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Sexo en el messenger

en Sexo Virtual

Allá a principios del año pasado, navegando por los perfiles del MSN, encontré a una chica, se llama maría, es de Cataluña. No son los datos verdaderos pero prefiero mantener los datos en la intimidad.

En la Foto, se podía ver una chica normal, joven y bastante guapa. Le eché valor y le envié un mensaje invitándola a contactar conmigo ya que en el perfil ponía que si quería saber algo más de ella tenía que escribirle y eso hice.

Al poco tiempo al leer el correo electrónico, puede ver que tenía un mensaje de maría, diciéndome a ver si quedábamos algún día y eso pasó un día por casualidad coincidimos y comenzamos a charlar

Al principio yo la notaba muy cortada pero poco a poco se iba soltando, al igual que yo, que soy bastante malo para iniciar una conversación, pero nos caímos bien y echamos un buen rato, la verdad es que me resultó bastante simpática su manera de ser su inocencia en sus mensajes, y sobre todo lo que mas me gustó fue la foto que me mandó, Dios mío!!! Es mi musa- pensé-

Después de contarle mis desavenencias con mi exnovia, ella me contó que también había cortado con su anterior novio, ya que decía que los tíos íbamos siempre a lo mismo, a meterla y ya está.

Yo le demostré que era distinto a los demás y que a mi me gustaba ella por como era: aparte de guapa, era…… pues una chica normal!!! Que más iba a pedir!!!

Una noche, sobre la diez, contactamos en el Messenger y después de un rato de charla, la conversación se puso un poco calentita, pero ella decía que el sexo cibernético no le gustaba, y yo le aconsejé que se relajara y se dejara llevar por su imaginación.

No metimos en situación imaginándonos que yo le hacía un masaje, por la espalda, con uno de esos aceites con olores insinuantes y penetrantes, en particular era de melocotón. El olor intenso del aceite hacía elevar la temperatura de la habitación por momentos.

En un principio empecé por la espalda, músculo a músculo despacio, mi intención era la de relajarla y que se prestara a ello. Mi masaje estaba dando resultado, sus gemidos sordos de placer, hacían que yo me animara a seguir haciéndolo. Le propuse que se quitara el sujetador, para que estuviera más cómoda y aceptó.

Seguí con mi masaje hacia la parte inferior de la espalda y poco a poco y casi sin darme cuenta, le estaba masajeando sus nalgas, su culo era duro y terso y mis dedos se perdían en el interior de sus pliegues. Alucinado me quedé cuando sin decirle nada, se quitó las bragas, y fue entonces cuando me atreví a rozar sus labios vaginales, lo hice casi sin querer, no sabía hasta donde podía llegar y ella no se opuso.

Ya para entonces mi polla iba a estallar, yo también me desnudé para que ella se sintiera cómoda. Deslicé mis dedos impregnados de aceite a interior de su cueva húmeda, ella respondió con gemidos y dejándose llevar por el placer que le provocaba mis dos dedos saliendo y entrando de su vagina.

Ella hizo un alto en el camino y comentó que porqué no hacíamos esto en la bañera, llena de agua caliente y espuma y acepté de inmediato.

Mientras se llenaba de agua la bañera, la tenía de frente y sus dos hermosos y redondos pechos apuntaban hacia a mi incitando a comérmelos, su aureola rosada culminaba en un también rosado pezón, que cuanto más rozaba con mi lengua más duro se ponía.

Una vez dentro de la bañera, seguí el masaje justo donde lo dejé. Ella estaba colocada a gatas y yo desde atrás, masajeaba su clítoris y no pudo evitar tener su primer orgasmo, fue largo e intenso y me dijo que no iba a ser ella la única en correrse.

Hizo que me levantara y ella arrodillada en la bañera, comenzó a besarme el glande. Parecía que me iba a reventar, prácticamente no tenía sangre en la cabeza, toda estaba allí abajo. Mis piernas, flaqueaban cuando se introdujo mi pene en la boca, al principio poco, sólo la punta. Saboreaba como si fuera una piruleta, el blanquecino líquido que emanaba de ella. Poco a poco y para mi sorpresa desapareció dentro de su boca, iba bajando y subiendo poco a poco, pero mi calentón era descomunal y no pude aguantar más y fue la corrida más placentera que he tenido en mi vida. Limpió perfectamente de semen todo el miembro.

Una vez relajados comenzamos a besarnos como si nos fuera la vida en ello. Poniéndonos a tono otra vez. Ella me dio la espalda y apoyando sus manos en el borde de la bañera, cogió mi polla con una mano y empezó a restregarla contra su labios, inundándose su vagina de líquidos.

Se la metí sin perder más tiempo y en cada embestida ella gritaba de placer, llegando al orgasmo los dos al mismo tiempo.

Después de la experiencia le pregunté que tal le había ido y me dijo que le había gustado, aunque ella hubiera preferido haber estado de verdad conmigo. Le dije que quien sabe que el mundo es un pañuelo y quizás algún día podríamos hacer realidad esta conversación que tuvimos por el Messenger.