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La Graduaciòn

en Confesiones

Hola voy a empezar por presentarme mi nombre es José, tengo 21 años y me gusta disfrutar la vida a todo el máximo que pueda.

Bueno mi vivencia lo voy a iniciar desde que conocí a Valeria, una chica escultural de cabellera larga, ojos claros, una cintura que cualquier modelo envidiaría, y con unas protuberancias dignas de una Diosa, bueno Valeria era mi compañera de clase a la cual siempre había admirado ya que como les cuento era toda una escultura al morbo.

Una vez estando en clase nos toco un tema a exponer juntos, en efecto, era una oportunidad para poder tener más tiempo a solas con mi muy buena amiga Valeria, una vez poniéndonos de acuerdo para ver en donde nos veríamos para empezar a trabajar, llegue a su casa a la hora pactada sin saber lo que iba a suceder esa tarde.

Afortunadamente no era mucho lo que teníamos que hacer, antes de terminar el trabajo, su mama que era la única que estaba en casa, aparte de nosotros dos, tuvo que salir dejándonos a cargo de la casa, una vez terminado el tema, teníamos mucho tiempo para perder a si que ella propuso ponernos a ver una película, y adentro del clímax de la película, que por cierto era de temática erótica, nos empezamos a besar como si fuéramos amantes de por vida todo inicio cuando ella se quiso recostar en mi dorso pero resbalo quedando los dos a escasos centímetros de separación entre nuestros labios, eso fue el detonante que nos dio la pauta para proseguir a términos mayores.

Al momento de besarnos por primera vez sentí como por mi miembro comenzaba a llenarse de sangre y así acrecentar su tamaño hasta tener una erección digna de cualquier semental, ella no puedo evitar ver mi muy pronunciado pena a si que ella tomo la iniciativa llevando su mano hacia tal bulto, lo hacia con tal delicadeza aun sobre la ropa que llevaba, que yo ya quería tenerla dentro de ella así que sin más me levante y la recosté sobre l sofá, al no obtener resistencia por su parte, continué con lo mío desabrochando su ropaje, lo hacia tan suavemente que a cada rozón que daba mi piel con la suya, se dejaba oír un gemido que hacia acrecentar mi miembro aun mas.

Solamente la había dejado con su conjunto de ropa interior, que a pesar de tenerlo no dejaba nada a la imaginación, yo ya estaba sin camisa y con los pantalones desabrochados sobre ella dispuesto a penetrarla de tal manera que la quería partir en dos, ella al ver ya mi miembro sin tanta ropa encima se levanto con un movimiento tal que me hizo caer ya sin ningún tipo de ropaje, el estar ya ella controlando la situación comenzó a lamer mis testículos que yo sentía nada mas que una necesidad tremenda de correrme pero al parecer no era la primera vez que lo hacia con una destreza tal logro contener toda la leche que ya estaba lista para ser expulsada de mi ser.

Ella comenzó a subir besando suavemente todo mi cuerpo hasta que llego a mi cuello donde yo hice coincidir nuestros labios para saciar el antojo de probar sus carnosos labios el contacto de mi pene con sus muslo me hacia desear mas el ya tenerle penetrada a si que lentamente fui desalojándola de su braguita mientras ella hacía lo mismo para mostrar sus senos en todo su esplendor.

Así que recostados ella sobre mi ella se acomodo para que la primera penetración fuera tan suave pero a la vez tan efusiva, en donde dejáramos ir todo lo mejor de nosotros, fueron momentos inmemorables pero yo quería ver mas de su cuerpo, quería disfrutar tal ese momento que mi primera acción fue voltearla y poner la en cuatro puntos, en tal posición yo tenia el control de los movimientos de mete y saca, ya teniendo su muy buen trasero chocando contra mi pelvis decidí intentar algo mas, y comencé a estimular su ano de tal manera que ya podía introducir con gran facilidad dos dedos y sin ninguna advertencia le deje ir todo mi pene erecto por tal orificio que solo se escucho un grito de dolor y gusto que me éxito aun mas después de un momento intentamos otra posición con tal de darnos gusto uno a otro.

Tanta fue la pasión que teníamos en ese momento que nunca nos dimos cuenta de cuanto tiempo había pasado, así que por miedo a que fuéramos a ser sorprendidos comenzamos a darnos placer mutuamente llegando a la posición denominada como el 69, ella comenzó a darme una mamadas que no aguante mucho chorreándome todo en su boca y ella sin mas bebió todo lo que yo le entregaba, en cambio yo tome todo el néctar que salía de entre su muy bien rasurada entrepierna; después de tanta satisfacción los dos decidimos tomar un baño rápido para quitar toda prueba que nos pudiera delatar.

Una vez ya estando nuevamente en la sala retomamos el tema de la película como si nada hubiera sucedido.

Llego el día de la presentación del trabajo, todo salió perfecto, terminamos nuestros estudios nos dejamos de ver por un tiempo, y ahora vivo con la mujer que me hizo conocer lo que es paraíso a penas a mis 16 años, su nombre es Valeria mi esposa amante y amiga.