prenda y se tumbó boca arriba, con las piernas entreabiertas, enseñando con descaro su sexo. Yo estaba deseando ver la reacción de Germán cuando viera a mi novia completamente desnuda. Siempre hacía comentarios atrevidos sobre sus tetas y seguro que no se reprimiría al verla con el coño al aire.

Yo trababa de disimular mi excitación, estaba totalmente empalmado cuando María me dijo "¿dónde está Germán? Santi, dile que venga". Estaba impaciente por mostrarle sus encantos. Aquello me puso aún más cachondo y tuve que esperar a que se me bajase la erección para ir a avisarle. "Germán date prisa, María se ha quitado el tanga y me ha dicho que vayas, está deseando que la veas el coño" le dije conteniendo los nervios. Para mí fue un verdadero placer y le animé a que fuese a verla desnuda.

Cuando volvimos donde María, la vista era de lo más provocativa, completamente desnuda abría sus piernas frente a nosotros. Germán se deshizo en piropos cuando la vio con el coño al aire. Alguna vez habíamos hablado de cómo se arreglaban nuestras novias el sexo y con esa excusa se acercaba a mirarlo, haciendo comentarios que en otra situación habrían sido obscenos. Ella sonreía, entre ruborizada y excitada y le mostraba desafiante su raja, jugosa, húmeda, caliente. Sus pezones estaban grandes. No creo que fuese casualidad que hubiese colocado su toalla entre la de Germán y la mía. En esa posición podía mostrarnos coquetamente sus encantos.

Germán y yo decidimos quitarnos los bañadores, para estar a tono con María, a quien Germán no dejaba de piropear. Estaba lanzado y la decía cosas galantes como "vaya tetas mas bien puestas que tienes" o "me encanta lo bien depilado que tienes el coño". Ella sonreía halagada, se notaba que le excitaba oír aquello. Cada comentario que hacía Germán, ella abría más las piernas, mostrando con el brillo de su sexo lo cachonda que estaba.

Hacía mucho calor y el sol realzaba la belleza del cuerpo de María. Ella tomaba el sol boca arriba, y Germán y yo, cada uno a un lado nos la comíamos con la mirada. Entonces Germán, guiñándome un ojo me dijo "Santi, ¿no te importará que le toque las tetas a tu novia?", "por supuesto que no" le contesté. Ella cerró los ojos y sonrió. Germán acercó su mano a las tetas haciéndome una seña para que yo la tocase. Cuando empecé a tocar sus tetas ella sonrió, sabía que era quien la metía mano.

Germán quiso repetir la broma, pero yo le hice una seña para que fuese él quien la tocase las tetas. Cuando comenzó a tocarla, ella hizo un gesto de sorpresa, pero en vez de darnos un bofetón dejo seguir el juego. Ya lanzado, Germán aprovechó para acariciar los pechos de mi novia con deleite, mientras ella sonreía complacida y mantenía sus piernas entreabiertas, como si nos desafiase a manosearla. El seguía diciéndola piropos, "estas tetas además de bonitas están muy tiesitas". Ella se reía. Entonces dijo "Vaya, no me he dado crema". Como la escena me estaba poniendo bastante caliente, esperé a que fuese Germán quien la extendiese la crema. El me miró y ante mi silencio dijo "si quieres ya te lo doy yo".

Ella, tumbada boca arriba, con las piernas cada vez más abiertas le ofrecía su cuerpo para que, con la excusa de untarle la leche solar, la acariciase de arriba abajo. Ni que decir tiene que Germán se tomó muy en serio la aplicación de la crema por sus piernas, sus hombros, sus brazos...y como no, sus tetas, masajeándolas a placer. Yo estaba totalmente empalmado, por lo que tuve que ponerme boca abajo para que no se notase la erección. Lo mismo hizo Germán, visiblemente nervioso.

María también se había puesto muy caliente, y al ver que Germán no se atrevía a pasar de sus pechos le reclamó que siguiese, "aun no has terminado, no querrás que me queme esto", dijo señalando su pubis. Germán puso crema sobre su mano y la acercó temblorosa hasta su sexo. Cuando los dedos de Germán tomaron contacto con el coño, ella dejó escapar un leve gemido de placer. "Es el mejor coño que he tocado nunca, que maravilla" dijo él, "gracias, eres un adulador" contestó ella. Mientras él extendía la crema, María movía su cuerpo. Ni que decir tiene que los que pasaban por allí, alucinaban con la escena y más de uno, con la excusa de coger agua en la fuente, se entretuvo un buen rato viendo el espectáculo.

La situación se ponía más caliente por momentos pero ella prefirió dejarlo así y se levantó para ir hasta la fuente a por agua, "me voy a refrescar" dijo". Se agacho para llenar una botella ofreciéndonos una sugerente vista del culo y el coño por detrás, totalmente húmedo, delatando su excitación. "Voy a ayudarla" dijo Germán. Estaba lanzado y acercándose por detrás sigilosamente le puso la mano en el coño, como haciéndole una broma, y así se lo tomo ella. Cuando acabó de llenar la botella, le pidió a él que se la echase por encima para refrescarse. El agua caía por su cuerpo haciéndolo brillar, destacando aún más la belleza de su cuerpo desnudo. El la ayudaba vertiendo el agua con una mano, mientras con la otra extendía frotaba su cuerpo para extender el agua, sin perder la ocasión de acariciar su culo, tetas y coño. No parecían darse cuenta de la cantidad de gente que pasaba a su lado y miraba atónita tan tórrida escena.

Aquel día María disfrutó exhibiendo su cuerpo desnudo e incluso al irnos no se cubrió las tetas hasta que llegamos al coche, provocando miradas hasta el último momento de ese maravilloso día de playa.