El sol relucía, hacía calor. Subí en el taxi y dije la dirección, me acomodé en el asiento, me esperaba un viaje algo largo.
Espero algún día, poder ordenar mis recuerdos, mis pensamientos y encontrar las palabras para conseguir plasmar esta historia en unas páginas.
Pasamos toda la noche hablando, riendo, recordando conversaciones pasadas. Existía una química entre nosotros palpable. De vez en cuando jugaba con mi pelo rizado, me acariciaba la mejilla, yo le abrazaba,a medida que pasaban las horas nos sentíamos mas atraidos el uno por el otro.
Abri los ojos, tenia delante de mi una cara conocida, mi amiga Cristina, me quedé de una pieza, sus labios dibujaban una sonrisa perversa, se apartó hacia un lado para que pudiera ver mas.
Una de esas noches desperté en una cama extraña para mí, me dolía la cabeza, sudaba a mares, todo me daba vuelta, extendí los brazos y note un cuerpo igual de sudoroso a mi lado.
No daba crédito a lo que estaba sucediendo, todo comenzó como un juego y está terminando en una autentica orgía entre amigos.
Bajó hasta su vulva caliente y palpitante e introdujo un dedo, mientras que con la lengua daba lametaditas deliciosas al clítoris, Mónica terminó de quitarse el vestido y arqueaba su cuerpo, subiendo la pelvis para sentir mas placer si cabía.
Elisa se sonrojó, sabía que era un casanova, pero no la importaba, podría ser un fugitivo y estaría dispuesta a huir con él y ser su cómplice.
Es la letra de una canción de David Bustamante. Espero que os guste tanto como me gusta a mi. Un beso.
Ayer reviví los momentos que juntos pasamos y cómo nos amábamos, con tanta pasión que podríamos partir el mundo en dos.
Este es el desenlace de mis dos ultimos relatos, La cueva de las maravillas y Noche en el garaje, espero que lo disfruteis, tanto como yo disfute ese verano. Besos.
Comencé un sube y baja sensual, arqueando la espalda, con la cabeza hacia atrás y con los ojos cerrados. Nuestras respiraciones y gemidos no nos permitieron oír como abrían la puerta.
Eduardo me levantó en brazos y me llevo hasta una de las cuevas que habían en la playa.
Era un día como otro cualquiera, encendí el ordenador, puse un cd de el grupo Sin Bandera e inicie sesión en mi messenger. De inmediato se abrió una ventanita en la que decía que alguien quería ser agregado a mi cuenta. Lo acepté mas que nada por curiosidad, sabía perfectamente de donde había conseguido mi cuenta, eso no lo dudé.
Su manos recorrieron cada centímetro de su piel, respiró su aroma, olía a él, a su gel de baño, eso le gustó. Ella solo podía sentir, no pensaba, solo sentía placer, ¿ Cómo ese hombre podía excitarla tanto con tan solo acariciarla? - Hazme tuya, no prolongues mas esta tortura, quiero sentirte dentro de
Sonó el móvil, al ver quien llamaba, la temperatura de su cuerpo subió, no podía creer que ese hombre la llamara, después de tantos meses sin saber de él.
Me fui al baño y al poco rato aparecio mi cuñada, estabamos solas y paso el pestillo de la puerta. Me acorralo contra la pared y me pregunto, ¿Asi que estas cachonda? Yo la sonrei, A ver si esto te baja la calentura Sus manos aprisionaron mis tetas y me beso profundamente, me metio su lengua y yo introduje la mia, yo le puse las manos en su espléndido culo y comence a amasarla, como si masa de harina de tratara.
Era una muchacha joven, bonita, un cuerpo delicado y precioso, sus senos eran grandes, ligeramente caídos, sus labios incitaban al pecado, cuando entró a trabajar en la familia, todos los miembros masculinos, hacían lo imposible para agradar a la muchacha.
Se ruborizo, ese hombre la hacia estremecer, pensó en las maravillas que podrían hacer juntos bajo unas sabanas al calor de una chimenea, como sus cuerpos se buscaban, se deseaban... . Se levantó del taburete, dejando atrás esos pensamientos, que no la dejaban pensar con claridad.
Nunca se quitó la venda, porque esa era la línea divisoria entre el sueño y la realidad. Amaba a ese hombre, pero tenia que callar, y vivir con ese amor en silencio toda la vida.