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Noche de Fiesta con Carmen (1)

en Amor filial

Noche de fiesta con Carmen

Patricia es mi hermana mayor y tiene 16 años, mide 1.68cms. De tez canela, grandes ojos café, una larga melena negra y unas tetas que harían enloquecer a cualquier hombre, ella esta en quinto de secundaria, y es una de las nenas mas cotizadas (como se imaginaran) de nuestra escuela en los Olivos, donde vivimos ya hace mas de 10 años.

Me llamo Román y tengo 14 años, curso el tercero de secundaria y la verdad es que desde hace buen tiempo, no dejo de pensar en mujeres.

Mi hermana era toda una diosa a tal punto que llegó a opacar la belleza de mi amor platónico, Carmen, su mejor amiga; ella era más bajita que mi hermana, tan solo media 1.58 cms. Pero lo que no-tenia en tamaño lo tenia a los costados, ya que se gastaba al caminar un culito tan rico, que el solo recuerdo de él, me hace delirar.

Cuantas pajas no me volé por Carmen, ella y mi hermana me traían loco, cada vez que hacía el amor con mi enamorada (Paola, una chica flaca que no vale la pena detallar) solo pensaba en ellas.

En vísperas del termino de las vacaciones estudiantiles, Patricia y Carmen decidieron ir a una fiesta con unos amigos, yo por mi parte en una noche de sábado y sin ganas de ver a Paola mi "enamorada", empecé a jugar en mi PC. El ultimo juego de moda.

- Ya son las 10 Patricia, y estos imbeciles que no llegan, - decía muy molesta Carmen - ¿Qué hacemos?

- Pues ir a la fiesta solas, o esos tarados van a creer que sin ellos no podemos hacer nada.

Juan y Elber, los enamorados de turno de aquellas bellas mujeres las habían plantado, cosa que no entendí, pero a la vez alegro, ¿Cómo podían dejar plantadas a dos semejantes hembras?, estaban locos o que...

- Oye Carmen, - dije tímidamente – si yo fuera tu enamorado, jamás te haría esperar.

- Que tierno eres Román, como no conozco a un chico como tú.

- Bueno, es cosa sé suerte supongo – dije con voz muy modesta y fingida – ¿Dónde van?

- A una fiesta, aparentemente solas, pues el tarado de no aparece.

- Que pena, no deberían ir solas, ¿puedo acompañarlas?

El pedido le pareció raro a Carmen, mas después de breves segundos de indecisión, me sonrió y dijo: - Claro, seria muy divertido estar contigo. A mi hermana no le hizo tanta gracia que las acompañara, pero no dijo nada, después de todo, que le importaba yo.

Durante el viaja a la discoteca, pude apreciar mejor a mi hermana y a su amiga, y pude observar las delicadas piernas de Patricia, tan suaves y finas y, las abundantes carnes de Carmen, era un manjar a la vista; Patricia llevaba un polo que no tenía espalda y tan solo la sujetaban dos tiras, una mini falda jeans, muy ceñida a sus caderas, que llegaban hasta sus rodillas, en cuanto a Carmen, esta desalmada mujer, esta vestida con un pantalón licra tan pegado a su cuerpo que resaltaban sus enormes piernas, al igual que un polo muy ceñido que hacia notar su delgada cintura.

Cuando llegamos, se nos presento el primer inconveniente, no podíamos pasar, solo socios, maldita suerte, era uno de esos lugares de (dizque) lujo; mi hermana y Carmen estaban bastante frustradas, es en eso que avisamos a nuestro Prof. de matemáticas, ya cuarentón y algo pelado; Don Melitón.

- Que hacen aquí chicos, porque no entran.

- Hay profe, usted creé que si pudiéramos entrar estaríamos aquí – dijo mi hermana – dizque es solo para socios, y bueno como no lo somos, pues nos toca quedarnos fuera.

- Tranquilas chicas, no se preocupen, yo las puedo hacer ingresar, con la condición que me acompañen toda la noche, pues estoy solo, ¿Qué dicen?

- Bien profe, aceptamos.

Aunque la idea de estar toda la noche con el Prof. No nos hizo mucha gracia, no tuvimos otra alternativa, pues era eso o estar afuera viendo como ingresaba la gente.

Las horas pasaban y a pesar de la presencia de don Melitón, la noche era grandiosa, la música soberbia, el ambiente exquisito, y el trago no paraba de llegar, pues don Melitón no paraba de comprar y comprar cervezas, yo también con los tragos encima y algo mareado, saque fuerzas de mí interior y decidí jugármela con Carmen y la saque a bailar, aunque para estoy tuve que esperar mucho, pues le llovían pretendientes a Carmen.

- Estas muy bonita Carmen, eres la chica más bonita que jamás halla visto, la verdad es que me gustas mucho – y mientras decía esto, me fui pegando mucho mas a ella, sintiendo sus senos ( de regular tamaño) contra mi pecho.

- No sé que decir Román, la verdad es que tu no me desagradas tampoco – era evidente el estado alcohólico de Carmen – pero eres el hermano de mi mejor amiga, y además eres dos años menor que hoy...

- Tú me gustas Carmen

- Tú también Román, pero...

Ya no pudo decir mas, nuestros labios se encontraron y se enlazaron en un beso de campeonato, cuanto había soñado con ello, Carmen, Carmen, Carmen, mi mente solo repetía eso, mientras mis dedos empezaron a recorrer su espalda para masajear su tremendo culo, ahora mientras bailábamos, las manos de Carmen estaban sobre mis hombros y las mías, sobre aquellas magnificas nalgas.

Las caricias y los besos continuaron por mucho tiempo, poco a poco fui dejando desprotegida una nalga de Carmen y mi mano fue a dar a la zona prohibida, la vagina de Carmen, ella me miraba un poco sorprendida al comienzo, pero luego empezó a agitar la cabeza, emitiendo gemidos de placer, yo estaba como loco. – Vamos al baño amor – le dije suplicante.- ¡Vamos! - me respondió ella.

Nos metimos al baño de hombres cuando no hubo tanta gente, nos apoderamos de uno de los cubículos, y ahí pude dejar libre mi imaginación y mis manos, recorrieron todos los rincones del cuerpo de Carmen, que se fue a recostar en la taza del water, yo poniéndome detrás de ella, me dispuse a hacerle sentir mi grueso falo, que restregué sobre sus carnosas y ricas nalguitas, masajeándole las tetas al mismo tiempo, sin poder resistir mucho tiempo aquel cuerpo de campeonato, hice que se levantara un poco y bajándole las mallas, contemple la desnudez de aquellas nalgas que tanto tiempo me hicieron delirar; baje lentamente mi cara sobre su espalda y justo cuando mi rostro estaba en su culito, le di un beso a cada cachete y empecé a lamer su ano mientras mis dedos jugaban con sus senos.

Me puse de pie, y sacando mi verga erecta, hice que Carmen se volteara y ordene:

- ¡¡Mamamela!!

Ella obediente, de inmediato, se metió lo mas que pudo mi falo en su diminuta boca, haciéndome un mame de lujo, Carmen si que sabia sacarle jugo a cualquier hombre, pasaba su lengua de todo mi tallo, chupando cada una de mis bolas, jalando los pocos pelos púbicos que tenia, restregando su frente sobre mi vientre, y chupando, ¡¡chupando mi verga!!, que era lo mejor que sabia hacer esa diosa.

-Por favor Román, ¡¡METEMELA YA!!, te lo imploro, hazme tu mujer, - gritaba como loca Carmen, - Hazlo, pero despacito, todavía soy VIRGEN.

Esas palabras me encendieron aun más, aquella preciosa musa, por la cual tanto había soñado, tantas pajas me había corrido, ... ¡¡Era Virgen!!, no lo podía creer, terminando de quitarle la licra, me coloqué detrás de ella, con mucho cuidado, apunte la puntita de mi falo a su (aun sin explorar) cueva, desflorando a mi amada.

Carmen se quejaba un poco al principio, la sangre evidenciaba su estado, sujetando sus nalgas, la atraje hacía mí, para que sintiera lo mas que pudiera mis 17cms. De pene, cuando ya sentía que mi herramienta tocaba su útero, me quede quieto un rato, al igual que ella, para disfrutar del momento mágico de su primera vez, luego besándole la espalda, seguimos con mis acometidas, y esta vez, éramos los dos que empezamos a gemir, el placer que sentíamos era sublime, de improviso ella empezó a mover sus caderas de una forma desenfrenada, tubo un orgasmo múltiple y yo empecé a correrme en su interior sin pensar en nada, después de todo era su primera vez y nada pasaría, el placer que había experimentado me llevaba al limbo, y ambos quedamos con la vista en blanco por tanto placer.

Sentándome en la taza del baño, con Carmen entre mis piernas, esta cogió mi verga y se la metió nuevamente en su boca, y empezó otra mamada de súper lujo

- Ahora lo quieres por el culo, ¿verdad Carmen?

- Si...

Este era el momento para desvirgarla por todos lados; me ensalive la mano y empecé a masajear mi herramienta del amor, y poco a poco, abriéndome camino por esas grandes nalgas, fui a dar a la entrada de su ano, que a diferencia de sus nalgas, era bastante pequeño, vaya contraste, pero fue tan rico metersela, de a poco, centímetro a centímetro; Carmen aguantaba estoicamente, mientras mis ojos se salían fuera de su orbita, era para mí también la primera vez que me comía un culo, y vaya culito que me comí, nada mas y nada menos que de la mejor hembra que halla conocido.

Cuando Carmen se dio cuenta que mis pelotas rozaban su culo, empezó a moverse a un ritmo frenético, colosal, corriéndonos ambos de una manera espléndida.

- ¡Carmen!, ¡Carmen!, ¡Carmencitaaaaaaaaaaa!, ¡Me corrooooooooooooooooooo!,

- ¡Román!, ¡Yo también me corroooooooooooooooooooooo!

No nos dijimos mas, estuve como 5 minutos sentado en la taza del baño con Carmen sobre mi verga.

- ¡Porque no me la mamas un poquito más Carmen!

- ¡Esta bien amor!

Cuando el profesor Melitón fue a buscarnos, nos encontró a los dos, con Carmen haciéndome un mameluco de película. CONTINUARA...

AUTOR: Almas en Silencio

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