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Mi compañerita de estudio... (2)

en Sexo Anal

"Mi compañerita de estudio…" (2º parte)

Para los que leyeron la primera parte en la sección Primera vez, hoy les voy a contar un poco más de mis tardes de estudio con mi compañerita…

Luego de esa primer experiencia oral, ambos quedamos satisfecho y conforme, pasó más o menos una semana y repetimos la experiencia, esta vez fue más placentera que la primera y sin saberlo terminamos en un 69, fruto de seguir nuestros propios instintos y dejarnos llevar por la calentura del momento, de esa manera seguimos repitiendo nuestras tardes de estudios y perfeccionamos nuestras técnicas orales.

Hubo un intermedio donde por esas cosas de la vida ambos nos conformábamos con lo bien que la pasábamos, pero todavía quedaba el pendiente de que ambos queríamos poder hacer uso de nuestros sexos y el destino estaba dicho que ambos no podríamos ser dueños de nuestras virginidades. Un sábado en una fiesta en casa de unos amigos hice mi debut con otra de mis compañeras de curso, pero esa es otra historia, solo hice la aclaración para que quede claro que mi primera vez no fue precisamente con mi compañerita de estudio.

Los 69 que practicábamos eran parte de alguna poesía de Neruda y no me costó mucho encontrar el agujerito de más atrás. Un día mientras jugueteaba por sus intimidades aventuré mis exploraciones un poco más y mi lengua fue a parar justamente al agujero negro y cuan grande fue mi sorpresa cuando noté que dio un pequeño salto, el movimiento de mi lengua repitió su recorrido y nuevamente un respingo de su parte, digamos que me hice el distraído como quien no había descubierto nada del otro mundo, pero en realidad me interesé mucho por seguir jugando por esos lados. Los roces de mi lengua, de ser por casualidad pasaron a ser más continuos y prolongados, rocé, toqué, besé, lamí, chupé, succioné y penetré con mi lengua cada milímetro de esas partes y sin que me esforzara demasiado fui premiado con varios deliciosos orgasmos, primero muy suaves y disimulados, pero a medida que iban llegando a la fiesta los invitados sus chupadas y lamidas a mi pene se hicieron mas profundas y húmedas, al igual que su cueva iba quedando encharcada de jugos que salían y sus sacudidas también eran mas marcadas.

De esa manera, charlando sobre lo que había sentido y experimentado, ambos llegamos a la conclusión de que podríamos intentar la penetración por su culo y gozar sin poner en riesgo su virginidad que como ya dije, estaba controlada por la ginecóloga. Los días pasaban y cada vez yo jugaba mas con el agujerito que sería el estuche que estrenaría y que a la vez sería mi primera vez en el culo de una mujer. Ustedes quizás dirán como dieron vueltas, pero la verdad que preferí tener paciencia y prepararlo bien, como dice el dicho, "Con paciencia y saliva, el elefante se cogió a la hormiga" y les diré que no me arrepiento de haberlo hecho esperar y de esperar yo mismo. La tarde en cuestión se presentó un día cualquiera, no habíamos planeado ni día ni hora, pero sabíamos que algún día sucedería y así fue.

Terminamos la tarea y nos pusimos a jugar como ya era parte de una rutina que no nos molestaba, ese día los besos eran otros, las caricias también y nos dejamos llevar sin más decir que la pasión y la calentura nos arrastró. Me besó de cabeza a pies y de pies a cabeza y yo le retribuí de igual manera, cuando comenzó con su mamada, no era la de las veces anteriores, podría decir que hasta se inspiró en su tarea, me besaba la punta, abría la boca y luego lo tragaba, lo retenía dentro de su boca, para luego hacerlo salir, llegar hasta la punta y bajar por el costado chupando como si alguna gota de helado correría a través del tronco de mi pija y yo en la mismísima gloria, ese procedimiento lo siguió haciendo hasta que notó que mi respiración anunciaba que en cualquier momento iba a llegar mi orgasmo y no estaba errada, esa sensación de que sube y uno ya no puede controlar el lechazo me vino y gran parte de toda mi leche fue a parar dentro de su boca y otra parte decoró su cara, su garganta y sus pechos.

A todo esto mis labios comenzaron a devolver el placer que todo mi cuerpo había recibido, no le mezquine besos por ningún lado del cuerpo, mi lengua jugaba a dibujar y hasta escribía cada una de las cosas que iba haciendo por cada centímetro de su piel, cuando pasé por sus pechos, le di sus buenos minutos de dedicación, sobre todo en la parte baja, entre el pezón y el lugar por donde pasa el elástico del corpiño, un lugar olvidado por muchos pero que a la mayoría de las mujeres la pone a mil, baje por su abdomen jugué a gusto y placer con su ombligo y sin mediar perdones, me dirigí en línea recta al lugar donde se unen las piernas, no voy a decir que la besé, tengo que decir que me la comí toda, su clítoris fue acusado y lo puse en prisión perpetua en mi boca, con mis dedos la pajeaba con mucho cuidado para no romper su himen, pero nada suave, porque la cosa no estaba para las suavidades, con sus propios jugos comencé a lubricarle el agujerito del culo y de a poco fui metiendo uno de mis dedos el cual acompañado por el ritmo de mis lengüetazos fue haciendo que sus esfínteres comenzaran a ceder, después de un largo rato ya con más tranquilidad de su parte fueron dos los dedos invasores que llegaron a adueñarse de sus partes más profundas.

Los flujos que salían de su conchita, mezclada con mi propia saliva fueron mejor que la vaselina misma, mi pija nuevamente se puso en actitud de quiero guerra y para ese entonces estaba totalmente lubricada por sus propios líquidos pre-seminales, que para mi eso era igual a decir que también estaba con la mejor lubricación natural. Mis dedos iban y venían a su antojo, con mi otra mano apoyada en su cintura solo hice un poco de presión para que ella se de cuenta de que tenía que girar, se puso en cuatro patas como se dice, apoyo su cabeza en la almohada y con su manos me ayudo un poco a mantener abierto esos cachetitos que ocultaban mi premio a la paciencia. Saqué suavemente mis dedos y con mi otra mano agarre mi pija y la dirigí al lugar que tenía reservado con servicio de frigobar incluido. Apoyé la punta en la entrada y presione un poco, el trabajo de la paciencia se hizo notar, pues de dolor ni un comentario y la punta paso sin mucha resistencia, por las dudas hice una pausa de paso contenía mis ganas de acabar, hice otro poco de presión y de ahí no pare hasta casi llegar al final, un leve quejido, no se si de dolor o de placer me detuvieron unos segundos, luego el último empujo y mis huevos hicieron tope por primera junto a la entrada de su concha,

La ida y vuelta, el ir y venir, el mete y saca, como quieran llamarlo, se sincronizó muy rápido, su cuerpo se obsesionaba por chocar contra el mío y yo no hacía nada por impedirlo, con una de mis manos busque por instinto su conchita y mientras le daba para atrás y para adelante, con mis dedos comencé a amasarle el botoncito que ya tan bien conocía y que no tardó en hacer el efecto buscado por mí, una serie de temblores me decían que su orgasmo estaba en la lista de los presentes y la lista era un poco larga. Para todo esto ya mis ganas de descargarme también me habían vuelto y no dudé en dejarme ir dentro de sus intestinos…, que manera de acabar…!!!!, en un momento dado creo que se me nubló la vista, hasta mis fuerzas me abandonaron sin previo aviso. Lo mejor que había vivido hasta esos momentos se fueron en esos chorros de esperma…

Todo tiene un final y el final de la historia nuestra fue cuando ella se cambió de colegio y ya no tuvimos más excusas para estudiar juntos, pero como también todo tiene una revancha, hace no muy mucho nos volvimos a encontrar, ella separada hace poco tiempo, yo separado hace varios años y como la tecnología avanzó, no dudamos en darnos nuestras direcciones de correo y el número de celular, porque todavía quedo una asignatura pendiente y ambos queremos terminar lo que alguna vez comenzamos y no pudimos hacer realidad.

Mil gracias a todas las que se contactaron y me dieron sus comentarios y más agradecido todavía para quienes mantienen esos contactos conmigo ya sea por mail o por msn y nos estamos conociendo. Las amo a todas. ED.