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El maricón, la esposa y el amante (1)

en Grandes Series

El Maricón, la esposa y el amante

(Primera parte_1)

Hace ya bastante tiempo que contemplo el mar, su ir y venir de olas, el aroma que se respira por ahí, me dan una sensación de paz y tranquilidad tan necesarias para mí en estos momentos difíciles que atravieso.

Me llamo Riguel, tengo 16 años y curso el último año en la escuela secundaria 2243, ubicada en Lima - Perú. Mi angustia o drama, como quieran llamarlo, empezó tan solo unos 3 meses antes. Mi condición económica es bastante precaria, si bien mi viejo (padre) me da lo suficiente para alimentarme y sostenerme en los estudios, lo que gana en su trabajo no le permite darnos comodidades ni a mí ni a mis 4 hermanos, de los cuales yo soy el mayor. Fue talvez por esta falta de dinero que me vi precisado a hacer lo que hice.

Max es el chico mas popular de la escuela, y no precisamente se caracterizaba por su belleza física, era mas bien su desenvoltura, su carisma, y sobre todo su poder monetario; no había fiesta en la que el buen Max no corriera con todos los gastos, es decir era nuestro gran benefactor, por ende todas las chicas se peleaban por tenerlo a su lado, pues Max tenia fama de ser muy generoso con sus eventuales "amiguitas".

Me preguntaba como le hacía para tener siempre los bolsillos llenos, ya que su familia era de una condición aun mas humilde que la mía, por ello me propuse hacerme su mejor amigo, para que comparta conmigo el secreto de su suerte; cosa que logre no con poco trabajo, pero después de semanas enteras de adulaciones y servilismo, lo conseguí.

Max me confeso su gran secreto, y no era nada de lo que yo me imaginaba ( pues pensé que era desde merca (vendedor de droga) hasta ratero (ladrón)); su gran secreto era este: "SER PUTO", cuando me dijo esto me quede medio cojudo, pues la idea que me pagarán por sexo parecía soñada.

Fue así como me explico el negocio, había que ir a un parque en especial (Kennedy, en Miraflores, si algún día van a visitar mi ciudad) y pararse en las esquinas con un pañuelo rojo en el cuello, para que nos reconozcan como fletes (putitos), y ahí quedarnos a esperar a que alguien se interese en nosotros, acordar la tarifa (pues todos los chicos que trabajan ahí son como un gremio, acuerdan el precio por unanimidad, ($ 80.00 verdes si son turistas; S/ 50.00 soles para las nacionales y S/150.00 soles para los viejos cabros que también pululan por ahí) pagar por noche $10.00 dólares a los galanes dueños de la cuadra (pues según ellos te cuidan, pero la verdad es que si nos les pagas ellos mismos te roban y te golpean) y trabajar (pues eso si, se toma muy en serio la chamba) desde las 10.00pm. hasta las 6.30am.

Fue así que luego que Max me explicara todo el procedimiento, las normas y los trucos que vas agarrando conforme le agarres el ritmo al trabajo, es que salí a mi primer día de trabajo, con Max como mi guía claro esta.

Al llegar ahí y ver a mas de 30 muchachos, la mayoría oscilando entre los 16 y 19 años (pues si cumples 20 ya eres considerado tío y como que ya no eres muy requerido a menos que no aparentes tu edad) todos de contextura delgada, algunos un poco musculosos, muy blancos la mayor parte, y esto me desanime realmente, pues aunque también habían morenos, la verdad era que yo era el único de raza mestiza de la zona, pero Max me dio ánimos, y junto a él, decidimos iniciar la aventura.

Pasaban las horas y veía como autos de todos los colores y marcas se levantaban a los chibolos de la zona rosa, a Max se lo levantaron como 3 veces, una tía de 50 años y un par de mariconcitos de 30 años aproximadamente, pero a este humilde servidor, nada de nada. Ya eran las 3 de la mañana, sin un sol en el bolsillo, ni siquiera para pagar mi noche (los 10 dólares) , hasta que de pronto de un auto station wagon color marrón, una mujer algo gorda de calculo unos 46 años me hizo señas, me acerque, acordamos el precio, y de pronto ya me hallaba dentro del auto, a los 5 minutos ya estaba en el hotel que la señora había alquilado y ni siquiera puedo calcular cuantos minutos pasaron cuando comencé a lamer las piernas de la señora (llamada Yudith, según ella); el acariciar las piernas fue el comienzo (Max me había dicho que lo mas les gusta a las viejas es que juegues con ellas un rato, y luego cuando se la metes, se chorrean toditas, única forma en que otra noche te vayan a buscar nuevamente), recorriéndola con mis manos, llegue al interior de sus muslos y poniéndome entre sus piernas, comencé a acariciar su vagina que estaba completamente húmeda, los gemidos de la mujer me hicieron entender que lo estaba disfrutando mucho, por lo que metí mis dedos que fueron abriéndose camino poco a poco, disfrutando el momento , hasta llegar a su clítoris, el cual estaba a mi merced y, ni corto ni perezoso, empecé a mordisquear, jugando por un bueno tiempo, hasta que le llego el primer orgasmo a la tía (Yudith) y no paro de gemir como un cerdo por mas de 5 minutos.

Lo que siguió ya deben imaginárselo, empecé a bombearla con todo mi fuerza y poder adolescente, y la tía no paraba de gritar que me amaba, fue así que pase mi primera noche; Doña Yudith fue muy generosa conmigo, pues no solo me pago los 50 soles que acordamos, también me regalo su celular, como premio a mi desempeño.

Aquella noche fue mi única clienta, pero esto me ayudo a ganar confianza en las noches que siguieron, ya que empezaba a hacerme conocido por todos, los cuales me llamaban Cholito de cariño, y si bien me jodia bastante pagar mis diez dólares diarios, pues me fui acostumbrando y le agarre el ritmo al trabajo. Habían pasado ya dos meses y era todo un experto. Pero el drama comienza a partir de este punto.

Con Max éramos los reyes de la escuela, y no había chica que no quisiera estar con nosotros, aunque claro Max era el mas requerido, pues sus bolsillos nunca paraban vacíos, en cambio yo, pues al ser exclusivo de mujeres, pues mis ingresos no eran los mismos que mi amigo "cachacabros", como se le dice en mi país a los que se agarran a los gay.

Fue por ese tiempo que a mi viejo le recrudeció una vieja dolencia en su espalda y ya no podía ir a trabajar, y aunque el seguro cubría todos los gastos, pues el dinero no era suficiente, y había que tomar medidas; fue por estas circunstancias que me comí a mi primer cabro.

Aquella noche estaba nervioso, me sudaban las manos y estaba muy asustado, me hacía recordar mis días de novato, pero ya había tomado un decisión y todo estaba resuelto; la noche seguía y ya marcaban las 2:15 de la madrugada, e hizo su entrada Luis, Luis Krusal si alguno lo conoce, un hombrón de 50 y tantos años, blanco de cabellos castaños y mirada asesina, como de 1.80 y facciones de militar, por la ventana de su auto color rojo, me hizo señas para que me le acercara, cosa que hice con bastante miedo, pues no seria el primero que va a ese lugar a insultarnos y agredirnos.

Ya cerca de él, me pregunto el precio y como seria el servicio, le comente todo, e incluso le aumente el precio (pues como dije antes me asustaba) a 250 soles, pero a el le parecía bien, e hizo que entrara a su auto, lo cual hice aterrado.

En todo el camino no nos dirigimos ni una sola palabra, Luis conducía con una mirada asesina, y la verdad pensé que ese seria mi fin, mas cuando llegue al hotel, el hombre de mirada fría y maneras toscas se transformo, me tomo del cuello y acercándome a él, empezó a besarme, no saben cuanto asco me dio esto, mas no dije nada, pues el terror aun no me pasaba del todo; Luis empezó a desabotonarme la camisa, con una impaciencia frenética, y luego, cuando llego a estar entre mis piernas, suavemente empezó a acariciar mi flácido miembro viril, pero que con pequeños masajes y besos en la punta de mi verga, esta se fue levantando, y luego ya fuera de control, Luis empezó a chuparlo desde la puntita, dándole lengüetazos a la cabeza, hasta introducírselos en la boca, completamente hasta los huevos, repitiendo esto muchas veces

Al cabo de un buen rato, luego de repetir esta operación muchas veces, y con ganas de que esto acabara lo mas pronto posible, hice que Luis se pusiera en 20 uñas ( o la posición del perrito, como prefieran) y separando un poco sus gruesas y ásperas nalgas, empecé a untarlas de abundante saliva, para luego ir introduciendo mi pene (previo a esto lo encapuche todo (condón)), en el agujero de su culo, sintiendo una extraña sensación, ya no sentía tanto asco como al principio, pues el culo de Luis obviamente no era novato en estos menesteres y el rozar de sus paredes anales me producía cierta satisfacción, pues debo confesar que nunca había tenido sexo anal antes. Mis embestidas se hicieron mas feroces y los gemidos del viejo Krusal eran ensordecedores, si soy sincero no se cuanto tiempo estuvimos así, y algo que no me había pasado hasta ahora, sucedía, me venia la corrida, y el viejo Luis, como anticipando esto, se saco mi pichula del culo y se lo metió a la boca, tomándose toda mi leche, hecho que me dejo completamente loco, no podía creer lo que había hecho aquel sujeto.

Caí rendido a la cama, totalmente exhausto por todo el esfuerzo físico que me tomo complacer a aquel gorila blanco, el viejo se echo a mi lado, me abrazo con su enorme brazo y empezó a besar mi pecho, luego de unos momentos realmente raros para mis sentidos, nuevamente estaba mi pene dentro de su boca, el viejo Luis nuevamente me estaba dando lengüetazos y acariciando mi pichula con su lengua, pero la mayor sorpresa fue que mi instinto animal respondiera a estos instintos, pues mi miembro volvió a estar tan dura como roca, el viejo empezó a decirme melosamente:

-¡Cholito, ámame, soy tuya, soy una señorita para ti!; ¡Soy tu Puta!, - y mientras decía esto no paraba de mamármela y yo totalmente frikeado, pues no sabía que hacer o como reaccionar, pues pensé que si no decía nada, el viejo Luis se enfadaría, y eso no me convenía, así que empecé a acariciarle los cabellos, a la vez que decía:

- Sí, Desde hoy serás mi puta, mi mejor amante, y yo seré tu hombre- le dije.

- ¿No me estas mintiendo? - Me dijo el muy cabro - ¡Me encanta tu verga, me encantas tú, me encanta ser tu mujer!; ¡Sí, sigue! ¡Hazme el amor! ¡Hazme sentir mujer!...

La noche fue interminablemente larga, Luis se quedo conmigo todo el tiempo, pero al ir apareciendo el astro rey, Luis se fue cambiando, y antes de irse del cuarto, dejo sobre el buró de la habitación, 500 soles, y se fue sin voltear a verme, lo cual para mi fue un gran alivio.

Las noches que siguieron a esta no volví a ver a Luis, y aunque ya había pasado lo mas difícil, cacharme a un cabro, en los días que siguieron todo parecía normal, y hasta pintaba bien, pues solo me habían tocado clientas hembras, hasta que llego aquel jueves, un día tan igual como cuando Luis me levanto, entre a su auto y ya saben lo que paso a continuación.

Desde esa noche soy el marido de Luis, él ya no quiere que vaya a putear al parque Kennedy, pues el dinero no es problema para su economía, y para culminar esta parte de mi historia, les diré que el sinvergüenza de Luis me ha hecho entrar a su casa, con el pretexto de que soy su ayudante, y de mas esta decir que en la cama donde duerme todas las noches con su esposa, le paro rompiendo el culo, pero ustedes dirán, ¿Cuál es el drama que le toca vivir a este payaso?, tal vez no se lo imaginan, o ni siquiera lo adivinan, pero la esposa de Luis, también es mi amante...

CONTINUARA...

AUTOR: Almas en Silencio

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