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Tuya por siempre

en Erotismo y Amor

Sonó el móvil, al ver quien llamaba, la temperatura de su cuerpo subió, no podía creer que ese hombre la llamara, después de tantos meses sin saber de él.

-Aló....hola, que tal?..... si, claro que me acuerdo de ti, eres el chico que conocí en la disco hace unos meses, Héctor verdad?....si, suelo tener buena memoria...Mañana por la noche?...si claro.....si, conozco ese Púb.....A las once, estupendo, allí nos veremos, hasta mañana entonces. Ciao.

Colgó el teléfono y miro a su amiga perpleja.- ¿ Te acuerdas del chico que conocimos en el Divino?.-Si.- Contesto su amiga expectante,

-Pues acabamos de quedar en vernos mañana.- Ya lo oí, chica que suerte tienes,¿ y que más te dijo?.

-Pues que no había podido llamarme antes porque estuvo fuera del país por unos meses, y que no se había olvidado de mí, que él pensaba que yo de él si, y eso que quería verme, así que hemos quedado mañana.

- No!, si las hay con suerte, porque hay que ver como esta el muchacho.

- No seas boba Sonia, tampoco en para tanto.

- Que no es para tanto dice, si la vez que lo conocimos solo te faltaba babear por él.

- ¿ Tanto se notó? –jajaja.

- Pues si niña, ¿ Así qué mañana tienes planes, por lo que veo?

- Ay, ya estoy nerviosa, no sé que ponerme, no quiero que piense que voy pidiendo guerra, ni tampoco que soy una mojigata.

- Tu por eso no te preocupes, tenemos toda la tarde para ir de tiendas, tu déjalo en mis manos.

- Jajaja, que miedo me das cuando te pones así.

- Venga vamonos.

Esa tarde Sonia y Sandra estuvieron mirando escaparates, probándose ropa, Sandra no terminaba de dar con el conjunto adecuado hasta que vio un vestido precioso; era negro, hasta los pies, con una abertura en la pierna derecha que llegaba casi hasta la cadera, no tenia escote por delante, pero al dar la vuelta el escote dejaba ver su espalda en toda su plenitud.

- Sandra con este vestido le vas a dejar sin palabras.

- Eso pretendo Sonia, que la primera imagen que vea de mi no se la olvide por el resto de su vida.

Esa noche Sandra no conciliaba el sueño, dio muchas vueltas en la cama, se despertaba cada hora, parecía una niña de 15 años que en su vida no había tenido una cita, pero esa era la primera después de tantos meses sola.

A la mañana siguiente se levanto como si hubiese estado toda la noche de parranda, con un tremendo dolor de cabeza. Llenó la bañera de agua, y se sumergió en el agua tibia. Estaba totalmente relajada, casi no pensaba, tenia la mente en blanco, hasta que de la nada, apareció la imagen de Héctor en su cabeza, lo veía sonriente, con el torso firme y moreno desnudo, le decía palabras dulces al oído mientras la acariciaba la mejilla, esa imagen hizo que se excitara, y con los ojos cerrados, para que se le escapara esa imagen, comenzó a acariciarse, rozo sus pechos, apretó sus pezones rozados y respingones, bajo una de sus manos hasta su vientre y jugueteó con su ombligo, siguió descendiendo y se topó con su vulva, donde asomaba su clítoris pletórico, como capullo en flor, esperando recibir esas caricias que tanto anhelaba, friccionó de arriba a bajo suavemente, una y otra vez, hasta que introdujo uno de sus dedos, gimió, no dejaba de pensar en Héctor, esa imagen no se le iba de la mente, se tocaba pensado que era él quien la hacia sentir tanto placer, eso la excito aun más, se introdujo otro dedo, y comenzó una danza deliciosa, gemía, se mordía el labio inferior, pronunciaba su nombre en voz baja, casi en un susurro, y llego a un orgasmo cósmico donde se contrajo todo su cuerpo, siguió en la bañera unos minutos mas, hasta que el sonido de su móvil la hizo volver a la tierra, salió corriendo, empapada, y se puso una toalla por encima.

- Héctor, hola.....Estaba en la ducha....jajaja...Si quieres, esta noche te lo cuento...jajaja... No puedo, ya se me hace tarde y tengo que ir a la oficina...Si ya lo siento, hubiese sido fantástico desayunar contigo, pero el deber me llama...jajaja, si, soy una chica aplicada, en todos los aspectos...jajaja...Ok, esta noche nos vemos...Yo también estoy ansiosa...Ok, hasta la noche entonces, un beso...jajaja, donde tu quieras, ciao.

Se termino de arreglar y salió de casa sonriendo, se subió al coche y se dirigió a su trabajo. Al llegar, Sonia la esperaba con una sonrisa en su despacho.

- Veo que amaneciste con buen animo.

- Hace un momento me llamo Hector.

- Pues si que esta interesado el muchacho, ¿ Y que quería?

- Que desayunara con él.

- Ah!, pero ¿ Hoy o mañana?- Preguntó Sonia con una sonrisa burlona.

- Hay que ver que a veces eres muy mal pensada- respondió Sandra sonriendo- Vamos anda, dejémonos de cháchara y a trabajar, que no quiero dejar nada pendiente para mañana, ¿ Qué tenemos hoy?

- Pues bien, ha llamado muy temprano el jefe de ventas, quiere el inventario de la cosmética encima de la mesa para esta tarde a mas tardar.

- ¿ Esta loco?, ¿ Cómo quiere que haga eso en un día?

- No se preocupe ¡ Patrona! Me adelante y he hecho la mitad del trabajo, asi solo nos queda la otra mitad, que para la tarde imagino este terminada.

- A parte de ser la mejor secretaria del mundo, eres la amiga más cojonuda que tengo- Dijo Sandra dándola un beso en la mejilla.- Pues manos a la obra.

Durante todo el día, no se acordó de Héctor, puesto que tenia demasiado trabajo, así que cuando llego la hora de acabar, Sonia y ella se dirigieron al bar de siempre a tomar algo antes de ir a sus casas.

- Bueno, ya llega el fin de semana y algunos ya tienen planes- Dijo Sonia dándole un sorbo a su cervecita fría.

- ¿ Cómo que algunos? ¿ Tu no tienes ningun plan?- Le preguntó Sandra encendiendo un cigarrillo.

- Ninguno amiga, no sé que pasa últimamente que ningún hombre me invita ya a tomar una triste copa.

- Mujer, en eso tienes tu la culpa, ¿ A cuantos has rechazado ya?

- Ya, ya lo se, pero la verdad es que se dan por vencidos muy fácilmente, una se hace de rogar para que no lo tengan tan fácil, y enseguida se retiran.

- Eso es porque estas demasiado buena, y cuando les dices que no, después de los que les ha costado decidirse, piensan que ya no tienen ninguna otra oportunidad.

- ¿ SÍ, verdad?

- Claro mujer.

- Bueno pues al primer hombre que se me acerque y me diga algo, no se me escapa.

- ¿ Ah sí? Pues vete preparándote, porque un hombre se acerca detrás de ti...no, no mires ahora, no esta nada, pero que nada mal, y viene sonriendo, pero bueno si es Carlos, el jefe de ventas.

- Me estas vacilando, y ya sabes que no me gusta.

- Bueno, lo que tu digas.

- Hola chicas.

- Hola Carlos- saludó Sandra con la mejor de sus sonrisas, Sonia dio un respingo en la silla y se giro algo nerviosa.

- Hola Carlos- dijo- ¿ Quieres sentarte a tomar algo?- Sandra la miro con los ojos abiertos como platos. Sonia la miro y la guiño un ojo.

- Si no os importa.

- Que va para nada- dijo Sonia ofreciéndole una silla a su lado.

- He revisado el inventario y he visto que este mes las cosas no han ido nada mal- Dijo Carlos mientras hacia un gesto al camarero para que se acercara.

- A decir verdad no, las ventas han incrementado bastante este mes, parece que a las mujeres les ha gustado este nuevo lanzamiento de crema facial- Dijo Sonia cruzando las piernas y encendiendo un cigarrillo.

- Esa es buena señal- respondió Carlos sonriendo a Sonia- Si las cosas siguen así, en muy poco tiempo seremos él numero 1 en cosmética.

- Ay! Dejar de hablar de trabajo, me aburrís- interrumpió Sandra- Hoy es viernes, dime Carlos, ¿ no tienes ningún plan para esta noche?

- Pues la verdad es que no, con tanto trabajo, no tengo tiempo ni para mí.

- Ya somos dos- Dijo Sonia viendo que esa seria su oportunidad.

- No me puedo creer que una mujer tan linda como tu no tenga planes para el fin de semana.

- Pues créetelo, como siga así, me encierro en un convento de clausura.

- Jajaja, mujer no será para tanto.

- Si, si que lo es Carlos- dijo Sandra- Hace un momento, hablábamos de ello, que no es normal que esta mujer siga así.

Sonia le lanzo una patada por debajo de la mesa.

- Ay!

- Entonces si tu no tienes planes, y yo tampoco los tengo, ¿ Por qué no los tenemos juntos? Te invito a cenar esta noche- Dijo Carlos dirigiéndose a Sonia con una sonrisa.

- No sé, mira que no es bueno mezclar, trabajo con placer...

- ¿ Quién dijo esa tontería?. Preguntó Carlos con una carcajada.- Venga mujer, si yo soy bueno, te prometo que no te morderé, solo será una cena inocente.

- Bueno si insiste, pero me tienes que dejar a las 12 en casa, sino se acaba el hechizo y me convierto en cenicienta.

- Jajaja, como tu quieras, entonces te paso a buscar a las 9 a tu casa. Chicas ha sido todo un placer, Sandra nos vemos el lunes, Sonia, te veo esta noche. Y dándolas un par de besos se marcho.

- Tía estas loca, ¿ Cómo se te ocurre?

- ¿ No decías que el primer hombre que se te presentara no se escaparía?

- Ya, pero es Carlos, el jefe de ventas, nuestro jefe.

- Mujer te ahogas en un vaso de agua- Dijo Sandra sonriendo y mirando el reloj.

- Dios, que tarde es, todavía tengo que llegar a casa y arreglarme y todo.

- Niña, son las 7 hasta las 11 que has quedado tienes tiempo de sobra.

- Eso no te lo crees ni tu, me tengo que restaurar de pies a cabeza.

- Jajaja, estas mal de la cabeza.

Mientras Sonia pagaba la cuenta, a Sandra la sonó el móvil.

- Héctor que sorpresa! Ahora me dirigía a casa a prepararme....¿Ahora?, que va, imposible, como ya te dije todavía no he llegado a casa....¿ Qué me invitas a cenar?....Bueno dame un par de horas... A las 9 en Bellucci. Ok allí estaré, un beso. Ciao.

- Niña me acaba de llamar Héctor, que me invita a cenar, a las 9....No me dará tiempo, me voy pitando, mañana te llamo y te cuento, y me cuentas claro. Y dándola un beso, salió corriendo y se subió al coche.

Llego a casa y se metió en la ducha, se vistió, se preparo, se maquilló y a la 8.30 salía por la puerta de casa, antes se dio el ultimo repaso en el espejo del recibidor, estaba deslumbrante, se había puesto el vestido que había comprado el día anterior, unas sandalias con un tacón de vértigo, se los puso porque le vino a la memoria que Héctor era bastante mas alto que ella, se hizo un recogido y solo se puso unos pendientes largo que la llegaban hasta los hombros, no llevaba abrigo porque estaban en pleno verano. Se subió al coche, se dio un ultimo retoque a los labios arrancó y se dirigió al centro. A las 8.45 aparcaba el coche en el parking de la plaza mayor, y temblorosa y con las manos sudorosas se dirigió al restaurante.

Al entrar un camarero la salió al encuentro- Buenas noches señora, tiene mesa reservada.

- Si, me espera el señor Héctor.

- Si por supuesto, sígame.

Siguió al camarero hasta llegar a la mesa donde las esperaba Héctor. EL corazón le iba a mil por hora, no sabia como actuar. Cuando llegaron el camarero se aparto y pudo ver a Héctor de pie, esperándola con una sonrisa maravillosa, eso la derritió, el se acercó y la beso en la mejilla.

- Estas fantástica,- la dijo al oído.

- Gracias, no sabia que ponerme- respondió temblorosa, no se explicaba como ese hombre podía causar ese efecto en ella, no era la primera cita que tenia- vamos Sandra reacciona- pensó.

- Así estas espléndida dijo, mientras apartaba una silla para que pudiera sentarse.

Después de elegir el menú y pedir el mejor vino que tenían, comenzaron una charla amena.

- La verdad, me costo mucho decidirme a llamarte, no sabia si te acordabas de mi.- Dijo Héctor, mientras tomaba la copa de vino en la mano.

- Yo estoy sorprendida de que te acordaras de mi después de tanto tiempo que nos hemos conocido.

- ¿ Cómo no me voy a acordar? Si me quede prendado de ti en cuanto te vi, bailando en mitad de la pista con tu amiga, tan sonriente.

Sandra se ruborizo y dio un sorbo a su copa para esconder sus mejillas, que seguro estaban rojas como un par de tomates.

- Siempre voy a esa disco con mi amiga los fines de semana.- Logró decir para romper el silencio que se había formado.

Charlaron animadamente, de sus vidas, sus experiencias con otras parejas, de trabajo y en un momento de la conversación, a Sandra le pareció que estaban solos en mitad de aquel inmenso comedor, para ella no existían las otras personas, solo él, esa dulce sonrisa, esos ojos que la penetraban hasta lo mas profundo de su alma, imaginó esos labios besándola apasionadamente, y en el letargo de su pensamiento noto como Héctor la tomaba de la mano y la decía:

- Cuando quieras nos podemos marchar.

Ella se levanto de la silla y enseguida noto que las copas de vino habían hecho efecto, comenzó a reír y algo mareada le dijo:

- ¿ Que me has dado para beber? Madre mía, casi no veo.

- Tranquila, no pasa nada, ahora con el aire fresco de la calle se te pasara.

Ella seguía riendo y aquella situación le pareció cómica a Héctor que enseguida se unió a las risas. Salieron a la calle y notaron la brisa cálida en la cara.

- ¿ Quieres que vayamos a tomar algo, o prefieres dar un paseo?

- Demos un paseo mejor, que yo en este estado no puedo ir a ninguna parte.- dijo sin dejar de reír.

El la tomo del brazo y fueron paseando por el paseo marítimo, hasta llegar a una pequeña playa, decidieron seguir paseando por la orilla del mar, y seguir hablando.

En un momento de la conversación Sandra se alejo de la orilla y se sentó en la arena.

El la siguió y se sentó junto a ella. Se produjo un silencio y en ese instante para ninguno de los dos existía nadie mas, solo ellos sus emociones, sus sentimientos, ella casi podía oír los latidos de su corazón, era un momento mágico, se podrían pasar así la vida entera, en ese mismo momento, ella supo que quería pasar el resto de su vida junto a ese hombre, él casi intuyendo su pensamiento, la tomo de las mejillas y la besó, fue un beso dulce, tierno, casi fraternal, Sandra acaricio sus cabellos y así estuvieron largo tiempo, queriendo congelar ese momento eternamente.

Al separarse se miraron a los ojos y ella sonrió.

- ¿ Quieres que vayamos a mi piso?.- le pregunto el algo dudoso, porque no quería que pensara que ella para el era solo un triunfo mas.

- Si, no es mala idea, ya empieza a refrescar y tengo frío, se levantaron y el le ofreció su americana. Ella se la puso y pudo sentir su aroma, cerro los ojos y respiró profundamente. No tuvieron que recorrer mucho, porque el piso de Héctor estaba a línea de playa.

Subieron hasta el décimo piso y entraron en una de las puertas del largo pasillo. Al entrar ella pudo ver que era un pisito muy coqueto, casi femenino para un hombre soltero, pensó que quizá habría vivido allí con su anterior pareja.

Héctor la quitó el abrigo y lo deposito en unos de los sillones que había en un rincón. Encendió alguna que otra lámpara lo que dio al piso un toque de erotismo.

Puso la cadena de música y fue a la cocina, a la vuelta trajo dos copas y una botella de champán.

- No quiero que pienses que esto lo hago a menudo, es la primera vez que traigo a una mujer a mi casa, normalmente, y espero no te moleste a mis ligues de una noche las suelo llevar a un hotel.

- Hector yo la verdad no estoy para pensar, únicamente puedo pensar en ti y en mi y en lo que esta sucediendo. Yo tampoco suelo ir a la casa de un desconocido en la primera cita, pero no se que me has hecho, que clase de bebida me has dado en cena, que me tienes totalmente hipnotizada.

Hector río, pensado que era la mujer mas divina que había conocido. La volvió a tomar entre sus brazos y esta ves la beso con mas pasión, ella se entrego por completo. Comenzaron a danzar mientras se besaban, él la tomó por la cintura y la elevó.

- No te he puesto nada en la bebida para tenerte hipnotizada como dices, pero tu ami me has vuelto loco de pasión, jamás he deseado tanto a una mujer como te deseo a ti. Esas fueron las palabras mágicas para que ella se encendiera como una llama.

- Quiero que me hagas el amor, que me hagas tuya hasta el fin de mis días, me has convertido en tu esclava y nada ni nadie podrá separarme de ti, no sabes en el lío que te has metido conmigo.

Los dos rieron y al final cayeron sobre la alfombra. Comenzaron a besarse frenéticamente, ella dejo atrás los temores, las dudas, los complejos, se entrego en cuerpo y alma, el por otra parte estaba pletórico, sabia que había encontrado al amor de su vida. Sus manos subieron por sus piernas arrastrando el vestido y dejando a la vista sus magnificas piernas, firmes, bronceadas, ella se sentó frente a el y le quito los botones de la camisa uno a uno. Le beso el torso, ese torso que ella esa misma mañana había imaginado firme y moreno y a juzgar por lo que vio su imaginación no la defraudó. Le mordisqueo los pezones, jugo con su ombligo.- Me vas a matar, dijo él con un suspiro. La quité el vestido por completo y dejo al descubierto su desnudez, era magnifica, sus senos firmes y redondos, su cintura estrecha y deliciosa y sus caderas que incitaban al pecado, la tumbo en la alfombra y con sus labios cubrió cada parte de su piel, hasta llegar a ese sitio escondido y tan deseado, esperando a ser liberado de la minúscula tela que lo cubría, con los dientes le arrebato el tanguita, y pudo ver su sexo, tan perfecto y delicado. Lo beso como si de un bebe se tratase, para luego darle el placer que anhelaba, Sandra arqueó su cuerpo al recibir tanto placer, pronuncio su nombre y el llevo una mano a sus labios, ella introdujo un dedo en su boca y eso provoco que Hector se excitara aun mas. Cuando ella llegó al orgasmo se levantó y se dirigió al sofá, donde con un gesto del dedo índice le indico a Héctor que la siguiera, se veía tan hermosa, que el no se hizo de rogar y la siguió como un corderito, hizo que se sentara y ella se arrodillo, al sentir el roce de sus labios en su pene, Héctor ahogó un gemido, las tomo de entre los cabellos dulcemente y ella le deleito con la maestría con que dominada su lengua y su boca, cuando noto que el llegaba al clímax se levanto y se sentó frente a él, poco a poco fue introduciendo su pene hasta que su vagína se amoldo a el, comenzaron el ritual del amor, era una danza erótica, suave y asi con toda la pasión que ambos podían dar el uno al otro llegaron al orgasmo mas maravilloso que habían tenido a lo largo de sus vidas, ese momento lo recordarían siempre.

A la mañana siguiente ella despertó entre sabanas de seda, buscando Hector con las manos, pero no lo encontró, en su lugar había una nota que decía:

- Buenos días amor, no te asustes, no pienses que he salido huyendo, solo que ha surgido un imprevisto y he tenido que salir, si quieres espérame, no tardaré en llegar. Siempre tuyo. Hector.

Continuará...