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El pene de mi primo (5)

en Bisexuales

¡Hola! ¿Qué tal?

Mi primo ya no veía el momento de estar dentro de Ángela. Las prisas no son buenas y yo intentaba que todo transcurriera de una forma normal, para que no se notase tanto su deseo.

Habíamos quedado con ellas, para pasar la tarde juntos, y no tardaron en aparecer en la terraza de su chalet, aunque a nosotros esos minutos se nos hicieron interminables.

Las saludamos con las manos y salimos a su encuentro a la playa. Pronto andábamos los cuatro por la orilla, entre risas y juegos con las olas sin dejar la orilla.

Mi primo manifestó su malestar ante la jugada que esa mañana habíamos perpetrado en su ausencia, diciendo que el grupo tenia una deuda sexual con el y que quería cobrar a plazo corto.

Yo les comente a las chicas que le había contado lo sucedido, que intente apaciguarlo haciéndole una mamada, pero que todavía estaba indignado por no haber contado con el.

Ángela, en ese momento, demostró que sentía algo especial por el, y que por eso se había reservado, pues manifestó que no se preocupara, que ella tenita algo muy especial para el, y que hasta que el no lo probase no lo tendría nadie mas.

Imaginar como sonrió mi primo ante aquellas palabras, su bulto crecía por momentos y como todavía estábamos en una zona en la que había bañistas, se encamino al mar para bajar su inflamación.

Y el resto lo seguimos, chapoteando en el agua, que subió de temperatura cuando nuestros cuerpos se sumergieron, ya que los cuatro estábamos muy calientes.

Dentro del agua, lejos de miradas indiscretas, cuando nos cubría a la altura del pecho, bastante distante de la orilla, pues es una playa en la que tienes que adentrarte mas de 50 metros para que el agua te cubra, nos abrazamos los cuatro, acariciando nuestros cuerpos, entrelazando nuestras piernas, para frotar nuestros penes con sus pubis, nuestros pechos con sus duros pezones, nos besamos, intercambiando fluidos que nuestras glándulas segregaban en abundancia, rozando nuestras lenguas, nuestros carnosos labios y haciendo si cabe, todavía mas pequeña, la distancia que separaba cualquier punto de nuestros cuerpos.

Ya parecía estar clara nuestra predilección, yo por Lucia y el por Ángela y aunque no eramos parejas sino cuarteto, pues disfrutábamos todos de todos, en algunos momentos clave, esa inclinación quedaba patente.

No se lo que Ángela hacia con mi primo, lo que si se es lo que Lucia comenzó a hacer con mi polla, en un rápido movimiento me despojo del bañador, que me entrego para dejar sus manos libres, y comenzó a pajearme bajo el agua.

Sentir su mano en mi miembro, subir y bajar la piel que tapa mi glande, que alternativamente quedaba expuesto a la distinta temperatura; sentir su otra mano en mis nalgas, acariciándolas e introduciendo sus dedos hasta tocar mi ano, es una sensación indescriptible.

Me susurraba al oído que la había hecho mujer, que había disfrutado mucho y que quería hacérmelo pasar muy bien durante todo el tiempo de nuestras vacaciones.

No tarde en correrme, siendo muy abundante la lechada, pues el grado de excitación fue tremendo. Mi columna lumbar se estremeció, una corriente seminal, muy ardiente, paso por mi pene, lo que al estar dentro del agua a menos temperatura, se hace mas patente, y tras cinco o seis embolazos, vacié mis depósitos.

La abrace con todo el cariño que se puede demostrar y la bese con pasión.

Continuara