EL LENGUAJE CUANDO SE FOLLA (para varones en edad de merecer)

Hasta Voltaire en sus "cartas de amor a su sobrina" usaba palabras como polla, culo etc. Y... si tampoco se escandalizaba Nietzche cuando hablaba "del sabor salado de la charla obscena de su amante Lou- Andrea", Sí.. hasta Camila quería ser el tampax del príncipe...

¡Nosotros no vamos a ser menos!

¡Faltaría plus ¡

Pero una cosa es utilizar: coño, follar y polla, y otra muy distinta entrar por la puerta ya diciendo... ¡ eres mi puta!

Y aunque hasta Henry Miller en su "Trópico de Capricornio" utilizaba, y no pocas veces términos libidinosos como: joder y coño. Hay que saber, como en todo, colocarlo en su momento, en su lugar y cuando sea conveniente, y no "mear fuera del tiesto"

De esto va el relato de hoy, del lenguaje que se utiliza en momentos de intimidad, para que se enteren, los que imaginan historias, que no siempre, ni mucho menos, es real, serio e histórico el lenguaje que se utiliza sobre todo en este tipo de relatos. Aunque claro, a veces es por calmar la calentura rápidamente, y eso es " harina de otro costal". Pero que sepan, que en la vida real eso no existe así como se detalla, o por lo menos con ese orden.

Otro día les hablare de esas cantidades de semen que se derraman, que si fueran en tantos hectolitros como se cuenta, se habría acabado la especie humana, las eyaculaciones son como máximo en cucharilla de café. ¿Qué lo sepan ¡ y eso que yo sepa no llena ningún recipiente, ya sea bucal o vaginal.. Pero eso ya es otro tema, que ya comentaremos aunque sienta desilusionarles hoy.

¡Por San Martín ¡

Mas que nada, para que los miles de lectores de lecturas eróticas, que no han tenido experiencias sexuales, sean tan incautos de utilizar esas expresiones que se expresan repetidamente en los relatos, en el momento de estar follando..

Porque les puede pasar, que se queden con "la polla en punto muerto obligatorio", y que la pivita se "dé el piro"

¡Hasta luego Lucas ¡

¡Que no digan que no les aviso. !

Es cierto, que la expresión de palabras atrevidas o expresiones vulgares durante el coito, ayudan de alguna forma a las mujeres a alcanzar el orgasmo, pero también es cierto que si eso no se hace "a tempo", puede producir un rechazo total. Y ser contraproducente, ya que la mujer se puede sentir ofendida y tomarlo simplemente como una grosería, como una indecencia, y mandarlo a "tomar el viento del este "

Para que el lenguaje erótico sea más efectivo has de tener dos cualidades: tacto e ingenio

Tacto, decir las cosas con delicadeza

Ingenio tener intuición, ser sutil, tener chispa. ¡Ser listo!

Es cuestion de acertar cuando se deben decir, en que momento justo, y no estar a contrapié en el momento de la copula.

Las mujeres se excitan si, en el momento justo, se les dice "una guarrada o cochinada ".. Pero en el momento justo. No en otro, así que para aquellos lectores andantes de la lectura erótica, para ellos van estos consejillos, que como ya va siendo mi costumbre son totalmente "free".

Cuando se debe emplear

El lenguaje en los prolegómenos, o en la fase previa al clímax debe ser de ternura de cariño y hasta de amor..

¡Sí. Ya sé que tu vas a follar y punto!

Pero si quieres meterla tendrás que saber como hacerlo.

¿O no ¿

Si utilizas el lenguaje obsceno en estos momentos, la tía se levanta y se va.

Pim Pam fuera . ¡Se fue ¡

Porque piensa:

¡Menudo animal!

Se han de emplear cuando la mujer ya esta entregada y con posibilidades de llegar al orgasmo.

Si en los momentos previos al orgasmo, el hombre, varón en edad de merecer, reemplaza las palabras: pene, por polla, o tienes un coño exquisito, en vez de decir tiene un pubis radiante es posible que goces tu y ella que de eso se trata.

Si en el momento del preorgasmo, tú, ¡ chico listo" y ya a estas alturas "ingenioso de la ostia", le dices; Me encantan tus tetas, aunque sea horribles y feísimas, eso las va a poner a cien.

Una de las cosas que más excita a las mujeres es que les digan lo bien que huelen, ya sabéis a estas alturas de curso de sexología lo de las ferormonas. Si no leeros mi relato. ¡coño ¡

Sin embargo, si, en la fase de acercamiento, cuando ella todavía está mas seca que el cántaro que no va a la fuente, les sueltas

¡Eres mi putita!

¡La has cagado!

Pero. ¡ Mucho mucho!

Porque ella, te suelta un moco, y además te va a decir que si has pensado que ella es una cualquiera.

Que a las mujeres no les gustan que le digan que son una putita

Ni tampoco que son unas zorras, ni nada de eso que leo por ahí.

Ya llegara en el momento...

En el momento justo y sin pasarse.

Al principio decirle... ¡estaba deseando verte!.. Que se vea el deseo, que se sienta, pero no explícitamente.. Y cuando ya se calientan los motores ,es cuestión de, sacar la caballería, poner. los cañones en posición y disparar.

En ese momento, en que la cosa está calentita, calentita, entonces ¡sí ¡

Primero empezar con poco...

¡Me encanta tu cuerpo ¡

¡Te comería toda!

Después cuando ya está a punto de caramelo...

Cuando ya la veas que está a punto de explotar...,

Cuando ya este a punto de orgarmarse...

Entonces... ¡ ataca fuerte ¡

¡Me gustaría metertela toda ¡

¡Me encanta follar contigo!

Y es ahí, donde funciona. No antes, y sobre todo nunca después.

"Lo que se empieza se acaba", y si eres tanto, un caballero, como un golfo, has de acabar bien lo que empezaste.

Al final cariño y ternura aunque te estés muriendo de sueño.

Abrázala y bésala, ahora si en la frente, en la mejilla y dile lo bien que lo has pasado..

Pero... nunca le cuestiones

¿Lo he hecho bien ¿

¿He estado a la altura ¿

¡Por favor ¡ No estás pasando un examen, ¡estas follando nada más.!

Si te dejan para septiembre, ya te enteraras, porque esa será la ultima vez que veas ese coñito ..

Y ¡recuerda ¡ Si el cuerpo esta para disfrutar, que mejor complemento que un lenguaje atrevido. Este lenguaje bien llevado será tu arma secreta de seducir a las muchachas.

La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas fue una prostituta, pero siempre siguió siendo una dama.

Traten a sus partenaires como Damas, y les aseguro que siempre triunfaran.

Besitos

Viuda negra